Especial día del cariño

Hoy era ese día, en el que muchos caían y otros triunfaban. Y no, no hablo de un examen final, hablo del White day, ese día en el que las declaraciones de amor aumentan en porcentaje y el consumo de regalos y chocolates crece en un nivel descomunal.

Lo que hace el marketing, claro.

El punto es, que para mí era cualquier día hasta el año pasado, resulta que cuando lees, el día del amor y la amistad te das cuenta que tal vez no solo tu interés amoroso amerite un regalo, sino aquellas personas que te apoyan.

Se puede decir que preparé cinco regalos, llevaba muy poco tiempo de conocerlos, pero me ayudaban mucho en mis épocas de inutilidad. Salía de clases con una bolsa extra, en la cual llevaba regalos. Estaba buscando a Yoosung y a Jinmi, pues tenía un regalo para ambos, y como cosa curiosa, los encontré juntos. Yoosung estaba muy nervioso.

—¿Me perdí de algo? —ambos voltearon a verme y sonrieron, Yoosung sonrió probablemente porque lo salvé de la presión social.

—Te estaba buscando niña —dijo con notable energía— necesito tu ayuda, pero no es de caminar.

—¿Pasa algo? —pregunté un poco preocupada.

—Tengo demasiado chocolate, ya regalé unos cuantos, pero sigo teniendo, y pues... aprovechando que hoy es el día de la amistad, te quise regalar chocolates —sonrió amable— además me ayudarías con la carga

Entre en debate mental, era como si yo detuviese el tiempo y pensara tranquilamente, pero en realidad mis neuronas funcionaban tan rápido que llegué a la conclusión que tal vez Jinmi no quisiera un regalo. Así que decidí no dárselo e improvisar algo que tal vez le diera gracia.

Comenzó a darme muchísimas cajas, había collares, anillos, pendientes y chocolates, y entre todas las cajas escogí la más bonita.

—Toma —dije dándole la caja que había tomado. Se volteó confundida—. Es muy bonito como para que lo regales.

—Mmm... bueno, lo tomaré porque tú me lo estás dando —sonrió— gracias.

Y se fue dejándome con Yoosung que solo se había limitado a hacer onomatopeyas de nerviosismo.

—Tu turno —dije volteándome hacia él.

—¿Qué? ¿Para qué o qué? —su expresión de nerviosismo cambió a confusión.

—Tu regalo, hoy es el día del amor.

—Y de la amistad —sugirió antes.

—Claro, tonto. Un amor amistoso —fruncí ligeramente el ceño. Serenando mi expresión luego de unos segundos procedí a sacar el regalo.

Su rostro se iluminó y pasó de ser Yoosung a ser el sol.

—Una Google card con suficiente dinero para comprar la skin que he deseado desde hace meses.

—Así es, toda tuya, junto a unos chocolates en forma de ratoncito... porque eres un ratoncito.

—¡Gracias! Gracias, gracias, gracias, gracias... —siguió con su avalancha de agradecimiento.

Toqué la puerta del apartamento de Zen, me era algo incómodo visitarlo sola, así que le pedí de favor a Yoosung que me acompañara, además de que se vería sospechoso. Mientras, hablaba con Jumin por Line.

Yo 4:55 pm

¿Cómo te ha ido en el día?

Jumin 4:55 pm

Bastante bien, el capital aumentó desde inicios de semana.

Yo 4:55 pm

Imagino, espero siga así.

Jumin 4:55 pm

Todo es gracias a tu estrategia también.

Yo 4:55 pm

No es nada en realidad, solo era una práctica.

Y antes de que Jumin contestara Zen abrió la puerta, quedó algo sorprendió, porque aparentemente lo había encontrado en sus peores fachas, que no le quedaban nada mal, él se podía ver bien hasta con la ropa de un preso.

—¡Que sorpresa MC! No esperaba verte por aquí, especialmente este día, deberías estar con tu novio...

—Yo no...

—¿No tienes? —preguntó con curiosidad— MC, hija de millonarios padres, con belleza tierna, ¿no tiene novio?

—Lo sé, es irónico —completó Yoosung.

Yo solo reí nerviosa, me era incómodo el tema. Me sentía como ese bicho raro que es bonito, pero nadie lo quiere por ser bicho.

—Ignorando si tengo o no novio, quería darte esto por el día de la amistad —sonreí ocultando mi nerviosismo, aunque el grupo de fans de Zen fuera relativamente pequeño, seguro tendría muchos regalos bonitos.

Miraba como lo desenvolvía, mi regalo era ostentoso, caro y de buena calidad, pero me aseguré de quitarle el precio antes de envolverlo. Por supuesto no quería dar una mala imagen.

Eran botas de cuero, bastante gruesas, pesadas, rígidas pero cómodas, y sobre todo con estilo. A Zen se le iluminaron los ojos.

—Es justo el estilo que buscaba hace meses, ¿cómo las conseguiste? Acá estaban agotadas.

—Los llamo contactos —sonreí.

Hablamos un poco más hasta que nos fuimos por mi siguiente víctima, Seven. Él fue el más difícil de escoger, puesto que era bastante misterioso, callado y secretivo pero bromista. Sinceramente, tenía el dinero para regalarle otro auto caro ya que le gustaban los deportivos.

Pero era muy pretencioso, además se me ocurrió darle una caja de HBC, pero me parecía obvio que el ya tuviera más cajas de las que yo pudiera conseguir. Así que su regalo era un poco más sentimental porque no hallaba algo más.

Aquella vez que salimos a tomar café logramos tomarnos una selfie antes de que Jumin llegará a perturbar nuestra reunión de amigos corrientes. Esa selfie la enmarqué con una frase bastante conmovedora y tal vez un poco repetitiva, pero al fin y al cabo era mi amigo y la merecía.

Un cuadro de los cuatro que decía "siempre estaremos juntos".

—Bienvenidos a mi humilde residencia —dijo con sarcasmo.

—Tus sistemas de seguridad en la entrada son agobiantes. Si yo hubiera sido MC te aventaba el regalo por los muros.

—¿Regalo? —cuestionó Seven.

—Hoy es el día de la amistad, así que te compré algo... —estaba nerviosa porque mi regalo era algo simple.

Le extendí el pequeño paquete y él lo desenvolvió ahí mismo. Lo vio, sonrió...

¡Y lloró!

Me incomodé porque no ere usual para mí ver llorar a alguien además de que no sabía consolarlos.

—Yo... no sé qué decir, esto es hermoso —me vio aún con ríos de fluido salado corriendo por sus mejillas— Gracias.

Y me abrazó.

—Fue una tarde agradable, y bastante curiosa, nunca vi a Seven llorar —me dijo Yoosung despidiéndose.

—Imagina yo, que lo acabo de conocer —Yoosung sonrió y se terminó de despedir.

Todo lo que tenía planeado estaba hecho, pero tenía una espinita en el pecho que me decía que faltaba algo. Sabía que era pero no lo quería aceptar, era muy cobarde como para aceptar que debía hacerlo. Así que no lo hice, fui a casa, abracé a mis hermanos, le di unos cuantos chocolates a mi hermana, cociné un pequeño postre para mis padres y tomé una siesta en vez de hacer tareas.

Recuerdo soñar una lluvia firme estrellándose con una ventana, la cual no reconocía. Por algún motivo pensaba en Jumin, realmente en la tarde estaba pensando en darle un regalo, pero como dije, era muy cobarde y me daba muchísima pena. Y desperté asustada con el ansioso sonido de mi tono de llamada.

Eran las 8 de la noche, había frío y la llamada exasperante no era nada más, ni nada menos que de Jumin. Mi corazón emanó entre preocupación y ternura. Con miedo contesté, temerosa de lo que fuera que fuera a pasar.

—Hola, ¿MC? —noté un atisbo de nerviosismo muy leve, me pareció raro el hecho de que me llamara.

—¿Si?

—Yo... esperaba que pudieras venir al penthouse mañana temprano.

—¿A qué hora exactamente?

—A las 6 —solo una estúpida se levantaría temprano para ir a ver un hombre, que más probablemente le va pedir un favor. Entonces ahí voy de estúpida.

—Sí, estaré allí.

Soñé con el otra vez, pero tampoco pude acordarme a la mañana siguiente

A las cinco y media de la mañana ya estaba despierta poniéndome el mejor outfit, no sabía ni porque, pero algo en mí decía e insistía en ir presentable. Antes de salir de mi cuarto vi una pequeña caja, y por si las dudas, me la llevé.

El chofer de muy buena suerte estaba despierto y me llevó. Ascendí a su planta con el corazón en la garganta, ¿qué iba a hacer una jovencita sola en casa de Jumin?

Llegué, toqué la puerta y sentí como el tiempo se ralentizaba mientras se abría. Me recibió un Jumin abrochándose el ultimo botón superior de su camisa.

—Hola MC, pasa —me abrió el espacio para que pasara, yo ya tenía la miraba baja causa de los cables que se dañaron en mi mente. Mis neuronas iban a mil por hora— disculpa que te moleste, pero necesitaba hacer algo.

Tomó algo de la pequeña mesa de su sala y me lo dio. Cuando mi neurona más útil reaccionó vio un regalo.

—Es tuyo —me confirmó mientras lo tomaba con ambas manos— planeaba dártelo ayer, que era un día especial para el marketing, pero el simple hecho de tener que dar regalos solo un día al año me molestó que preferí romper un estándar y darte mi regalo hoy.

Estaba que lloraba, porque dentro había un collar con una piedra rosada, ¿valía miles acaso ese collar? La confusión se dispersó cuando recordé que yo también tenía algo en el bolsillo.

—Resulta que yo también quería darte algo ayer —Jumin pareció sorprenderse— no estaba segura si dártelo ya que no es la gran cosa...

Y a principios no era para ti—pensé deliberadamente.

Saqué la diminuta caja y se la di a Jumin, dentro había un anillo azul, los materiales podían no ser oro puro ni diamante, pero eran aceptables los acabados. Era una baratija que no parecía serlo, y a ello Jumin sonrió.

—Gracias.

Esto va contar como parte de la historia, así que no se si ponerlo como el capitulo 18.

Mi vida personal va en picada, me quiero morir xd, pero mi perrito esta chido, así que no me puedo quejar.

Niña A y yo queremos hacer un squad, y buscamos personal, si tú tienes tiempo de sobra, te gusta leer y tienes una ortografía aceptable contactate con nosotros xfis y platicamos.

Espero lo dsifruten, ustedes son la razón por la cual este fanfic no ha quedado en hiatus como los otros libros <3

Hasta la procsssimaaaaaaaa 

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