Capitulo 8
Era de madrugada y yo todavía no lograba conciliar el sueño, estaba tan acostumbrada a dormir 4 horas que mi cuerpo no quería aceptar más. Era en cierta parte frustrante.
Pero el lado positivo era que todos estaban dormidos y yo podía hacer lo que quiera, y tras mucho tiempo pensándolo decidí dar una que otra vuelta por la casa, comer tal vez un poco, tomar fotos o algo que me distrajera.
Entonces me levanté, afortunadamente mi hermana había sido tan gentil de prestarme una pijama, me puse mis pantuflas, tomé la cámara y mi teléfono y salí.
Primero que nada me aventé a la cocina. Tal vez Jena había hecho galletas y para el desayuno, en el cual no quería estar, ya no habrían.
—Vamos a ver —susurre mientras frotaba mis manos maliciosamente. De todas formas iba a dejar galletas porque mi apetito nunca era tan grande.
Busque en todos los botes, como el que está arriba del refrigerador, arriba de la repisa, adentro de los cajones...
Nada.
Me senté en la mesa decepcionada. O no habian galletas, o las habían escondido bien. Levanté la mirada y ahí estaban.
—Tipico —dije tomando dos y levantándome sin hacer ruido. Aún eran las 3:26 a.m .
Mordiendo una de las galletas que había tomado caminé por los pasillos, buscando la salida que llevaba al porche de la casa. Y a pesar de ser mi casa, lo encontré tras 20 minutos de búsqueda. Salí y encendí la chimenea, que era eléctrica por cierto. Me senté en el sofá que estaba frente a esta y me relaje.
—Tal vez aquí si pueda dormir —suspiré.
Cuando papá le herede ésta casa a Min ho, lo vendré a visitar todos los días y cuando quiera darme un cuarto para dormir solo le pediré una sábana para recostarme en este sillón. Aunque probablemente Min ho ya esté casado y su esposa no me quiera.
Me entristece pensar que algún día esos niños crezcan y ya no me pidan jugar nunca más.
Abrí los ojos ante un sonido espeluznante, parecía provenir de un ser asqueroso y desagradable.
Una rana.
Subí los pies al sofá y con la linterna de mi teléfono alumbre buscando esa cosa asquerosa. Cuando la vi, estaba al otro lado.
—Shhh, vete —fue mi intento vago de alejarlo— que te vayas dije.
Hice como si le tirara cosas invisibles, agitaba mis manos hacia él para que se fuera, pero se quedaba ahí. Entonces si me miraba hacer un silencioso escándalo para que se fuera y no se movía, tal vez era yo la que se tenía que ir.
Baje un pie, y por pura casualidad la rana dio un salto hacia mi persona, que afortunadamente no me tocó, pero estaba muy cerca.
Visualice un plan. Mi naturaleza tenía un 40% de genes estratégicos gracias a mamá, que era una persona muy fría y calculadora.
Observe los planos en los que estaba, un sucio reptil probablemente venenoso a mi lado, yo estaba a unos 5 metros de la puerta, y mis únicas armas eran ramas grandes en la pared.
Lo suficiente para mí como para poder salir viva.
Salí corriendo del sillón y como toda una velocista en una carrera de relevos tome la rama y justo como en una clase de deportes me di la vuelta y …
¡Hoyo en uno!
Así es, tomé a la rana como una pegajosa pelotita de golf y la saqué con un tiro perfecto.
—Soy increíble —susurré sonriendo como si fuera una heroína. Apagué la chimenea y entre a la casa. Caminaba por los pasillos bastante feliz.
Pensaba ir al estudio de papá un rato, leer una que otra cosa. Iba a paso apresurado pero silencioso. Hasta que de la nada sentí un golpe que me hizo retroceder varios pasos.
Nada mas para ver que una puerta había sido abierta.
—MC —sonó aquella voz gruesa que reconocí al instante.
Tenía mucha pena y seguí fingiendo que sobaba mi frente por el golpe.
—¿Estás bien? —esa pregunta era la mejor opción para ese momento.
—Si… solo fue el golpe, nada más —quite mi mano, y como estaba oscuro busque su rostro.
Casi me derretía, era como si hubieras puesto un poster de algún idol muy guapo a la luz. Su piel blanca realzaba con la luz de la luna, y está misma también hacía que sus ojos grises brillarán más.
Solo que no era ningún póster, y tampoco un idol muy guapo. Era Jumin Han, el futuro esposo de mi hermana.
—¿Qué haces a esta hora? —sus dedos de posaron en mi mentón, levantándolo. Inspeccionó mi frente en busca de algún daño mientras esperaba mi respuesta.
—No podía dormir, entonces decidí hacer una pequeña aventura nocturna —era mejor ser sincero. Siempre es mejor ser sincero, aunque yo no siga siempre mis consejos.
—¿Podría acompañarte? —soltó mi rostro y se inclinó para ver mi rostro mientras esperaba una respuesta.
Seré sincera, quería decir que no, que era un tiempo especial para mí, que en realidad quería hacer esas cosas que no hacía cuando todos me veían de reojo o sabían que rondaba por ahí.
Pero como decirle que no, me parecía muy amable, respetaba las únicas desiciones que le había dicho, era como imposible. Y si todos estaban dormidos, ¿por qué no?
—Supongo que… está bien —logré articular luego de unos momentos.
—¿Que planeaba hacer? —me dijo cerrando la puerta de donde el se estaba quedando y comenzó a caminar a mi lado.
—Queria ir a la biblioteca de mi padre, pensaba leer algunos libros que leía cuando era pequeña.
Lo guíe prácticamente hasta aquel cuarto. Mi papá era algo más convencional y por lo tanto su biblioteca tenía aquel aspecto de cuarto de madera con terciopelo rojo. El escritorio con su lámpara y algunas hojas ordenadas.
Pase encendiendo la luz y caminé hasta la estantería donde recordaba que estaba aquel libro. Ignorando que Jumin estaba conmigo, antes de llegar me quité la cámara del cuello y la deje en el escritorio.
Busque el título y lo encontré justo donde lo dejé hace años atrás. "Mujercitas" de Louisa Mayor Alcott.
Lo saqué y me di la vuelta para mostrarle a Jumin el libro con emoción. El tenía una mirada suave pero inexpresiva a la vez.
—Es mi libro favorito de mi juventud en adolescencia.
Me senté en el sofá y Jumin siguió mis acciones. Abrí el libro en mi parte favorita, cuando Jo conoce a Laurie.
—Supongo que esa es tu parte favorita —adivinó acercándose.
—Si —sonreí al ver las páginas algo amarillentas.
—¿Por qué? —preguntó probablemente de forma inconsciente.
—Jo es pobre, pero animada y fuerte, y Laurie es un joven callado pero travieso. Siempre quise que se casaran, o que quedarán juntos, me parece una pareja perfecta.
—¿Perfecta? —inquirió. No sé si lo hacía de forma automática o se forzaba a seguir la conversación. Su tono de voz siempre era neutro.
—Es algo… confuso de explicar, ya que es por motivos personales.
—¿Algun reflejo de tu vida?
Mi mente quedó en blanco. ¿Acaso estaba sugiriendo que veía un reflejo de mi vida amorosa en la obra?
—¿Que quieres decir?
Jumin sonrió cerrando los ojos, como si estuviera pensando en mí situación amorosa. Es decir, no tengo por eso le preguntaba.
—Nada en realidad —abrió los ojos aún sonriente.
Entonces una persona llegó a mi mente.
—No pienses que Yoosung y yo… —dejé la frase en el aire para que Jumin la completara en su mente.
Jumin se rió, de forma elegante pero dejándose llevar por sus sentimientos. ¿Realmente le dió risa mi respuesta?
—Tampoco eso, confío en que tienen una relación amistosa y nada más que eso.
Mis mejillas tomaron color, era algo vergonzoso suponer algo erróneo frente a una persona que tira pinta de macho empoderado azotador.
—Bueno, es que casi nunca me junto con alguien, entonces supuse que lo sabías y por lo mismo, lo pensabas.
Comencé a frotar suavemente la página del libro con mis dedos en señal de vergüenza y nerviosismo.
El aura se convirtió en algo incómodo para mí, mi ansiedad de no querer cometer algún error en su presencia arreciaba mientras pensaba en preguntarle algo o no, y si lo hacía, ¿que le preguntaba?
Jumin parecía no tener importancia a mi nerviosismo ocultado. Parecía sumido en sus propios pensamientos.
Comenzaba a esclarecerse un poco y yo aún seguía con mis nervios. Entonces me armé de valor...
—Jumin —parpadeó dos veces volviéndose a la realidad y volteó a verme con curiosidad en la mirada—. ¿Por qué aceptaste casarte con mi hermana?
Si bien era cierto que Eun Ji parecía ser el estándar perfecto de Corea, su actitud no era muy abierta. Además de que Jumin no parecía del tipo que gustara por físico. O simplemente tenía una idea errónea de él.
Me sonrió, y pensé en que reflexionó en lo increíble que mi hermana era. Su largo cabello negro, sus ojos grandes y rasgados, y sobre todo, esbelta y delgada.
—En reali… —y su respuesta fue interrumpida por Min ho.
Se tallaba los ojos mientras se quedaba parado frente a la puerta.
—Lo siento, creí que estaba papá aquí —dijo somnoliento.
Sonreí al verlo tan tierno y me levanté para cargarlo y atenderlo, después de todo era un niño y quería jugar.
—MC, mira —señalo el balcón—. Es muy bonito.
Abrí el balcón y lo bajé de mis brazos, tomé la cámara y fotografié el amanecer con tonos anaranjados y rojos.
Y no me di cuenta a qué hora Jumin se fue mientras yo jugueteaba con Min ho.
LAMENTO LA DEMORA es que mi colegio y mi casa esclavista no me quieren dar tiempo libre.
Y pues... Aquí está, espero les haya gustado.
Si les soy sincera aún no quiero poner esas partes donde la trama está más buena porque siento que le falta, aún así espero disfruten esto porque lo hice con mi heart
Espero sacar el siguiente capítulo más rápido.
Lxs amo 🌟💙
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