Capitulo 1
MC
Salí de mi clase en la universidad. Nada más y nada menos que de escuchar pura palabrería.
Mi vida es...
De todo menos normal.
Pero la mejor descripción es: tragedia.
El género perfecto para describirlo todo.
Iniciando por mi antigua figura, aquellos rollitos que tenía y mi cuerpo ancho me causaban tanta vergüenza. Se podría decir que era gorda. No sabía, y nunca sabré, si fue por eso que no tuve amigos. O a lo mejor era literalmente invisible.
Aunque probablemente sea la segunda opción, porque ya tenía la figura que quería y seguía igual.
Y hablando más seriamente... Mi más grande problema es... Mi madre. Todos los hijos tenían todo lo que querían... Todos menos yo. Todos hablaban en las comidas, en las reuniones, en los restaurantes... Menos yo.
Mi madre solo me hablaba para mandarme a hacer algo o para regañarme, o más que todo, hostigarme. Estaba consciente de que esto no era nada justo, pero al final siguen siendo mi madre y solo puedo aguantar.
No me trata como esclava, ni me hace trabajar. Pero parecía que el simple hecho de que yo fuera yo le repugnaba.
Pensaba en esto una y otra vez, siempre. Y jamás logro encontrar el detalle que hiciera a mi madre actuar de tal manera.
Con un callado pero pesado suspiro me dirigí a las mesas del jardín de la universidad. No era por alardear pero vengo de una de las mejores familias, y claro, tenía que estar en la mejor universidad con el mejor punteo.
Con mis libros en mano busqué una mesa vacía y lo más apartada posible. Y como siempre, la encontré. Era rutina, terminaba una clase y en hora de almuerzo en vez de comer me dedicaba a adelantar tareas. No quería comer luego de haber por fin dejado de ser gorda.
Esos puntos extras que me habían llegar a un mínimo 95 en la nota final no venían por nada.
Podía morirme de hambre, incluso de sueño, pero jamás podía perder una asignatura. No con mi madre vigilandome como halcón.
Y no es que me este quejando... Simplemente actualizo cada semana mi vida y como no puedo hacer nada.
Me senté en la mesa y saqué mi libro, si quería menos problemas con mi mamá era importante sacar las notas que ella quería.
Estuve unos minutos tranquila trabajando en los ejercicios, cuando de repente escuché varios quejidos. Levanté la vista y vi aún chico rubio muy nervioso y estresado.
-Y esto es... Aww, imposible.
Se tomaba la sien y revolvía sus cabellos mientras veía un libro, el libro de álgebra y trigonometría con geometría analítica de Swokowski. Un buen libro por cierto.
-Emm... Disculpa... -dije en tono bajo.
-¿Ah? -dijo levantando la vista con curiosidad. Al verme se sorprendió.- Ah... Lo siento, no vi que estabas sentada aquí.
Dijo titubeante y siguió.
-Lamento molestar, me retiro... -dijo guardando rápidamente y levantándose.
-¿Ah?, No, no... -dije deteniendolo a medio levantarse y estirando mi brazo hacia el, como si le fuese a tomar del brazo para que no se fuera. Claro, no le alcance pero pude llamar su atención.
Él volteó a verme ya más tranquilo y se volvió a sentar.
-Te... Te puedo ayudar -baje la mirada, jamás fui buena hablando con las personas.
El abrió los ojos sorprendido.
-¿En serio? -dijo sonriente y acercándose a mi. Me sorprendió el hecho de que se acercara demasiado y esto causó que me alejara un poco, por vergüenza y por sorpresa.
-Si.
El chico se sentó y suspiró con alivio. Y comenzó a sacar sus cosas de nuevo ahora con un brillo de felicidad en sus lindos ojos morados.
-Ah, por cierto... -dijo interrumpiendo su labor de sacar sus cosas y voltearme a ver.- Me llamo Yoosung, un gusto.
Esa sonrisa transmitió ternura, tanto que de alguna manera, yo sonreí también.
Me hallaba en el salón de artes, terminado uno de los cuadros que había comenzado para el semestre. Cuando un ruido proveniente de una notificación en mi celular hizo que mi concentración se esfumara.
Mamá 2:15 PM
Vamos por ti, si no estás abajo cuando llegue te dejo.
Qué linda... Al menos se acordaba de mi. Pero mi labor terminaba a las 3:00 PM, eso significaba que debía asistir a una reunión de negocios.
Perfecto... perfectamente estorboso.
Mi mamá lo hacía supuestamente para que aprendiera algo, pero en realidad era porque había organizado mal el horario de su secretaria y necesitaba quién le ayudará. Y claro, jamás molestaría a sus otros hijos, o porque están muy ocupados o porque son muy pequeños para entender del mundo.
Y lo de dejarme si lo hace, un día me mandó en mismo mensaje y llegué 1 minuto tarde luego de escuchar el claxon del carro y adivinen... No estaba.
Podría necesitarme pero jamás me rogaría por ayuda.
Entonces limpie rápidamente los pinceles y baje presurosa.
Y con suerte llegué justo cuando el carro llegaba también. Subí al carro y dentro de este se encontraba mi madre viendo a la ventana con mirada seria. Su cabellera negra la hacia ver más madura, y el chófer como siempre sin decir ni una palabra.
En silencio nos dirigimos a un gran edificio. Salí del auto y mi mamá me entregó unos papeles. Subimos por el ascensor al piso más alto. La secretaria se hallaba muy concentrada mientras tecleaba en su ordenador.
Mi madre carraspeó para llamar la atención de la chica. Esta volteó a ver y sonrió mientras se levantaba.
-Buenas tardes. Espere unos segundos aquí mientras le aviso al Señor Han -dijo con un tono apacible, sonaba algo cansada pero me imagino la vida de una secretaria de un empresario de una compañía con un edificio tan grande...
Distraída de los asuntos de mi mamá inspeccioné la sala. Se me hacía un tanto familiar pero no captaba. Al final lo ignoré y entré junto a las demás al otro lado de la puerta.
-Buenas tardes -dijo una voz gruesa.
Mi madre devolvió el saludo mientras se acercaba al sillón que estaba en la sala, y cuando me percate de que ya llevaban algunos segundos muy prolongados y callados volteé a ver. Mi madre me miraba expectante y seria. Quería que saludara.
Aveces suelo perderme en mi mundo.
Me asusté por el regaño que podía recibir. Y me incline rápidamente en dirección a la otra persona.
Respeto ante todo, dijo una vez mi mamá.
-Bu... buenas tardes -dije aún inclinada. Y cuando me levanté poco a poco tuve que sostener bien las cosas de mis manos y claro, mi boca para que no se abriera.
Era aquel chico.
Era aquella sala.
Era Jumin.
Me puse nerviosa ya que el estaba sentado y podía verme perfectamente. Solo necesitaba voltear un poco los ojos.
No quería que me viera. No como estoy.
Pero me veía, atento.
No aparentaba mucho interés, pero su mirada estaba en mi.
Me inundó la vergüenza, como aquella vez.
Apreté mis labios y baje la mirada un poco. Mi mamá prosiguió con sus asuntos y de vez en cuando yo le tendía algunos papeles. Y de reojo veía a Jumin.
Siempre serio e inexpresivo. Todo un hombre de negocios.
Note que de vez en cuando sus orbes grises se posaban en mi con deje de curiosidad. ¿Le daba curiosidad? O era que se preguntaba porqué era tan fea...
De igual manera quería desaparecer. Seguí pensando una y mil cosas hasta que por fin mi mamá estrecho la mano con Jumin mientras se levantaban.
-Ah... y hay aún un asunto pendiente.
-¿Si? -dijo componiendose la manga de su traje y viéndola con curiosidad. No se lo esperaba.
-Tu padre me dijo que te sugiriera matrimonio entre una de mis hijas -habló casi susurrando.- Pero si habláramos del tema preferiría que almorzaras con nosotros en nuestra casa para que conocieras a mí otra hija.
Ah, claro... Eun Ji... su hija favorita.
Jumin sonrió y asintió- Claro, lo tomaré en cuenta. Mi asistente abrirá un espacio. Recibirá un correo para especificar la fecha.
Y para colmo acepta.
Mi mamá volvió a darle la mano y Jumin correspondió. Tres segundos después seguí con la mirada su mano, esperanzada de que no esperara que yo le diera la mano.
Y efectivamente, eso buscaba. Qué le diera mi mano.
Dios, no dejes que suceda, de los nervios mis manos estaban sudando. Y en cámara lenta su mano se detuvo frente a mi, yo miré su rostro con cierto rubor en mis mejillas y sus grisáceos ojos escarvaban entre la mitad de mi cara, porque la otra estaba cubierta por los papeles y documentos que mi mamá me había dado.
Tímida acerque lentamente mi mano y la puse sobre la suya, él apretó suavemente lo que me hizo estremecer. Sus largos dedos rodeaban mi mano. Un escalofrío recorrió todo mi brazo hasta llegar al corazón. Lo había acelerado aún más como si de electricidad habláramos.
-Feliz tarde -anadió mi mamá cruzando la puerta sin mi. Rápidamente aparte la mano del tacto de Jumin y salí tras mi mamá.
Bajamos en silencio otra vez por el elevador y salimos del edificio hacia el auto. Caminábamos en el estacionamiento, ella tres pasos siempre más adelante que yo.
-Ah... una cosa -dijo mi mamá deteniendo su andar y sin girarse para verme siguió.- Te prohíbo acercarte a Jumin.
Y no había reproches porque órdenes...
Son órdenes.
Buenos señores y ...
Solo señoras xd
La verdad no me gustó como deje el capítulo pero ya veré qué agregar, la verdad me emociona esta historia y...
Quería decir que esta significativamente basada en mi vida, como el hecho de que mi mamá prefiera a sus otros hijos, que tenga que mantener una nota """"excelente"""" para agradarle a mi mamá etc etc...
Pero espero que lo disfruten tanto como yo pensar en daddy Jumin ;u; así que...
Adiós :v
PS: recuerden que soy niña B
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