Capítulo 2: Contrato
Miro el reloj, faltaban solo minutos para que empezaran las entrevistas. Habían transcurrido los tres días y desgraciadamente ningún plan de venganza se me había ocurrido. ¿Qué podía hacer?
«Relájate, Miles... Relájate» me digo mientras intento encontrar mi inhalador en mi escritorio.
Agito un par de veces el envase, y lo exprimo dentro de mi boca. Un poco de aire puro entra rápidamente a mi garganta para calmar mi agitación, sin embargo; las demás partes de mi cuerpo seguían temblando, mis manos me sudaban y mis uñas estaban destrozadas de tanto morderlas. En conclusión el miedo y la ansiedad volvían a mi vida y con mayor intensidad.
No había mordido mis uñas hasta la cutícula, ni tampoco necesitar de mi inhalador a cada instante desde la escuela secundaria. ¿Quién podría ser la culpable de esta cruel agonía?
—¡Sumo Moon!—musito molesto mientras cojo unos pañuelos desechables para secar mi sudor.
El intercomunicador empieza a sonar.
—Dime, Kate—contesto.
—Señor Golden. Me temo informarle que hay un problema con la llegada de los postulantes de trabajo. Según el recepcionista del cuarto piso, el ascensor se ha atascado con personas adentro. Se cree que allí están el grupo de los postulantes.
—¿Ya llamaron a los técnicos?
—Los señores ya están haciendo su trabajo, señor. Aunque a pesar de los intentos sigue atascado. ¿Qué hacemos, señor Golden? Tiene que ir a una junta a las doce.
«¿Acaso esto sería un milagro?» sonrío de la emoción.
—Lo mejor es que pospongamos las entrevistas para la otra semana, y disculparnos por el pequeño incidente—digo intentando ocultar mis risas.
Ahora tendría tiempo para planear mi perfecta venganza, una venganza que Rebel nunca olvidaría. Aún no sabía cómo sería, pero tendría una semana más para averiguarlo.
—¿Todas?—seguía Kate en línea—¿No podría hacer hoy una sola entrevista? Aquí se encuentra una del grupo. Ella está esperando a que empiecen las entrevistas desde hace un buen rato.
«¿Podría ser ella? No, no lo creo. Imposible».
—¿Así? Entonces, déjela pasar.
Cuelgo el teléfono y me acomodo en mi asiento para entrar nuevamente en el personaje de Sherlock. ¿Debí preguntar el nombre? No, no creo que sea ella. Sumo Moon llegaba tarde o ni asistía a clases en la escuela. Seguro estaría con los demás atrapados en el ascensor o tal vez dormida en su cama. Giré mi asiento hacia la ventana y me saqué los anteojos para lucir "importante". Estoy seguro que la postulante no es ella. 100% seguro.
En eso, tocaron la puerta.
—Adelante—digo o mejor dicho, dice Sherlock.
Escucho tacones aproximándose a mi escritorio.
La joven toma asiento y me saluda—Buenos días, señor Golden.
—Buenos días—respondo girando mi asiento hacia ella
«¡Oh, demonios!» salto del susto y caigo al suelo.
Adiós, Sherlock...
—¿Se encuentra bien, señor?—pregunta acercándose a mí la postulante, o diría yo, ¿el sumo?
«¡Aléjate de mí, satanás!»
—Sí, no se preocupe—respondo levantándome con ayuda del mueble.
Aunque la veía borrosa y lucía más delgada de como la recordaba, esos mismos ojos perturbadoramente intimidantes me observaban. "¡¿Qué te he hecho, Dios?!" era lo único que se cruzaba por mi cabeza. ¿Qué pasaría si me reconoce? Aún no me siento preparado mental y físicamente para enfrentarla. ¿Qué voy hacer?
Después de acomodarme nuevamente en mi asiento, abrí el folder de su currículum. No podía leer nada por mi miopía alta, así que solo me quedaba hojearlo mientras le hacía el habla.
—Rebel Moon, lindo nombre—comento.
—Gracias. Eso creo...
—Dígame, en qué se especializa.
—Derecho penal y criminología.
—Interesante... ¿Cómo se enteró de la convocatoria?
—Pues, tengo un familiar que trabajó aquí.
«¿Y qué? Eso no te sumará puntos» reniego en silencio.
—No sé si usted conoció a mi padrastro, Roger Lewis.
—¡¿El Doctor Lewis, es su padrastro?!
¿Cómo una persona tan amable como el Dr. Lewis estaría relacionado con el Sumo Moon? El Dr. Lewis hace varios meses atrás me había comentado que estaba saliendo con una mujer diez años más joven que él y que era asiática, hasta me mostró una fotografía suya. Ella lucía delicada y bella para su edad, muy opuesta a la Rebel Moon que conocía. Nunca hubiera imaginado que esa señora habría sido su madre. Si lo hubiera sabido, habría decido cambiarme de sede.
—Sí—afirma ella—él me ayudó a descubrir que derecho era la carrera que quería ejercer. Él en realidad aparte de ser una figura paterna, fue un gran mentor para mí.
«El mío también...» quedé sorprendido.
—¿Y por qué desea trabajar en Golden o mejor dicho, por qué debería contratarla?
—Sé que este bufete es el mejor del país. Sería un logro y un honor para mí, llegar hacer parte de esta gran compañía. Salí con honores de la escuela de abogados y tengo experiencia con otras firmas. Si llega a contratarme, le aseguro que no se arrepentirá. Daré lo mejor de mí, le prometo.
No podía creer lo que ella decía. En la escuela, Rebel era una persona muy perezosa, era increíble oírle decir que había terminado satisfactoriamente su carrera. Hasta podría ser una buena candidata para el puesto. ¿Acaso esto era la realidad? Mientras ella seguía elogiando a Golden Abogados con una muy buena sonrisa falsa, comencé preparándome para terminar de una vez por todas con esta entrevista.
—Además, quisiera seguir los pasos del Dr. Lewis. Quiero que este orgulloso de mí—agregó ella.
—Llene estos papeles, por favor.
—Claro—asintió tomando una pluma de su cartera.
¿Qué le pasó a Rebel Moon? ¡Esa no era ella! Sabía que con mi pésima vista no podía visualizar bien lo que hacía, ni ver bien su rostro. La voz que tenía Rebel en la escuela, era otra. De una gruesa a una dulce para ser más específico. ¿Tal vez haya otras Rebels Moon en el país, cierto?
—Terminé. Aquí tiene, señor Golden.
—Ok. Lamento no poder decirle si tiene el trabajo o no. Necesito entrevistar a los demás. Así que-
—Oh... ¿Le gusta Star Wars?—interrumpe a su posible jefe.
—Sí...—asentí dudoso. ¿Qué pretendía hacer? ¿Burlarse de mí?—¿Usted también es amante de esa saga?—pregunto sabiendo que la respuesta era un rotundo no.
Cuando estábamos en primaria, el sumo Moon se burlaba de mí por jugar con mis figuras de acción y no era solo eso, me las robaba y las destruía en mi propia cara. La detesto.
—Eh..., no—.Lo sabía—Pero recuerdo que a un compañero de la escuela le gustaba esos muñecos.
—¡No son muñecos! ¡Son figuras de acción!—grito enojado sin darme cuenta en donde me encontraba —Oh...Discúlpeme, no quise gritarle.
—No, discúlpeme usted a mí. No quise compararlo con Miles, ¿Miles?—repite mi nombre sorprendida al leer la placa de mi nombre en mi escritorio—. ¿Miles Golden?—pregunta confundida.
¿Se habría dado cuenta de quién soy en realidad? Nuevamente el chico "nerd" tenía miedo de esta "bravucona". ¿Seré capaz de salir con vida de esta entrevista? Creo que tendré que tirarme por la ventana para poder sobrevivir. Diablos, odio las alturas.
—Disculpe, pero pensé que me iba a reunir con su padre, Jack Golden.
«Ufff...»
—Ah, él está de viaje —contesto aliviado.
Afortunadamente no me reconoció, pero... ¿por qué le sigo teniendo miedo? Ahora yo soy su superior. Ella debería ser la que se siente intimidada, no yo.
«Miles, es hora de idear una venganza y rápido».
—¡Oh! ¿Entonces para cuando nos volveremos a reunir, señor Golden? ¿Me llamarán si conseguí el empleo o todavía hay otra entrevista?
—No, eso es todo por hoy.
—Bueno—, se levanta ella de su asiento—fue un gusto conocerlo.
Estira su mano para estrecharla con la mía.
—Esto, no. Aún no he terminado de hablar con usted—ignoro su mano.
—¿A no?
—Tome asiento.
—¿De qué quiere hablar conmigo?
«Debo devolverle el daño que me hizo, ya no hay vuelta atrás».
—Pues, estaba hablando sobre los "muñecos" de acción que también tenía su amigo, el tal "Miles". ¿Acaso me estaba comparando con él?
—¿Eh?
Ella no sabía cómo reaccionar a mi pregunta. Y yo no creía lo que estaba saliendo por mi boca.
—No, no, no—niega rápidamente—¿Por qué lo dice? Usted es todo lo contrario de ese chico.
—¿Lo contrario?
—Sí, él era un chico débil, miedoso, aburrido... ¡Usted es cien veces mejor que él!—sonríe.
—¿Así? Gracias—finjo también mi dulce sonrisa.
¿Me acaba de llamar débil? Suficiente. Que empiece la ven-gan-za.
Primer paso de mi venganza: Contratarla
—¿Sabe qué? No necesito leer nuevamente su currículum y de los demás. Creo que ya encontré la nueva miembro que buscábamos para el bufete.
—¿Yo?—pregunta Rebel emocionada.
—No, yo—"bromeo"—. ¡Claro que usted, señorita Moon!
—¿Es en serio? ¡Gracias por la gran oportunidad! ¡Le prometo que no se va arrepentir!
—Firme aquí—le saco el contrato de mi escritorio y apunto directamente al espacio en blanco.
—Esto... primero debo leerlo, señor.
—¿Para qué? Es el mismo contrato que firmó su padrastro, pero bueno, sí usted quiere leerlo, está bien.
Le paso los papeles y me quedo observándola mientras ella lee detenidamente el contrato.
«¡Debiste colocarle una trampa en el contrato, Miles! ¡Eres un idiota!» me estampo la mano en la frente sin llamar su atención.
—Listo. Aquí tiene.
—Entonces, ¿bienvenida?—le pregunto extendiéndole mi mano.
—¡Sí! ¡Bienvenida!—estrecha su mano con la mía con una sonrisa de oreja a oreja—Disculpe, ¿tendré mi propia oficina? Porque trabajo mejor con privacidad.
—Sí, tendrá tu propia oficina. Pero,...tendrá que ganárselo.
—¿Ganármelo?
Segundo paso de mi venganza: Regresarle el Karma.
—Ya que soy vicepresidente e hijo del Dr. Jack Golden, quiero que el bufete esté con el mejor equipo de abogados. Necesito que mis trabajadores estén calificados para sus respectivos puestos. Así que debe hacer méritos para ganarse ese puesto en el bufete.
—No le entiendo, señor Golden. ¿Qué trata de decirme con esto?
—Va a empezar desde cero.
—¡¿Qué?!
—Mañana empezará a trabajar en servicios administrativos. Allí conocerá a sus nuevos compañeros de trabajo que le ayudarán adaptarse a la firma.
—Pe-pero, yo salí con honores de la universidad. ¡No puede hacerme esto!
—Sí puedo, usted firmó un contrato.
—¡En ninguna parte decía que-
—Señorita Moon, ¿usted quiere llegar a ser como su padrastro, verdad?
—Sí, pero yo no-
—Entonces, dele ganas y demuéstrelo.
La veo cabizbaja y apretando los puños. Sé que en el fondo quiere abofetearme como en la escuela, pero ya no podía hacerlo más. Ahora me pertenecía y su deber era obedecerme. ¿Acaso me había convertido en Anakin entrando a lado oscuro?
«Mañana sufrirás en servicios administrativos... ¿Sobrevivirás, Rebel?»
Intentaba calmarme. Aún no podía mostrar mi grito de victoria. Faltaba una cosa más que hacer, y la más importante.
Tercer paso de mi venganza: Recordarle quién soy yo.
—¿Tiene alguna queja, señorita Moon? Recuerde que esto lo hago por el bien de Golden.
—Lo sé, Dr. Golden.
—¿Entonces la veré mañana por aquí, no es así?
—¿Para esto atasqué ese ascensor...?— murmura molesta.
Debía imaginar que ella iba a jugar sucio para conseguir el puesto. Es el Sumo Moon, mala persona por naturaleza. Esperaba una respuesta de ella, pero mi nueva subordinada seguía mascullando y maldiciendo todo en silencio, sin percatarse que yo, su jefe, poseía un buen oído.
—¿No es así?—repetí subiendo un poco el tono de mi voz.
—Sí, señor.
Su voz sonaba forzada y enojada. Al parecer, ella intentaba calmar su aura y no gritar a su jefe como lo hacía en la escuela. Muy bien hecho, Rebel.
—¡Perfecto! ¡Bienvenida a Golden!—exclamo levantándome de mi asiento.—Y como ahora eres parte de esta empresa, me presentaré bien.—Me acerco hacia su asiento y con las manos en los bolsillos, doy acabo mi dulce venganza—Soy Miles Golden, vicepresidente y heredero de esta empresa.
—Lo sé, señor—intenta lucir contenta.
—Pero me puedes llamar señor Miles, Miles Gray.
—¿Eh?... ¡¿Eeeh?!
Saben, tal vez este día no sea tan malo como esperaba.
—¿Miles Gray?—me señala con repudio—Eso quiere decir que eres...¡¿Nerdosman?!
Ah, sí... en la escuela me conocían por ese apodo. Aunque era un apodo tonto y sin sentido, toda la escuela me llamó así hasta el último día de la secundaria. Y todo gracias al sumo Moon.
La detesto.
—¿Colocándole apodos a su jefe? Mmm... No creo que sea bueno que quiera empezar así su trabajo, señorita Moon. O mejor diría, Sumo Moon.
Intentaba ocultar mi risa mordiéndome el labio a cada instante. Momentos como estos, debían ser grabados en video para la posteridad. Me había convertido en un héroe de verdad para mi niño interior, el pequeño Miles, que siempre había sido torturado sin piedad en la escuela por aquel sumo de ojos abismales y feroces.
—¡¿Cómo te atreves a llamarme así?!—se levantó furiosa de su asiento.
—¿Con que ahora ya no me va hablar formal?
—¿Cómo voy a hablarte formal? ¡Eres Nerdosman! Prefiero trabajar como vedette, antes de trabajar para ti.
—¿Segura?
—Sí—afirmó ella yendo directamente a la puerta.
—Le recuerdo que tenemos un contrato.
—¿Y qué? ¡Renuncio!
—Por lo menos debe tener medio año para renunciar. ¿No leyó bien el contrato?
—¡Claro que lo hice! Pero admite que esta entrevista fue una especie de trampa para mí. Así que el contrato no es válido. Además, ni loca voy a dejar que tú me des órdenes.
—Lamentablemente pasará. Y sé que no querrá fallar al Dr. Lewis. ¿O me equivoco?
—¡Eres un-¡Ah!-¡Me largo de aquí!
Cerró la puerta toscamente y yo ya no pude aguantar las carcajadas. Estaba que lloraba, pero de la felicidad. Me hubiera encantado tener mis anteojos puestos, para verle su horrenda cara enojada.
Limpio mis lágrimas de la emoción y me coloco nuevamente mis lentes.
—¡Miles Gray, acabas de vengarte del sumo Moon!—grito victorioso sin poder creer lo que acababa de pasar.—¡Eres un genio!
Sin embargo, como siempre digo, lo bueno nunca dura.
Mi felicidad desgraciadamente se esfumó cuando de repente entró Rebel a la oficina, más furiosa de lo que estaba y no era por exagerar. Podía ver como estrangulaba sin piedad al pobre mango de la puerta, al borde de romperlo.
—¡Tú!—me señala.
Arqueo mi ceja de duda. ¿Ahora qué hago?
—¿Seguro quieres vengarte por lo de la escuela, no es así?—me pregunta mientras apoya sus manos en mi escritorio.
Ella seguía teniendo la misma mirada, los mismos cabellos, la misma piel y el mismo "hocico", sin embargo; ahora con los anteojos puestos, me daba cuenta que no lucía para nada a la sumo Moon que imaginaba que sería cuando estaba en la escuela. Ya no era un sumo, más bien, era una chica...y bonita. ¿Una chica bonita? ¡¿Qué me sucede?! ¡Rebel Moon, siempre será un monstruo sea por dentro o por fuera!
—Bien, entonces jugaré tu juego, Nerdosman —indica decidida cogiendo al señor Yoda.
—¡No lo toque!—exhorté quitándole de inmediato.
—Eso sí, tu perderás en tu propio juego. ¡Te demostraré que cuando quiero algo, lo consigo!
—Bien, ya veremos si resiste.
—Recuerda que el que ríe último, ríe mejor. Así que nos vemos mañana, señor Golden.
Al escuchar la puerta cerrar, mi mente quedó en blanco nuevamente. ¿Ahora que debía hacer? ¿Qué planearía Rebel esta vez? Sea lo que ella haga en contra mía, yo ganaré. Cogí su perfecto CV y empecé a arrugarlo con furia.
Siempre Rebel Moon salía victoriosa cada vez que yo trataba de defenderme de ella en la escuela, pero esta vez no será así.
Cogí su contrato y grité convencido—¡Juro que ganaré está vez!
Mañana comenzaría tu pesadilla, Rebel Moon.
***
Hola, volví :)
Apareció nuestra otra protagonista, Rebel. ¿Será tan mala como cree Miles?
Si les gustó el capítulo, les invito a darle estrellita y comentar ;) Nos vemos pronto ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top