𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒔𝒉𝒐𝒕
Tras navegar los siete océanos, ver todo tipo de diferencias culturales, en medio de una tormenta que escandalizó los mares Gulf Kanawut llega en bote a un puerto enorme conectado a escalones rocosos.
Apenas el pico de su bote estrella contra la base del puerto, él su capucha remueve para tener mejor vista de su alrededor. Por más temblores que el barco tiene aquel aventurero maneja ponerse en pie. Brazos abiertos como las alas de una avioneta. Se desbalancea con tantos azotes oceánicos.
Suena incluso algo más escalofriante a una distancia lejana.
Mira sobre un hombro atrás con nada más que terror.
Es la formación de una enorme ola. Casi tan grande como un tsunami. Esta enreda grandes porciones del mar hasta hacerlas una. Se alza como lengua enrollada. Listo para consumir despiadadamente todo a su paso. Quiere comer. Esta hambriento de barcos.
E humanos.
Un último respingo da el moreno antes de voltear y valientemente saltar. Aletea sus brazos de manera circular mientras levita fuera del barco. Cae rodando encima del rocoso puerto.
A buenahora pues la ola hizo de su barco añicos. Arrematando el mismo contra el puerto hasta hacerlo pedazos mármol. Las aguas tocaron el puerto cerca del moreno sin lograr a alcanzarlo.
Kanawut levanta su cuerpo a quedar en una rodilla mirándolo todo. Sonríe, un poco aliviado de escapar la muerte e sube los escalones a toda prisa. Sujetando para atrás los laterales de su negruzca capa para que no se interponga e lo haga caer devuelta al océano.
Finaliza las escaleras encontrándose a unos pasos con un enorme, atemorizante, castillo de tres divisiones empinadas. Color vino oscuro sus paredes muestran y una puerta empinada principal. El aventurero ha realizado muchas expediciones sin embargo jamás una sobrenatural como la que planea investigar hoy.
Permanece unos minutos bajo la fuerte lluvia. Admirando aquel lugar de vibras aterradoras. Demasiadas a decir verdad. Grita "peligro" no importa por donde se mire. Cuánto más te le quedas viendo puedes sentir la muerte saboreando tu piel. Tal vez sea la imaginación de Kanawut, pero cuando cae un trueno, puede sentir una figura transparente. Tan alta como un árbol, vestida en traje blanco largo que toca el suelo, hombreras circulares tan grandes como globos y un cabello lacio blancuzco. Tal trae una venda deshilada cubriendo sus ojos.
La figura extrae su sinhueso de su carnosa boca. Lame toda la mejilla izquierda de Gulf plantando un frío tan helado que crea líneas curvas en un estampado blanco sobre su mejilla. Congelandolo.
Gulf se toca la mejilla y Muerte desaparece. Para cuando él aleja las yemas de su mejilla lo poco congelado de esta ahora es agua derretida en los dedos. Quizás no fue su imaginación.
«Espero sobrevivas, joven aventurero.» Escucha una voz femenina gruesa decir. Una voz autoritaria. Sin dudas digna de otorgarle muerte a los humanos.
Gulf mira sus alrededores ante la voz pero no hay nada. Ya no.
Confundido pero no acobardado se dirige al castillo. Toca en la puerta tres veces. Pausado.
No hay contestación.
Magulla los labios. Vuelve a mirar sus alrededores. Si se queda más tiempo bajo esta helada tormenta recibirá hiportenia. Debe ocultarse. Rápido. Mira la puerta inseguro y empuja esta. Su pesada madera sonando. Es un sonido chirrante. Bastante aterrador. Parece un gruñido de león solo que artificiado.
Poca la luz del día nublado la que juega de linterna en la oscuridad. Para cuando Kanawut entra y la puerta lentamente se cierra no queda ni un trazo de luz. Todo está tan oscuro como el abismo. Se ven siluetas. Arriba hay un enorme candelabro que se balancea de lado a lado por los vientos de la tormenta. Sus cristales tintinean.
Velas al parecer fueron recién apagadas pues humo flota de ellas.
Aunque, no hay escaleras, así que ¿cómo pudo alguien apagarlas estando las mismas tan altas?
Aturdido sigue dando pasos adelante. Solo que distraído con sus observaciones. Este ambiente era sin dudas uno de los más escalofriantes en toda su larga travesía. Verán es que este castillo le pertenece al Rey De Los Murciélagos, al Mal del Mal, temible Conde Drácula.
Siglos atrás creó de ciudades baños de sangre. Dejó secos a bebés, a mujeres, niños. Sin piedad alguna. Se dice que fue porque los católicos quemaron viva a la única mujer que amaba: Elizabeth Ferguson una mujer de Ciencias y medicinas que injustamente acusaron como “bruja”.
Pisar el castillo de esta bestia solo para confirmarle al Jurado que tal existe es arriesgar mucho. Ahora mismo Kanawut no sabe si saldrá vivo y podrá contar esta historia.
«Grrrn.»
Un gruñido lo detiene. Mira para los lados. Nada. Decide que tal vez todo este tiempo ha mirado mal. Alza la cabeza pausadamente. Con miedo a mirar. Temblor obstruyendo los nervios de su cuerpo. Convirtiendo su piel en gallina. Erizado los vellos de los brazos.
Efectivamente cómo pensó: arriba se encuentra una dama sentada en una rodilla con ambas manos como copas pegadas al techo.
Ojos negros torna con pupilas rojizas. Tiene las cornisas de la boca echadas para atrás a un nivel arrugado mostrando todos sus dientes en esencial esos largos colmillos que dagas parecen. Cabello negro que se mantiene atrás de ella e sobre los hombros aunque esta este boca abajo.
—¡Por Dios! — Kanawut tropieza al intentar retroceder.
Ella gira como tornado avalanzandose a él con un sobrenatural aura negro.
Gulf inmóvil sobre su trasero es obligado a observar cómo ella cae en sus cuatro como una gata en ataque. Las manos de ella a los costados del moreno y los rostros de ambos súper cerca. Tan cerca que él puede ver con detalle esos colmillos temibles.
Ella es hermosa. Ojos parecidos a una extranjera. Ni tan asiáticos ni tan redondos. Labios carnosos e una nariz perfilada como una muñeca de porcelana. Un rostro ovalado a la perfeccion. No es Conde Drácula. ¿Quién es esta dama?
—¿Quién eres? — Pregunta el moreno casi susurrando.
La mujer va aligerando las cornisas de su boca. —No — Comienza aturdida. —¿No me tienes miedo?
—Lo tengo. No lo negaré. Sin embargo más pica mi curiosidad y he de preguntarme muchas cosas con su presencia, dama.
Sus ojos avellanos torna. Colmillos desaparece. Observando asombrada al explorador.
—Vine a ver al Conde Drácula. Pero ha aparecido usted.
Días pasaron y la Condesa Drácula explicó que el Conde, tras terminar su sangrienta venganza dejó vivir una bebé. Una niña.
Vampira la convirtió. La crió con todo el amor que Elizabeth le había enseñado y, en el debido momento, la dejó a ella a cargo del castillo para él encontrar una puesta de sol lo suficientemente hermosa para terminar su vida. Encargándole a ella ser la siguiente del legado Drácula.
En estos cuatro días consecutivos tanto humano como vampira intercambiaron informaciones de sus formas de vidas.
Gulf comprendió que ella no es una bestia sino una dama solitaria que por pasados del Conde no confiaba en humanos. Ni tampoco abandona la torre. Jamás ha conocido humanos ni se ha dado la oportunidad de conocerlos.
Mientras tanto los Drácula tenían una biblioteca enorme. Llena de interminables libros e candelabros iluminados. Ese salón era como estar en un Museo Histórico. Suelo pintado en oro, mesas largas por todos lados e escaleras. Supone que esas escaleras eran para Elizabeth pues los vampiros no las necesitan. Tienen información de cosas que los humanos aún desconocen y diarios de épocas antiguas eliminadas de la historia. Diarios que espantarían a los mortales.
Ahora mismo Gulf se encuentra leyendo otro libro. Bien enfocado. Hacen días que no se pone la capa negra y solo anda en su camisa blanca de botones, pantalones y descalzo.
La cien sujeta con dos dedos leyendo enfocado un diario que insiste en seres alienígenas que nos observan.
Condesa Drácula en realidad se llama Mai. Mai Drácula. Ella abre las puertas de la Biblioteca solo un poco asomando su cabeza horizontalmente. Cabello negro cayendo con esta.
Hace un puchero dado a que el explorador se pasa todas las largas horas de la tarde leyendo. No prestándole atención hasta la noche. La vampira podrá tener 100 años pero es más tierna de lo imaginable.
—¿Sigues leyendo? — Opta por entrometerse. Ingresa el salón con una postura bien derecha, brazos cruzados sobre su espalda y un vestido negro largo cuyas hombreras caen como capas sobre sus brazos y se cierran como aletas en sus muñecas. Una piedra roja de colgante reposa poco más abajo de las clavículas.
Disimula indiferencia mientras se acerca al explorador.
—Sí, es que — Kanawut alza la cabeza todo sonriente. —me encanta leer. Es tan interesante.
Ella suspira aborrecida y con súper velocidad sienta su cuerpo en el borde de la mesa. Aún sin mirarlo. Piernas cruzadas, brazos ahora cruzados para enfrente.
—Sí, pero ¿no crees que te exceden mucho? Tus ojos se cansan ¿sabes? Luego cuando estamos hablando te duermes.
—Mis disculpas por quedarme dormido. Debe parecerle una falta de respeto. Lo siento. Ni yo mismo sé cómo soy capaz de quedarme dormido frente a semejante belleza.
Mai agranda los ojos. No se esperaba eso. Lo mira sorprendida. Él está cabizbajo por haber pedido disculpas.
—De verdad piensas que soy — Cubre sus mejillas. —¿bonita?
—Cualquiera podría saber eso, Condesa.
Él insiste mirandola a los ojos. Mai se sonroja. Magulla los labios sin saber cómo reaccionar. Parpadea varias veces sin control mirando a otro lado e mirándolo a él como muñeca descompuesta. Pasmada simplemente pasmada.
—De hecho, últimamente has estado ¿celosa de los libros?
—¡¿Qué?! ¿Yo? ¿Celosa? ¡Ja, ja, ja! No sea usted imprudente Kanawut. — Ella se baja de la mesa dándole la espalda. Asegurándose de qué él no pueda ver ni sus gestos ni expresiones, ella entristece su rostro. —Solo me quejo porque he mandado a mis murciélagos a construir su bote y no me prestas atención ni me agradeces. — Lo último tiene un tonado infantil.
—Eres una vampira un tanto desesperada.
—¡¿Desesperada yo?!
Mai gira en sus zapatos a confrontarlo, pero se impresiona al tenerlo tan cerca. Tan cerca qué ella misma desbalancea un pie e involuntariamente pega un brinco. Permanecen mirándose. Súper cerca del uno al otro. Velas dando un ambiente caramelo a la escena.
No confiar en humanos siempre fue el lema de la vampira. Ella solo se alimenta de las ratas que aparecen entre aveces por su castillo. Se miran sincero a los ojos.
—Tendré bastante tiempo para prestarte atención porque, si tú lo permites, pienso quedarme un tiempo más aquí.
Esa información ilumina el muerto corazón de la fémina cuyos ojos brillan.
—Como quieras. — Bufa pretendiendo que le da igual mientras desvía los ojos.
Él una sonrisa crea pues sabe que esta pequeña vampira es toda una actriz. —Con todo el respeto — Vuelve a hablar. Ella lo mira.
—¿puedo besarla?
Quieta. Súper quieta permanece. Mirándolo.
«He matado miles de humanos que querían insertarse en este castillo con intenciones de matar. Todo mostraban miedo. Sin embargo, este humano... Jamás mostró miedo y en los días que restan ha sido más que respetuoso. ¿Podré dejar que un antiguo enemigo de mi padre (el ser humano) ¿me bese?»
*N/A: AHHHHH el primer two-shot GulfMai. Espero les guste. El segundo sera el último capítulito🥺😭😭*
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