Capítulo 32

Después de pasar entre la multitud, Kanon logró llegar hasta el sitio donde el jardín tenía una fuente.
Ahí se encontraba Milo sentado con la vista en el cielo mirando cada una de laa estrellas de ese manto obscuro que los cobijaba esta noche.

Se acomodó el saco de su traje y con pasos firmes se fue acercando procurando no hacer demasiado ruido para tomar por sorpresa a su empleado, si es que lo podía llamar así.
Sin querer se estaba volviendo parte esencial en su vida para tomarlo como un simple empleado.

— Milo — Lo llamó en un susurro audible para ambos.

— ¿Que necesitas?

— Saber por qué saliste corriendo.

Milo se quedó callado unos momentos, no sabía que responder, la razón del por qué se había alejado era principalmente por no encontrar una respuesta coherente después de ver a Kanon hablando con alguien más.

— Por qué... Me gustaría regresar a mi casa no me siento con ánimos.

Kanon tomó asiento justamente a lado de Milo, si ambos tenían ciertas dudas e inquietudes esta noche era perfecta para encontrarle respuesta a sus dudas y las inseguridades.

— ¿Sabes? Yo estoy como tú... Me siento confundido cuando no estás conmigo.

— Pensé que solo soy un estorbo en tu vida.

Kanon se quedó callado unos momentos, alzó su mirada al cielo para perderse en ese bello manto que los cobijaba acompañado de la fresca brisa en época de verano.

— No lo eres.

— Claro que lo soy.

— No, por qué gracias a ti mi vida tiene sentido desde que te conocí.

La respuesta de Milo ante esa confesión fue interrumpida por la llegada del padre de Kanon quien se acercó rápidamente a ellos.

— Menos mal que están aquí — Contestó con la respiración agitada después de emprender esa larga carrera para encontrarlos, mientras intentaba descansar un poco apoyo sus manos sobre sus rodillas.

— ¿Que sucede papá?

— Es hora de que hagas acto de presencia con tu hermano al vals... ¿Pasarás solo? O ¿Lo harás con tu pareja?

Sabía que no tenía remedio intentar explicarle a su padre sobre esa situación, aunque aún debía de poner en orden sus sentimientos y la razón del por qué Milo se ha vuelto indispensable en su vida.

— Le dije que pasara conmigo — Después de esto se levantó de la orilla de la fuente y extendió su mano invitando a Milo para que lo siguiera — Vamos.

Milo solamente pudo responderle con una sonrisa mientras caminaban con pasos apresurados de nuevo al sitio de la fiesta.
Pero las últimas palabras de Kanon lo dejaron sin aliento ¿Realmente le había dado sentido a su vida?
No lo sabía aún, ni tampoco la verdadera razón del por qué no toleraba a nadie cerca de Kanon.

Ahora no siquiera su jefe hizo por recriminarle el hecho a su padre de que lo señalara como su novio.
Al llegar a la pista intentó despejar sus pensamientos, cuando el encargado del equipo del sonido mencionó al hermano del novio de la fiesta los aplausos no se hicieron esperar.
Kanon le hizo una señal para que le siguiera los pasos, grande fue su sorpresa al ver que tendría que bailar con Camus mientras que Kanon lo haría con su hermano, después de todo ese vínculo los une.

— Milo, que gusto verte aquí en este momento del baile — Le respondió Camus colocando su mano en el hombro de su amigo.

— No le puedo fallar a Kanon, me pidió pasar con él en este momento — Contestó con una cálida sonrisa.

Con un poco de nerviosismo colocó su mano sobre la cintura del francés para comenzar a dar los pasos lentos para es tranquila balada.

— Gracias por esta en nuestro momento más importante de nuestras vidas — Camus colocó su mano sobre el pecho del contrario.

Si bien solo era un momento sincero de  amistad, en ese momento Milo se dió cuenta de la realidad.
Madurar es aceptar que ese amor jamás fue para él, desvío levemente su mirada para mirar a su jefe quienes se encontraba bailando junto a su hermano quien no paraba de reír con él.

— Te deseo lo mejor Camus, para Saga y para ese pequeño que viene en camino.

Después de darle sus últimos buenos deseos, se alejó un poco para poder darle una vuelta a Camus para que la próxima pareja de invitados tengan la oportunidad de bailar con la pareja de recién casados.

Kanon hizo lo mismo con su hermano, le dió una última vuelta no sin antes seguir bromeando con él.
Cuando llegó la siguiente pareja, Kanon se hizo una señal a Milo para salir de la pista de baile; ambos se fueron nuevamente a la fuente para seguir retomando la plática que tenían antes.

— Gracias por ser mi compañía en el baile Milo, de lo contrario Camus se hubiera quedado solo ó bien tenía que decidirme por bailar con mi hermano o con él.

— No hace falta, además... Sirvió para darle cuenta de algo que necesitaba corroborar.

Al llegar a la fuente, los dos tomaron asiento en las orillas de esta; el ambiente seguía siendo agradable, a lo lejos de ellos caminaban algunos invitados y otros más se quedaban en ese sitio platicando.

— ¿En serio? — Cuestionó un poco incómodo pues él era quien sabía de ese sentimiento que guarda aún por el francés.

— Así es. Quiero creer que aquel sentimiento que guardaba por Camus era un amor verdadero, ahora me doy cuenta que solo fue un simple capricho quizá, él y yo no estamos destinados a estar juntos por qué en ese momento se me vino a la mente alguien más.

— ¿De quien?

Milo bajo su mirada para encontrarse con esa bella mirada del gemelo menor, jamás le había prestado la debida atención hasta ahora.
Aquel que desde que lo conoció le ha demostrado la realidad, alguien que se preocupa por él, aquel que siempre lo toma en cuenta a pesar de sus errores y del mal concepto que le han creado los demás.

Solamente él se ha aventurado a conocerlo mejor que nadie en tan poco tiempo, aquel que con sus regaños lo ha hecho cambiar.

— De quién menos lo imaginé.

— Me siento igual, siempre me la viví en el trabajo como las demás personas. Pero tú forma de ser me vuelve loco pero... Eres quien me hace sentir que soy importante en la vida de alguien... Aunque eso no justifica el hecho del por qué te molestas cuando estoy cerca de alguien, especialmente de las mujeres.

No sabía que responder, nervioso comenzaba a jugar con sus dedos por qué ni el mismo lo sabía.
Simplemente se dejó llevar por el momento, rápidamente se abalanzó sobre el cuerpo del gemelo menor para poder abrazarlo.

— No me gusta ver qué le das atención a los demás, siento que en cualquier momento te puede aburrir mi presencia.

Kanon se asombró al mirar que Milo fue quien tuvo la iniciativa de acercarse, decidió devolver el mismo gesto colocando sus brazos rodeando el cuerpo de Milo y recargó su cabeza sobre la alborotada cabellera cerúlea.

— Creo que es algo que jamás haría.

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