Al llegar a la casa del gemelo menor, Milo se estacionó en la entrada aunque ya no estaban en movimiento Kanon seguía aferrado a la cintura de Milo.

— Kanon, ya estamos aquí.

Susurró Milo intentando retirar esas manos que posaban en su cintura.

— No me vuelvo a subir en esas cosas — Respondió Kanon apenado soltándose rápidamente de esa cercanía entre ellos dos.

Milo se retiró el casco, la colocó debajo de su brazo y con su mano diestra se acomodó su alborotada cabellera.

— Solo te subiste quince minutos.

— Si pero fueron los peores minutos de mi vida... Cuando das la vuelta en las curvas siento como si nos fuéramos a caer.

Kanon se bajó de la moto, después se retiró el casco para poder sacar sus llaves que venían dentro de su bolsillo.

— Si quieres te espero afuera — Contestó Milo.

— De hecho necesito que entres... Es por ello que te pedí que vinieras.

Aunque no entendía porqué su jefe le pidió venir a su casa, esta vez se aseguró de  colocarle el seguro a la motocicleta de señor Abel y resguardó perfectamente las llaves en el bolsillo de su saco.
Esta vez no permitiría que le roben un objeto que ni siquiera era suyo.
Kanon le hizo una señal para que le siguiera los pasos, al llegar a la puerta el gemelo menor abrió y dejó pasar primero a su invitado.

— ¿Estás empacando? — Susurró Milo al ver las distintas cajas que se encontraban en la entrada de la casa

— Así es, este lugar pasará a ser el hogar de mi hermano y yo regresaré con mi padre.

Mientras entraba a la casa, Milo observó su entorno, varios muebles estaban cubiertos con plástico y otros más envueltos con papel de tonalidad café claro, el proceso de mudanza se estaba llevando a cabo.

— Pasa a la sala por favor.

Kanon tomó un sobre y se acercó al sillón donde Milo había tomado su lugar.
Aunque esperaba que al hacerle esa propuesta Milo no lo tachara como un aprovechado.

— No entiendo que hacemos aquí en tu casa cuando la boda de Saga se está celebrando allá.

— Vine por los boletos que le regalaré a mi hermano y a su pareja por su boda; digamos que yo me encargué del detalle de la luna de miel — Le respondió mostrando el sobre.

Milo lo tomó con curiosidad pero se dio cuenta que se encontraban cuatro boletos dentro.
Era evidente que dos son para Saga y Camus pero... ¿Los sobrantes?

— ¿Porqué tienes dos aparte? — Cuestionó sacando los boletos.

— En la empresa se vienen las vacaciones y como no tengo con quien ir espero que no te incomode el hecho de que te invite.

Ante esto Milo no supo que responder, ahora que lo pensaba mejor desde que lo conoció se ha preocupado por él, además no lo ha dejado solo y comenzaba agradarle su compañía.
Aunque le gusta seguir molestando a Kanon sin querer se ha convertido en alguien especial en su vida y ese alguien se ha encargado de no dejarlo caer en ese círculo vicioso donde escondía sus sentimientos reprimidos por amar a una persona que jamás lo verá de la misma forma.
Kanon se ha convertido en su salvación sin pensarlo los dos se necesitan.

— Pero... ¿Porqué yo? No he sido un buen empleado contigo desde el principio.

El gemelo menor se levantó del sillón, comenzó a caminar rumbo a la ventana para poder mirar a la calle donde pasaban las demás personas.
Metió sus manos a los bolsillos de su pantalón procurando poner en orden sus ideas.

— Jamás creí que alguien fuera capaz de volverse importante en mi vida, de hecho es muy monótona... Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo; creo que conocerte ha sido la más dulce adicción que nunca llegué a imaginar. Me agrada tu compañía.

Milo se quedó sorprendido ante las palabras del gemelo menor. No pudo evitar soltar una risa porqué jamás en su vida alguien le había mencionado lo mucho que valía su compañía. Siempre había sido el típico amigo que buscaba llamar la atención de los demás con bromas y haciéndose pasar por el galán con toda dama que le pasara en frente suya porqué nadie le dijo que era importante para alguien como hasta ahora.

— Creo que no puedo ofrecerte algo más, solo mi compañía...Algunas veces hubo ocasiones que me decían que solo era un estorbo y yo mucho tiempo lo creí.

Kanon no pudo evitar sentir como su corazón se estremecía ante la revelación de Milo; si se había dado cuenta cuando lo conoció como le importaba poco su vida, así mismo como buscaba perderse en el alcohol por su soledad.
Menos mal no era un problema de drogas, ahí si sería un enorme reto sacarlo de ese mundo.
Milo solo es una bella persona que debe tratarse con cuidado, brindando amor y atención ha cambiado totalmente su forma de ser.

— Entonces ya te diste cuenta que las cosas no son así... Admito que me haces perder la cabeza pero es agradable tus ocurrencias.

Milo comenzó a reír, al menos le daba esa tranquilidad que alguien más se diera a la oportunidad de conocerlo más a fondo, aunque tampoco comprendía porqué le molestaba ver a Kanon con alguien más.
¿Acaso solo quiere su atención?
Cuando fueron  recoger los centros de las mesas le molestó que ese sujeto de cabellos claros se le acercara casi invadiendo su espacio personal.
Cuando llegaron a la fiesta la manera en la que las invitadas se le iban encima.

Creyó que armaría tremendo lío por ver a Camus dando el si con Saga pero esta vez no le dolió... Le incomodó más el hecho de ver a Kanon con esas insinuaciones.

— Si salimos de vacaciones ¿Estaremos a la par de tu hermano?

— No, a ellos les conseguí un tour por el bello país de Camus y yo sinceramente quiero ir a la Isla Milos así que ¿Aceptas acompañarme? El viaje sale en tres días.

— ¿Y el trabajo? — Cuestionó Milo con preocupación, tenía poco tiempo laborando con él en la empresa como para darse el lujo de irse de viaje con su jefe.

— Son cuatro días lejos de todo esto... Mi tío Deuteros cubrirá mi trabajo.

— Tuviste que ofrecerle algo bueno para que cubriera tu lugar — Respondió Milo en un tono burlón.

— El dijo que quería una semana completa sin interrupciones para tratar de recordar viejos momentos con Dégel.

El vaso de jugo que Milo se encontraba bebiendo en ese momento salió de su boca por tremenda revelación, se veían muy serios y calladitos para tener sus lados pervertidos bien escondidos.

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