Capítulo 27
Ambos se encontraban recargados en la barda que daba vista al esplendor de la fiesta.
Aunque Milo tuvo ese pequeña plática con el galo, no fue algo que lo hiriera por dentro por aquel sentimiento jamás correspondido por el francés.
Kanon le dio un trago a su copa que llevaba en su mano sin dejar de mirar a los demás invitados de la boda de su hermano.
- ¿Quieres hacer algo más emocionante Milo?
- ¿Cómo que?
El gemelo menor dejó las copas sobre el mueble más cercano que tenían en ese sitio y sin pensarlo tomó la mano de Milo para llevarlo dentro de la casa de sus padres.
- Pero... ¿A donde vamos? - Cuestionó Milo sin entender a donde iban.
Se abrieron paso entre las personas que caminaban entre los pasillos, Milo no sabía a donde se dirigían simplemente se dejó llevar por su jefe.
- Espera y lo verás.
Justo en el momento que pasaban por la sala, Saga se encontró con ellos de frente. Aunque en realidad le asombró el hecho de ver a su hermano y su amigo tomados de la mano.
No se había equivocado, ellos dos se miraban bien como pareja aunque su gemelo lo negara.
- ¿A donde van? - Cuestionó Saga colocándose justamente en la entrada.
- Necesito ir a mi casa - Respondió Kanon intentando salir pero su gemelo no se lo permitía.
- Más bien mi futura casa... Te recuerdo que papá mencionó que mi Camus y yo nos iríamos a la tuya y pues tú regresarías aquí con él - Se burló Saga cruzando los brazos.
- Ya lo sé imbecil, pero dejé tu regalo allá... Me llevaré mi auto - Kanon logró pasar empujando levemente a su gemelo sin soltar a Milo de la mano, aunque las risas de Saga no se hicieron esperar.
- Qué es tan gracioso Saga.
En ese momento el gemelo mayor señaló el auto de su hermano en el área de entrada, sería imposible sacarlo porqué varios de los autos de los demás invitados cubrieron en su totalidad aquella área.
Mover auto por auto sería una gran travesía que no tendría fin, sobre todo porqué los invitados no saldrían tan fácil de la fiesta con tal de mover sus respectivos autos.
- ¿De quien es esa moto? - Señaló Milo aquella motocicleta negra que se miraba justamente en la entrada.
- Es de nuestro tío Abel, le gusta andar en esas motos deportivas de las mejores marcas, debe estar loco para andar en esas cosas - Contestó Saga mirando a su amigo, aunque ahora que dijo loco en ese momento recordó que Milo tenía una moto - Por cierto ¿Y la tuya Milo?
- Ni me lo recuerdes, me la robaron el día que asistí a tu despedida de soltero.
- ¡Cómo están mis queridos sobrinos! - Exclamó entusiasmado Abel acercandose a sus sobrinos para poder saludarlos. Aunque en ese momento al señor Abel no se le escapó de las manos el hecho de ver a su sobrino Kanon tomado de la mano con Milo.
- Bien tío gracias - Respondió Saga recibiendo el pequeño sobre de color blanco que su tío le entregó como detalle por su boda.
- Ya veo que la siguiente boda está en puerta ¿Verdad Kanon? - Cuestionó Abel mirando con picardía a su sobrino menor.
- ¿Qué? - Cuestionó Kanon nervioso soltando a Milo - Yo ni siquiera tengo pareja.
- Oh vaya - Susurró Abel colocando su mano en la espalda de su sobrino - Y yo que me quería ofrecer como tu padrino, los dos se ven bien.
¿Acaso Kanon era muy distraído con Milo? Además ni siquiera sabía porqué tomó su mano, el hecho que los demás pensaran que los dos son pareja era algo casi imposible.
Milo y él siendo pareja sería un desastre total.
Sabía que se llevaría un largo rato dando explicaciones pero no era el momento.
- Cambiando de tema... Creo que tomaremos un taxi.
- Si necesitas salir llévate mi moto - Abel le aventó las llaves a su sobrino para que pudiera usarlo.
El gemelo menor los atrapó sin embargo se encontraba en un dilema, él no sabía manejar ese tipo de vehículos motorizados de dos ruedas.
- Pero no sé usarlo.
- Si necesitas llegar a tu casa, puedo manejarlo yo Kanon... - Milo tomó las llaves y se colocó frente al señor Abel - Claro si no le molesta señor.
Abel sonrió al ver a Milo decidido a manejar su motocicleta - ¿Ves Kanon? Tu prometido si sabe manejar de lo bueno.
- ¡Qué no es mi prometido!
- Tu papá me dijo otra cosa.
Kanon se dio cuenta que insistir con su tío Abel era en vano, más bien discutir con los demás; cada que podía tenía que escuchar que le preguntaran por Milo, las insinuaciones si eran pareja cuando en la realidad no era así.
Simplemente era su empleado, amigo de Saga y a quien trata de sacar de ese círculo adictivo del alcohol porqué su soledad no lo lleva a nada bueno.
- De acuerdo, no tardamos - Nuevamente Kanon tomó la mano de Milo y se lo llevó hasta donde se encontraba la moto de su tío.
Mientras que Saga y Abel se quedaban observando toda esa escena - Si es su novio ¿Verdad?
- Mi hermano dice que no pero; yo los veo muy unidos.
El sonido del motor de la motocicleta se escuchaba a lo lejos, Milo se encontraba en frente listo para manejar y Kanon... Aferrándose a la cintura de su empleado porqué era la primera vez que viajaba con alguien de ese modo.
- Puedo notarlo muy diferente, antes tenía cara de pocos amigos y ahora hasta sonríe el condenado - Comentó Abel entrando nuevamente a la casa siendo acompañado por su sobrino Saga.
- Lo mismo dice mi papá, que ha visto un cambio en él.
- Por cierto... ¿Donde está Deuteros? Quiero saludar al solterón de la familia.
Saga no dudó en soltar una gran carcajada, tenía poco que Camus le había contado la situación que Deuteros pasaba con Degel.
- Si no está a la vista de los demás, debe de estar recordando viejos tiempos con su amor eterno.
- No me quiero imaginar lo que están haciendo - Se burló Abel tomando una de las copas de vino que el mesero le entregó, mientras tenían que seguir disfrutando de la fiesta.
Kanon sentía como su corazón latía con más fuerza, el hecho de llevar casco no quitaba el hecho de que sintiera temor al ver como Milo subía de velocidad en la motocicleta.
Es por ello que se aferraba aún más a su cintura y cerraba sus párpados para no ver todos los cambios de velocidad que Milo hacía.
Podía sentir el viento golpear su cuerpo, era frío pero la sensación no se le quitaba; Milo sabía manejarlo a la perfección sin embargo lo que lo mantenía nervioso era el hecho de que Kanon no lo dejaba de abrazar.
Ambos admitían que ese acercamiento era muy cálido y reconfortante, comenzaba a ser agradable para ellos.
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