Capítulo 15

Después de otra ronda de tragos, Milo trataba de ponerse de pie pero no podía, sentía que la cabeza le daba vueltas, además de reverlarle más información de su vida a Kanon.

Milo entre aquellas palabras le mencionó que tuvo una niñez triste, pues siempre fué aquél que rechazaban en los juegos, sus padres casi no estaban con ellos ya que siempre su trabajo se basó en viajar dejándolos solos y aprendiendo a valerse por si mismos, ellos se preparaban su comida, ellos mismos se iba a la escuela solos, en cierta manera aprendieron a ser más independientes que otros jóvenes.

Todo esto era lo que quería saber Kanon, así de esta manera podría conocer más a fondo a Milo, porqué sabe perfectamente bien que si le preguntaba mientras estuviera sobrio, jamás le soltaría palabra alguna.

Además también le pidió que fueran juntos a la boda de su gemelo porqué entre esa verdad le mencionó que le sería imposible controlarse en plena ceremonia.

— Vámonos Milo — Respondió Kanon tomando del brazo a su empleado para poder llevarlo hasta el auto.
La cuenta ya la había pedido y la dejó pagada con su respectiva propina.

Pero era más difícil de lo que pensaba, Milo con unas copas de más era muy impertinente  sobre todo porqué tenía que jalarlo.

Estaba por hacer algo que esperaba que no recordara Milo al día siguiente, lo tomó entre sus brazos para llevárselo.

— K... Kanon, bájame — En vano intentaba hablar Milo al darse cuenta que era llevado en los brazos de su jefe— Yo... Puedo... S... Solo — El alcohol que había tomado no lo dejaba hablar con claridad.

— Espero que mañana olvides todo esto, así que guarda silencio y deja que te lleve al auto por favor — Respondió Kanon, después de todo era su culpa porqué fué él quien estuvo insistiendo en llevar a Milo a cenar con él.

Milo podría estar bajo lo efectos del alcohol pero  jamás en su vida había sentido una calidez de otra persona de esa forma.
No era lo mismo cuando se metía con las demás mujeres que se encontraba para pasar el rato, ni tampoco se comparaba los abrazos que su hermana Shaina le daba... No, nadie le había transmitido esa seguridad que jamás  recibió.

Lentamente fué cerrando sus ojos perdiéndose en aroma sutil de la fragancia de Kanon.

Mientras tanto, el gemelo menor le había pedido Cassios que le ayudara con el auto de la puerta del copiloto, con Milo en sus brazos le sería imposible abrir.
Su amigo alto y fornido le ayudó sin problema, también le dejó propina por su ayuda.

Cuando ambos estuvieron arriba del auto, Kanon comenzó a manejar hasta la casa de Milo, sin embargo al llegar se dio cuenta que las luces estaban apagadas.
Por más que intentó levantarlo para que le diera las llaves y así poder dejarlo dentro de su casa, nuevamente se quedó dormido en el asiento.

— Tienes el sueño pesado Milo... ¿Ahora que hago contigo? — Se cuestionaba así mismo mientras lo miraba nuevamente dormir.

— Puedo dejárselo a Saga — Pensó con malicia pero después recordó que si lo llevaba a ese lugar sería un martirio para él, además de que en estos días los preparativos y adornos para la boda ya estaban en su casa.

— Ni modo Milo, no tengo opción... Te irás a mi casa aunque no te guste la idea — Nuevamente encendió el motor del auto, miró otra vez a su empleado quien seguía profundamente dormido, negó con su cabeza y comenzó a manejar rumbo a su hogar.










Mientras tanto a esas mismas horas de la noche, Degel se encontraba de frente a su computadora.
Eso de usar las redes sociales  no era lo suyo pero esta ocasión le había ganado la curiosidad por revisar su perfil.
Algo que no hacía a menudo porqué el creía que eso solo era una pérdida de tiempo saber de la vida de los demás, sin embargo solo lo hizo por su hijo Camus quien le hizo su cuenta para que pudiera compartir sus fotos con él.

No demoró mucho en abrir la página, nada fuera de lo normal, hasta que un mensaje en particular le había llegado al buzón de solicitud de mensajes.

Lo abrió con mucha curiosidad, sin embargo se llevó la gran sorpresa de su vida...

Degel, cuántos  años sin saber de ti. Siempre esperé el momento que pudiéramos hablar sobre lo que pasó años atrás.
Por favor, regálame unos minutos de tu tiempo, quiero hablar contigo de frente.

Deuteros.

— ¡Deuteros! — Gritó nervioso levantándose de la silla llevándose ambas manos a su boca con asombro.

No podía ser,  no él a estas alturas.
La boda de su hijo estaba a unos escasos días y lo que menos quería era verlo, tan solo de pensar que lo odiaría por irse sin darle un explicación.

— Si tan solo hubiera tenido el valor de decirle a mis padres que yo quería unir mi vida contigo, la historia sería diferente — Susurró mientras tomaba un pañuelo y se limpiaba las lágrimas que comenzaban a brotar de sus orbes violeta.

Hace años tuvo que dejarlo sin poder explicarle que sus padres no querían que tuviera una relación con alguien más.
Ellos eran unos fanáticos religiosos que sin pedirle su opinión, un día menos esperado tenían las cosas listas en una maleta de su hijo Degel para irse a un seminario y prepararse para la teología.

Sin darle derecho a réplica lo mandaron y jamás volvió a ver a Deuteros.

Esos días el moreno iba a su casa a buscarlo sin éxito ya que sus padres jamás le revelaron el lugar a donde se había ido.

Así pasaron unos cuántos años fue cuando pudo escapar  de ese lugar que odiaba a muerte, porqué él jamás deseó una vida así.

Al principio vivía entre las calles pero la suerte le sonrió cuando entró a trabajar y ahí fué donde conoció a Kardia quien siempre lo ayudó en todo momento.
Ambos se enamoraron y tuvieron a su único hijo Camus, quien había heredado la belleza de Degel.
Sin embargo después de perderlo para siempre, se negó a llevar una relación con alguien más, para él siempre estuvo Camus primero antes que nada y luchó por sacarlo adelante.

Ahora tenía ese detalle en su camino... Hablar con aquél amor que dejó por no saber anteponerse.

— Seguramente ya tienes tu vida realizada Deuteros... Además también me haz de odiar y no te culpo, fué un error mío — Susurró con tristeza, estaba a punto de cerrar sesión pero nuevamente le llegó otro mensaje de Deuteros.

A mi no me engañas Degel, estás conectado e incluso ya leíste mi mensaje...
Por favor respóndeme de verdad quiero hablar contigo.

Degel no sabía que responderle, dio un gran suspiro y comenzó a escribirle, después de todo si no le respondía terminarían viéndose en la boda de su hijo.












Al llegar Kanon a su casa estacionó el auto en su garage, afortunadamente dentro se ese  lugar tenía acceso a su casa de lo contrario batallaría entre el lío de abrir la puerta y llevar a su empleado en brazos.

Milo seguía profundamente dormido, se bajó del auto y se acercó del lado del copiloto para bajarlo.
No negaba que si pesaba pero no tenía opción, con mucho cuidado pasó por toda su casa hasta llegar a su recámara.
Cuando llegó lo acostó con cuidado, mientras que él se iría a dormir en el cuarto de huéspedes, apagó la luz y tomó la perilla de la puerta para cerrar y dejarlo descansar, sin embargo lo último que susurró Milo lo dejó sin palabras.

— Kanon.

Rápidamente cerró la puerta y se fué a la otra habitación, negó con su cabeza y se fué al baño para poder colocarse su ropa de dormir.

"No, Milo no puede estarlo llamando en sus sueños... Sólo está tomado eso es todo"

Y con esa idea se fué a la cama,  claro que no puede comenzar a verlo como algo más y él tampoco.

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