Capítulo 11
Después de algunos minutos, por fin Aioros le fué retirando aquel pañuelo de los ojos a Shura. No podía creer lo que tenía frente a sus ojos, el castaño se había dado a la tarea de prepararle una cena junto con una botella de vino, a su lado un ramo de rosas y en la esquina su radio de pilas sonaba de fondo.
- Siento todo este misterio, disculpa mi intención pero solo soy un loco enamorado.
Después de disculparse frente a Shura tomó asiento frente a él, tomó la botella de vino con ayuda del destapa corchos sirvió un poco en cada copa.
El español respiró más aliviado, al menos sería una cena tranquila... Ó eso esperaba.
- A todo esto Aioros... Iré directo al punto... ¿Realmente que buscas de mi? - Cuestionó el joven español mirando con suma seriedad a su loco pretendiente, era más que obvio que no lo dejaría ni un momento solo hasta obtener lo que quiere.
- Si piensas que jugaría contigo estás equivocado. Mis intenciones contigo sinceras... Si tu esta noche me rechazas quiero decirte que siempre seré tu eterno enamorado - Contestó con toda la sinceridad del mundo, esa declaración acompañada de una sonrisa sincera, no como las demás personas que solo ríen forzadamente por quedar bien, Aioros era distinto ahora que lo analizaba bien.
- Yo no sé que decir...
- Desde que te conocí, siento que mi alma ya no está vacía. Este amor crece por ti dia a día, perdona si soy manipulador pero no toleraría verte con alguien más - Al decir esto el castaño desvió su mirada un poco apenado, algo le decía que lo rechazaría.
Siempre tenía algo que ofrecerle día a día, sus detalles o sus acosos, podría darle una oportunidad de conocerlo mejor y más adelante dar el siguiente paso. Dio un gran respiro y se levantó de su silla, se acomodó la chaqueta que llevaba puesta y se acercó al castaño.
- ¿Te parece si primero nos vamos conociendo mejor? Conforme vayamos avanzando iremos descubriendo como somos - Sugirió Shura tomando de la mano a su adorado pretendiente.
- ¿De verdad me darías esa oportunidad? - Preguntó muy animado Aioros levantando la mirada.
- Si, no veo porqué no. Además, este sábado es la boda de Camus y Saga ambos podemos ir y así ya no iríamos solos.
Aioros se levantó de la silla y se colocó frente a su amado, lo tomó de las manos y le dio un ligero beso en las mejillas - Gracias por la oportunidad Shura.
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A la mañana siguiente Milo despertaba con un fuerte dolor de cabeza, se había quedado dormido en el sillón aunque no recordaba como había llegado ahí.
Se llevó sus manos a la cabeza y se fué levantando lentamente del sillón. Se dio cuenta que la cocina no estaba tirada como era su costumbre, solo quedaba la basura de las pizzas de la noche en el bote de la basura de la cocina.
Ni se dio cuenta que su whisky se quedó arriba del refrigerador.
- Juraría que ayer estaba aquí con Aioria - Susurró para si mismo mientras veía en orden todo.
Después de esto escuchó que alguien entraba, era nada menos que Shaina - Buenos días Milo... Veo que por fin no destruiste la casa - Contestó la dama mientras colocaba su abrigo en el perchero de la entrada.
- Yo... no... - Estaba por decirle algo pero se dio cuenta que había un papel doblado en en el sillón donde durmió.
Lo tomó rápidamente antes de que Shaina se diera cuenta y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
- Si Shaina, está todo en orden... Solo que... - Se quedó callado por unos momentos.
- Ahora que hiciste Milo... Espero que no hayas traído más de tus conquistas a la casa - Respondió molesta colocando sus manos en su cintura.
- No traje a nadie, solo te iba a decir que se quedó a dormir Aioria en mi recámara porqué Aioros literalmente lo sacó de su casa anoche.
- Ah bueno menos mal - Respondió Shaina pero después reacciono - ¡Espera... ¿Qué?
Milo estaba por responder pero Aioria bajaba de las escaleras después de haber pasado buena noche.
- Buenos días a todos... Hola Shaina - Saludó a la joven con un beso en la mano. Ella evidentemente le devolvió el saludo de manera cordial y se fué a la cocina dejando a los dos amigos solos.
Después de esto se acercó a su amigo - ¿Y Kanon? Pensé que se quedaría aquí.
Milo se quedó pensando por unos momentos, no recordaba bien que él estuviera aquí en su casa. Sin pensarlo sacó de su bolsillo ese papel que había levantado del sillón.
Lo abrió y comenzó a leerlo:
Milo:
Ayer ya no pude agradecerles que me hayan invitado a su cena, si me lo permites esta noche quiero compensar esto... Saliendo de trabajar me gustaría que tú y yo cenemos juntos ¿Qué te parece?
Quiero estar tranquilo contigo si es que estaremos de ahora en adelante trabajando juntos, dejemos a un lado nuestras diferencias...
Te veo en el trabajo.
Kanon.
Al terminar de leer esto no supo que responderle a su amigo, simplemente lo guardó en su bolsillo, ahora no entendía que había pasado en la noche para que ese sujeto que ahora era su jefe, cambiara de opinión respecto a la relación de odio que ambos llevaban.
- No lo sé... Quizá se fué a su casa - Al decir esto alzó los hombros, ya hablaría con él cuando llegue al trabajo y le diga de una vez por todas que pasó entre ellos para que ahora saliera como un alma bondadosa con él.
- ¿Quedó pizza? Tengo hambre - Respondió Aioria entrando a la cocina, Milo solo negó con la cabeza las actitudes de su amigo y le siguió los pasos para también calentarse algo antes de irse a trabajar.
Después de desayunar, Aioria agradeció la hospitalidad de Milo y claro de Shaina también y se fué a su casa.
Le quedaba media hora para salir a su trabajo, subió a su recámara y se dio un baño, se arregló y también se colocó uno de los trajes que había pasado a comprar a petición de Kanon.
Quería seguir molestándolo, disfrutaba verlo perder la cordura con él pero ahora necesitaba tratar de llevarse bien con él porqué se había tomado la molestia de darle dinero para que se vistiera bien.
- Extrañaré molestarlo - Susurró con molestia mientras terminaba de hacer el nudo de la corbata frente al espejo.
Cuando estuvo listo tomó sus cosas y pasó a despedirse de su hermana, también le había avisado que llegaría tarde, ya que tenía una cena pendiente con su jefe.
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Degel en vano trataba de buscar excusas con tal de no estar presente en la boda de su hijo Camus.
Estar ahí sin duda lo llevaría a verse con aquel primer amor que tuvo.
Ese sin duda era el hermano menor del padre de Saga.
Recordaba como sus padres en esa época de su juventud lo obligaron a estudiar lejos dejando a Deuteros sin darle explicaciones del porqué se fué, sabía que lo odiaría por haberse ido sin avisarle pero era un simple joven que no supo anteponerse ante sus padres por ese amor que tenía hacía el gemelo menor.
- Kardia, dame la fortaleza de estar frente a Deuteros el día de la boda de tu hijo, además como me hubiera gustado que tú estuvieras presente para que entregaras a Camus frente al altar - Susurró mientras encendía una vela frente a la fotografía de su querido esposo quien había perdido la vida en un accidente en la carretera cuando regresaban de un trabajo por fuera con sus compañeros, uno del cuál jamás regresó a casa con vida...
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