Capítulo 10

Kanon se le quedaba mirando al joven de cabellos castaños quien hablaba para pedir una pizza que venía con una promoción de cervezas.
Sólo quería venir a entregar el celular porqué así podría meterle presión a Milo si en dado caso llegaba tarde a su trabajo ó saber si ya no volvería a su puesto.

Milo por su parte apretaba los puños molesto, lo que menos quería era tener a Kanon en la casa.

— Aioria — Murmuró molesto entre dientes, tratando de no ser escuchado por su jefe.

El gemelo menor estaba por darse la vuelta y largarse de ahí cuando Aioria alcanzó a tomarlo del hombro — Espera no te vayas Kanon, en veinte minutos llega nuestra orden, mejor hay que pasar a la cocina de Milo, incluso él estaba por cenar... ¿Verdad Milo? — Esta última pregunta la hizo con el afán de seguirlo molestando.

Mientras que Milo solo asintió regalándole una mirada amenazante.










Shura se encontraba con los ojos vendados sentado en el comedor del castaño.
Antes de entra le había pedido de la mejor manera que se cubriera los ojos con aquel pañuelo, pues era parte de la sorpresa que le tenía.
Aunque el español al principio se negó, ese tipo estaba obsesionado con él, ciego no era pero...  ¿En qué momento de su vida tuvo que coincidir con él?
Ah si... Ahora lo recordaba.
Una ocasión él estaba platicando con Camus en el restaurante donde trabaja el español, justo en aquella plática mientras Camus degustaba sus alimentos en las mesas del exterior, llegó Aioria saludando al joven galo, pero no llegó solo, lo acompañaba un hombre de más edad que Aioria.

Se presentó ante ellos como Aioros, incluso llegó a pensar que Camus era pareja de Shura, pero cuando Aioria le comentó que nada de eso era cierto, puesto que Camus salía con Saga, Aioros sonrió como un niño pequeño cuando escuchó aquello.
Al despedirse de ellos no dudó en tomar la mano del joven español para depositar un beso en su dorso... Pero antes de eso, justo en el momento del tacto, Aioros había dejado en su mano un papel arrugado donde tenía su número telefónico. Después de ello le regaló un guiño.

Al paso del tiempo ni loco saldría con alguien que ni conoce pero conforme pasaban los días, en su auto siempre encontraba bellos detalles, como globos, otras ocasiones de notitas de colores con corazones, rosas, hasta una ocasión una manta sobre su auto donde decía "Te amo".

Ahora con mucho esfuerzo había aceptado salir con él, esperaba que no fuera a secuestrarlo o algo así, simplemente se concretaba a escuchar lo que pasaba a su alrededor hasta que Aioros le retirara ese pañuelo de tela.








La orden ya había llegado a la casa de Milo, los tres ahora se encontraban cenando. Al principio todo permanecía callado, solo hacían preguntas de la rutina diaria.

Las latas de cerveza se habían acabado, aunque su cuerpo al sentir las reacciones diversas del alcohol en su cuerpo comenzaban a surtir efecto de querer más.
Milo fué quien subió a su recámara para sacar una botella de una selecta calidad de Whisky para seguir la cena.

— Bueno, yo ya me tengo que ir, muchas gracias por la cena chicos... — Kanon trataba de irse pero Aioria lo detuvo nuevamente.

— Kanon, estás entre amigos... Tú disfruta de la noche, mañana sin falta Milo y tú se van al trabajo juntos — Contestó el castaño invitándolo nuevamente a tomar asiento en lo que Milo bajaba de su habitación.

No demoro mucho, la garganta ya se le había calentado y hasta se le había olvidado que quería que Kanon se largara de su casa.

— ¡Aquí está lo que sigue! — Gritó Milo dejando la botella en la mesa.

El gemelo menor solo miraba como le servían una copa de whisky, claro que le gustaba tomar pero... No era el día para hacerlo, mañana tienen trabajo ¡Por todos los dioses!

Dejó escapar un suspiro y alzó su copa para brindar con los amigos de Saga, incluso hasta él se sentía muy extraño haciendo eso.





El tiempo fue pasando, la botella llevaba la mitad de su contenido.
Aioria fue el primero en subirse a la recámara de su amigo, mientras que Milo estaba cruzado de brazos sobre la mesa mirando la copa.

Kanon quería decirle que se pasaba a retirar ya, pues el reloj marcaba más de media noche pero al ver su mirada perdida en la copa lo conmovió... Muy en el fondo.

— Milo... — Le llamó el gemelo menor.

El mencionado alzó la vista, muy desanimado — Si quieres decirme que soy un desmadre en mi vida... Adelante, no buscaré defenderme — Respondió con desgano sin quitar la vista de la copa.

— No te voy a decir nada de eso... Mejor dime ¿Porqué tomas sin control? — Cuestionó quitándole la botella de enfrente para que ya no siguiera tomando más de la cuenta.

— ¿Ahora te preocupas por mi? — De pronto Milo se levantó de la silla para poder quitarle la botella a Kanon, pero no se lo permitía.

Si algo que el gemelo menor tenía, era que no suele ser muy tolerante, dejó la botella en lo alto del refrigerador y después lo tomó de los hombros para darle una sacudida y reaccionara.

— ¡Ya basta Milo! Mírate nadamás, no puedes ni mantenerte en pie.

Milo bajó la mirada, se quedó pensando por unos momentos... Tomó aire suficiente para armarse de valor — ¡Quiero sacar esto que siento por esa persona que amo! — Gritó exaltado — Por eso quiero olvidarlo... Porqué le dejé el camino libre.

Kanon lo soltó lentamente, quizá había sido muy brusco con él al intentar indagar sobre lo que le pasaba.

— Milo, soy la persona menos indicada para decirlo pero... ¿Porqué nunca expresaste lo que sientes?

— Por qué soy un desastre y esa persona que amo merece alguien mejor... — Comenzó a soltar en llanto y se llevó sus manos a su pecho, a la altura de su corazón — Esa persona es quien formará parte de la vida de tu hermano.

Ahora era el turno de Kanon asombrarse, pero... No podía  creerlo, ahora comprendía porqué Milo era así.
Mostraba una sonrisa y le hacía la vida amena a los demás con sus locuras y con sus molestias también... Pero en el fondo se sentía completamente solo.

— Milo yo...

— No hace falta que me digas que soy un mal ejemplo para la empresa de tu familia, claro que necesito el trabajo pero si no ya buscaré en  otro lugar... Gracias por todo Kanon — Respondió Milo comenzando arrastrar los pies muy desganado para subir a la recámara.

Ni siquiera podía mantenerse en pie, estaba por caer pero Kanon logró tomarlo de la cintura para evitar que cayera al suelo.

— Deja de decir toda esa palabrería de ti... No te voy a quitar tu trabajo ¿De acuerdo? — El susurró mientras lo ayudaba a sentarse en el sillón.

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¿Qué dijeron, estos van a seguir de la greña? Jajaja pues no, al menos de parte de Kanon porqué Milo capaz que se le  olvida  lo que dijo 😅

Espero que les haya gustado personitas bellas, nos leemos en el siguiente capítulo... Los quiero 🥰🥰🥰🥰















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