Cuando me veo al espejo en las mañanas, suelo pensar bastante en el día en el que conocí a cierta chica.

Tener un viaje a Perú, un país de latinoamerica, no suena como la gran cosa si es que no lo planeas de antemano, pues llegar a una ciudad cualquiera sin tener nada que hacer no son unas verdaderas vacaciones.

Yo, un chico aburrido al que todo le sale mal, tampoco es algo muy prometedor que se me haya permitido viajar por mi cuenta.

Pero sucedió, y justo eso encadenó que conociera a una chica bastante peculiar.

–¿La-las viste?

Fue lo que ella me pregunto cuando vi algo que estoy seguro no debía ver. Bien, sé que suena a que estoy hablando de su ropa interior o algo por el estilo, pero préstenme atención mientras les reveló la verdad.

–Oh, una ardilla.

–¡¿Qué?! ¡No soy una ardilla, soy un lindo y sensual Mapache!

Pues lo que había visto eran sus orejas  de Mapache, orejas reales de Mapache sobre su cabeza de chica real.

No era una caricatura, no era un holograma, no era falsa ni culpa de mi esquizofrenia, era una chica de verdad con orejas de Mapache... y también una cola de Mapache.

–¡Tienes que guardar mi secreto o te mataré!

Ella me amenazó aquel día, pero su amenaza no podría ser más falsa y vacía de lo que era ahora. Después de aquel día fui acosado por esa chica en más de una forma.

Poco a poco comencé a conocerla, ver su lado dulce y torpe que parecía solo mostrarme a mi. Aquellos bellos ojos suyos me miraban a mi, no a la persona que aparentaba ser ni al monstruo que está sociedad había creado para sobrevivir, veía a mi verdadero ser.

Yo nunca me di cuenta de que me había enamorado de ella, pero lo supe en aquel momento en el que ella estaba en peligro, pues mi pecho me dolía en el simple hecho de pensar que algo podría sucederle.

Pero de la desgracia llega la calma, y en ella llego nuestra felicidad... claro, después de algunos cuantos problemas.

Nuestra relación salio a flote, y a pesar de que tuvimos nuestros problemas logramos superarlos juntos.

Aun recuerdo aquella vez en la que me uní con ella, una sensación lleno mi alma cuando la miraba a los ojos, mostrándome el rostro más hermoso de toda mi vida, un rostro que solo yo vería de hoy en día.

Claro que, al ser de diferentes países resultaba en un problema, en especial cuando la separación llegó. Ninguno de los dos lo tomó de la forma adecuada, pues ambos estábamos inseguros de nosotros mismos..., pero ella, ella superó esa inseguridad para estar conmigo, ella me superó en muchos aspectos, y estoy seguro de que lo seguirá haciendo.

–Hola, soy Mariela, mucho gusto.

Sí, ella siempre se me adelanta, pero no puedo quejarme, pues el estar con ella se volvió en mi más grande deseo, y creo que mi Mapache es magico, pues ella cumple todos mis deseos de la manera menos pensable.

–¿Seguirás ocultando mi secreto?

–Claro que sí, mi querida Rakkun.

En el pasado jamás soñé con tener una vida junto a una hermosa chica, estar todo el tiempo con ella, nuestro día a día, mi nueva vida con Rakkun.

Claro que, los problemas aún nos persiguen, pero estoy seguro de que juntos podremos superarlos.

–¿Hmm, que tanto te ves en el espejo?

–Oh, nada, solo recordaba el día en el que te conocí.

–Jeje, me vas a hacer sonrojar.

–Sí, recuerdo todos los problemas que me causaste y como me amazaste de muerte cuando descubrí tu secreto.

–...

–El recordar tu forma Yandere, los momentos humillantes que me hiciste pasar y todos los problemas que me causaste.

–... Oí, pudiste haberte detenido hace mucho.

–Pero, creo que todo eso fue lo que nos guió para estar juntos, en un amor bello y problemático.

–¡No trates de suavizar todo lo que dijiste con unas cuantas dulces palabras!

–¡No hay dama más hermoso en mi mundo que tu, y te amo por todo lo que eres!

–... To-torpe, no digas cosas tan vergonzosas.

Bien, problema número uno solucionado, evitar que Rakkun me mate por abrir mi boca de más.

Solo espero que no haya problemas más grandes que este.