Capítulo 9


Brenda

Terminé de vestirme cuando el sonido de mi celular me notificó la entrada de un mensaje. Al abrir la aplicación, el nombre de mi madre apareció en primer lugar y, di a reproducir la nota de voz; porque ella ni muerta escribía, según ella no iba a perder el tiempo con esas letras tan pequeñas.

«Bren, voy camino a tu departamento para que desayunemos juntas. Tu padre llegará más tarde. Ahh, casi se me olvidaba. Espero que la cocina esté en orden. Bye»

Pongo los ojos en blanco, ahora tendré que ir a ordenar la cocina antes de que llegue. Sí, soy un desastre del caos. Mi madre siempre se queja de que dejó todo arrumbado. De modo que me apresuro a seguir su "sugerencia", una vez termino de la encimera, le pasó un toalla húmeda para concluir trapeando superficialmente el lugar. Mientras hacía todo esto me cuidaba de vigilar el reloj de la pared, todavía me quedaban cinco minutos que aproveche en ir a la sala y recoger mis ropas que tenía esparcida por ahí.

Cuando miró nueva vez la hora, me extraño que mi madre no haya llegado, puesto que solo le toma como treinta minutos como mínimo de su casa a mi departamento. Ella posee un juego de copia de mis llaves, por lo que se le hace fácil abrir la puerta y no tiene porque tocar el timbre; aunque en dado caso que se le haya quedado en la casa, podría haberlo tocado.

Cansada de cavilar entre todas las posibles causas de su atraso, decido salir a encontrarla y es cuando me percato de que afuera se escuchan voces. Tal vez mi madre se encontró con algunos de mis vecinos y como es tan sociable de seguro le esta sacando conversación.

Me quedé petrificada al abrir la puerta, cuando observe que mi madre querida estaba hablando con Trevor. Ni en mis más locos pensamientos imagine que fuese con él.

—¿Mami? ¿Qué pasó aquí?—No sé de lo que estuvieran hablando, pero decidí interrumpir antes de que mi madre hiciera algo que me terminará avergonzando.

—Nada, hija, solo un choque. Pero nada por lo que preocuparse. Estaba invitando a tu vecino a desayunar con nosotras a modo de que me disculpe. ¿Qué dice Trevor, nos acompañará?—En mi mente sonó esa alarma que solo se activaba cuando mi madre tramaba algo.

Me quedo observando a mi madre intentando entender qué pretende hacer, pero ella ni me hace caso, a la vez que no despega su mirada de Trevor esperando su respuesta. Mientras yo en mi interior espero que no acepte la invitación, pero al parecer Dios está en mi contra porque él termina aceptando.

Quisiera convencer a todo mi ser para que se enoje por su decisión, sin embargo, me complace que haya aceptado y me enfurezco conmigo misma por esa chispa de alegría que siento dentro de mí.

¡Rayos!

¡Maldición!

No me queda de otra que permitir que mi madre se salga con la suya. Algo en mí me advierte que ella no se tomó en serio lo que le dije anoche, al parecer quiere seguir metiendo la cuchara en la sopa hasta que la enfríe.

***

Nos encontrábamos sentados en la mesa, mientras mi madre terminaba de preparar los hot cake que tanto me fascinan y que casualmente son los favoritos de Trevor.

Una vez comienza a servir el desayuno, mi padre entra en mi departamento.

—Buenos días, ¿Cómo está mi princesita?—con su gran entusiasmo característico se acerca hasta mi lugar, al mismo tiempo que me pongo en pie para permitirle que me envuelva en sus cálidos brazos, mientras deposita un beso en mi mejilla.

—Buenos días, papi.—termino correspondiendo a su saludo.

Cuando nos apartamos del abrazo, mi padre se quedó mirando a Trevor fijamente. Ahora por la grandiosa idea de mi madre tendré que presentarlos. Como le gusta ponerme en aprietos.

—Papi, déjame presentarte a mi nuevo vecino Trevor.—anuncié para llamar la atención de mi padre—Trevor, él es mi padre Andrews.

—Un placer poder conocerlo señor Andrews—se puso en pie para poder saludar a mi padre, ambos se estrecharon la mano.

—El placer es todo mío, me gusta conocer las personas que rodean el ambiente de mi princesa.—bufé por el comentario de mi padre, ya iba a comenzar con sus celos y sus advertencias.

—Que bueno que ya se conocen, ahora ¿por qué no empezamos a comer?—intervino mi madre, porque ya sabía hacia dónde se dirigía su esposo.

Nos ubicamos en la mesa, mi padre en el centro con cada una de sus mujeres al lado y Trevor se sentó a mi derecha. La oración le correspondía a mi padre, el cual antes de iniciar le pregunto a Trevor si era creyente.

—Sí, señor. Mis padres son miembros activos de la iglesia y fieles creyentes, lo cual me inculcaron a mí. Aunque tal vez no asista mucho por el trabajo, pero aun mi fe se mantiene.—Al parecer esta respuesta le agradó a mi padre, quien pidió reverencia y una vez nos tomamos de la mano comenzó a orar.

Durante todo el desayuno mis padres se dedicaron a interrogar a Trevor. Al parecer hoy se habían invertido las cosas, parecían dos policías instigando a un sospechoso. Por su semblante podía ver que no le molestaban sus preguntas, sin ningún reparo le contestaba. Todo siguió de este modo hasta que mi padre se dio por satisfecho.

—Bueno, para mi ha sido un gusto haberte conocido Trevor. Pero tenemos que ir a reportarnos en la cafetería.

—Para mí también ha sido un placer, señor.

—Llamame Andrews, no tienes porqué llamarme señor—expone mi padre mientras le palmea la espalda—Ya sabes cuando quieras puedes pasar a tomarte unos cafés en la cafetería, nosotros invitamos.

—Esta bien, se... Andrews.—mi padre sonrió complacido.

—Un gusto querido. Nos veremos otro día, puesto que casi no salgo de este edificio.—Trevor solo asiente mientras recibe el abrazo de mi madre. Mis padres se despiden de mí, para después marcharse y es cuando la aprehensión en mi pecho se deshace y puedo respirar libremente.

—Ves, eso era a lo que le temía cuando fuimos a la cafetería.—Trevor me mira con una sonrisa en sus labios.

—Ahora lo entiendo completamente.

—Por favor discúlpanos, ellos son un tanto intensos cuando se les mete algo en la cabeza. Aunque más mi madre.—le manifiesto mi sentir, puesto que me siento culpable de que mis padres lo hayan bombardeado de semejante manera.

—Tranquila, no tienes nada por lo que pedir perdón. No te creas que solo tú tienes unos padres conspiradores, bueno, si se les puede llamar de esa forma.

—Cierto, ahora me acuerdo que me hablaste de tus padres. Pero no creo que sean peores.

—Ja, quieres apostar.—exclamó, a lo que me encogí de hombros. Yo no creía que sus padres fueran más intensos que mis padres.—Pues entonces descúbrelo por ti misma. ¿Qué tal si me acompañas a comer en la casa de mis padres?—Me quedé petrificada con lo que me estaba pidiendo. Conocer a sus padres está fuera de discusión.

—Eh, no. Lo siento, pero no creo que sea prudente.

—¿Por qué no? —comenzó a rebatir mi negativa—Ya conocí a tus padres, creo que es justo que conozcas los míos. Bren, somos amigos y esto no cambiará nada.

Justamente eran las palabras que necesitaba escuchar, pero no entendía porque no me cayeron muy bien que digamos. Quizás intento seguir engañándome, solo espero no chocar fuertemente con la realidad.

—Esta bien, te acompañaré a la casa de tus padres.—su sonrisa se hizo evidente, tan solo por aceptar su invitación.

***

Empresa Casamenteros Hazim

La presidenta de la empresa convocó a una reunión a todos sus profesionales cupidos,puesto que cada tanto debían rendir cuentas de sus avances.

Se encontraban reunidos en la sala de conferencia en un semicírculo, mientras que Artemisa ocupaba su puesto en un podio que estaba ubicado a dos metros de distancia. A su espalda se encontraba un fondo de pantalla blanca dispuesta para sus presentaciones.

—¡Buenos días, dioses casamenteros!—comienza con un saludo formal, para proseguir con el motivo de dicha reunión— Los he reunido a los cuatro, a mis mejores cupidos, porque espero que me tengan buenos avances de sus misiones.

Los presentes estaban sorprendidos por la sonrisa que desplegó Artemisa, quien se veía de muy buen humor y su cabello suelto terminaba de dar la razón a este pensamiento.

—Comenzaremos con el caso Sheperd, tengo entendido que Hades y Hera son los encargados del mismo—elevó la vista de sus notas, fijando su mirada en los nombrados.—¿Hay novedades?

—!Buenos días, Artemisa! Estamos muy contentos por cómo va fluyendo todo, recordando que no podemos forzar una relación, aunque sí podemos trabajar desde las sombras—tomó la palabra Hera—Hades y yo, decidimos trabajar en conjunto porque notamos que el idóneo que le correspondía a él investigar su rutina era más compatible con Brenda. Se ven muy bien juntos.

—Sí. Además de la química que hay entre los dos, nos dimos cuenta que el otro que fue nombrado como idóneos, lo descartamos porque no tenían nada en común. —concluyó Hades.

—Entonces ¿están tratando de decir que de tres posibles idóneos se quedaron con uno?

—Exactamente.

—¿Y dos de mis mejores cupidos se quedaron con este caso, habiendo descartado dos y quedado un idóneo?—Artemisa los miraba con reproche—Ya no es necesario que estén ambos, confío en lo que hacen, pero Hades te necesitaré para otro caso. Hera te quedaras en la misión.

—De acuerdo, disculpe nues...

—Tranquilos, espero que para la próxima sea notificada. Saben que para casos muy difíciles utilizo dos cupidos, porque es mejor que uno. Sin embargo, este es especial y muy delicado por eso los seleccione a dos de los mejores, por los problemas que pudiéramos afrontar. Pero en vista de que ya estamos encauzados no creo que haya más problemas, por lo que ya es oficial Hera. —la susodicha tan solo asintió—Bueno, antes de otorgarte un nuevo caso Hades, proseguire con Circe y Zeus.

—En mi caso, ya estamos pronto a dar la fase final. Gracias a un amigo de mi elegido, supe que le va a pedir que sea su novia a la idónea.—expone Circe muy feliz.

—Fantástico, me agradan los finales felices—suspira Artemisa—¿Zeus?

—Ya oficialmente no tengo compromisos con mi elegido y la idónea, se han comprometido. Solo es cuestión de que fijen una fecha.

—Excelente, Zeus. Tengo una nueva misión para ti.—la presidenta busca una carpeta y se la entrega a Zeus— La persona escogida es Travis Harris, un padre desesperado para que su hijo policia encuentre pareja, puesto que solo se desvive por su trabajo. Por lo que tu elegido es Trevor Harris de trein...—fue interrumpida por Hera.

—Disculpe que la interrumpa, Artemisa. Pero ¿ese Trevor Harris es el idóneo de mi elegida?, ¿cómo es posible que tenga un expediente hecho por su padre?

—Lo que me dices no puede ser posible, tal vez hay otro Trevor Harris.— Artemisa busca en la carpeta que le entregó a Zeus una foto y se la muestra a Hera—¿Es el mismo?

—Sí, es él.

—Ahora la que quiere saber soy yo. ¿Cómo rayos tiene un expediente y es un idóneo? Esto no es posible.—Con esta noticia el semblante de Artemisa cambió, quien enojada comenzó a hacerse una coleta.

—Esto no augura nada bueno—le susurro Circe a Hera.

Comentario que todos en la sala correspondían, puesto que la acción de Artemisa de anudarse el pelo tan solo era señal de mal augurio. Reconocían que no iba a parar hasta saber quién cometió este error, y lo peor es que no sabían que sucedería cuando el culpable sea encontrado.

¿Esto afectará de alguna manera la misión?

¿Tendrán que buscar a otro idóneo para la señorita Sheperd? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top