Capítulo 8


Nota: Hola, esta historia desde el inicio la he tenido como una historia corta, porque de esta serie se van a desprender más historias igualmente cortas. Tenía planeado que serían trece capítulos, pero últimamente están surgiendo ideas que me van a obligar a extenderla. Esa es una de la parte por la que estoy súper lenta en esta historia y la otra, ya tiene siete meses y ya quiero avanzarla para terminar con ella, pero no quiero apresurarme tanto y arruinarla. Ese es el motivo y porque cuando no hay luz no puedo escribir, estoy empezando a ver la posibilidad de escribir en mi cel, aunque no me gusta ese método.  Disculpenme, por esta nota la cual borraré cuando termine la historia. 

Brenda

Como parte de mi rutina, todos los viernes me dirijo hacia la casa de mis padres para pasar tiempo con ellos. Es parte de esas cosas habituales que son sagradas y, que pase lo que pase, cumples con tu responsabilidad.

Mis nervios estaban a flor de piel, puesto que sabía que esta noche la conversación girará entorno a un solo tema de conversación "mi supuesta cita con Trevor". Para todo aquel que no conozca a mis padres, es probable que piense que soy paranoica y que estoy exagerando; pero no, ojalá fuese solo eso. Sé que en el momento que mis pies toquen suelo familiar, sus ojos me escanearan y comenzaran las preguntas de mi madre sobre la pequeña posibilidad de que terminemos juntos.

Cualquiera pensaría que mis padres están locos por salir de mí, que es lo que a veces he llegado a pensar. Aunque después, llego a la conclusión que solo quieren lo mejor para mí y que ellos, igual que otros padres, consideran que debemos de formar nuestra propia familia. Además de que están súper emocionados con ser abuelos, y el problema aquí es que soy hija única, por lo que me he convertido en su proyecto personal, después de que terminará con mi ex novio y de la forma en que lo hicimos...

Sacudí mi cabeza, como si de esta manera borrara los amargos recuerdos que aún me persiguen y hieren mi espíritu. «Vamos Bren, no vayas allí.» Me recrimine mientras abría la puerta de la casa de mis padres, me sumergí tanto en mis pensamientos que ni me di cuenta cuando había llegado.

Acostumbro caminar desde mi apartamento hasta donde hace un tiempo viví con mis padres, puesto que estamos separados por unos cuantos edificios, pero en la misma comunidad. Toda mi vida había vivido con ellos, hasta que decidí tener mi independencia, pero no quería vivir tan lejos de ellos porque me gusta ayudarles con la cafetería y además soy su única hija, no es como si quisiera irme lejos y abandonarlos. Aunque lo más importante y la raíz de la cuestión es que son lo único que tengo.

—Bren, hija, que bueno que has llegado. —Mi padre me saluda con un efusivo abrazo—Ya estaba comenzando a pensar que no vendrías, después de la llamada que te hizo tu madre.

—jajja, ¿Para qué huir de mi madre si sabe donde encontrarme?— bromeé, para restarle importancia al asunto. Está de más decir, que lo llegué a pensar, pero lo descarté porque de una u otra manera mi madre se enteraría de todo y que mejor forma que sea de mis propios labios.

—Cierto, tu madre no escatima en recursos y tiempo cuando se empeña en algo—la voz de mi padre bajó, y su mirada se encontraba fija en mí, pero es como si su mente estuviera en otra parte. A veces me es difícil leerlo, y en estos momentos estaba confundida porque sentía estas palabras dichas como con culpa. — Pero qué hago distrayendote, vamos a la cocina donde nos está esperando tu madre.

Seguí a mi padre hasta la cocina, mientras no dejaba de darle vueltas a estas palabras, para después quedar relegadas al saludar a mi madre. Ya todo estaba listo, así que solo ayudé a mi madre a llevar la cena al comedor.

Cuando coloqué el último recipiente que contenía una ensalada verde, nos sentamos a la mesa, mi padre en el medio, mientras que mi madre y yo quedamos de frente cada una a un lado de él. Como de costumbre, nos tomamos de la mano y mi madre, a quién le correspondía la oración, comenzó agradeciendo a nuestro señor por todas las bendiciones y por permitirnos reunirnos otra vez en familia.

Luego, a modo de tregua, a mi parecer, nos dimos a la tarea de comer mientras platicamos de la cafetería y dejábamos el tema de la cita para después. Pero la misma llegó a su caducidad, cuando al terminar intente recoger los platos.

—Bren, puedes dejar los platos. Aún no hemos terminado de hablar— con voz firme y sin lugar a réplica, mi madre tomó la iniciativa, como siempre.

—Está bien, mami. —me di por vencida, para qué iba a apelar si ya sabía que esta conversación se iba a dar, tarde o temprano, pero de que esperaban mi respuesta así era. Por lo que muy sabiamente me puse a disposición de mi jueza particular y mi abogado defensor.

— Sé que no nos debes explicaciones, pero considero que siendo tus padres por lo menos merecemos conocer las novedades en tu vida.

—Madre, estás hablando como si les estuviera ocultando cosas. Además de que suenas como si no viviéramos en la misma comunidad— habló sin rodeos, porque ella está por poner esto más serio de lo que es. — Antes que sigan haciéndose conclusiones erróneas déjenme decirles que no estoy saliendo con nadie. Simplemente mi vecino me invitó, muy amablemente por cierto, a tomarnos unos cafés. Saben qué?, no me sorprende que hayan pensado que tengo una pareja, pero les diré algo, si saliera con alguien no lo llevaría a la cafetería hasta que sintiera que es algo serio. Además, no quiero y tampoco puedo volver a pasar por la misma experiencia que con J...

Me detuve al darme cuenta que estaba elevando la voz, lo que es impropio de mí hacérselos a mis padres.

—Perdón, no era mi intención explotar así. Pero ya estoy cansada de que esten sobre mí, quieren que busque una pareja y no me dejan respirar con tantas interrogaciones. Les pediré que por favor, ya no más intento de casamenteros. Si he de tener una relación, quiero que sea por mi propia cuenta y no por terceros.— con toda la paciencia que pude reunir, les expresé lo que sentía— Los entiendo o pretendo hacerlo, pero la verdad me gustaría que pararan. Cuando haya alguien a quien presentar, pueden estar seguros que lo haré. Pero les pido encarecidamente, que por favor me dejen a mí elegir, porque no voy a elegir a nadie que otra persona quiera para mí, más bien tomaré lo que creo que es mi felicidad.

Cuando terminé mi verborrea, mis padres se quedaron absortos mirandome hasta que mi padre carraspeó.

—Está bien, hija. Vamos a tratar de respetar tu decisión.

—Bren, si por casualidad te gustará alguien que de una u otra manera indirecta tuvimos algo que ver ¿Lo dejarías o seguirías con él a pesar de nuestra intervención?— la pregunta de mi madre, me sacó de onda.

Antes de contestarle, lo medite y concluí en una sola respuesta —Claro que lo dejaría, porque no quiero nada impuesto o que alguien intervenga. No creo en más casamenteros, ni supuestos destinos, ni en almas gemelas y mucho menos en cupidos. Seré yo y sólo yo, quien elija con quien pasar el resto de mi vida.

Mis padres se miraron de forma cómplice, y en sus miradas pude ver el pánico. Será que ya no soy tan buena lectora facial, porque no entiendo a qué se debe esto.

Aunque de algo si estoy segura, es que no dejaré que nadie me vuelva imponer con quien salir y con quien estar. Sólo yo tengo los hilos de mi vida y no dejaré que nadie los use para controlarme otra vez.

No otra vez.

"Yo me pertenezco. Yo valgo. Yo me amo." Repito mi mantra mientras los recuerdos me quieren abrumar. Cierro los ojos y con más ímpetu clamó estas palabras en mi mente, mientras lo hago las veo como una pequeña luz que cada vez que las pronunció se expanden hasta arrasar con las penumbras .

Narra Trevor

A pesar de que ya era sábado, y por ende mi día libre, no pensaba quedarme haciendo nada en el departamento. Por lo que, sin ningún apuro preparé mi café, puesto que tenía el tiempo de esperarlo y poder disfrutarlo. Aún no me decidía que haría, pero aprovecharía para pasar a ver a mis padres, ya que tenía días que no me acercaba a su casa por la distancia.

en estos momentos me recrimino el haberme mudado a una hora de mis padres, pero se me pasa cuando recuerdo todas las encerronas que me han hecho con las hijas de sus amigos, vecinos y cualquier conocido. Suspiro, los amo y solo por eso soportaba esas citas impuestas, y lo peor que ellos lo sabían, por lo que se aprovechaban de la situación. Hasta que me mudé y ahora puedo rebatirlos con cualquier excusa, de modo que no les queda de otra que aceptarlo.

Con parte de mi plan armado para este día, tomo las llaves de mi auto que siempre la dejo en el recibidor de la entrada. Cierro con seguro la puerta de mi departamento, me dispongo a encaminarme al ascensor, cuando una señora apresurada choca conmigo y los envases que traía consigo se esparcen en el suelo. Gracias a Dios que mis reflejos son buenos y detener su caída.

—Perdóneme, Joven, no lo ví.—me observa con sus ojos marrones, que en vez de transmitir disculpa se notaba una astucia, que por el momento no entendía a qué se debía.

—No se preocupe Señora, yo tampoco la vi a tiempo para poder evitar el choque.—mientras hablaba,me agaché para ayudarle a recoger los recipientes.

—Ay Joven, yo y mi torpeza, como siempre. Disculpe por lo que le voy a preguntar, pero ¿Cómo se llama?—su mirada no perdía detalle a mis movimientos, mientras terminaba de recuperar todos los envases.— Perdone mi indiscreción, pero es que nunca lo había visto aquí y yo conozco a todos los que viven en esta planta.

—Tranquila, no es problema responderle. Me llaman Trevor.

—Un placer querido, yo soy Jennifer, pero me puedes decir Jenni.—Me brinda una sonrisa, y es cuando pienso que se parece a alguien, aunque ahora mismo no recuerdo a quien.

—Es un placer.—Le digo mientras trato de pasarle sus recipientes.

—¡Muchas gracias! ¿Estás muy apurado? Porque me gustaría invitarte a desayunar, de esa forma sabré que aceptas mi disculpa.

—Eh... No es necesario, yo...

—Claro que es necesario, por favor de esta manera sabré que me perdona de verdad.— iba a negarme otra vez, cuando de repente sale Bren de su departamento.

—¿Mami? ¿Qué pasó aquí?—Ya sabía yo que sé me parecía a alguien. Al parecer no es lo único en común que tienen, también la forma de conocernos ha sido la misma.

—Nada, hija, solo un choque. Pero nada por lo que preocuparse. Estaba invitando a tu vecino a desayunar con nosotras a modo de que me disculpe. ¿Qué dice Trevor, nos acompañará?

Observe a Bren, mientras ella no despegaba la vista de su madre. Después de unos segundos no sé que me movilizó a aceptar la invitación. Aunque me quisiera engañar, muy dentro de mí sabía la verdadera razón.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top