Capítulo 16

Brenda

Nunca pensé que vería dos personas tan felices casados, además de mis padres, pero los padres de Trevor irradian tanto amor y comprensión que ten dan deseos de tener lo mismo que ellos dos. Escuchar sus votos fue lo más bonito de toda la ceremonia, y en segundo lugar fue el baile para abrir la pista.

A pesar de que el centro de esta celebración son Tess y Travis, no puedo dejar de mirar a Trevor y su acompañante. Trato de convencerme que no me importa, pero en realidad siento una punzada de celos de verlo con otra. Aunque no debería porque yo he sido quien poco a poco lo he alejado, sin embargo, no puedo sacarlo de mis pensamientos.

Dentro de lo que cabe disfruto de la noche, para luego despedirme de los festejados. Prometiéndoles que nos veremos muy pronto, aunque es de dientes para afuera porque debo alejarme de todo lo que me recuerde a Trevor, puesto que no considero que sea sano seguir frecuentando su círculo familiar.

Voy hacia afuera del recinto para llamar a mi padre, quien contesta inmediatamente.

—Ay, hija se me olvidó que tenía que recogerte— se disculpa mi padre.

—¿Pero vienes a recogerme verdad?

—Ups, no puedo. Me fui a celebrar con mis amigos y estoy lejos de donde estas. Mi amor, ¿por qué no le pides a tu vecino que te lleve? Al fin y al cabo van para el mismo lugar.

—Papi, yo no quiero molestarlo por esa razón te pedí a ti el favor.

—Pero eso no sería molestia porque van para el mismo lugar.

—Rayos, Papi ¿voy a tener que hacer eso? No traje dinero para pedir un taxi. Bueno, ¿mami esta en la casa? de ese modo puede esperarme afuera para que me pague el taxi.

—No, tu madre salió. Al parecer tiene una reunión con las mujeres de la iglesia, ya sabes.

—Assshh, esta bien. Adiós papi.

—Nos vemos mañana mi reina.—Colgó sin más. Lo que me parece raro es que a mi padre se le haya olvidado que debía recogerme. Él no es así, es demasiado sobreprotector conmigo y si le digo que me debe buscar a Canadá conduciendo lo hace. Porque vamos, es el mismo que lloró la primera vez que me dejó en el colegio y quien llegaba quince minutos antes de concluir las clases.

Entendiendo que no tenía más opciones que pedirle a Trevor que me lleve, me doy la vuelta para volver a la fiesta a buscarlo. Pero como si alguien quisiera ahorrarme la caminata, lo veo salir mientras se encamina hacia su auto.

—Trevor, espera—Lo llamo mientras corro, no vaya hacer que mi mala suerte se expanda hoy. Él se detiene para que pueda alcanzarlo.

—Bren, ¿Por qué corres?

—¿Ya te vas?—pregunto sin detenerme a responder su incógnita.

—Sí, mañana trabajo temprano y no quiero trasnocharme más de lo necesario.

—¿Podrías llevarme? Porque a mi padre le surgió un problema y no podrá pasar a recogerme como habíamos quedado.—Aunque no lo crean, siento una vergüenza mientras le pido que me lleve. Porque Trevor muy amablemente se había ofrecido a venir conmigo a la celebración y yo me negué, pues ahora resulta que soy yo quien está pidiendo ir con él.

—Claro, vamos hacia el mismo lugar—Me da una de esas sonrisas cálidas que mueve todo en mí. Al mirarlo me percato que a pesar de mi reticencia, mi corazón está mandando para el carajo la razón y está por tomar sus tontas decisiones.

No dejo de darle vueltas a este pensamiento, ni siquiera mientras lo sigo hacia su auto y emprendemos el camino hacia nuestros departamentos. Trevor con su silencio me permite que siga nadando en mi mente, y en verdad se lo agradezco porque necesito pensar con claridad. Pero también sé que hasta que no llegue a mi casa, no podré componerme y concentrarme en una solución.

Cuando llegamos le doy las gracias por traerme, para apresurarme hacia mi departamento. Sé que en parte estoy actuando mal, pero solo puedo pensar en alejarme rápido para que toda bruma se despeje. No sé si es buena señal o mala que encuentre a Dafne en el pasillo, quien inmediatamente viene a mi encuentro.

—Hola, Bren. Hasta que al fin llegas, estaba loca por hablar con alguien—comenta con su característica efusividad.

—Hola, Dafne. Ahora mismo no puedo, que tal mañ...—no espera que termine para interrumpirme.

—¿Te sucede algo Bren?—Niego con mi cabeza, mientras intento abrir la puerta.

—Por supuesto que sí. Estas abriendo por el lado equivocado.—Pronuncia, cuando me arrebata las llaves y abre la puerta.—Sabes, creo que en realidad quién necesita desahogarse eres tú. Tienes suerte que me encante escuchar los problemas de los demás.

—No tengo nada pa...

—Bren, no admito negativas. Somos amigas, vale. Nada de lo que me cuentes lo divulgare, puedes confiar en mí.—Sopeso la respuesta, para terminar asintiendo. Tal vez Dafne pueda ser de ayuda.

Dejo entrar a Dafne y nos dirigimos hacia el sofá. Una vez estamos sentadas me observa detenidamente mientras espera a que comience.

—Esta bien, te contaré. Pero no me apresures, porque se me hace difícil decir en voz alta mis pensamientos.

—Tranquila, Bren. Te escucharé y solo intervendré cuando crea que es necesario.

—Ok—Suspiro pesadamente—Ya conoces mi historia con mi ex-prometido, por lo que será un poco más sencillo que me entiendas.—Hago una pausa antes de continuar—También sabes sobre la decisión que tomé de alejarme de Trevor, pues resulta que estoy sintiendo mucho más de lo que quisiera por él. Tengo miedo de que me vuelva a perder, ahora que me he reencontrado con mi mejor versión.

—Bren, no te voy a decir que se por lo que estas pasando porque la verdad es que nunca he estado en tu posición.—toma la palabra al ver que mi estado, mis lágrimas corriendo por mis mejillas. —Pero comprendo tu miedo a ser lastimada y no es malo sentirse de este modo, sin embargo, que nos dejemos vencer por el si lo es. Eres una sobreviviente, lo que te pasó te marcó, sí, pero te hizo más fuerte. Podrías haberte quedado encerrada en tu caparazón y no ver la luz que la vida te está colocando. Tus sueños podrían haber muerto ese día, a pesar de todo no fue así.

—¿Pero qué me garantiza que pueda salir airosa esta vez?

—Te seré sincera. Nada, absolutamente nada te lo garantiza. Sí, puede que salgas lastimada como puede que no, pero nunca lo sabrás si no te arriesgas. ¿Nunca has escuchado "Quien no se arriesga, no pasa la mar"?—Se detiene por un momento— Sabes, tampoco te voy a decir que el tiempo cura, como tal vez muchos te han dicho. Puesto que, a pesar de que creo en ello, no al cien por ciento, porque de ser así ¿Qué cantidad de tiempo es necesaria? Lo que cura es el conocimiento de que te va a tomar tiempo y, este, dependerá de ti.

»¿Estás dispuesta a soltar tu pasado y a vivir el presente, sin temor al futuro?—Hace una corta pausa, para proseguir— Esa es la única clave. No olvidar, porque aprendiste de esa lección que te dio la vida. Pero la diferencia ya no es lo que vas a hacer para omitir o cambiar el pasado, en este momento lo que te corresponde es vivir el hoy, el aquí y el ahora. Porque el mañana es incierto.

—Pero que decisión debo tomar respecto a Trevor.

—Sabes, te diré algo. Tienes cincuenta por ciento de probabilidades de que falles, pero tienes otros cincuenta por ciento de que aciertes. Cuando me toca tomar una decisión, sopeso cuál es la que más miedo me da. Porque, muchas veces, lo que más le tememos es lo que nos da la victoria. Piensa esta noche qué quieres hacer, eso que te haga feliz y te traiga paz. —Expresa, mientras se pone en pie para marcharse.

—Dafne, gracias por tus consejos. —murmuro antes de que se vaya, ella solo asiente para después salir y dejarme sola con mis pensamientos.

Suspiro cuando me doy cuenta que esta noche será demasiado larga para mí.

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