Capítulo 13
Brenda
Al abrir los ojos lo tuve que cerrar rápidamente, puesto que la luz, que se filtraba por la ventana, me molestaba. Además, de que un fuerte dolor de cabeza me invadió, y, como si esto fuera poco, tenía nauseas. Con sumo cuidado me gire a la derecha, para poder buscar mi celular en mi mesita de noche, pero grande fue mi sorpresa al percatarme que no se encontraba ahí.
—¡Qué extraño! Yo nunca he cambiado mi mesita de lugar—Susurre, mientras sostengo mi cabeza entre mis manos. No soporto el dolor atosigante, y necesito encontrar la susodicha mesa.
Con cautela me levanté de la cama, la cual extrañamente tenia sabanas que no reconocía, y al pie de la misma se encontraba una alfombra gris. Por lo que escaneo el lugar, a pesar que tiene los mismos metros cuadrados que mi habitación, puedo reconocer al fin que no dormí en mi departamento. Esta estancia estaba todo decorada con colores gris y blanco, a excepción de la cama, la cual poseía tonos de azul y verde claro.
Rayos, ¿con quién me fui anoche?
Justo por estas situaciones es que no me gusta salir de fiesta. Tengo que salir de aquí, aunque tengo que saber con quien amanecí. Pero estoy vestida, eso es bueno ¿no? Significa que no pasó nada. Ya puedo respirar tranquila, una vez llega la comprensión a mi mente. Hasta que recuerdo todo lo que sucedió anoche.
Dafne se perdió entre la multitud, se quedó con mi cartera, por lo que me dejó sin comunicación y sin dinero. Para rematar, le dije guapo a Trevor y como si esto no fuese poco, lo besé.
—Ay, que estupida Bren—. Me reclamó—¿Cómo fuiste capaz de semejante acción? Ahora ¿qué pensará de mí? Juro que no vuelvo a tomar de esta forma, nunca más, en lo que me resta de vida.
Cuando iba saliendo del departamento, Trevor, entra todo sudado con su ropa deportiva.
—Buenos días, Bren.— saluda con una deslumbrante sonrisa—¿Cómo amaneciste?—Al mirarlo, me averguenzo por lo que sucedió anoche, por lo que tomé la decisión de ignorarlo. Puesto que si lo olvido, entonces nunca pasó.
—Buenos días. Muy bien gracias—correspondí a su saludo, le sonreí a pesar del dolor de cabeza que tengo—. Ahora si me disculpas, iré a ver si encuentro a Dafne, ya que ella se quedó con mi cartera.
—Espera Bren—me detuve por su pedido—. Antes de salir a correr, fui a buscar a Dafne y recuperé tu cartera. Porque sabía que ibas a necesitar las llaves, para poder entrar a tu departamento.—comentó, para después ir hacia el sillón y tomar mi cartera.—Aquí esta.
—Gracias—manifesté, mientras tomaba entre mis manos mi cartera—Bueno, tengo que irme. Otra vez, gracias Trevor.
—A la orden.
Terminé despidiéndome de él, para luego tomar rumbo hacia mi departamento.
Una vez me haya bañado, preparado un café bien fuerte y tome una aspirina, meditaré seriamente en los pasos que daré de ahora en adelante, porque esto no se puede repetir. Por lo que por el momento, me permitiré no pensar en nada y disfrutar lo que queda de la mañana en paz.
***
Mucho más tarde, cuando me encuentro más relajada, me siento en el balcón con mi café y comienzo a repasar el día de ayer. Desde el desayuno con mis padres hasta la salida al bar con Dafne. A pesar de mi renuencia, profundizo en mis sensaciones, sentimientos y motivaciones cuando estoy cerca de Trevor.
Casi me ahogo con mi suculenta delicia negra, cuando mi mente y corazón llegan a una conclusión, la cual estoy reticente a aceptar. Pero al ser una experta en describir dichas sensaciones en mis personajes, conozco las características que definen este sentir.
Estoy camino a enamorarme de Trevor.
Tengo que detener todo esto a como dé lugar. En mis planes no está sufrir otra vez por el amor, ya fue suficiente una vez, como para abrir los brazos a una segunda. No quiero volver a sentirme inutil, y aceptar todos los malos tratos para poder ser suficiente o complacer a un tercero.
Cuando no sabía mi valor, deje que Lucas me pisoteara y que aplastara mis sueños. Desde pequeña he sabido lo que quería ser, una escritora best seller, pero por complacerlo aplace y abandoné mis escritos.
Sin la escritura siento que mi corazón deja de latir, ella es una de mis razones de vivir y, por ende, estaba muerta hasta que mi padre me dio dirección, ayudándome a recapacitar. Volví a retomar mi escritura, sin embargo, con ella la violencia aumentó y Lucas pasó de las palabras a la acción.
Golpe tras golpe me ofrendó, hasta que me armé de valor y levanté una denuncia en su contra, pero el oficial que me tomó el acta defendió a mi agresor. Sí, quién debía defenderme y protegerme no lo hizo. Aunque, más tarde descubrí que ese policía era su primo.
Días después, el que creí mi gran amor, me lastimo a tal grado que tuvieron que internarme y esta vez sí me tomaron la denuncia. Además de una orden de restricción, porque solo iba a durar dos años como mucho por la agresión. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Por esta razón ya no creo ni en el amor, mucho menos en los agentes de ley.
Resoplo con frustración, al mismo tiempo que intento que las lágrimas no me invadan. Al recabar estos acontecimientos de mi pasado, me han amargado el día y con ello mi café.
El sonido del timbre, me sacó de mi deprimente momento. Antes de abrir la puerta, me percaté de quitar cualquier rastro de que estaba llorando, a pesar de que era una pérdida de tiempo.
Detrás de la puerta se encontraba Dafne, haciendo lucir todo, como un deja vu.
—Hola, Bren. —tanteo, con lo que parecía más una mueca que una sonrisa—¿Podemos hablar un momento?—estaba por comentarle que no me encontraba con ánimos de hablar, sin embargo, insistió — ¿Estás bien, Bren? Tienes los ojos rojos. ¿Sucedió algo en el bar?
—Estoy bien, no es nada. —suspire, resignada—Está bien, entra.
Dafne entró sin hacerse la de rogar. —Bren, vine a pedirte disculpas. Estaba bailando con un tipo, y cuando regresé no te vi.
— ¿Cuántas canciones bailaste? porque te espere demasiado. Bueno, hasta que Trevor llegó.
—Ahh, entonces te fuiste con Trevor. Aunque llegue a esa conclusión, después que él fuera a buscar tu cartera.
—Sí—comenzó a sonreír bobaliconamente, lo que me molestaba—Pero no es lo que imaginas. Tan solo me ayudo, porque cierta persona se olvidó de mí.
—Ay, confiesa que te gusto que te haya dejado.
—Claro, que no. Además …
—¿Además?—interrogó— Vamos di lo que ibas a decir. puedes confiar en mi, Bren.
—Está bien—termino aceptando, porque necesito contarle lo que siento a alguien—He estado pensando, y considero que lo mejor que puedo hacer es alejarme de Trevor.
—Pero ¿por qué?
—Es una historia un poco larga, sin embargo, si deseas te la contaré.—ella asintió, por lo que le explique todo lo que había estado cavilando hoy. También le comenté sobre Lucas, y la razón por la que no puedo dejar que Trevor siga ganando terreno en mi corazón.
—Wao, Bren. No sabía que habías pasado por todo esto. Pero lo único que demuestra es que eres valiente, porque te alejaste de la persona que te hacía daño.—se acercó y tomó mis manos—Entiendo tu cautela, sin embargo, no estoy de acuerdo con tu decisión de alejarte de Trevor.
—Es necesario. Trevor es policía y…—Dafne, no me deja terminar.
— ¿Y que? Lo es, pero no es aquel oficial que no creyó en ti. Acabas de decir, que era su primo, que culpa tiene Trevor de que ese agente velará por su familiar.
—Sé que no tiene nada que ver, pero…
—¿Sabes que, Bren? Siento que solo estás siendo cobarde, estás buscando excusas, para no abrir otra vez tu corazón. Entiendo que tu ex te hizo sufrir, pero no todos los hombres son abusivos. Es más, Trevor no se ve como un golpeador.
—Las apariencias engañan.
—Sí, tienes razón. Pero en este caso no es como si te fueras a casar. —suspiro—Te daré un consejo, Bren. Conoce a Trevor, es el primer paso y deja que todo fluya. Si ha de ser, será. Como dice mi jefa, “A la fuerza ni los zapatos entran”.
—Me hiciste recordar mis antiguas sesiones con mi psicóloga.
—¿Por qué dejaste de ir?
—Porque creía que ya había solucionado todo. Pero hoy me doy cuenta que tal vez, pude dejar atras a Lucas y todo lo que me generaba, sin embargo, aun no supero que quien tenía que creer en mi palabra no lo hizo. Tienes razón, estoy asociando a Trevor con ese oficial y no es justo, porque estoy segura que es mejor persona que ese hombre.
—Por supuesto. Otro consejo, si quieres estos días tómalo para pensar mejor las cosas y no tomar decisiones apresuradas que a la larga o a la corta te traigan consecuencias negativas. Recuerda, deja que todo fluya.
—Gracias, Dafne. Lo pensaré.
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