23

Mis parpados se abren cada vez más mientras detallo numerosas veces la corpulenta figura que se encuentra frente a mí.

―Sabes, por un momento creí que no vendrías ―sonríe― pensé que habías sido inteligente y no le brindarías "ayuda" a mi mujer ―toma mi mano― pero como siempre, me decepcionaste Iveth.

Esas palabras recorren mi cabeza un sinfín de veces, es como un eco, la diferencia es que este no se vuelve tenue hasta desaparecer. Y por más que escuche las mismas palabras, aunque intente procesarlo no entiendo su significado. Es como si mi cerebro se hubiese apagado.

¿Él qué hace aquí? ¿yo qué hago aquí?

No debí venir, yo sabía que cometía un error, lo sabía. Dios santo ¿cómo no me di cuenta de su presencia? Pero su auto no está estacionado... ¿él sabía que lo espiaba y por eso lo escondió? Mierda, todo se fue a la basura por mi propia culpa, siempre ando haciendo lo que no debo.

No, no puede ser cierto.

Una ligera brisa nos envuelve haciendo que mi piel se erice ante el delicado roce.

Miro nuestro alrededor despacio, lo observo con necesidad, desespero, sin embargo, no hay nadie, estamos completamente solos. Es como si fuese un pueblo fantasma.

―¿Por qué no hablas Iveth? ―aprieta su agarre en mi mano― ¿el frío te congeló el cerebro?

Humedezco mis labios secos con lentitud intentando conectar mis neuronas, sin embargo, me es imposible debido la vista que tengo.

Andy se encuentra completamente despeinado y su piel carece de color. Su mirada se ve perdida mientras que su agarre tiembla un poco.

Parece fuera de sí.

―¿A qué te refieres? ―pregunto haciéndome la desentendida. No sé si esto sirva de mucho, pero si niego todo tal vez me crea, no parece en sus completos cabales.

O puede ser peor al no poder predecir sus acciones.

―¿Viniste a llevarte a Morgan, cierto? O tal vez a cerciorarte que se haya ido ¿no? ―su mano está muy fría.

―No ―rasco mi cabello nerviosa. Su mirada se encuentra tan desorbitada que me asusta como nunca lo había hecho antes― Vine a ver como la golpeabas hoy ―confieso― me parece interesante apreciar el espectáculo desde aquí, es como un show de sombras.

No puedo creer que se lo dije.

Mis labios se movieron por si solos, en contra de mi voluntad.

―¿Qué? ―frunce el ceño con confusión― ¿tú ya habías venido antes?

―Casi cada noche. Sé la hora en la que pasa todo allí dentro. Deberían aprender a cerrar bien las cortinas de vez en cuando ―aunque sólo fue una vez que me acerqué de más― me sorprendía como no emitían sonido alguno ¿acaso le cubrías la boca? ―no sé de dónde he sacado esta fluidez para hablar o porque le estoy contando todo lo que he hecho y visto, pero eso parece servir para evitar que me ataque de alguna forma.

Él suelta mi mano y comienza a rascar su cabeza. Miro detrás de él notando aun la absoluta soledad y una oportunidad para escapar. Pero hacer eso no serviría, él sabría dónde encontrarme y tomaría represarías sin dudarlo.

―¿Entonces me dirás que ella no fue a tu casa a pedir ayuda y tú se la brindaste?

―Fue a mi casa, pero la eché, no tenía por qué ayudarla, no pondría mi vida y la de otros en juego ―me acerco a él― soy fiel a ti Andy, no podría traicionarte, aunque quisiera...

Y no miento en lo absoluto, le debo total obediencia si quiero que todo siga bien.

Lo único que me pregunto es dónde está Morgan. Si él descubrió todo significa que ella puede estar encerrada en algún punto de esa casa o simplemente la silenció de alguna forma. Debe estar allí dentro.

―Ya que sabes tanto ―vuelve a sujetar mi mano con tanta fuerza que creo que romperá mis dedos― entonces no debo dejarte ir así como así ―me empieza a arrastrar hacia su casa con rapidez. El pánico se apodera de mí, pero cubro mis labios con mi mano para evitar gritar. No quiero que se enfade conmigo y haga algo de lo cual me arrepienta el resto de mi vida.

Debo obedecerlo en silencio.

Ya en el interior de la casa me conduce hacia unas escaleras las cuales subimos en menos de cinco segundos.

¿A dónde me lleva? ¿me va a encerrar con Morgan? No, no tiene sentido, yo le genero ganancias y sabe perfectamente que no hablaré por nada del mundo ¿entonces por qué dice que no puede dejarme ir?

¿Qué se supone que hizo?

―Yo... yo no quería hacerlo ―dice cuando llegamos frente a una puerta― yo amo a Morgan Iveth. Tú sabes que la amo ¿cierto? ―me mira completamente desesperado lo cual me obliga a asentir varias veces― ¿ves? No estoy loco, mi amor lo notan los demás ―coloca su mano sobre la perilla― pero ella siempre hacia todo mal, ella no me amaba como decía que lo hacía. ¿Si me ama tanto porqué me haría enojar? ―está enfermo y por esa razón debo cuidar muy bien mis palabras.

Mantén la calma Iveth, mantente al margen.

―A veces las mujeres son insensibles y no saben apreciar los detalles que le hace su pareja ―él asiente― son ingratas y merecen lo que sea que su hombre decida hacer con ellas. Nosotras somos las únicas culpables ―miro con fijeza la puerta de madera― ustedes sólo quieren lo mejor para nosotras ¿no? ―dirijo mis ojos hacia él― sé que tus decisiones son las correctas Andy, como las de tu padre también, ustedes nos dan comida y un techo, lo menos que podemos hacer es obedecerlos por agradecimiento.

Quisiera cortarme la lengua en este preciso momento. Siento hasta nauseas con sólo analizar lo que dije, no puedo creer que he llegado a esto simplemente para mantener mi integridad.

Dios, que asco.

Él me sonríe en grande antes de abrir la puerta.

―Tienes toda la razón Iveth, yo no soy culpable de nada ―muevo mi vista hacia el interior de esa habitación quedando completamente en shock― yo sólo hice lo que debía hacer con una malagradecida como ella ―palmea mi espalda― me alegra mucho que comprendas mi actuar Iveth, en verdad eres admirable.

Sin darme cuenta lagrimas comienzan a brotar por mis ojos.

Camino despacio dentro de la habitación cayendo de rodillas al llegar a mi destino.

Carcajadas salen por mis labios abarcando cada parte del cuarto. Son tan fuertes que fácilmente algún vecino cercano podría escucharme.

―Morgan ―agarro el brazo de la morena. Está muy frío― deja de bromear ―sigo riendo entre lágrimas― vamos levántate ―muevo con más intensidad su cuerpo― Morgan vamos...

El rostro de la chica se gira hacia mi dirección viéndome fijamente. Mis músculos se congelan evitando que pueda alejarme de inmediato del inerte cuerpo.

Estoy paralizada.

―Ella cayó y se lastimó con el mueble ―habla Andy atrás de mí― traté de hacerla reaccionar, pero ya no lo hizo, resultó ser muy débil ¿cierto?

La mató...

Cubro mis labios impidiendo que el vómito escape de ellos.

¿Qué es esto?

―¿Podrías ponerla bonita? ―pregunta a mi lado― no quiero que mi último recuerdo de ella sea un rostro ensangrentado ―coloca su mano sobre mi hombro― en el baño tiene todo su maquillaje. Ponle también el vestido rojo que está en el armario, se ve muy sexy con ese ―escucho sus pasos alejarse― las estaré esperando ―cierra la puerta.

Sin querer conecto una vez más mis ojos con los de ella haciendo que mi piel palidezca por completo.

¿Qué hago?

Agarro mi cartera con manos temblorosas en busca de mi celular, pero el recuerdo de yo rompiéndolo en tres partes llega a mí.

Mierda...

Miro mi alrededor en vano, topándome sólo con muebles sin nada sobre ellos.

No hay teléfonos aquí....

Cubro mi rostro con mi mano en un intento por calmarme, pero la sensación de estar tocando a Morgan llega a mí haciéndome vomitar sobre el suelo en dos ocasiones.

―Esto está mal ―susurro. Si tan sólo la hubiese ayudado cuando me lo pidió, si le hubiera dado algún consejo, ella no estaría así.

―Esto es mi culpa, todo esto es mi culpa ―empiezo a mecerme en mi lugar― ¿por qué no se mueve? ¿por qué estás así? ―pregunto a Morgan― ya levántate, por favor Morgan, deja de fingir ―agarro mi cabello con fuerza― no juegues con esto...

...

Limpiaba con un trapo la maltratada piel de Morgan. Diversas marcas de amarres, cuchillas y tal vez quemaduras cubrían sus brazos y piernas. Un lado de su cabeza tenia una gran brecha la cual permitía ver su cráneo hecho trizas. Estoy casi segura que la estampillo contra el mueble hasta que se cansó.

Él sólo me castigó una vez y creí que iba a morir ¿qué será de ella que lo vivía a diario? ¿cómo se sentía? ¿por qué me limitaba a ver y nunca hice algo? Aunque hubiese sido pequeño habría servido.

Estoy enferma.

Suspiro mientras deslizo la húmeda tela sobre su vientre.

―No quería verte desnuda de esta forma ―arrugo la nariz― me da mucho asco, lo siento ―aprieto mis ojos conteniendo las lágrimas. No puedo entrar en crisis otra vez, ya he tardado demasiado.

Me pongo de pie y comienzo a revisar unos cajones en busca de ropa interior.

No sé qué él gana haciendo esto.

Ella debió sufrir tanto...

Saco lo que estaba buscando y se los empiezo a colocar a Morgan.

Esto es horrible, tendré pesadillas el resto de mi vida, ya no podré estar tranquila otra vez.

Si no lo hace Andy será mi conciencia la que me mate.

No puedo creerlo aún maldita sea.

Abro el armario sacando un único vestido que se encuentra allí. Ladeo el rostro confundida. No creo que ella tenga sólo un vestido ¿dónde está toda su ropa?

Niego un par de veces e ignoro ese ridículo pensamiento.

Sólo debo centrarme en lo que pasará después de esto. ¿Qué pasará conmigo? ¿Y si me querrá silenciar? No quiero morir, no quiero acabar así.

―Dios Morgan ―acaricio su magullada mejilla despacio― creo que esto es lo mejor que te pudo pasar ―deslizo mis dedos sobre sus labios― no importaba lo que sea que hicieras, no podrías escapar de él ―toco su cuello― esta era la única forma de liberarte de tu sufrimiento ¿no lo crees así también? ―abrocho los botones del vestido.

Al terminar camino hacia la puerta y al abrirla me topo de frente con Andy.

Trago grueso al detallar sus dilatados ojos claros.

―¿Acabaste? ―pregunta con una ceja alzada.

―Sí ―miro hacia la cama.

Él me da un empujón estrellándome contra la cómoda y entra a la habitación.

―¡¿Qué es esto?! ―pregunta en voz alta haciendo que me encoja en mi lugar― ¡Se ve horrible! ¡¿Es que no sabes ni maquillar a una muerta?! ¡Estuviste dos años con ella! ¡¿no recuerdas su estilo?! ―me pongo de pie y corro hacia el baño sacando todo el maquillaje que hay en él.

―Perdón, lo arreglaré ―tomo unas brochas con manos temblorosas― fue mi error, sólo mi error ―empiezo a pintar sus mejillas― ya lo estoy arreglando Andy, quedará hermosa ―concentro toda mi atención en mi mano.

Él está peor que antes, esto le afectó demasiado, él me va a matar apenas termine con esto, yo lo sé, acabaré en el fondo de un lago o me quitará la piel mientras esté viva.

O peor.

Me venderá a algún hombre de otra parte del mundo y me convertirá en su esclava.

Terminaré mal. Muy mal.

Deslizo el delineador sobre sus ojos.

Yo no recuerdo cómo se maquillaba, ha pasado tanto no puedo recordar nada ¿quién demonios soy?

―¡Ya basta! ―grita a mi lado espantándome de tal forma que un ligero jadeo deja mis labios― veo que ni para esto sirves, eres una inútil. Todas las mujeres son así ―dejo mi mirada sobre mis piernas mientras grito internamente con todas mis fuerzas― llévala al carro ―ordena.

―¿Al carro? ―pregunto en voz baja.

―Sí, sí, el que está en el garaje ―¿dónde está el garaje? ― pero muévete Iveth ―toma mi cabello obligándome a ponerme de pie.

Cuando me suelta tomo un brazo de Morgan y lo coloco sobre mis hombros. Arrastro su cuerpo hasta que toca el suelo haciendo que caigamos gracias al desequilibrio. Al impactar con el borde de la cama escucho como algo se rompe, encendiendo todas mis alertas.

―¡No dejes que caiga! ―vuelvo a tomarla entre mis brazos y nos reincorporamos como puedo.

Ella está muy fría.

Él empieza a caminar y yo lo sigo en silencio. Siento como si el cuerpo de Morgan cada vez pesara más. Si esto sigue así volveré a caer.

No puedo creer que estoy asiendo esto, me voy a ir al infierno, me volveré cenizas Dios mío.

Al llegar al garaje señala el maletero abierto de un auto que no había visto antes y yo meto el cuerpo allí, al lado de unas bolsas y herramientas sucias. Mi cuerpo se desploma un poco, pero me sostengo de la pared para no caer.

¿Qué se supone que haces? ―pregunta a mi lado― ¿quién te dijo que debías meter a mi esposa allí?

¿Cómo puede decir una frase así de forma tan fría?

Mis piernas ya no soportan más esta situación, colapsaré pronto, estoy segura de ello.

―Perdón ―me inclino y con mucha dificultad vuelvo a sacar el cuerpo de su lugar― ¿dónde la coloco? ―alejo mi cara lo más que puedo de esa piel fría a mi lado.

―En el asiento trasero ―abre la puerta― acuéstala y acomódala como si durmiera.

Obedezco sin rechistar, volviendo a sentirme liberada al descargar ese peso. Cuando cumplo su orden me vuelvo a reincorporar. Puedo sentir como escurre sudor por mi rostro.

―Súbete ―ordena mientras entra al asiento del conductor.

―¿A dónde iremos? ―pregunto al entrar al auto. Está helado aquí adentro. Con el rabillo del ojo observo el cuerpo de Morgan. Parece como si estuviese borracha.

―A un lugar para que te deshagas del cuerpo ―abre la puerta del garaje y enciende el auto― tu cadáver, tu responsabilidad.

¿Qué?

―¿Cómo que mi cadáver? ―mi respiración se vuelve más intensa― Andy, yo no hice nada.

Arranca.

―¿Cómo no? Yo vi cuando discutías con mi mujer y la empujaste haciéndola golpearse con el mueble ―no...― luego quisiste hacerla pasar por dormida y huir, pero como te vi me amenazaste con un arma y me obligaste a ayudarte con esto ―rasca su cabello― fui testigo de cómo enloqueciste.

―¡Andy no! ―suplico― ¿harás que me metan a prisión? Me voy a pudrir allí ―cubro mi rostro desesperada. No quiero pisar ese sitio.

―No te preocupes. Es por si hablas de más con alguien ―doblamos en una calle― es obvio que si decides confesar y decir dónde está el cuerpo se darán cuenta que la castigaba, sin embargo, esos son cargos que mi abogado puede sobrellevar a la perfección, ya sabes, pequeñas discusiones de pareja ―eso no tiene sentido, si se dan cuenta que él la maltrataba no se necesitan más de dos neuronas para conectarlo con su muerte, pero en algo tiene razón, él tendría abogados y también podría comprar a los jueces, yo no tengo la mínima oportunidad― Tienes que saber que si me hundo tú lo harás conmigo. Tus huellas están por todos lados por eso pidió que yo le hiciera todo a Morgan, lo tenía planeado― ¿pero no debemos recurrir a esto cierto?

Es una basura. Sin darme cuenta cada vez estoy más envuelta a él. Si antes estaba atada de manos ahora estoy amarrada a una silla por todos lados.

―¿Dejaste los papeles apropósito no? ―pregunto mientras veo a través de la ventana― la ponías a prueba.

―Exacto y ya sabemos que no fue leal ―entramos a una calle extraña― sólo un estúpido creería que dejaría papeles tan importantes a la vista.

Tiene razón, debí haberme dado cuenta. Habría evitado muchas cosas.

―Ya veo ―suspiro.

Nos quedamos en silencio por unos largos minutos. El ambiente es tan denso que siento que podría asfixiarme de un momento a otro.

No quiero estar aquí.

―Admito que aún me tiene sorprendido el que me espiaras todo este tiempo ―escucho una pequeña risa por su parte― no me di cuenta en lo absoluto.

―Estabas ocupando golpeándola ―muevo mi pierna con inquietud― aunque por lo que vi no sólo la golpeabas...

Vuelve a reír.

―Me refiero a que el tipo que te vigila nunca me dijo que ibas a mi casa ―lo volteo a ver de inmediato― cuando regresemos a la ciudad le daré un merecido castigo. No entiendo cómo una idiota como tú podía escapársele cuando quisiera ―observo su rostro perpleja― pero bueno, eso sirvió de algo. Ahora pensarás muchas veces antes de intentar traicionarme ¿cierto? ―¿cómo nunca pensé en qué me vigilaba? Eso era obvio, Andy no es un idiota, pero ¿cómo ese sujeto nunca le informó nada? ¿cómo no lo vi? Dios ¿cómo aún sigo viva?― Morgan es una mujer muy torpe ―vuelve a hablar de la nada― Llegó un punto en donde los golpes ya no servían ―noto como aprieta el volante― siempre rompiendo cosas o haciendo todo mal ¿puedes creer que intentó hablar con otro hombre en el centro comercial? Por suerte uno de mis hombres lo evitó ―espero que ese chico no haya sido Jordan― pero no importa cuánto hacía, ella no aprendía.

―Entiendo ―aprieto mis manos en un intento de controlar mi temblor. A él le está pensando la conciencia, por eso excusa sus actos. Me causa nauseas.

Veo como cada vez nos alejamos más de la ciudad y nos adentramos a una calle en donde no hay ni árboles.

Nos alejamos demasiado. Él me va a asesinar.

―Sabes Iveth, te has portado muy bien conmigo ―nos salimos de la calle y entramos a un camino de tierra― ¿recuerdas que el día de mi boda te dije que sabía una cosita que te interesaría? ―alza una ceja.

Ahora que lo menciona, sí, lo recuerdo perfectamente, pero pensé que sólo estaba jugando conmigo.

―Lo recuerdo ―luego de unos minutos árboles empiezan a aparecer en mi campo de visión ¿este lugar qué es?

Él asiente.

―Bueno, creo que esta información no cambiará nada y confío en que no harás una estupidez ―frunzo el ceño.

―¿A qué te refieres?

El auto cae en un hueco de la nada haciendo que me espante. Veo de inmediato como el cuerpo de Morgan cae del asiento y queda en una mala posición.

Si un policía llegase a ver eso estaría acabada.

―Fue un niño ―suelta― mi padre lo regaló a un amigo suyo, está bien ―todo mi alrededor se paraliza. No me digan que se refiere a él, no es posible, él me está mintiendo― su mujer había perdido uno y ya sabes que los humanos se conforman con cualquier cosa y no le interesó comprar al niño de una puta para complacer los caprichos de su mujer ―mi corazón se acelera y mi vista se nubla por completo.

―¿Está vivo? ―cubro mis labios― pero me dijeron estaba muerto ―mis ojos se cristalizan― ¿cómo se llama? ―no puedo evitar preguntar. Andy no tiene motivos para estar mintiéndome, él no necesitaría recurrir a esto para tenerme en la palma de su mano.

Vive.

―Andrew ―Andrew... es un lindo nombre― pero ya sabes que no puedes ni debes intentar buscarlo, me molestaré si incomodas a mi dulce hermanito ―bajo la mirada. ¿El señor Abdul le hizo creer que era su hermano? ¿con qué fin? No lo entiendo.

―¿Tú convives con él? ―la pregunta deja mis labios con necesidad.

―Soy su padrino ―una mueca de espanto se forma en mi rostro. El niño no debería estar enlazado a este sujeto por ningún lado ¿por qué lo permitieron?

―¿Él es feliz? ―sorbo mi nariz. Espero que no esté en peligro, lo deseo con toda mi alma. Si ese tipo fue capaz de comprar a un bebé no sé en qué cosas debe estar metido y si es amigo del señor Abdul es peor. Pero por una extraña razón no me genera desconfianza, supongo que debo confiar en ello.

―Tal vez, vive como un príncipe ―bosteza― ya te dije demasiado, siéntete agradecida.

Asiento muchas veces. Tengo demasiadas preguntas, pero no debo abusar, debo mantener la compostura.

―Gracias por decírmelo Andy, me has hecho muy feliz ―sonrío un poco. Quizás todo esto que pasó no fue tan malo después de todo.

―No deberías alegrarte tanto ―mi sonrisa comienza a desaparecer― sabes que soy cercano a él y fácilmente podría desaparecerlo, él no es más que un bastardo para mí. Sólo te lo dije para que estuvieras anuente a tu lugar ―giro mi rostro hacia la ventana otra vez― pero fui muy bueno por decirte ¿no lo crees?

―Lo fuiste ―noto como del cielo empiezan a caer gotas que impactan contra el vidrio― eres muy bueno para este mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top