11

Todo pasó en cámara rápida. Sin darme cuenta ya me encontraba una vez más en el trabajo atendiendo a un par de clientes y rezando internamente para que no pidieran ni un delivery.

Sinceramente no he dormido ni un gramo. Estuve en el club hasta que cerró sus puertas, luego me quedé otro rato hablando con Ricky y de un momento a otro recordé que debía volver a casa para cuidar a Lineth.

Lo más raro es que no me sentía exhausta.

Camino hacia la puerta trasera de la cafetería y salgo para tomar algo de aire fresco.

La tarde se encontraba nublada.

Apoyo mi cuerpo contra la pared y cierro los ojos un par de segundos dejando que la ligera brisa acaricie mi piel.

Me siento tan relajada hoy.

Escucho como abren la puerta por la que minutos atrás salí, pero no le doy mucha atención. No quiero perder mi concentración armónica.

―¿Cansada? ―pregunta una voz masculina muy cerca de mi oreja.

Abro los ojos despacio para luego girar mi cabeza en dirección al dueño de dicha voz tan conocida.

―Para nada ―sonrío amable. Jordan me imita y también se recuesta contra la pared.

He de admitir que estoy algo nerviosa por darle la noticia, aunque todavía no es un hecho que lo haga, no le debo rendir cuentas a él. En cambio, espero ansiosa el domingo para preguntarle a mi abuela sobre su opinión. Ella sí tiene el derecho de conocer mis decisiones.

Veo como Jordan empieza a buscar algo dentro de sus bolsillos con necesidad. Algo alarmante para mi gusto.

―Pareces adicto ―comento mientras me cruzo de brazos.

Él saca una cajetilla con cigarros y me mira divertido.

―Parecemos ―nos señala.

―¿Yo? ―frunzo el ceño― a mí no me gusta esa porquería ―repito el mensaje que me dio Ricky ayer. Lo que menos deseo es discutir con él por una estupidez como fumar y sé que si no dejo de hacerlo cuando estoy sola, es muy probable que lo haga frente a él.

―¿Entonces por qué no has apartado la vista de la cajetilla? ―parpadeo un par de veces y alzo mi vista hacia su rostro. No me había dado cuenta que estaba concentrada en el pequeño objeto― creo que alguien es más dependiente ―muerde su labio inferior juguetón.

―Jódete ―paso al frente de él dispuesta a volver al trabajo, pero siento como me toma por el brazo impidiendo mi avance.

―Salgamos esta noche Iveth ―propone cerca de mi oreja― dijiste que querías ser mi amiga, entonces salgamos ―besa mi mejilla antes de volver a soltarme.

Es cierto lo que dice, yo le hice esa propuesta, pero sinceramente no me apetece tener algún tipo de convivio no laboral con él.

Es raro, antes me presionaba para cambiar y lograr tener una buena relación con él, y ahora que se puede decir que he cambiado, a duras penas le dirijo la palabra.

¿Estaré siendo egoísta? ¿lo estoy abandonando como a Ricky? ¿si lo rechazo se sentirá mal o me odiará?

Antes no me interesaba lo que podía pensar con respecto a mis decisiones, sólo lo veía como un tipo de entretenimiento sexual, pero ahora... analizo mucho en lo que pueda llegar a sentir.

¿Me estoy volviendo débil?

―Bien... ―susurro dudosa.

Él asiente un par de veces y se dispone a encender su cigarro. Me lo extiende sonriente, sin embargo, rememoro mi corta conversación con Ricky sobre el tema y me niego rotundamente.

Al entrar otra vez al local y volver a mi sitio miro de manera distraída la caja registradora.

Empiezo a sentir como si un vacío creciera en mi interior, pero es caliente, al punto de quemarme y esparciese hasta llegar a mi garganta otorgándome la incapacidad de hablar.

¿Qué me pasa?

―Buena tarde Iveth ―esa voz.

Alzo la mirada topándome fijamente con el rostro de la persona que creí, no volvería a ver.

Andy.

Aprieto mis dientes con fuerza por algún motivo que desconozco. Doy un par de pasos hacia atrás alejándome lo más posible de él.

¿Por qué me asusta tanto?

―¿Te sientes bien? ―pregunta Morgan a su lado logrando captar mi atención.

Mi nerviosismo disminuye un poco al notar su presencia. Un suspiro entrecortado deja mis labios antes de encaminarme otra vez hacia el mostrador. Intentando ignorar lo mejor posible la presencia de ese hombre.

―Sí, estoy bien ―respondo automática. Esa respuesta le parece suficiente ya que asiente un par de veces algo desinteresada. Cierro los ojos unos segundos haciendo un repaso mental del horario y cayendo en cuenta que ella debería estar trabajando ahora mismo― ¿te dieron el día libre? ―ladeo la cabeza curiosa.

En ese momento escucho pasos acercarse de manera lenta. Cuando miro hacia esa dirección me encuentro a Jordan con expresión gélida viendo directamente hacia el novio de Morgan.

Creo que el ambiente se volvió algo pesado.

―Jordan... ―saluda Morgan en voz baja. Mi ceño no puede evitar fruncirse ante eso ¿desde cuándo lo llama por su nombre?

Al llegar a nuestra posición Andy le regala una gran sonrisa y extiende su mano, sin embargo, Jordan no se inmuta en tomarla y eso parece valerle dos toneladas de mierda a Andy.

Esto se volvió aún más incómodo.

―Bien, no queremos quitarles mucho tiempo ―habla Andy como si nada estuviese pasando― vinimos personalmente a entregarles esto ―le lanza una mirada a Morgan, pero esta no se dio cuenta por tener su vista fijada sobre el mostrador. Andy carraspea un poco alto y ella parece reaccionar empezando a buscar algo con rapidez dentro de su cartera.

―Lo siento cariño ―comenta antes de colocar dos tarjetas sobre el mostrador.

―¿Qué...? ―pregunta Jordan antes de tomar una de las tarjetas como si se tratara de algo exótico.

―Son las invitaciones a nuestra boda ―abraza a Morgan de medio lado y esta nos regala una pequeña sonrisa. Yo tomo la tarjeta con rapidez leyendo su contenido y en efecto, se trata de la invitación a su boda.

―No pensé que tenían planes de matrimonio ―comento sorprendida.

―Ni yo... ―dice Jordan entre dientes.

Andy empieza a reír mientras me mira directamente a mí logrando que me incomode otra vez― así es el amor amigos míos, no todo se planea ¿cierto cariño? ―presiona a Morgan contra su cuerpo y esta asiente más como compromiso que otra cosa.

Luego de un rato ellos se despiden y retiran, no sin antes pasar a la oficina del jefe a lo que supongo entregarle una invitación también.

―No entiendo nada ―me giro hacia Jordan quien parece distraído y algo pálido― ¿qué te pasa? ¿la noticia te bajó la presión? ―muevo su hombro algo preocupada.

Noto como sus manos forman perfectos puños, pero segundos después los deshace y suspira sonoramente.

Bien, esto me confunde más.

Hablamos cuando terminemos el turno ¿sí? ―no espera mi respuesta y comienza a caminar hacia la cocina.

Okay...

Escucho como suena una alarma y de inmediato reviso mi bolsillo, sólo para darme cuenta que la hora de ir a buscar a Lineth ya estaba cerca.

―Luisa ―llamo a la primera mesera que pasó frente a mí. Ella detiene sus pasos y me brinda la atención que necesito― quédate en la caja unos pocos minutos ―ordeno de manera casual. Ella es nueva, así que puedo manejarla a mi antojo en esta situación. Veo como asiente algo dudosa y camina hasta mi posición― Mira, si el jefe por algún motivo pregunta por mí le dices que fui a hacer una entrega ―coloco mi mano sobre su hombro y sonrío― si no entiendes algo le preguntas a Jordan ―y con eso camino a pasos rápidos hacia el exterior.

Esa chica estará bien, además no voy a demorar tanto.

Cruzo una calle antes de empezar a correr por el medio del parque como si algún perro me persiguiera.

Creo que por esta parte me vendría bien aceptar el otro trabajo, no tendría que estar escondiendo mis actos como si de una ladrona o algo se tratase.

Supongo que en el fondo me da algo de miedo salirme otra vez de mi rutina. Me tomó dos años el poder acostumbrarme a tener un trabajo normal y me llevó mucha fuerza de voluntad no andarme vendiendo sin necesidad alguna.

No sé qué me pasaba por la cabeza antes, creo que mi estabilidad era nula, aunque aún estoy un poco descolocada y tomo decisiones sin pensar en las consecuencias, pero con ello me siento más tranquila que antes.

Ya ni sé lo que digo.

La escuela se hace presente, así que me dispongo a volver a cruzar la calle. Después de eso camino de manera casual hacia una esquina y me agacho quedando prácticamente sentada sobre el suelo.

Me siento exhausta.

Paso mi mano sobre mi frente limpiando un poco el sudor y dejando que ligeros jadeos abandonen mis labios a su antojo.

Me vuelvo a poner de pie después de unos minutos y estiro un poco mi cuerpo en busca de desaparecer el cansancio de alguna manera.

Escucho como el celular suena en mi bolsillo una vez más, cosa que causa mi confusión ya que no recuerdo haber puesto alguna alarma.

Al sacarlo y encenderlo me doy cuenta que se trata de un mensaje de una aplicación llamada "WhatsApp" ¿eso qué es? Presiono la notificación dándome cuenta que se trata de un escrito de Ricky.

¿Cómo hizo eso?

"Hola Iveth, acabé de despertar ¿cómo estás?"

¿Acaso era un koala? ¿cómo podía dormir tanto?

"Dormir tanto no es sano, imagino que sólo te alimentas una vez al día, te vas a morir prematuramente"

Le doy a enviar y noto como unas flechas que eran grises se volvieron azules ¿o me lo imagine? Noto como debajo de "Ricky" aparece un "escribiendo" que no aparecía antes. Esto es raro.

―¡Ivi! ―chilla Lineth desde la distancia mientras llega a mi posición en cuestión de segundos― sabes, sabes, mañana es mi festival ―sonríe en grande y a su vez da pequeños saltos.

Había olvidado eso por completo.

―Que bien Lili ―guardo el celular en mi bolsillo para luego tomar su mochila y colgarla en mi hombro― pensé que faltaba mucho para eso ―tomo su mano entre la mía y empezamos a caminar hacia la salida.

―Nop, es mañana. Vendrán muchas personas. Habrá mucha música y bailes ¿tú sabes bailar? ―inquiere agudizando más su voz.

―Algo aprendí ―respondo algo nerviosa. A veces me perturban las preguntas que hace esta niña, eran justo sobre cosas por las que estaba pasando. Los niños dan miedo.

―Bailar es divertido. Si me gustara lo haría todo el día ―levanta su mano libre hacia el cielo y da un gran brinco.

―¿Por qué no te gusta bailar? ―la pregunta deja mis labios antes que la procese. Ella se lo piensa unos segundos para luego alzar los hombros restándole importancia.

―Hay cosas que me gustan, pero no para hacerlas ―empieza a dar brinquitos cada dos pasos.

Es cierto, a mí me gusta ver carreras de autos, pero no me gustaría participar en una. Su punto es muy certero.

Miro hacia el frente cayendo en cuenta que Luisa se encuentra sola tras el mostrador y que nosotras vamos a una velocidad demasiado lenta para mi gusto.

Paro de caminar y me agacho a la altura que mi pequeña acompañante.

―Ponte tu maleta ―la descuelgo de mi hombro y la coloco sobre su espalda. Le doy la vuelta y guardo la lonchera dentro de esta― sube ―me doy la vuelta dándole acceso a mi espalda.

―¿En serio? ¿Caballito? ―puedo imaginarme su expresión ilusionada al borde que escupir arcoíris y destilar estrellas.

―Rápido Lili ―suelto casi en ruego. Ella no se lo piensa más y sube de un brinco logrando que pierda el equilibrio por un momento― sujétate fuerte ―aviso.

―¡Serás como mi Rayo McQueen! ―chilla en mi oreja con emoción. No sé a lo que se refiere, pero quiero pensar que no es una ofensa.

Me pongo de pie y comienzo a correr con todas las fuerzas que tengo. Ella es pesada y sumándole la maleta mucho más, pero no voy a dejar que detalles tan ridículos me detengan.

Escucho como Lineth empieza a reír, lo hace tan fuerte y sinceramente que me contagia, logrando que empiece a reír a carcajadas haciendo que me cansé más rápido por la falta de aire.

Al llegar a la cafetería entro con ella aun sobre mi espalda recibiendo miradas curiosas de todos.

Me agacho haciendo que se baje para luego sentarla sobre una silla. Yo me dispongo a hacer lo mismo frente a ella, desplomando todo mi peso sobre la mesa.

―¡Eso fue muy divertido Iveth! ―empieza a masajear mi cabello con intensidad― me gusta mucho que me cuides, me haces reír mucho ―mis músculos se tensan al escuchar esas palabras. No las veía venir, y mucho menos creí que me hicieran sentir un extraño cosquilleo en mi interior.

Me reincorporo y apoyo mi mejilla sobre mi mano centrando mi vista en la pequeña niña sonriente de piel rojiza gracias al intenso rubor.

―¿A qué hora es tu festival? ―sus parpados se abren en grande como si le hubiera dicho que se murió su mascota. Es exagerada.

―Es a las nueve. Se acaba a las tres o cuatro ―asiento compresiva― les dije a mis papás que fueran, pero me dijeron que tenían mucho trabajo y que me divirtiera por ellos ―baja la mirada algo triste. No puedo creer que no se tomen, aunque sea la hora del almuerzo para ver lo que hará su única hija.

―Entonces iré contigo ―sentencio decidida. Vislumbro como una gran sonrisa se forma sobre sus labios antes de bajarse de la silla y acercarse a mí.

―¿En serio? Eres muy buena ―mi pecho se vuelve a sentir cálido ante eso― ¡Te quiero mucho Iveth! ―me envuelve entre sus pequeños brazos sorprendiéndome otra vez.

Tú no eres tan desagradable ―palmeo su cabeza un par de veces como respuesta.

No sé cómo haré, pero mañana no trabajaré.

...

La noche llegó y con eso mi turno acabó.

Las secuelas de mi pequeño desorden nocturno y vespertino ya comenzaban a aparecer. Mis parpados se encontraban pesados y los movimientos de mi cuerpo eran cada vez más lentos.

Caminaba hacia salida a pasos cortos, deseando ya caer sobre mi cama y dormir hasta el atardecer.

Aunque sinceramente no me podía dar ese lujo.

Siento como alguien toma mi hombro con firmeza y lo mueve con la intención de hacerme girar.

―¿Te ibas sin mí? ―pregunta Jordan con expresión gélida.

Me había olvidado de él por completo.

―¿Cree-

―¿Quieres ir al cine? ¿un bar? ¿alguna fiesta? ―me interrumpe ignorándome por completo.

―Jordan yo-

―Me dijiste que saldríamos hoy Iveth, no me digas que te retractas ―frunce el ceño, pero en sus ojos sólo puedo ver apistes de decepción.

Ay carajo.

―Te iba a decir que quería hacer algo tranquilo ―miento lo mejor posible― mañana debo madrugar y no quiero dormirme tarde ―un bostezo se hace presente obligándome a cerrar los ojos por unos segundos.

Al abrirlos me encuentro con la silueta de Jordan desapareciendo de mi campo de visión.

―Entonces vayamos un rato a mi casa ―propone mientras abre la puerta y sale.

Llevaba semanas, creo que hasta meses sin pisar es lugar. Será extraño estar allí, no sé qué podríamos hacer para convivir.

Ahora que lo pienso no sé nada de Jordan que vaya más allá de su anatomía, nunca tuve verdadero interés en descubrir su verdadero ser.

Y sigo sin ese interés.

¿Estaré jugando con él? ¿hago lo correcto? No entiendo esto.

Me apresuro a caminar hacia la salida teniendo que optar por correr un poco para alcanzarlo.

―¿Tienes familia? ―pregunto al llegar a su lado.

Ni ese dato tan básico sé de él.

―¿Por qué la pregunta? ―saca un cigarrillo y lo enciende sin dirigirme la mirada― ¿te causo curiosidad? ―exhala el humo por sus fosas nasales el cual se esparce hasta mi posición tentándome a inhalarlo profundamente.

Pero no lo hago.

―Tal vez ―en realidad no me parece relevante ese dato, sin embargo, no sé de qué hablar con él y la casa aún queda un poco lejos.

―Tengo tres hermanos, un padre y dos madres ―comenta casual.

―¿Dos madres y un padre? ―frunzo el ceño sin comprender ese núcleo familiar.

―Sí. Cuando ellos se divorciaron mi mamá se fue con otra mujer. Como yo aún estaba pequeño me acostumbré a estar con ellas, así que las considero a ambas mis madres ―da una calada profunda sin expulsar el humo ¿le incomoda el tema?― todos tenemos padres diferentes, pero mi papá decidió criarlos a todos como propios, aunque ellos se iban con sus padres biológicos de vez en cuando, así que sus familias son más grandes ―tira la toxina al suelo y la pisa para luego sacar otra y encenderla― ellos son mayores que yo, así que actualmente todos somos hombres responsables, algunos estás casados y así ―me regala un mirada con el rabillo del ojos antes de sonreír― no es tan extraño como suena, quita esa expresión rara ―despeina un poco mi cabello― ¿qué me cuentas de tu familia? ―.

En ese instante mi mente quedó en blanco y me arrepentí completamente por haber tocado ese tema. No le podía decir nada, además, hasta yo misma tenía recuerdos algo difusos de todo.

―Soy huérfana, pero la señora Gretel me adoptó ―digo automática, prácticamente sin mentir― ella es mi única familia ―agrego.

Él parece aceptar mi respuesta sin problema dejando que nos envuelva otro silencio algo incómodo.

Quiero ir a mi casa.

―¿Estás enojado con Morgan? ―noto como su cuerpo se tensa ante eso. Creo que entré en otro tema que no debía.

Él saca de mala manera el cigarrillo de sus labios y lo tira sobre el suelo con enojo antes de pisarlo.

―Ella dejó el trabajo sólo porque su novio dijo que la iba mantener ―con razón hoy no la vi trabajar― ella nos abandonó a todos ¿no te parece egoísta eso? Es ridículo ―se dirige a mí con el ceño fruncido.

Yo no era quien para decir si era egoísta o no. Vamos, me puede valer menos lo que los otros hagan con su vida, a duras penas me interesa la mía.

Es su decisión y hay que aceptarla ―alzo los hombros restándole importancia al asunto.

―¿Ella no te gustaba? ¿Cómo puedes dejar que todo esto pase así a la ligera? ―se para al frente de mí evitando mi avance.

Suspiro algo cansada. No debí preguntarle sobre esto― Me di cuenta que simplemente veía a Morgan como un tipo de fetiche sexual o algo así. Nunca he estado con una mujer y me parecía curioso acostarme con ella ―bajo la mirada hacia el suelo― además ella se ve feliz con la situación, deja de ser egoísta ―alzo la vista otra vez.

―Yo no pienso como tú Iveth. Yo me encariño con las personas y si se alejan o hacen cosas sin avisarme no las perdono ―se quita de mi camino y se para a mi lado― ¿tú no has hecho nada a mis espaldas, cierto? ―pregunta mientras mantiene su vista al frente.

No sé, pero siento que si le digo sobre el otro trabajo esto podría terminar muy mal.

―No Jordan ―susurro.

Él posa su brazo sobre mis hombros acercándome más hacia él.

Me siento demasiado incómoda.

Al llegar a su casa entro de inmediato y me tiro sobre el sillón de su sala. Subo mis pies sobre la mesita de centro y cubro mis ojos con mi antebrazo.

―¿Quieres una cerveza? ―pregunta detrás de mí.

―Debo madrugar mañana ―aprieto mis ojos con fuerza en un intento de que no cedan tan pronto.

―¿Qué debes hacer?

―Cuido a una niña... ―a penas se lo dije ayer y ya lo olvidó.

―Aún sigues con esa ridiculez ―siento como se sienta cerca de mí, tan cerca que su pierna roza la mía― pensé que te habías dado cuenta del error que cometes ―escucho como abre una lata captando mi atención.

Quito mi brazo de mi rostro y centro mi vista en la lata que me extiende.

―No voy a beber y no estoy cometiendo ni un error ―volteo los ojos fastidiada. El error fue venir aquí.

―¿Me vas a despreciar la bebida? Pensé que querías que nos lleváramos bien ―baja la mirada y aparta la cerveza de mí― veo que te incomoda estar aquí. Si quieres te acompaño a tu casa ―suspira con pesadez.

Su rostro se encuentra tan afligido que no puedo evitar sentirme culpable por eso. Estoy volviendo a ser mala con él.

―Dame eso ―le arrebato la cerveza de la mano y empiezo a beberla como si de agua se tratase.

3 horas después.

―Mira Jordan..., llévame a... mi casha ―ordeno entre balbuceos. Mi cerebro se encuentra tan alcoholizado que a duras penas puedo distinguir el rostro de mi compañero― yo d-debo ir con Lili a... la escueeela ―cubro mis labios al sentir como un eructo se me escapa― se me hará tardeee ―intento ponerme de pie, pero él me sostiene de la cintura y me alza sobre su hombro― ¡Bájame idiota! ¡quiero irme a mi casa! ―golpeo su espalda el vano, él no cede.

―Estás loca si crees que te voy a dejar ir así ―me lanza sobre una superficie acolchada que me hace rebotar un par de veces― eres muy impertinente borracha ―veo como se posiciona encima de mí y acerca su rostro al mío― te ves muy linda así, sonrojada ―después de eso siento como empieza a besar mi cuello.

―Que no, ¡déjame! ―levanto mis brazos para intentar quitármelo de encima, sin embargo, es muy pesado o tal vez yo estoy sin fuerzas― vete Jordan... ―susurro antes de dejar que mis brazos cedan y que él haga lo que desee. Cierro los ojos un momento para así intentar ignorar todo, pero sin darme cuenta caí dormida.

Al abrir los ojos me encuentro con un techo completamente blanco.

No es el de mi habitación.

Me siento de inmediato recibiendo una fuerte punzada en la cabeza en clara señal de resaca.

―¡Mierda! ―me quejo en voz alta. Miro hacia la ventana percatándome que el sol ya se encuentra en su máximo esplendor.

Bajo la mirada hacia mi cuerpo notando que sólo poseo una simple camisa celeste sin nada más.

¿Qué carajo hice?

Alzo la vista una vez más y la centro en el reloj que se encuentra en lo alto de la pared.

―01:45... ―susurro.

Vaya, hoy sí dormí bastante. Me siento renovada, no lo negaré.

Me pongo de pie y estiro mi cuerpo lo más que puedo, pero detengo mis movimientos de manera abrupta al caer en cuenta de algo.

―¡Una de la tarde! ¡El festival! ¡Lineth! ―entró en pánico y comienzo a buscar mi ropa sin éxito alguno.

―¿Qué pasa Iveth? ―Jordan entra a la habitación con cara de estúpido― ¿por qué estás tan alterada? ―se acerca a mí.

―¡Crees que soy una jodida idiota o qué! ―grito con todas mis fuerzas después de estamparle una bofetada― ¡Te dije muchas veces que tenía que madrugar y te valió verga! ¡Maldito egoísta de mierda! ―abro uno de sus cajones para sacar un bóxer y me lo pongo de inmediato― ¡No me busques más en tu jodida vida imbécil! ―cierro la puerta de su habitación con fuerza antes de empezar a correr hacia mi casa para tal vez, lograr remediar algo.

Soy una completa imbécil.

Amy:

Las leves gotas de lluvia caían y se deslizaban sobre un transparente paraguas. El día estaba nublado y las personas comenzaban a dispersarse hacia todas direcciones.

El show ya había acabado.

La ceremonia había sido muy emotiva. Muchas personas hablaron de cuan maravillosa era Julia y de cuanto la extrañarían. La albina vio todo desde la distancia. Un velo blanco cubría desde su cabeza hasta sus labios, escondiendo así su sonrisa de satisfacción.

Espero hasta cuando la última persona se machó y fue la oportunidad de la albina para acercarse con seguridad. Necesitaba apreciar de cerca su perfecto trabajo.

―Fue tan extenuante fingir por estos meses ―suspira― pero al fin se ha hecho justicia, podré estar con un peso menos ―se agacha y acaricia la húmeda lapida― espero que te estés quemando en las rojizas brasas del infierno ―escupe la tierra para luego ponerse de pie. Ya todo lo que debía hacer allí estaba acabado. Tendría tiempo otra vez para reanudar sus búsquedas, cosa que había pausado desde que empezó a frecuentar a la difunta castaña.

Ante Karicia fingía despreocupación, pero el hecho de ser buscada por la policía la tenía estresada y aunque intentase ser más precavida con sus actos no podía, una fuerza mayor surgía de ella exigiéndole cada vez más y más sufrimiento.

Y ella no dudaba en dar lo que le pedía.

Sale del cementerio, pero una voz logra que detenga sus pasos, una voz desconocida para ella.

―¿Eres Amy? ―pregunta un castaño de cabellos largos y múltiples aretes. Para Amy que un hombre no mantuviera su físico de "hombre" la repugnaba.

―¿Quién eres? ―inquiere con desdén. Aquel muchacho no llamaba su atención en lo mínimo, no tenía nada que le sirviera.

―Soy hermano de Julia ―se acerca un paso― Me llamo Matías ―el desdén de la albina aumenta más. La idea de entablar conversación con otro de esa familia la aburría.

―Oh, Matías ―finge una expresión afligida― Julia hablaba mucho de ti ―baja la mirada― perdón por no recono-

El shock es tan grande que deja caer su paraguas. El chico castaño sin dudarlo se abalanzó sobre ella y la abrazó con fuerza, como si con eso pudiera calmar un poco su dolor.

―¿Debió ser difícil para ti también no? ―susurra― ver a tu amiga... ―calla sin poder pronunciar más.

La albina permanece estática, su mente y cuerpo dejaron de funcionar. Ella jamás había recibido un gesto así y más que enojarla la confundía.

Era algo nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top