12

Uff, anduve demasiado corta de inspiración, la verdad no me siento feliz con este capítulo, y estuve tentada a volverla a escribir, pero sabría que el tiempo sería más, con la escuela y mis deberes de hogar dudo mucho que me alcanzara el tiempo, espero mejorar mucho en el próximo capitulo, donde ahora sí, se viene la suculencia XD o al menos eso espero.





Camino directo a casa, abrió la puerta y subió directamente a su habitación, se despojó de toda prenda que traía encima y quedando simplemente en bóxer se recostó en la amplia y fría cama, enterró su rostro entre las sábanas y luego dirigió sus manos sobre su nuca, sus dedos jugaban dicha zona contorneando esa parte, y luego sin más, en la habitación se empezaron a escuchar sollozos, pues era tan difícil para rohan confesar el gran secreto que guardaba, aquel secreto que le fue imposible decir al joestar cuando lo tenía frente a él, no pudo articular ninguna palabra fue tan cobarde que huyo, abandonándolo, ni siquiera le dijo lo mucho que se había enamorado de él.

Bajo su mano hasta la zona del vientre, la deslizo, y acaricio sutilmente esa parte.

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Aquel ruido cada vez se hacía más y más escandaloso, era tan insistente que desde tan temprano rohan ya se encontraba de muy mal humor, sin ganas de querer dejar la cama, cubrió sus oídos con la gran almohada pensando que si ignoraba aquel molesto sonido podría seguir disfrutando de su sueño, cosa que no sucedió, ya que ya no era solo el sonido del timbre, si no ahora se había sumado a este unos fuertes golpeteos en la puerta.

Se levantó de la cama casi en un salto, estaba tan furioso y fuera quien fuera le daría su merecido por molestarlo desde tan temprano, tomo una bata y se la puso, a paso veloz bajo las escaleras hasta llegar a la puerta.

- ¡Ya cállate! ¡Deja de fastidiar! -. grito muy enfadado mientras abría la puerta, para su sorpresa no se trataba de ningún vendedor o desconocido, sino del mismísimo jotaro, quien tenía su típica expresión seria, rohan lo miro algo asombrado, pero luego cambio su expresión a la que tenía antes. -Déjame adivinar, quieres que le pida disculpas a tu esposo-.

-No, en realidad no vine por eso-.

- ¿Entonces?, ¿acaso te gusta perturbar el sueño de las personas? ¿Que no sabes que algunos intentamos descansar? -. Se recargo en el marco de su puerta al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

Jotaro observó su reloj y luego volvió la mirada a rohan. - Si a temprano te refieres a las 11 de la mañana, estas muy confundido con el tiempo, ¿sabes? estuve una hora tocando el timbre, deberías saber que la paciencia se agota-.

-Bueno, ¿cuál es punto de tan honorable visita? -.

-Antes que nada, ¿no vas a dejarme pasar? -.

-Tch-. Se hizo aún lado permitiéndole el paso, cerró la puerta y camino directo a su sala dónde se desplomo en su sillón y con una mano le indico a jotaro que tomará asiento frente a él.

- ¿Y bien? ¿Puedes dejar de darle tantas vueltas al asunto y decirme qué pasa? -.

- ¿En verdad estabas saliendo con Josuke? -.

-Algo así, más que salir era experimentar-.

-Y cuáles eran exactamente tus intenciones con el -.

- ¿Acaso eres su padre? -. Soltó una carcajada al mismo tiempo que se cruzaba de piernas.

-Lo quiero como un hijo-. Lo menciono tan seriamente que la sonrisa que rohan tenía se borró en un instante, pero aun así la charla siguió su curso.

-No lo sé, si soy honesto contigo solo quería tener sexo con él, pero ahora no lo sé, de cualquier forma, él y yo ya no tenemos nada que ver-.

-Ya veo, bueno eso es todo, me voy-. Jotaro se levantó del sillón, se acomodó su gabardina y camino a la salida, justo antes de que abriera la puerta fue detenido por el mangaka.

-No creo que solo hayas venido por eso, porque no me dices que es lo que quieres-.

-Sensei, déjame darte un consejo, no puedes ser egoísta toda tu vida, a veces tenemos que aceptar lo que somos, todos hemos tenido miedo a enfrentar algo, pero ten en cuenta que, si lo hacemos, al final podremos obtener una gran recompensa-.

Hubo un gran silencio, rohan parecía meditar algo mientras que jotaro esperaba a ver la reacción del contrario.

-Si eso era todo lo que querías decir, ya te puedes ir-.

-Entiendo, por cierto, sensei, la próxima vez que quiera lastimar a mi omega, tenga en cuenta que yo podría lastimarlo más a usted-. En ese instante Jotaro desprendió un aura oscura, era clara la advertencia que emanaba y sin más, salió de la casa del mangaka.

Rohan cerró la puerta, admitía que aquel alfa lo había intimidado, se recargo en esta y suspiro, su mente estaba hecha un lio, pero, aun así, su corazón sabía lo que más quería en ese momento, no podría seguir caminando en ese laberinto, tantas salidas que encontraba las esquivaba, pero ahora al fin había escogido una, ya había tomado su decisión al fin.

Se deslizo hasta que sus glúteos tocaron el suelo, mantenía su mirada puesta sobre el techo de su hogar, cerro sus ojos unos minutos y luego con ambas manos cubrió su rostro.

Cerca de la una, rohan ya se encontraba arreglado, su banda en la cabeza, sus aretes y su típica vestimenta, aunque esta vez incluyo una gabardina oscura de marca Gucci, que tomo de su perchero, y sin más, salió de su hogar.

El viento era fresco, tocaba delicadamente cada parte de su rostro, observo las hojas de los árboles, los charcos, y el cielo, aquel hermoso cielo azul.

Paso el tiempo, hasta que se percató de lo cerca que estaba de la casa de Josuke, se acercó y antes de tocar el timbre, tomo una gran bocanada de aire, presiono el botón y espero, no escucho ningún sonido detrás de la puerta, así que volvió a tocar el timbre, esta vez la puerta se abría lentamente frente a él, pero para su sorpresa, quien lo recibió no era la persona que él esperaba.

-Buenas tardes, sensei-. Allí estaba de nuevo aquel pelirrojo, su sonrisa y sus ojos, aquel rostro que rohan sabía perfectamente que él no podría darle al joestar.

-Noriaki-san, buenos días, no esperaba verlo...aquí-. Era cierto que estaba sorprendido y muy molesto, pero en ese mismo instante recordó las palabras de jotaro, por lo que actuó lo más tranquilo posible.

-Bueno, tomoko-san me pidió que le hiciera un favor, pero justo ya me retiraba, debo de volver al hotel con mi esposo-.

-Ya veo...Josuke... ¿el aún no ha llegado? -.

-No, aun no, pero no creo que tarde, ¿quiere esperarlo adentro? Te puedo dar las llaves si quieres-.

-No hace falta, esperare aquí afuera, hay algo que quiero hablar con el-.

-Bien, entonces me retiro-. Acerco su mano a rohan para despedirse, al principio rohan dudo, pero correspondió el gesto, ambos apretaron sus manos suavemente en una cálida despedida.

-Por cierto, lamento lo de anoche, no era mi intención ofenderte-.

-No hay de que, yo también lo lamento-.

Finalizaron aquel apretón de manos, ambos se dieron una última mirada y luego kakyoin se marchó. Después de aquello rohan espero y espero, el tiempo pasaba y el miedo dentro de él se hacía aún más grande, como reaccionaria el joestar ante sus palabras. Aquella incertidumbre era el manto que caía sobre él y nuevamente deslizo su mano por su vientre observando a la nada.

- ¿Rohan? -. aquella voz lo llamó, no sonaba como de costumbre, el sonido decía todo, preocupación, miedo, enojo y más que nada una infinidad de tristeza, sin embargo, rohan no retrocedió esta vez, estaba más que decidido a enfrentar lo que realmente quería. Miro a Josuke y a paso lento se acercó a él, con ambas manos acuno su rostro y le planto un gran beso apasionado, y lo atrajo hacia él impidiéndole que se alejara. Aquel beso no duro mucho, ya que el joven alfa lo aparto, su rostro reflejaba mucha confusión y dolor. Al igual que exigía una respuesta.

- ¿Por qué? -. Estaba un poco molesto, mientras que cubría su boca con la palma de su mano.

-Ya no pienso huir de nuevo-. Acercó su mano temblorosa hacia la del joestar.

-Yo, en verdad no te entiendo-.

-Antes de tomar una decisión escúchame, y si después de escucharme quieres permanecer a mi lado, voy a aceptarte con gusto-. Hubo un corto silencio, luego el joestar se acercó a la puerta de su hogar, sacó sus llaves y la abrió, se hizo a un lado permitiéndole pasar al mangaka, Josuke le siguió y estando ya dentro cerro nuevamente la puerta, esta vez poniendo simplemente el seguro.

-Tu habitación es arriba ¿cierto? -. Pregunto rohan quién caminaba directamente hacia las escaleras e importándole poco las quejas del joestar subió.

- ¿Qué es lo que haces? Si vamos hablar hagámoslo en la sala-. Reprocho en tono molesto el joven ojipurpura.

Rohan lo ignoro, ya que estaba revisando las habitaciones, hasta que dio con la que era de Josuke, pues no fue para nada difícil ubicarla, tomando en cuenta que había muchos objetos que gritaban que allí habitaba un adolescente.

Se acercó a la cama en dónde sin pensarlo dos veces se sentó, deslizó su mano por el borde, era suave y muy cómoda. Aquella cama desprendía un delicioso aroma, embriagador y adictivo, un aroma digno de un alfa, de un joestar.

-Vamos, toma asiento, no muerdo-. Sonrío de manera sugestiva y ante este acto la compostura firme del joestar flaqueo por un momento, ya que un ligero sonrojo adorno sus mejillas.

Josuke obedeció a las palabras de aquel ojiverde, se sentó a su lado, pero manteniendo una distancia considerable, no podría decir que se sentía cómodo con su presencia. Observaba sus manos y su cuarto, como si esa fuera la primera vez para el en estar allí, no quería mirarlo, prefería distraerse con cualquier otra cosa, ya que estaba seguro perdería ante el hermoso encanto de rohan.

-Higashikata, mírame-. Rohan extendió su mano hacía el joestar, sus yemas tomaron la punta de aquella barbilla atrayéndolo hacia sí. Cuando aquellos ojos púrpuras se posaron sobre él, supo que ya era momento de hablar, suspiro levemente y hablo.

-Tu y yo, no somos destinados-.

Hubo un silencio, pero sus miradas aún se mantenían unidas.

-Hace tiempo durante uno de mis viajes lo conocí, pero él ya tenía a alguien más, no quise involucrarme y tampoco quería que alguien más perdiera su felicidad, por lo que hui, así como lo hice contigo, de cualquier forma, yo no estaba interesado en eso...y tampoco lo creía-.

Su mirada decía todo, estaba impresionado, si se suponía que rohan había conocido a su destinado entonces ¿por qué se sentía tan atraído hacia él?, ¿porque no se quedó con quién debería?

-La única razón por la que sientes atracción hacia mí, es porque nunca habías estado con un omega, y supongo, que eso ya lo sabías-.

-Por eso me dejaste, ocupaste un pretexto tan tonto para dejarme-.

-No fue así, en realidad, hay más, tu y yo no podríamos tener lo que ellos tienen, más bien...yo no podría dártelos...-.

- ¿Y que se supone que es lo que no puedes? -. El tono de su voz estaba acompañado con una pizca de enojo, apretó un poco la tela de su pantalón, y mantuvo muy firmemente su mirada, observando como el rostro contrario parecía sufrir, las manos de rohan se unieron y ambas envolvieron aquella zona, su vientre.

-Una familia-.

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