Capítulo 7
(Narra Law)
Habían sido unos seis años interesantes observando la adolescencia de (TN). Había sacado muy buenas notas en la secundaria. Además, se había convertido en una joven bastante guapa. Estaba acostumbrado a divertirme con otro tipo de mujeres, más mayores y desarrolladas. Pero (TN) había pasado de ser un bebé feo y arrugado a una joven de diecisiete años. ¿De verdad debían seguir usando uniforme a esas edades? Era toda una provocación. La mente de los hombres era muy degenerada y la mía no estaba siendo una excepción. No debía sentirme mal por eso, era un maldito demonio que pensaba y hacía cosas malas.
De todas formas, no era solo que fuera una chica bastante guapa, ya que había miles de chicas mejores físicamente en este mundo, es que era perfecta por dentro.
Excepto el grupo de la niña rubia repelente, todo el mundo en clase le adoraba. No solo en clase, sino en otros cursos inferiores era un modelo a seguir. Era lista, responsable y nunca se quedaba callada antes las injusticias. Siempre resolvía los conflictos hablando y buscando soluciones. Es decir, se había convertido en todo lo que yo debería haber evitado.
Bien Law, buen trabajo. El Príncipe estará encantado cuando se entere de mi estrepitoso fracaso. No es que no lo hubiera intentando. Es más, no había desaprovechado ninguna oportunidad, bueno, puede que todo el tema relacionado con su padre, pero había intentado influir en todo lo demás.
Había estado a punto de conseguirlo en incontables ocasiones, pero siempre pasaba algo que lo estropeaba. A veces ella misma conseguía resistirse y otras era mi estupidez lo que fallaba. Cada vez me costaba más no sentirme mal cuando la veía sufrir por mi culpa. Esos malditos sentimientos de mierda. No había otra forma de definirlos. Pensaba que ese tipo de emociones habían quedado enterradas a lo largo de esos siglos.
—Oye, cariño... ¿No has pensado que es hora de buscar un novio? —preguntó la mujer a (TN). Ella se atragantó mientras bebía agua y empezó a toser—. ¡Cariño, cuidado!
—¿A qué viene esa pregunta? —preguntó ella, algo nerviosa.
Eso mismo. ¿A qué venía? Aunque, bueno, un novio claramente significaba sexo, lo cual era una grandísima oportunidad para manchar el aura de la chica. El sexo, la lujuria, el deseo, el placer carnal... Era uno de los pecados que más oscurecían al ser humano. Para los seres de luz, todo lo que daba placer era algo negativo. ¿Qué tenía de malo disfrutar de tu cuerpo junto a otra persona? En fin. Mi gran oportunidad.
—Bueno, ya tienes una edad... Y creo que Jack es un buen candidato. Alto, guapo, futuro abogado... Es un buen partido —comentó la mujer.
—Jack no me gusta... —masculló (TN), algo molesta.
—¿Hay algún chico que te parezca guapo? —preguntó su madre.
La chica me miró durante unos segundos, pero enseguida apartó la mirada y negó con la cabeza. Sus mejillas se habían puesto ligeramente rojas. ¿Podría ser que...? Oh, joder. ¿Qué estupideces estaba pensando?
Me largué rápidamente de aquella habitación y me fui al tejado. No hacía falta que siguiera escuchando. Claramente los padres de (TN) querían juntarla con el hijo de los socios de su padre. Era lo que solía pasar en este tipo de familias. Bien, en cuanto empezaran a salir juntos me encargaría de tentar a esa cría para que pasara al lado oscuro.
[•••]
Los planes de los padres de (TN) no tardaron mucho en ponerse en marcha. Un mes después de comenzar el curso, ese tal Jack ya había pedido salir a la chica. Ella le dijo que lo tenía que pensar, pero acabó aceptando. Era demasiado buena para llevar la contraria a sus padres. Estúpida cría, a veces le faltaba un poco de sangre en las venas, pero no importaba, todo iba por buen camino.
Esperé un tiempo a que la relación se consolidará un poco más. Fueron al cine, a tomar un helado, pasear por el parque, al teatro, a cenar a restaurantes y otro tipo de tonterías. Sabía que (TN) no sería de las típicas que conocen a un chico y se acuestan con él, a diferencia de su amiguita Emma. No es que fuera malo, era lo más típico en esta época. De hecho si (TN) fuera así me habría ahorrado la espera.
Por fin, un día a la hora del recreo, vi que ese tal Jack tenía intenciones de llevar a (TN) a una clase a solas. Puede que ni si quiera tuviera que intervenir, pero quería asegurarme.
—(TN), tengo algo que decirte... —murmuró el chico, mientras comprobaba que había cerrado bien la puerta.
—¿Qué? —preguntó ella, con curiosidad. No parecía nerviosa, puede que estuviera preparada. Eso era un buen comienzo.
—No es que no piense que eres guapa, pero es que... —empezó a decir él, nervioso. ¿Qué cojones estaba pasando aquí?
—¿Es que qué? —insistió la chica.
—No digas nada, por favor. Si mis padres se enteran me matan —pidió el chico, cada vez más nervioso.
—No diré nada —prometió ella.
—Es que, bueno, a mí me gustan los chicos —dijo, finalmente.
Joder. Me fui de esa maldita habitación. ¿Le gustaban los chicos? ¿En serio? ¿Cómo mierdas iba a tener sexo con (TN) si le gustaban los chicos? Otro plan más que no iba a funcionar. Lo mejor sería buscar algún sitio para descargar mi ira.
Cuando llegó la noche decidí pasarme por la habitación de (TN). Se me estaban empezando a acabar las ideas. Iba a ser complicado tentarla con el sexo ahora que resultaba que su novio era gay. Portarse mal con sus padres también imposible. Que se porte mal en el instituto, también imposible. ¿Drogas? Odiaba el alcohol por culpa del comportamiento de su padre y sus amigas ni fumaban ni nada por el estilo. Maldición. Nada más llegar vi que estaba hablando por teléfono con Emily.
—Sí. Bueno eso me ha dicho, que no le gusto, pero igual seguiremos fingiendo que somos novios —explicaba ella—. Claro, así nuestros padres nos dejan en paz.
Un momento. Eso es. Traición. (TN) le había prometido al crío ese que no contaría nada sobre su pequeño secreto. Podía persuadirle para que se lo contara a su amiga. Traicionar a alguien era un buen comienzo. Una vez consiguiera que hiciera algo luego todo sería más sencillo de conseguir.
—Cuéntale a Emily el secreto que Jack te ha confesado —dije. Se quedó parada. Bien, mi voz le estaba llegando—. Necesitas compartirlo con alguien. Ella es tu amiga. ¿Quién mejor que una amiga para hablar de tus problemas? No le ocultes las cosas...
—Bueno, en verdad... —murmuró, mientras seguía sosteniendo el móvil. Vamos, vamos, vamos. Estaba a punto de hacerlo—. Es mejor que hablemos mañana. Estoy cansada y me voy a dormir. Buenas noches.
Colgó y tiró el teléfono encima de la cama. Luego se tumbó en ella y apretó la cabeza contra el colchón. Cada vez le dolía más resistirse. Cuánto más pequeños más fácil era resistirse para los humanos, pero a medida que crecían requería cada vez más esfuerzo.
—Tú, maldito... —le escuché gruñir. Levanté la vista hacia ella. Me estaba mirando fijamente, enfadada. Me sorprendió escucharle decir esa palabra—. ¿Piensas dejarme en paz alguna vez? Me haces... daño... y...
No pudo seguir hablando, ya que fue cayendo dormida sobre el colchón. Debían ser efectos secundarios de la medicina, le había estado pasando desde entonces. Esa medicina inútil que no le servía para nada. ¿Cómo no iba a sentir lástima por ella?
Me acerqué hasta la cama, abrí uno de los cajones que había debajo y saqué una manta para taparle. Por favor, me estaba volviendo demasiado servicial. Uno de los tirantes de la camiseta del pijama se le había bajado, dejando ver el principio de uno de sus pechos. Le tiré rápidamente la manta por encima. ¿Pero qué me pasaba?
Un momento... ¿Y sí...? Es decir, había seducido a varias chicas antes. ¿Por qué no hacerlo con (TN)? ¡No! Era una cría... Solo había estado con mujeres, todas mayores que yo de hecho. Bueno, contando mi edad humana, ya que morí con veinticuatro años. Pero, si lo hacía, podría alcanzar mi objetivo. La cría rubia repelente tenía un novio de veinticinco años, elegido por sus padres. Tampoco era para tanto la diferencia de edad, ¿no?
Además, joder, era un maldito demonio. Uno de los mejores. ¿Por qué tenía que cuestionarme tanto? Cómo si quería hacerla mía en ese mismo momento. Podía hacer lo que me diera la gana.
Me acerqué de nuevo y le quité la manta de encima. Me subí a la cama y me puse a gatas encima de ella. La camiseta se le había subido un poco. Si le tocaba, ella también podría tocarme a mí, pero bueno, estaba dormida. Acaricié la piel de su vientre con las yemas de mis dedos. Era realmente suave. Estaba caliente. Su cuerpo tembló levemente, pero no se despertó. Me incliné sobre ella y acerqué mi cara a su cuello. Joder. Olía muy bien...
No. Mierda. No podía hacerlo. ¿Qué me estaba pasando? Era una maldita deshonra para el mundo de la oscuridad. No merecía ser uno de los mejores. No podía hacer nada contra una estúpida cría. ¿Por qué no tenía problemas en ir a un bar y causar el caos pero me pasaba esto con ella? Los humanos... Los humanos tenían el mal dentro de ellos. Asesinaban, robaban, violaban, mentían, traicionaban, manipulaban, se autodestruían... Ella era uno de ellos. Sí lo era, pero... No había hecho nada malo, aun tentándole sin parar. ¿Era eso lo que me frenaba?
Me intenté alejar con cuidado, pero fue demasiado tarde. (TN) abrió los ojos de golpe y puso sus manos en mi cara. Me estaba... Me estaba tocando y se sentía bastante bien.
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