Capítulo 30

(Narra TN)

—Vaya, sí que lo teníais preparado... Podrías haberme dicho algo, para mentalizarme —comenté, mientras me ponía un chaquetón negro, bastante gordo. Me pasó también unas mallas negras bastante gruesas. 

—No podrás moverte con el vestido tan largo —dijo Law, mientras me miraba las piernas.

—Rómpelo —indiqué, mientras me encogía de hombros. Le devolvería el dinero a mi madre de alguna forma. Law me miró, dudando, pero finalmente se agachó y rasgó la tela del vestido, hasta dejarlo por encima de las rodillas.

—Y... ¡El toque final! —exclamó el ángel. Pasándome unos botines que parecían bastante calentitos. Me quité los tacones y me los puse. Los dejaría ahí tirados—. Ahora, vamos. Es al otro lado de esta montaña.

Law volvió a cogerme y enseguida aparecimos donde el ángel había indicado. Había más seres de luz y, junto a ellos estaban los otros siete humanos. Había cuatro chicos y tres chicas. Nos acercamos hasta ellos. Al parecer, también acababan de llegar y les habían dado ropa para abrigarse. Nos mirábamos todos unos a otros. Algunos parecían asustados y no muy convencidos de lo que íbamos a hacer.

—Bueno, no hay tiempo para presentaciones. Así que, tú serás Uno —dijo mi ángel, mientras me tocaba la cabeza. Fue numerando a todos mientras les tocaba—. Dos, tres, cuatro...

—Es el momento —anunció otro de los seres de luz. Volvieron a transportarnos de nuevo. Llegamos a una llanura entre varias montañas cubiertas de nieve. Tan solo a unos metros había un círculo gigante. Era de color negro, oscuro y desprendía como pequeñas chispas gris oscuro en la superficie—. Id haciendo un círculo alrededor del portal.

Obedecimos su orden y empezamos a movernos. Como me habían dicho que era el número uno fui la primera en colocarme, el resto me siguió según el número que les habían indicado. Nuestros pies estaban a unos centímetros del portal. Me incliné un poco hacia delante para intentar ver si tenía fondo, pero no se veía nada. Era todo oscuridad.

—Ahora proyectareis el máximo de energía posible, cada uno en vuestra zona —explicó el ángel que me había estado acompañando—. Los demonios vendrán cuando noten nuestra actividad. Vosotros encargaros solo del portal, el resto os defenderemos. Pase lo que pase no os desconcentréis. Continuad hasta que esté completamente cerrado.

Asentí con decisión. Bien, estaba todo claro. Los ocho nos miramos, intentando darnos ánimos. Debíamos dar lo mejor de nosotros. Puse las manos hacia delante. Debía pensar en todo aquello que quería proteger. Estas vacaciones de verano mi madre, mi hermana y yo iríamos a Disney Land. Era el sueño de mi hermana desde que tenía tres años. Yo me encargaría de que fuera posible. El portal no estaría abierto cuando mi hermana se despertara en unas horas. 

Poco a poco noté como las palmas de las manos empezaban a quemarme ligeramente. Mis dedos estaban tensos y temblaban. La energía de mi aura estaba fluyendo. El resto estaba haciendo lo mismo. No podía ver nada, pero la masa negra se iba alejando muy poco a poco de mis pies. Había sido solo unos pocos centímetros, pero funcionaba.

No tardaron en empezar a surgir sombras del portal. Eran esas almas sin forma, esas no suponían ningún problema, ya que se desintegraban al acercarse a nuestro cuerpo, por el aura que emitíamos. El problema eran los demonios con forma, que no tardaron en aparecer.

—¿No se suponía que iban a otros países de forma aleatoria? —escuché preguntar al ángel.

—Debe haberlos mandando directamente el Príncipe —le respondió Law.

Podía escuchar golpes, de cómo luchaban contra ellos a nuestras espaldas. Esperaba que no le pasara nada a Law. No podía girarme, ni si quiera tenía que estar pendiente de ello. Concentración, concentración. Cerré los ojos con fuerza y me concentré en mi familia. Unos minutos después, di un paso para acercarme de nuevo al portal. Habíamos avanzado, pero costaría bastante tiempo. De repente, una sombra de las que salían fue directa hacia donde yo estaba. Se paró en frente de mí. Estaba flotando en el aire, para que la energía que proyectaba no le diera. No debía atacarle, tenía que seguir las órdenes.

—Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? Los niños especiales intentando salvar al mundo —comentó, mientras sonreía con superioridad. Acercó su mano hacia mi cara, pero no me moví. Confiaba en que me iban a proteger. De repente, Law cogió su brazo. El demonio le miró, serio—. Joder, Law... Esto sí que no me lo esperaba. ¿Tanto te has encariñado de tu víctima?

—Cállate la puta boca —dijo él. Sonaba bastante cabreado—. Pelea contra mí.

—Está bien. Me encargaré de llevarte personalmente ante el Príncipe. Pero antes de eso, te dejaré que observes como me follo a tu estúpida humana mientras te retuerces de dolor en el suelo —le advirtió, antes de lanzarse sobre él.

Los perdí de vista. Esas palabras habían conseguido alterarme. ¿Law estaría bien? Ese debía ser uno de sus compañeros, los demonios más fuertes. Mierda, ya no notaba nada en las manos. Debía volver a concentrarme o el esfuerzo de todos estaría siendo en vano. Por suerte, no tardé en volverlo a conseguir.

Iban saliendo cada vez más demonios, pero los seres de luz los iban controlando. ¿Serían todos normales? ¿Habría alguno más de los ocho más poderosos? Me pareció... Me pareció escuchar un quejido de Law. ¡Quería cerrar ya ese maldito portal y que dejara de pelear! Mierda, mierda y mierda. Mis manos ya no estaban calientes, es que me estaban ardiendo. Era como si la piel se me estuviera quemando por dentro. Tuve que apoyar una rodilla en el suelo. Intenté reprimir mis gritos de dolor apretando los dientes. ¡Mi zona estaba avanzando más rápido!

Al parecer, las dos chicas de mi lado se contagiaron de entusiasmo e intentaron esforzarse todavía más. Les dolía. Nos dolía, pero podíamos soportarlo. Claro que podíamos. Di una zancada hacia delante. ¡Un gran avance! La ilusión no duró mucho. Una gigantesca sombra negra apareció ante nosotros. Tenía forma humana pero... Era negra no tenía piel ni rostro. Movió uno de sus brazos y, sin tocarnos, una gran ráfaga de viento nos impulsó hacia atrás con fuerza.

Las rocas de la montaña que teníamos detrás me frenaron. Lo primero que chocó fue mi espalda y luego la cabeza. Sentí un fuerte pinchazo por dentro. Justo arriba de la nuca. Me costaba mantener los ojos abiertos y no escuchaba bien todo el ruido que se oía a mi alrededor. Intenté mover las piernas, pero me costaba. Era como si mi cuerpo estuviera medio dormido. Noté unas manos sobre mis hombros.

—¡Uno! ¡Uno! ¡Vamos, despierta! ¡Necesitamos tu ayuda! —escuché gritar una chica. Debía ser alguna de las compañeras que había estado a mi lado en el círculo. Ni si quiera sabía el nombre de la gente que estaba luchando a mi lado.

Sí. Tenía razón, pero me costaba moverme. Me apoyé en su brazo para intentar incorporarme. Noté que unos brazos más fuertes me cogían, uno por la cintura y otro por los hombros. Era Law. Lo notaba, lo sabía. Eso es que estaba bien.

—(TN)-ya, abre los ojos, por favor... —le escuché decir. Oh, no. Le estaba preocupando. Los fui abriendo poco a poco. Vi un poco borroso al principio, pero me fui acostumbrando a los pocos segundos. Me soltó el hombro y puso su mano en mi cabeza, donde me había dado el golpe. Cuando apartó y se miró la palma vi que tenía sangre.

—Esa sangre... ¿Es mía? —pregunté, con un hilo de voz.

—No es nada. Sé que puedes aguantar —dijo, sin contestar a mi pregunta—. Necesitan tu ayuda, sin ti no pueden cerrar el portal. Yo te protegeré bien, ya me he encargado de ese bastardo. ¿Ves? Ese imbécil esta desmembrado, sus partes tardarán un rato en volver a juntarse... No te va a hacer nada.

—Le has ganado... —murmuré, mientras miraba donde él había señalado. El demonio estaba descompuesto en el suelo, pero hilos de carne y músculo unían sus diferentes extremidades. Alce la vista. Un ser muy luminoso estaba enfrentándose a la sombra gigante—. ¿Qué...?

—Es el líder de los seres de luz. Escucha, (TN)-ya. Todo va a salir bien, solo es necesario que aguantes un poco más —dijo Law, en un tono casi suplicante, mientras me acariciaba la mejilla.

Asentí lentamente. Sí, debía hacerlo. Ya no me dolía tanto, podía soportarlo. Me solté del agarre de Law y empecé a caminar de nuevo hacia el portal. Todos estaban luchando, no podía quedarme sin hacer nada. El círculo negro ya era bastante pequeño, no tardaríamos mucho. Un último esfuerzo.

Ya llevábamos varios minutos. Las piernas me tambaleaban. Sentía pinchazos y las manos me ardían, pero ya estaba. Ya estaba casi cerrado. Cada vez los ocho estábamos más cerca. Un paso. Otro paso. Otro más... ¡Ya está! No había portal. Solo... Nieve y hielo. Me giré rápidamente. Los demonios iban siendo poco a poco absorbidos por el suelo. No podía creerlo... ¡Lo habíamos cerrado!

Los chicos y chicas se acercaron corriendo hacia los seres de luz. Yo iba andando hacia ellos mientras buscaba a Law con la mirada. ¿Dónde estaba? Había tantos cuerpos... Y yo veía un poco borroso. Poco después le encontré, a unos metros de mí. Me crucé con sus ojos grises. Sonreí. Y él puso su típica sonrisa de lado. Poco a poco mis ojos se fueron llenando de lágrimas, cuando vi que él también estaba siendo absorbido por la tierra. Sus piernas ya casi no se veían.

—¡Law! —exclamé, mientras empezaba a correr hacia él. Lo intenté. Intenté llegar hasta él con todas mis fuerzas, pero alguien me frenó cogiéndome por la cintura—. ¡No! ¡No!

—Lo siento, (TN)... No hay nada que hacer —escuché decir al ángel. Puso una mano sobre mi frente. ¿Qué estaba pasando? Solo quería despedirme. Solo eso. Las lágrimas no paraban de salir por mis ojos. Mis mejillas estaban húmedas y frías.

—¡Law! ¡Law! —exclamé con todas mis fuerzas, mientras pataleaba y hacia fuerza para soltarme— ¡Te quiero! ¡Te quiero!

—Lo siento mucho... —seguía diciendo el ángel.

¿Me habría escuchado? ¿Law me habría escuchado? Le quería. Le quería desde hace tiempo, pero no podía decírselo. ¿Qué sentido tendría habérselo dicho? Sabíamos que esto iba a pasar. Tampoco había tenido sentido decirlo ahora, pero... Necesitaba que lo supiera. Él también me dijo algo. No le podía oír, pero pude leer en sus labios <<Yo también te quiero>>. O puede que hubiera sido mi imaginación. Nunca podría saberlo. Estaba a punto de desaparecer del todo.

El ángel apretó su mano contra mi frente y sentí un tremendo dolor. Grité con todas mis fuerzas. Parecía como si estuviera hurgando en mi cerebro con sus dedos. Me estaba mareando. ¿Por qué hacía eso? ¿Qué estaba pasando? Todo estaba siendo demasiado rápido. Era idiota por haber pensado que las cosas podían ser de otra forma. Ya no tenía fuerzas ni para quejarme.

—(TN), lo has hecho muy bien. Eres una buena chica, espero que no cambies nunca y que todo vaya bien a partir de ahora...Todo esto no habrá existido para ti. Nada de demonios, ni de ángeles, nada de pastillas ni de esquizofrenia...Tendrás una vida normal. Será como si siempre la hubieras tenido —escuché decir al ángel, mientras iba cerrando los ojos.

[•••]

Abrí los ojos de repente. Estaba en mi habitación. Me dolía todo el cuerpo y sentía que mi cabeza iba a estallar. ¿Me había pasado bebiendo en la fiesta de fin de curso? No solía beber, pero puede que me hubiera soltado un poco. Tal vez demasiado. Me incorporé poco a poco. ¡Dios mío! ¡Mi vestido estaba destrozado! Me giré y me encontré con la cara de mi madre. Mierda. Estaba muy disgustada.

—Mamá... Lo siento. Creo que me pasé bebiendo... —intenté explicarme.

—¿Crees? —preguntó, poniendo los brazos en jarra—. No te voy a castigar esta vez, pero espero que esto haya sido una excepción y que nunca más vuelva a pasar.

—No pasará, lo prometo —dije, para tranquilizarle.

—Está bien. Esta semana id preparándoos la maleta. Disney nos espera —me recordó, sonriendo dulcemente, antes de salir de mi habitación. Menos mal que no se había enfadado mucho, pero tenía clarísimo que a la próxima su ira caería sobre mí. Última y única oportunidad.

Cierto. Vacaciones de verano, viaje a Disney, tiempo con mi familia...Y después de ese verano, por fin, empezaría la universidad. Adiós instituto. Abandonaría el edificio de siempre y comenzaría mi vida como universitaria, pasaría tiempo con mis amigas, haría nuevos amigos... Puede que incluso conociera a algún chico y me enamorara. Todo era perfecto. ¿Qué más podía pedir?

- THE END -

La historia continúa en Mi demonio personal II: La reconquista. Disponible entre mis obras ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top