Capítulo 10
(Narra TN)
Ya había llegado el mes de marzo, en el que tenía lugar el famoso cumpleaños de Emma. Este año era nada más y nada menos que su dieciocho cumpleaños. Había un gran revuelo en el instituto. Estaba con Emily y Nora sentadas en la cafetería, tomando algo para almorzar.
Emma planeaba ir a la zona VIP de una de las discotecas más famosas de la ciudad. Explicó que no habría problemas para las que tenían diecisiete años, que estaba todo hablado. A mí solo me faltaba un mes para cumplirlos.
—Bueno, perdedoras. Ya sabéis que mi madre me obliga a invitar a todas, pero supongo que no vendréis. Como el resto de años —dijo Emma, que se había dignado a acercarse a nuestra mesa.
—Yo sí voy a ir —dije, sonriendo falsamente. Se quedó algo sorprendida, al igual que mis amigas—. No voy a dejar a Jack solo.
—Entonces nosotras también —dijo Nora, rápidamente, pasando un brazo por el hombro de Emily, que no parecía muy convencida.
—Genial. Entonces nos vemos el sábado. Pasaré la dirección y la hora por el grupo. Por fin estaréis en una fiesta de verdad —dijo, antes de darse la vuelta sacudiendo su melena.
—¿Cómo es que vamos este año? —preguntó Nora, intrigada.
—No sé, nunca he ido a ninguna discoteca y me apetece probar algo nuevo —contesté. Siempre había estudiado mucho y me portaba siempre bien, me apetecía algo de diversión—. Además, quedará raro si va Jack y no yo... Se supone que somos novios, al menos para nuestros padres y el resto de compañeros.
—Bueno, puede ser interesante. Venga Emily, anímate —dijo Nora, dándole un golpe en la espalda.
—Yo... No sé si tendré ropa —explicó, algo apenada.
—Ven mañana por la tarde a mi casa y te dejo algo. No te preocupes por eso —dije, sonriendo—. Estaremos las tres juntas, lo pasaremos bien.
Esa misma noche, estaba tranquilamente mirando una serie en el portátil cuando noté una presencia en el cuarto. Ya estaba ahí. Era raro que no me hubiera molestado en todo el día. Me giré tranquilamente.
—Vaya, pensaba que no te vería hoy —dije, sonriendo.
—¿Me has echado de menos? —preguntó, sonriendo de lado. Me quede callada. La verdad era que un poco sí—. Lo tomaré como un sí.
—Tú siempre piensas lo que quieres —dije, cruzándome de brazos—. Por cierto, este sábado voy a una fiesta. Tendrás muchas oportunidades para que haga cosas malas.
—¿A una fiesta? ¿Tú? —preguntó, alzando una ceja.
—¿Qué insinúas? —pregunté, ofendida. ¡Pero bueno!
—No te imagino en una fiesta —contestó, con indiferencia.
—Pues ya verás. Es mi primera fiesta, y seguro que me lo paso genial —dije, mientras me giraba para apagar el portátil. Estaba un poco cansada.
—Bien, allí estaré para ver como haces cosas malas —le escuché decir, mientras me levantaba.
—Oye, he dicho que me lo pasaré bien, no que vaya a hacer cosas malas. Si quieres que haga algo malo tendrás que persuadirme —dije, divertida, mientras me sentaba en la cama. ¿Qué? ¿Qué acababa decir? Eso se podía malinterpretar. Noté que mis mejillas empezaban a calentarse.
—Vaya, (TN)-ya... Puedo hacerlo ya si quieres —dijo, antes de aparecer en mi cama de repente.
Me cogió de las muñecas y se puso sobre mí. Su cara estaba muy cerca de la mía. Demasiado cerca, igual que nuestros cuerpos. O su piel estaba demasiado fría o yo estaba muy caliente. Nuestras narices se estaban rozando y sentía su respiración sobre mi boca. ¡Por favor! Estaba notando cosquilleos por todo mi cuerpo. Los vídeos que había visto sin querer, bueno casi sin querer, estaban viniendo ahora mismo a la cabeza y eso no ayudaba.
—¿Pasa algo? —susurró Law. Su tono de voz hizo que sintiera un cosquilleo bajo del vientre.
—Estás... Estás demasiado cerca —contesté como pude. Me costaba articular las palabras. Mi corazón iba a mil por hora.
—¿Y qué pasa si estoy tan cerca? —preguntó, mirándome fijamente. Tenía los ojos más bonitos del mundo...
—Que me dan ganas de que nos besemos —contesté. Le hizo gracia—. ¿De qué te ríes?
—De nada, solo que besarte es lo mínimo que me gustaría hacerte ahora mismo —contestó. ¡Pero bueno! Ahora sí, definitivamente mi cara estaba ardiendo. ¿A qué cosas se refería? ¿A las de los vídeos? ¡No! ¡Ni hablar!
—Lo dices porque quieres que haga cochinadas...Porque son cosas malas —dije, mientras giraba la cara. Noté que dejaba de agarrarme. Volví a mirarle y vi que se incorporaba lentamente.
—Sí y no... —le escuché murmurar.
—¿Qué? —pregunté, confundida. Sacudió la cabeza.
—Va, duérmete. Se hace tarde —dijo, frunciendo el ceño.
—Pero... —intenté decir.
Noté su dedo en mi frente, como las otras veces, me dio un pequeño golpe y enseguida noté que el sueño se apoderaba de mí.
El resto de días hasta que llegó el sábado pasaron bastante rápido. Ya había cenado y mi madre estaba conmigo en la habitación, ya que quería ayudarme a elegir la ropa. Estaba realmente emocionada porque pensaba que Emma y yo volvíamos a ser amigas. Le había explicado que no, pero era como si hablara con la pared.
—Así estas guapísima, cariño. Vas a ser la más guapa de toda la fiesta —dijo mi madre, mientras me empujaba hacia el espejo.
Me miré fijamente. Llevaba unos pantalones negros, largos y bastante ajustados que ayudaban a realzar, mi culo. No es que tuviera mucho, pero los pantalones ayudaban. Llevaba una camiseta de tirantes color crema, que dejaba ver un poco de piel entre el final de la tela y el comienzo del pantalón. En los pies llevaba unos botines negros. Cuando alcé la vista vi a Law mirándome fijamente. Se estaba mordiendo ligeramente el labio, lo cual me hizo sentir un escalofrío desde el final de la espalda hasta la nuca. Cuando vio que le había pillado apartó la mirada, algo malhumorado.
—Vale, mamá. Gracias por ayudarme —dije, dándole un abrazo.
—Y llévate esta americana color beige, por si hace frío cuando salgáis fuera —dijo, pasándomela—. Este bolsito también pega muy bien. Guarda aquí las cosas. Ahora mamá te llevará en coche, ¿vale? Acaba de prepararte y cuando estés lista me avisas.
—Vale —contesté, mientras ella salía por la puerta.
—Te sigue tratando como si fueras una niña —comentó Law, mientras miraba como metía las cosas en el bolso. Me encogí de hombros. ¿Y qué iba a hacer? En fin—. Esos pantalones te quedan demasiado bien.
—Eh... Gracias —contesté, algo nerviosa. No sabía qué decir. Menos mal que estaba de espaldas, así no me podía ver sonrojada.
—Me encanta cuando te sonrojas por mí —dijo, sonriendo de lado. De repente estaba en frente de mí. Oh, claro. Es que me había empezado a gustar un demonio. ¿En serio no debía recapacitar un poco?
—No hagas eso —me quejé, mientras le esquivaba para salir por la puerta.
—¿El qué? —preguntó, mientras me seguía.
—Ponerte tan cerca de mí de repente —murmuré, muy bajito—. Mamá, ya estoy lista.
—¡Vamos cariño! —exclamó, emocionada, mientras cogía las llaves del coche.
No tardamos mucho en llegar. En coche se llegaba al centro rápidamente. Había estado hablando con Nora y Emily por el camino y habíamos quedado en vernos en la puerta. Me llegó otro mensaje. Oh, malas noticias. Jack se había puesto enfermo y no podría ir. Genial, para una persona que vale la pena a parte de mis amigas...
Cuando bajé del coche ya estaban allí, junto a Emma y el resto, pero hablando entre ellas. Emily llevaba un vestido negro mío. Le quedaba un poco más ancho que a mí, porque estaba bastante delgada, pero igual iba guapísima.
—Hola, chicas —saludé, mientras llegaba. Me devolvieron el saludo y Emma enseguida se acercó.
—Madre mía, (TN)... Estás guapísima —comentó, sonriendo falsamente. En cuanto mi madre arrancara el coche para irse se acabaría toda esta tontería.
—Tú también, Emma. Como siempre —dije, sonriendo.
—Lástima que no haya podido venir tu novio. ¡Bueno vamos todas dentro! —exclamó, emocionada. Suspiré. Bueno, yo iba a pasármelo bien con mis amigas.
—Tú estás mucho más guapa que ella —escuché la voz de Law cerca de mi oído. Me giré rápidamente pero no le vi.
—¿Qué pasa? —preguntó Nora, extrañada.
—Ah, nada. Creo que ha pasado un mosquito o algo cerca de mi oreja —contesté, encogiéndome de hombros.
¡Guau! La discoteca era enorme. Estaba llena de gente. Estaba bastante oscuro, aunque algunos focos de colores iluminaban la sala. Seguimos al portero hasta una zona reservada, donde había sofás blancos y una mesa en medio. Nos sentamos y empezaron a sacar bebidas. Eran casi todo refrescos.
—Bueno, esto es para las que todavía son pequeñas —comentó, con superioridad- Ahora sacarán algo de alcohol para las mayores.
Después de estar un rato bebiendo y charlando en la zona V.I.P nos levantamos para ir al centro de la discoteca. Emma se había pasado un poquito bebiendo. Le había intentado avisar, pero no me hacía ni caso. Yo lo había intentado. Por supuesto, yo no había probado ni una gota de alcohol, solo dos refrescos de limón.
Estar en el centro de la pista era bastante agobiante. Estaba lleno de gente y a veces daban empujones, pero nos entreteníamos bailando y cantando canciones.
Un buen rato después, me notaba la garganta seca, así que decidí acercarme a comprar una botellita de agua a la barra. Cuando la camarera se acercó me puse de puntillas para que me escuchara lo mejor posible.
—Oye, preciosa... ¿Te invito a una copa? —escuché decir a alguien. Me giré, extrañada. Era un chico borracho.
—No, gracias —contesté, seria. No iba a beber alcohol y menos con ese tipo.
—Venga, no te hagas de rogar... —murmuró, mientras intentaba cogerme del brazo. Di unos pasos hacia atrás y se tambaleó. Vi que Nora y Emily se acercaban, pero alguien llegó antes.
—La señorita te ha dicho que no, así que ni te acerques a ella —dijo Law. Oh, vaya. Ahora le pegaría un empujón y parecería que se había tropezado.
—Vale, lo siento tío. No sabía que estaba con alguien —balbuceó el tipo, mientras se alejaba. ¿Espera qué? ¿Le había visto? No me dio tiempo de pedir explicaciones.
—¡(TN)! ¿Estás bien? —preguntó Nora, frunciendo el ceño—. Iba a darle su merecido a ese tío, pero veo que has tenido ayuda y... Menuda ayuda.
—Tu amiga tiene buen gusto —comentó Law, sonriendo de lado, mientras me miraba. Yo estaba un poco en shock. ¿Por qué le veía todo el mundo? No entendía nada—. Bueno, espero que acabéis de pasar una buena noche.
—Madre mía. ¿Quién es ese hombre? No había visto nunca nada parecido en esta ciudad —preguntó Nora, mientras observábamos como se perdía en la multitud.
—Sí, es bastante guapo... —murmuró Emily.
—Joder y no le hemos pedido el número ni nada. Seguro que nunca le volvemos a ver —se quejó Nora—. Tendrías que ser más espabilada, (TN).
—Voy... Voy a pedirme algo de alcohol —murmuré, mientras volvía a girarme hacia la barra.
—¿Qué? —preguntaron mis dos amigas, extrañadas. Vale, era cierto. No había bebido nunca, pero necesitaba evadirme. ¿Todos habían pensado que estaba loca durante años y ahora podían verlo también? Necesitaba olvidarme de todo, aunque fuera por un momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top