•Capítulo 8: No quiero tu amistad•

—Salgamos.

—¿Qué? —miré a Mikey confusa— ¿A dónde?

—Hummm... No lo sé, pero estoy aburrido. —suspiró desplomándose en el sillón como gelatina

—Es raro que no hayas asistido hoy a tu escuela. —comenté sentándome al lado suyo, a lo que él se acomodó en el sillón, haciéndose a un lado para que yo entrara, pues Mikey abarcaba la mayoría de espacio

—Pues cuando Ken-chin y yo estábamos por medio camino, unos compañeros nos informaron que el profesor había faltado por problemas personales, así que nos dieron el día libre. —respondió simple

—Oh. —solté sin saber qué más decir— Ehmmm... Pues imagino que quieres disfrutar de tu día libre con tus amigos, ¿y si vas con la ToMan?

—No, la mayoría también va a clases sin faltar. —contestó Mikey haciendo un puchero en modo de berrinche— Solamente Ken-chin y yo no tenemos clases, pero él salió con Emma a comprar.

—Es verdad. No puedo creer que Emma lo haya convencido. —reí levemente al recordar la cara de Draken al ser jalado a rastras por la rubia, aunque esta no poseía de mucha fuerza en comparación con él

Mikey sonrió al verme y se recostó en mi regazo con total confianza.

—Oye... —lo vi sorprendida, sintiendo mis mejillas arder

—¿Hmmm? —me respondió mientras cerraba sus ojos con una expresión tranquila, sin signos de tener malas intenciones

—No, nada. —susurré al notar que el rubio recostado en mi regazo comenzaba a roncar

Tal vez Mikey sólo tenía mucho sueño, ya que después de todo tiene unos quince años y ya lidera una gran pandilla. Definitivamente es admirable que una persona tan sonriente e infantil pueda hacerlo.

—¿Se durmió? —pregunté en voz baja para mí misma

Los minutos pasaron y mis piernas se quedaron adormecidas, pero no quería despertar a Mikey viéndolo tan tranquilo al dormir.

Me pregunto si Eren habrá sentido lo mismo cuando yo me recostaba en su regazo... ¿Si quiera Eren volverá a comunicarse conmigo por otra carta? En verdad lo extraño.

Aunque en la carta que me dio mi hermanito de su parte, Eren me aclaró que no se acercaría a mí hasta que acabara con los yakuza que me perseguían, objetivo que seguro se cumpliría, pues Eren Jaeger siempre cumplía su palabra hasta el final.

—Quiero verte... —susurré con la voz quebrada

Por supuesto que le tenía mucho estima y lo extrañaba al igual que a Takano, sin embargo a Eren lo conocí desde mi infancia y lo quería más de lo que aparentaba, pues él formó gran parte de mis recuerdos.

—¿A quién quieres ver? —di un respingo al escuchar la voz de Mikey medio adormilado

—Hablaba de Yato, lo extraño. —mentí a medias

—Pero sonabas triste... ¿En verdad era él? —balbuceó abriendo sus ojos de apoco

—Lo habrás soñado, aún estás medio dormido. —respondí desviando la mirada

—Ah, entonces no tengo de qué preocuparme. —bostezó volviendo a cerrar sus ojos, removiéndose en mi regazo para tomar una mejor postura

—¿Estabas preocupado sólo por eso? —sonreí inconscientemente

—Por supuesto, después de todo eres mi amiga y de los chicos también.

—¿Hablas de la ToMan?

—Si, ¿quién más... podría ser...? —y se quedó dormido otra vez

Si había un concurso de quién dormía más, Mikey sin duda ganaba.

—Claro, gracias por aceptarme. —besé su frente con suavidad para evitar despertarlo

—¡Kyaaa! —chilló con alegría apenas entró por la puerta y nos vio. Siempre tienen que llegar en los momentos menos oportunos. Seguro despertó al abuelo Sano

—¡¿Qué pasa?! ¡Yo no fui el que se robó esos dorayakis! —Mikey se levantó de golpe por el grito

Agradecí su acto, pues al fin podía mover mis piernas adormecidas, las cuales ya ni podía sentir muy bien.

—¡Emma, no es lo que crees! —exclamé al instante, sabiendo que la rubia podía malinterpretar la muestra de afecto

—¡Vamos Tn, no lo niegues! —sonrió grandemente— ¡No me molesta en lo absoluto tenerte de cuñada!

—¿De qué rayos hablan? —cuestionó Mikey

—Ya lo sabrás por tu cuenta. —respondió Draken encogiéndose de hombros

—¡Eso era como un saludo! —me defendió Yato, corriendo hacia mí para abrazarme. Al parecer mi hermanito también presenció la escena del beso

—Yato, ¿cómo te fue hoy? —cambié de tema

—¡Muy bien, onee-chan! ¡Hoy saqué un veinte en la práctica de matemáticas! —agregó alegre

—Me alegro por ti, pero no te sobreesfuerces. —removí su cabello azabache con cariño— Te llevaré a los juegos del parque como recompensa.

—¡Yei! —celebró Yato, pero se volteó a ver a Emma con el ceño levemente fruncido— Y por cierto, onee-chan hace lo mismo conmigo cuando me voy a dormir. —se refirió a cuando besaba su frente para darle las buenas noches, al igual como lo hice con Mikey hace unos segundos

—¿Eh? —Emma parpadeó un par de veces, pareciendo desilusionada

—Vaya, al parecer el pequeño Ayato se puso celoso. —comentó Draken con una sonrisa

—Hey, ¿de qué hablan? —volvió a insistir Mikey— No les entiendo.

—De nada en especial. —contestó Yato con una sonrisa inocente— Bueno, ya me voy. —desapareció por el pasillo, a lo que Draken lo siguió por detrás

—¡Oe, mocoso! ¡Olvidaste tu mochila y también de quitarte los zapatos! —Draken intentó alcanzarlo— ¡Vas a ensuciar la casa, le darás trabajo extra a Emma y Tn!

—Yo voy haciendo la frente... Digo, el almuerzo. —se corrigió Emma

—Yo... Voy a ayudarla. —me ofrecí. Mikey me miró espectante, mas yo me di la media vuelta ignorándolo

Llegué junto a Emma a la cocina y nos dispusimos a preparar el almuerzo en silencio.

—¿Estás molesta? —pregunté en voz bajita

—No. —dejó de cortar la zanahoria y agachó su mirada, teniendo una expresión melancólica— Sólo me entusiasmé de más... Eres una buena influencia para Mikey y se nota lo mucho que se quieren, además de que eres mi amiga y sí me gustaría que fueses mi cuñada... Pero ustedes sólo se consideran amigos...

—Lo siento. —susurré sin saber qué responderle exactamente

—No tienes que disculparte, yo fui la que exageró. —soltó Emma de manera sincera— No se puede obligar a amar.

—Está bien. —le sonreí ligeramente, a lo que ella me devolvió el gesto

—Pero considéralo siquiera un poquito. —insistió Emma guiñando un ojo

—¿Por qué lo dices? —le seguí el juego para aligerar el ambiente

—Porque sonríes más seguido cuando estás cerca de él, además te sonrojas fácilmente, ¡y sólo con él! —exclamó entusiasmada lo último

—No es cierto. —me negué, pues eso sólo me pasó cuando estaba cerca de Eren

—Pfff, ya verás que tengo razón. —bufó arrugando su nariz— Después de todo, el primer paso es la negación.

—Así como tú y Draken... —murmuré

—¿Qué?

—No dije nada, ya estás alucinando. —respondí tranquila, volviendo a preparar el almuerzo

—Uh, bueno. —habló algo sospechosa— ¿Dónde se han metido los chicos para que nos ayuden?

—Seguro Yato los está entreteniendo. Hoy me dijo que sacó otra buena nota. —hablé alegre por el logro de mi hermanito, pues era muy dedicado a sus estudios, y por ello trataba de engreírlo o darle la infancia que no tuvo, pues aún no era tarde

—Woah, que lindo. —chilló Emma enternecida— Pero dile que no se sobreesfuerce, ¡primero es su salud e infancia! ¡Si, hay que pedirle al profesor que le deje menos tarea!

—Creo que eso no será posible considerando que Yato está en colegio estatal y las tareas no son muchas, a diferencia de los colegios particulares. —respondí con una gotita de sudor bajando por mi sien

—Qué injusto. —Emma negó indignada

Justo los chicos llegaron cuando ya habíamos terminado el almuerzo, por lo que Emma fue a llamar a su abuelito. Los seis nos sentamos en la mesa y nos dispusimos a comer tranquilamente.

Ya me había adaptado al lugar y a la familia Sano, sin embargo sabía que no duraría mucho, pues esto no cambiaba nuestro pasado y seguíamos siendo buscados por nuestros enemigos, aunque por suerte Eren ya se estaba encargando de ellos.

—¿Uh? Me están llamando. —comentó Draken parándose de la mesa para atender

Cuando terminó su llamada, vino hacia nosotros con una sonrisa ladina.

—¿Qué pasó, Ken-chin?

—Los chicos me han llamado para reunirnos, al parecer ellos también han terminado sus clases.

—Ah, pensé que se demorarían más. —mencionó Mikey con la boca llena, causando que Emma lo regañara

—Bueno, están invitadas. —se dirigió Draken hacia nosotras

—Ah, gomen. Yo no podré ir. —se disculpó Emma— Desgraciadamente tengo que hacer tarea.

—Ya veo... ¿Y tú irás, Tn? —cuestionó Draken arqueando una ceja

—Yato...

—También puedes llevarlo, de paso podemos ir al parque para que se distraiga.

—En ese caso, iré con mi hermano.

—Bien, porque ellos quieren verlos otra vez.

—¿A mí? ¿En serio? —cuestioné mirando estupefacta a Draken

—Por supuesto, les caíste bien.

—En especial a Chifuyu. —agregó Emma, mirando a su hermano de reojo, como si quisiera provocarlo

—¿Qué insinuas, eh? —Mikey entrecerró sus ojos

—No lo sé, tú sabrás.

—¡Hmp! Nadie me puede robar la amistad de Tn-chan, ella es mía. —Mikey me abrazó de manera protectora— ¿Verdad, Tn? Yo siempre seré tu favorito y no le prepararás dorayakis a nadie más.

—C-claro. —tartamudeé avergonzada

—¡Ja, en tu cara! —le sacó la lengua a Emma, a lo que ella repitió su acto

—Y-ya puedes soltarme. —aparté a Mikey suavemente

—¡Onee-chan! —me llamó Yato— Ya me alisté.

—¿Escuchaste todo escondido? —le preguntó el abuelo Sano, a lo que Yato asintió, provocando que el mayor sonriera cómplice— Sigue entrenando, algún día serás el mejor.

—Si, maestro. —Yato hizo una reverencia agradecido

—¡Abuelo! ¿Le estuviste enseñando a Yato las técnicas secretas que a mí no me quisiste enseñar? ¡Qué malo eres! —se quejó Mikey

—Tú las usarías para asaltar una tienda dulces, ¿me crees idiota? —el abuelo le dio un golpe con su bastón

—Ay. —Mikey hizo un puchero en modo de berrinche y se cruzó de brazos

—Vamos, Mikey-kun. Ahora admite que soy el favorito. —habló Yato con una sonrisa inocente

—Pequeño demonio. —murmuró Mikey entre dientes— ¡Ugh, ven aquí! —ambos se corretearon entre sí por toda la sala

Pasaron algunos meses, donde en ese transcurso de tiempo Yato y yo nos fuimos acercando a la familia Sano, involucrándonos más en la vida de estos y también conociendo a los integrantes de la ToMan a profundidad.

Iba a las reuniones que Mikey organizaba con los integrantes de su pandilla, donde ellos jugaban o hacían carreras de moto, aprovechando que el último en llegar les compraría algo de comer a los demás. En realidad cada uno era único y divertido a su manera.

Claro que seguí cocinándoles con ayuda de Emma, y hasta aveces todos cocinábamos juntos, incluyendo el abuelo Sano. Mas la mayoría de mi tiempo solía pasarlo con Mikey, ya sea porque vivíamos en la misma casa o porque nos juntábamos con la ToMan, aunque lo más preferible para ambos, definitivamente era ver la luna en el muelle de la playa, disfrutando del paisaje que nos brindaba este hermoso país mientras charlábamos o paseábamos en su moto, sintiendo el aire chocar contra nuestros rostros y agitar nuestro cabello a la par.

—¿Tn? —me llamó Mikey abriendo un ojo para comprobar si seguía con él

—¿Hmmm? —respondí bajando mi cabeza para verlo, pues este se encontraba recostado en mi regazo, lo cual se le había echo costumbre

—¿Pasa algo?

—No, sólo pensaba.

—¿Qué cosa? —me preguntó curioso

—Nada en especial. —acaricié su cabello, ya que esta acción lograba hacer a Mikey dormir fácilmente— ¿Quieres algún dulce para ir a comprar a una tienda? —le pregunté apunto de levantarme

—¡No! —me sujetó de la mano impidiendo mi acción— Sigue. —guió mi mano hacia su cabello, frunciéndome su ceño ligeramente porque lo estuve por dejar

—Eres como un niñito caprichoso.

—¿Qué haz dicho?

—¿No lo pensé? —devolví la pregunta sonriendo nerviosa

—¡Ahora verás! —Mikey se incorporó para luego cambiar de posiciones, quedando yo debajo suyo, recostada en el pasto del parque bajo la sombra del árbol

En definitiva, él era más fuerte que yo, o tal vez era porque estos últimos meses me he estado oxidando debido a la falta de práctica.

—Pfff... ¡Jaja, no me hagas cosquillas! —intenté retener mi risa todo lo que pude

—Sólo si mañana aceptas salir conmigo.

—Jaksjasjakj... ¡Ya! ¡De acuerdo! —Mikey se apartó de mí al oír mi respuesta afirmativa—¿Ahora a dónde quieres ir? ¿Llamamos a los chicos?

—Quiero que sólo seamos nosotros dos, así como ahora.

—¿Eh? —lo vi confundida— Bueno, es una salida de amigos, no veo el problema.

—Esa es la cosa.

—¿De qué hablas... Manjiro? —pregunté seria al entender a lo que se refería

—¡Te lo diré luego de un helado! —exclamó levantándose de golpe— El que llegue último paga. —me sonrió entrecerrando sus ojos

Era una sonrisa falsa.

—Espera. —traté de pararlo, pero él ya se había echado a correr

—¡Apúrate o sino pagarás también la cena!

—¡¿Eh?! ¡Pero dijiste que sólo saldríamos hasta la tarde! —le recordé siguiéndolo— ¡Mikey, oye! ¡Tengo que ir con Yato o de lo contrario se preocupará!

Mikey se adelantó dejándome atrás.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top