3
Sebastian veinte, Ian veintiuno, Roberto veintidós y Axel veintiuno. Eran colegas desde que tenían memoria. Vivían en la misma ciudad y habían pasado por cosas similares en sus vidas. Tenían los mismos ideles, a pesar de la edad de cada uno, su especialidad siempre ha sido robar.
Robar de manera limpia y sin que nadie sospeche de ellos. Mas que un talento, una gran habilidad.
Los 4 pertenecientes a la mafia mas grande del país. La mafia tentación.
Roberto sacudió las bolsas del dinero. Los billetes cayeron agrupados en grandes paquetes sobre la madera maciza del tablero.
Una sonrisa grande se instalo en Roberto. El robo había sido un completo éxito, justo como los 4 lo habían planeado desde hace muchísimo tiempo.
--Esta...--Ian saco una lata de cerveza de la nevera.--Es porque pudimos contra esos imbéciles. Se los dije, no seria difícil.--tomo de su cerveza, dejándola por la mitad. Al terminar, se limpio contra su propia piel.
--En tiempo récord, tio.--le codeo Axel que apareció detrás de los 3.-- Insuperables.
--El robo del siglo.--le siguió Roberto.
--Insuperables.--repitió susurrando, concentrado en ese montículo de billetes que figuraba en el tablero de su viejo departamento.
--¿Has visto las noticias?--pregunto Sebastian.
--No....seguramente todas las encabezamos nosotros.--se burlo Roberto, y los demás rieron menos sebastian.
--Si, imbécil. La encabezamos nosotros y la jodida cajera que me a visto en el banco.--se quejo sebastian. Aquello le afectaba de sobre manera, pues era la primera vez que había aceptado dejar ver su rostro por sus victimas.
--Oh joder....no me digas...¿esta hablando?
--Mas que eso, me esta describiendo.-- le explico Sebastián. Enseguida cogió las llaves de su viejo mustang qué adornaban en su pantalón.
--Si no la quito del camino, va a joder me--refunfuño el. Ian se río en su sitio. Su amigo era capaz de cualquier cosa, y eso le enorgullecía de alguna forma. Los tres lo vieron salir del añoso departamento de Roberto.
Explicar lo que era Sebastian, era un completo misterio. Ni siquiera el mismo se conocía. Hace 2 años había entrado a rehabilitación por voluntad propia. Era un tipo malo.
Perdía el control muchas veces, sin necesidad que alguien lo haya echo enfadar. Era enérgico. Totalmente impulsivo, frío, calculador y egocéntrico. A pesar de ser el menor de los 4, conocía perfectamente lo que era la vida y lo mal que esta jugaba a veces. Por eso, y por muchísimas cosas más, era quien era. Y nadie....nadie podía con el.
Encendió su auto, "Empire state of my mind sonó de inmediato en los amplificadores, pensó muchas cosas. El auto avanzo, joder, pobre Ximena. Ni siquiera se imaginaba lo que le esperaba por haber conocido aquel tipo en la mañana, pero se lo merecia.
De esa forma lo veía el, si se metían con el se hundían. Que lastima, pensó de nuevo.
Pero no se arrepentía al contrario, se iba a divertir mucho esta noche. Tal vez ni siquiera matarla haría falta, tal vez Ximena podía darle algo mejor a cambio, ya lo vería. Seguramente no se negaria si metía su gran masculinidad entre sus piernas. Era solo cuestión de pensarlo un par de veces. Por suerte, había estudiado muy bien la vida de los trabajadores ese banco. Conocía sus nombres, sus casas, sus vidas, las personas que los rodeaban....todo...absolutamente todo.
Lo único que no conocía era a ella.
Y la recordó, y no se detuvo al contrario siguió manejando al compás de la lluvia que empezaba a caer de pronto.
Un recuerdo mas, un ligero recuerdo de ella, ¿porque no la conocía? ¿Acaso no los había estudiado perfectamente a todos? ¿Porque a ella no? Se le había escapado de una manera increíble. Otra vez mojo sus labios con delicadeza, estaba buena no podía negarlo, ni lo haria, no lo haría nunca....le había llamado mucho la atención.
De tan solo recordar ese precioso culo que adornaba su cuerpo. Joder, le ponía muchísimo. Cerro los ojos y los volvió a abrir, tratando de no tensarse demasiado. Si lo hacia, tendría que parar en medio del camino para hacer ciertas cosas, pensando en ella y detuvo el auto.
El primer semáforo de la calle se lo ordenaba. El parabrisas se lleno de varias gotas de agua continua. Sebastian bajo su ventanilla un poco, necesitaba sentir el aire fresco que la lluvia le ofrecia,y así lo hizo.
Topándose de pronto, con la silueta de una mujer que estaba a punto de cruzar la pista..
Encendió los faros de su auto y pudo divisarla.......era ella....
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