Capítulo 4.
-Hala, no te hagas la desentendida.
-No comprendo de lo que hablas.
-Lo que Alex quiere decir es que el vampiro tiene atractivo físico.
En ese momento quedó aturdida por tal comentario realizado por Sara, expresando lo que la más baja de todos quería decir en las dos horas y media que llevan caminando bajo el sol. Sinceramente Zorash en ningún momento se percató de tal cosa, su mente estaba ocupada por otras cosas de mayor importancia que no pudo permitirse observar al rubio.
-Por favor dejen eso de lado.
-Admitelo.
-Tengo mejores cosas que hacer.
-No se para que te digo, Marco.
-¿Eh?
-¿Verdad que Mikaela es atractivo?
-No sabes disimular, hermanita.
-"Hermana", recuerda que soy mayor.
-Comportarte como tal, estamos en esta situación y sigues jugando.
-¿Qué quieres que haga?, ¿Qué me una a las caras largas?, no querido -Rápidamente se lanzó a abrazar al chico de cabello negro y lacio, quien al sentir los brazos de su hermana alrededor quiso correr- Debo mantener el ambiente del grupo.
-Y yo que pensaba que nosotros éramos raros... -Comentó Rogelio.
-¡Hey, Ro-
-Guarda silencio.
A todos les sorprendió las palabras del pequeño niño de cabello rizado, se canso de escuchar tantos gritos que no lo dejan dormir en los brazos de Sara, que por ahora es la única persona de la familia con la que cuenta oficialmente. Luego de que calmaran a Alex y Anthony el trayecto fue tranquilo, sin problemas, de vez en cuando el Hyakuya comentaba algunas cosas raras que según no tardaría en suceder de ese lado del mundo si no llegaba pronto el ejército que lucha contra los vampiros.
-¿Jinetes del que?
-Son unas criaturas extrañas y peligrosas, al parecer aquí todavía no llegan.
-Ah...
Mikaela los guió una hora más a un complejo de edificios donde la explosión se había originado, quizá suene una idea descabellada llevarlos a ese sitio tan frágil pero la realidad es que de todos los lugares por el momento es uno de los más seguros y cercanos, podría llevarlos otro sitio pero la luz del día poco a poco se va.
-Esto no es seguro. -La de actitud relajada no estaba de acuerdo.
-Será por esta noche.
Entraron con el de ojos azules al frente revisando el lugar, finalmente estableciéndose en uno de los departamentos vacíos, dejando en el suelo las mochilas y cerrando la puerta con lo que quedaba del seguro, esa habitación en específico parecía pertenecer a un hombre soltero, se dieron cuenta de eso al ver las fotos y que en el closed había únicamente ropa masculina de una talla.
-¿Qué crees que le haya pasado a esa persona?
-Ni idea.
Dejaron de registrar los objetos y se dispusieron a abrir unas latas de comida para los más pequeños, es decir sus hermanos que llevaban rato quejándose de tener hambre.
-Por favor Zorash, hermana... No cocines, se te da fatal, dejamelo a mi, ¿Vale?
-Esta bien.
El poder cocinar no es un don divino que se le otorgó a Zorash, se le dificulta bastante, hace la lucha pero no es algo que disfrute hacer, si ejecuta esta tarea es porque necesita sobrevivir, en especial si no se encuentra su madre.
-Chicos sé que están... Sensibles por los acontecimientos de hoy pero quiero dejarles en claro algo -Ante el tono de voz utilizado todos prestaron atención-, no se confíen de todo en este momento y por favor avisen lo que tienen planeado antes de actuar y meternos en un lío.
Ninguno respondió con total seguridad como ya se esperaba, los conoce tan bien aunque al menos lo ligeros murmullos y cabezas asintiendo logran reconfortarse un poco, al menos tomaron en consideración sus palabras y espera que las cumplan cuando sea debido en las situaciones de riesgo que podrían presentarse en el futuro. El miedo constante y la desconfianza hacia Mikaela sigue intacta por parte de Zorash, lo ve acercarse a hablar con los más pequeños del grupo y aunque parece que no les hara nada malo prefiere prevenir quedándose observando a cierta distancia con sumo cuidado cada acción del rubio, no porque los ayude deja de ser un vampiro que en cualquier momento podría traicionarlos por una misera fracción de sangre humana.
-¿Que era Mikaela antes de llegar aquí?
-Ni siquiera yo se que es lo que era.
Sara la llamó paranoica un par de veces, desde que el de ojos azules volvió del exterior la que parece ser que está a cargo dejó de vigilante a su amiga de cabello más corto en lo que ayudaba a Alex a preparar la comida, solo para prevenir alguna intoxicación, tampoco es como si ella fuera la reina de la cocina como ya se mencionó. Quizás la preparación fue un platillo básico que suele usarse en caso de emergencia pero no por eso se debe despreciar, es especial si se toma a consideración el estado de la ciudad.
-Estoy rezando. Si no me mata lo que sea que está afuera lo hará tu comida, Alex.
Claro que las bromas pesadas entre Alex y Marina no paran aunque el mundo se encuentre en catástrofe, claro que no.
-Había olvidado comentarles algo -El pálido se encaminó a la entrada del departamento, trayendo consigo un saco marrón de donde comenzó a sacar latas, sobres y una que otra botella-, encontré algunas cosas que les pueden ser útiles.
Comida. Nunca estan demas los alimentos en situaciones de inicio de crisis, en especial para un grupo de jóvenes inexpertos que nunca habían considerado la misma idea de vagar sin la supervisión de un adulto.
-Gracias Mikaela pero no siempre vamos a depender de ti, tenemos que hacerlo por nuestra cuenta también.
-Y claro que lo harán cuando hayan analizado el panorama.
Por supuesto que las conversaciones con el mayor comenzaron con el anochecer al igual que las presentaciones oficiales y un poco fuera de lugar, en especial por Marco que en ningún momento dejó de jugar. Los presentes en el lugar dijeron sus nombres y datos curiosos como si de un videojuego nuevo se tratara, con excepción de cierta chica de cabello oscuro.
-¿Es en serio que seguirás siendo grosera? -El susurro en su oído proporcionado por la más baja en estatura de las chicas hizo que asintiera con la cabeza convencida-, ¿Es en serio tu actitud?
Pese a las críticas recibidas en ese instante le importo poco, realmente se toma el tiempo. Ni siquiera en la escuela ha sido la más sociable o la típica chica que se acerca a hablar con medio mundo, realmente es un poco retraída y no es algo que le incomode, claro que intenta mejorar esa parte de sí misma pero ahora no es un buen momento.
Mientras sus amigos le hacían platica al Hyakuya se desesperó por lo que decidió sentarse cerca del sofá en silencio, observando y escuchando las conversaciones con el semblante serio. Llegó un momento en que a los pequeños les empezó a dar sueño y el problema principal era acomodarlos para dormir, el anterior residente al parecer solo contaba con una cama donde con suerte cabían cuatro personas apretadas como en una lata de sardinas. Por suerte los sillones eran grandes asi que ahi van dos personas y unas cuantas sábanas en el suelo serían suficiente para pasar la noche, porque si, no se quedarían tanto tiempo.
-Busque en otros departamentos y encontre algo mas.
Que el los ayudara con tanto interés no parecía algo verdadero.
-Servirán, de nuevo gracias.
Mientras acomodaba las sábanas para dormir Zorash se alejó un poco para arreglar el sofá donde dormiría acompañada de Marina, fue ese momento donde el joven vampiro aprovechó la oportunidad para acercarse y tratar de entablar una ligera charla, aunque sea para presentarse.
-De verdad que no hablas.
-No veo la necesidad de hacerlo -Siguió con sus asuntos sin tomarle importancia.
-Bien, por lo menos deja que sepa tu nombre, si no quieres hablar después de ello no veo problema.
-Perfecto -Se giró a verlo a la cara con el semblante neutro-, Zorash, ese es mi nombre y no vi la necesidad de decirlo pues nadie dejaba de llamarme así.
-Mikaela.
Tal y como dijo se fue a otra parte que no fuera el mismo espacio que ella, él sabe que le incomoda en gran parte estar con un completo desconocido al cual sus amigos ya le han entregado una cantidad enorme de confianza. Simplemente le dará su espacio, nunca llegando a presionarla.
Más tarde, exactamente pasadas de la una de la mañana a Zorash le empezó a irritar la garganta, probablemente por el polvo en el ambiente, sin hacer ruidos que despertaran a los de alrededor se levantó y dirigió con rumbo a la cocina donde dejaron sus mochilas, ahí fue donde bebió un poco de agua, intentó hacerlo en silencio pero se atragantó con el agua llamando de inmediato la atención del joven.
-Si no te matan los vampiros en definitiva lo harás tu misma.
-Shh -En sus labios coloco de nuevo la boquilla de la botella, al terminar de beber se puso de pie cruzando los brazos viendo directamente al más alto y blanco-, a cualquiera le pasa.
-Falta que te tropieces.
-No soy una estupida.
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Editado: 28/11/2019
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