Capítulo 16.
—Esta bien.
Ese suspiro cansado fue suficiente para que el más alto se acercara a ella y preguntará.
—¿Dónde es el camino?
—Sígueme.
—Mejor vamos a la par.
Sugirió llegando a su lado, fue así como comenzaron a caminar con cuidado por donde había recorrido antes Alex, no conversaban, solo we mantenían atentos a su alrededor hasta determinado momento.
—¿Vives con tu familia o un grupo de desconocidos?
—Mis amigos.
—Eso debería estar bien un tiempo.
Dijo antes de quedarse quieto provocando que Alex imitara la acción confundida, sin preguntar lo vio interrogante a lo que él negó con la cabeza repetidas veces a la par que tomó una de las manos de la morena guiandola a otro camino, una desviación de imprevisto.
Ella sin entender del todo iba a preguntar que sucedía, pero las manos del azabache en su boca no la dejaron a la vez que la mano de este en su cintura pegándola a su cuerpo en cuanto llegaron a un callejón.
—No te asustes.
Susurró al sentir el cuerpo de ella tensarse en sus brazos.
Alex aún cuestionando lo que sucedía quería irse ya, pero ese deseo desapareció cuando vio a unos metros a dos siluetas vestidas de blanco, era similar al uniforme de Mika así que sin duda eran otros vampiros, parecían buscar algo por lo que pudo entender en el tono de sus voces y al no encontrarlo pasados otros minutos se marcharon, dejando libre el área.
Nueva nota mental, no salir de ahora en adelante sin Mikaela o de forma precipitada.
—Ya puedes respirar.
Habló el de ojos verdes dejando libre su boca.
—Estaban tan cerca.
—Y por eso no debes ir desprevenida.
—Claro.
Dándose cuenta que él la seguía sujetando de la cintura tomó las manos del muchacho de cabello revoltoso y las retiro de golpe de su cuerpo, dejando a este con la boca abierta de la impresión.
—Disculpa, me excedí.
Se dirigió a ella apenado rascando su nuca demostrando nerviosismo.
—Fue la tensión del momento.
Comprendió asomando la cabeza verificando que lo hubiera nadie, siendo seguida por Yuichiro.
—¿Y es este un motivo suficiente para que vayas al refugio con tus amigos?
—Tal vez —Volteo a verlo haciendo que diera un paso hacia atrás—. ¿Crees que podamos irnos ya?
—Pero rápido, pueden haber más y no sería grato un enfrentamiento de tres o cinco contra uno.
—¿Y yo qué?, ¿Estoy de adorno?
—No tienes el arma especializada para esto, pero si lo tuvieras por supuesto que serías de ayuda. Vámonos.
Esta vez le tendió la mano a la de cabello corto, pero se negó a aceptarla dedicándose a caminar a su lado en silencio. Desde el punto de vista de Alex ya no quería hablar ese día, su mente estaba agotada después de casi ser asesinada por un vampiro, había que analizar la situación y no era bonito.
Silencio que desde luego el Hyakuya parlanchin no soporto y rompió con una pregunta ya respondida.
—¿Y vives con tus amigos?
—Te dije que si.
—¿Alguno de tu familia?
—Mi hermano menor.
—¿Cuántos viven ahí en total?
Si, ahora entendía la desesperación de Zorash ese día que ella insistía tanto con Mikaela. Hablar con un desconocido en una crisis no era la mejor opción.
—Es mucha información.
—Necesitaría reportarla con el pesado de Guren, así que...
—Ni idea de quien es Guren, pero aun así es mucha información que me da miedo ortorgar —Admitió viéndolo frunciendo el ceño—, tal vez no fue buena idea aceptar que me acompañes.
—No pasa nada, pero en serio tendrías que venir conmigo al refugio, como pudiste comprobar los vampiros siguen merodeando.
Si el es un encargado de exterminar vampiros no quiere ni imaginar lo que podría hacerle a Mikaela que acaba de convertirse, si la situación fuera diferente no lo pensaría demasiado.
—¿Cómo pudo desaparecer así?
—¿El vampiro?
—Si, sólo lo atravesaste y se desvaneció.
—Armas con demonios, esa es la respuesta.
—Vale —Se encogió de hombros tratando de meditarlo—, te tacharia de loco de ser que he comprobado la existencia de criaturas que se creían fantasiosas.
—Mi demonio es—
—Espero que no me estés diciendo esto porque quieres a cambio información.
La cara del chico le pareció graciosa, parecía indignado y se lo hizo saber con un "Ja".
—Habló para entablar una conversación decente.
—Como quieras.
—Mi demonio se llama Asuramaru y este me ayuda a cumplir el objetivo, matar a esos chupasangre.
—Imagino que al ser un demonio sea riesgoso, te puede manipular cuando quiera, ¿No?
—No si lo tengo controlado y yo lo tengo perfectamente bajo mi dominio.
Las palabras de Yuichiro hicieron que el demonio Asuramaru riera a carcajadas que no pasaron desapercibidas por él que no evitó sonrojarse por lo avergonzado que se sentía.
—Voy a suponer que te creo que lo tienes bajo control.
—¡Es verdad!
Elevó la voz provocando que Alex lo viera en silencio juzgandolo por su grito.
—Silencio señor Hyaku...ya —Dijo con lentitud repasando el nombre y apellido del azabache, asustada lo detuvo sosteniendolo de la manga del uniforme—, ¿Cómo dijiste que te llamas?
—Cielos, ¿De verdad tengo que repetirlo? —Frunció el ceño cansado—, Yuichiro Hyakuya es mi nombre.
"Su nombre es Yuichiro, pero yo le digo Yuu-Chan."
"Él está con ellos, con ese ejército."
Se llamó tonta por lo menos cinco veces, ¿Cómo había olvidado tal detalle que a Mikaela no dejaba dormir?, aturdida hizo que el de ojos esmeralda la viera a la cara, este al percibir el cambio de color en el rostro de la chica se asustó y comenzó a preguntarle si estaba bien a lo que ella ignoró. Abrió los labios dudosa, debía comprobarlo.
—¿Yuu-Chan?
Por su reacción de asombro supuso que dio en el blanco.
—¿C-cómo sabes eso? —La tomó de los hombros con cierta brusquedad.
—Relajate un segundo.
Obedeciendo la soltó dándole un respiro.
—¿Por qué me llamaste así?
—¿De dónde vienes?
—¿Eso importa?, dime por favor dónde escuchaste eso.
—Tu dime de donde vienes y te respondo.
—Actualmente de Japón, pero si te refieres a años atrás de un orfanato, el orfanato Hyakuya y ahora dime.
Sonaba desesperado y lo entendía, era él.
—Tu hermano, Mika, lo conozco.
—¿Eh?
—Es en serio, ¿Quieres verlo?
—¿Dónde está? —Volvió a acercarse sujetandola de los hombros—, por favor dimelo, quiero verlo, por favor.
El chico presumido de hace unos minutos y el de ahora que pedía a gritos reunirse con su familia la hicieron asentir apretando los labios.
—Mika se está quedando conmigo y mis amigos.
—¡Con mayor razón apresuremonos!
En medio de su euforia de volver a ver a su hermano no lo pensó demasiado para sujetar la mano de Alex y arrastrarla consigo sin rumbo, siendo detenido por las palabras e intentos de forcejeos de ella.
—¡Aguarda!, ni siquiera sabes donde es.
Frenando de golpe ocasionó que ella se golpeara contra su espalda.
—Es verdad, disculpa, ¿Podrías guiarnos, por favor?
—A eso voy.
Se dio la vuelta retomando el camino siendo seguida por aquel soldado, pasaron por escombros de viviendas y un montón de pertenencias de aquellas personas que quien sabe donde fueron a parar. Finalmente después de varios minutos de camino llegaron a la casa que por unos instantes Yuu casi ignora por el estado desgastado de esta por fuera.
—Es aquí, vamos.
Atravesó el patio delantero junto a él, antes de tocar la puerta y decir su nombre lo vio con una sonrisa nerviosa que lo dejó extrañado.
—¿A qué viene ese gesto?
—Espero que su reencuentro me salve del regaño.
—No te preocupes, si a ellos se les olvida hacerlo les recordaré.
Sonrió con burla.
—Soy Alex.
Llamo a la puerta pasando por alto las acciones del Hyakuya a su lado. En pocos segundos fue recibida por Marina que no pasó por alto al chico y sin pensarlo preguntó molesta.
—¿Dónde te metiste?, ¿Por qué vienes con esa persona?
—En primer lugar déjanos pasar, este hombre es de confianza y lo veras en unos minutos, dile a Mika que venga.
La chica más relajada los juzgo con la mirada haciendo que ambos entraron jalandolos de los brazos y cerrando con llave.
—Tienes suerte que Mika haya llegado hace cinco minutos —La sentenció corriendo a la sala donde se podían ver a todos reunidos pensativos—. ¡Mika!
—¿Ella está bien?
Yuu dejando su curiosidad por los extravagantes cuadros de la casa posó tan rápido como se lo permitieron sus ojos la mirada en el dueño de aquella voz, encontrándose con una mirada distinta en tonalidad, pero igual a lo que recuerda en su infancia.
Por fin veía a aquel niño y chico astuto y tierno de su infancia, a su amigo del alma, su hermano y familia, Mikaela.
El rubio al toparse con esa testaruda e indiscreta mirada esmeralda tuvo deseos de llorar, su corazón parecía volverse blando con mayor facilidad, recordando esos días despreocupados que vivieron antes de la catástrofe.
Ahogado un sollozo se levantó del sofá y camino a punto de tropezar con las patas de los sillones hacia su hermano que también se acercaba a él y en menos de lo esperado ya se estaban abrazando fuertemente en medio de lágrimas traicioneras que resbalaban por sus respectivas mejillas rosadas.
—Yuu-Chan.
La voz quebrada de Mika hizo que el resto entendiera la situación, totalmente conmovidos por ello guardaron silencio permitiéndoles su momento, después de todo había sido tan duro para ese par volver a verse sin tener una guerra de por medio, unos minutos de tranquilidad no haría nada malo, las preguntas para Alex podrían esperar unos minutos más.
—Mika no llores.
—Tu estas llorando, tonto.
—¿A quién llamas "tonto", idiota?
Bromearon antes de tomar distancia y ver a los que yacían sentados esperando pacientemente que terminarán.
—¿Cómo?, ¿Por qué estas con Alex? —Preguntó el de ojos rojos—... Espera, ¿Por qué saliste sola, Alex?
Volvió su vista a la de cabello negro que ya estaba siendo sostenida por Zorash.
—Lo siento, no volverá a pasar.
—Hablaremos de esto —Le informo Zorash dejando libre su brazo— a profundidad más tarde, ¿Okay? .
—Seguro.
Se encogió de hombros sonriendo a su amiga y hermano que no dejaba de abrazarla y decirle "No lo vuelvas a hacer.", al mismo tiempo noto la mirada del soldado en ella, pero lo pasó por alto.
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