Capítulo 12.
Cada uno tiene su ritmo y pasan de forma diferente su estadía en esa casa. Por ejemplo, Mikaela sale a hacer rondas por los alrededores y Zorash se queda en la habitación dibujando. Mantuvieron ese ritmo una semana, el ambiente dentro era tranquilo.
-Hay demasiadas provisiones en los mercados.
Dijo el rubio dejando sobre la mesa una bolsa enorme con alimentos y bebidas, lo suficiente para pasar unos días, quizá el mes si lo organizan bien.
-Si no hay vampiros en esta región podríamos ir Alex y yo a buscar comida después.
Entiende lo que quiere decir Sara, el área parece estar limpia, pero no pueden arriesgarse, ¿Qué tal si un día ellos salen y ven cara a cara a alguien que los daña?, prefiere mil veces salir él a ponerlos en peligro.
-Será mejor que no salgan, quédense aquí y estarán a salvo.
-No creo acostumbrarme a esto.
Confesó antes de irse a lo que solía ser la oficina del señor Gómez, ese lugar tenía muchos libros con los que podía pasar el rato.
-Maldita sea.
Los fuertes dolores comenzaron a volverse frecuentes en ese tiempo, sólo le quedaba un frasco que había estado administrando lo mejor que podía, aún así era imposible mantenerse adelante con un mísero frasco.
Si alguien lo viera en ese estado, arrodillado en el piso agarrándose la garganta soltando pequeñas quejas, lo más probable es que se asuste.
-¿Mikaela?
La voz era fácil de reconocer. Apenas ayer Zorash pudo levantarse con tda seguridad, la lesión no había sido grave así que podía caminar, no al punto de correr evidentemente pero mantenerse de pie si y era un avance.
-¿De nuevo duele?
Con lentitud se acercó a él, lo llamó dos veces más sin obtener respuesta en tono de preocupación.
-Debes beber de tu frasco.
-N-no... M-me...
-Basta.
Estando al tanto de en qué parte de su ropa guarda el último recipiente lo tomó de su lado y lo aproximó al rostro del pálido, dándole de beber a regañadientes la mitad, únicamente con eso pudo calmarlo.
-Podía soportarlo. -Renego.
-Por supuesto que no, idiota -Poniéndose de pie lo vio con su semblante serio-, piensa bien que harás luego de que te quedes sin nada. Beber sangre humana es tu única oportunidad.
-Y en dado caso de que acceda a beber sangre de humano, ¿De quién?
-Yo que sé, no hay opciones dentro de esta casa que puedas tocar... ¿Seguro que no puedes ingerir sangre de vaca?, no la matarías pero tomarías muestras.
-Si pudiera lo hubiera hecho hace mucho.
-Trata de estar tranquilo.
Se fue al mismo sitio que Sara, era lo más interesante de la casa, los enormes libreros.
-Mika.
Parecía que todos ese día estaban poniéndose de acuerdo para llegar en fila a hablarle, podía irse en cualquier momento, aunque no sería correcto ni sería capaz de dejar al pequeño Anthony.
-¿Que sucede?
-Sara.
-Leyendo.
-Oh -Soltó sorprendido, poco después una risa-, ¿Hacer pregunta?
-Claro.
El menor llamó al más alto, invitándolo a que se colocará a su diminuta altura, lo cual el Hyuakuya hizo.
-¿Qué es aquello que quieres decir?
-Sara bonita, ¿Verdad?
-Lo es, todos son lindos.
-Incluye a Zorash.
-Es evidente.
-¿Te gusta ella?
-¿Zorash?, es... Buena amiga a su manera.
-Sip, yo digo que si te gusta de gustar.
Reclamo el castaño en un puchero inflando sus mejillas rosadas en total inocencia haciendo una pregunta vergonzosa para el rubio.
-¿Qué preguntas haces?, ve con tu hermana.
Cómo es un niño, uno muy distraído, pronto olvidó su pregunta y se fue corriendo en busca de su adorada hermana mayor, quien lo ha estado cuidando lo mejor que puede.
Finalmente Mikaela decidió marcharse de ese sitio en donde se encontraba a todos, marchó a la sala de estar, donde encontró cuadros con interesantes descripciones, en su mayoría reconocimientos de trabajo o de estudio.
-¿Estará vivo?
En sus adentros pensaba que sería una verdadera lástima que una persona con tal vida resuelta tuviera un final horrible a causa de los vampiros, sólo queda tener esa esperanza que haya escapado con vida, incluso si las posibilidades fueran bajas.
-¡He llegado!
Anunció una entusiasmada y nunca antes vista Zorash entrando a la habitación encendiendo las luces.
-¿Debería alegrarme? -Respondió su compañero de cuarto.
-Obviamente, mi presencia es de lo mejor del mundo.
-Fatalidad.
Dijo él rodando los ojos, esa era una de las formas en que pasaban el rato, entre bromas.
-Ahora paseas por toda la casa.
-Una semana sentada y acostada, no de nuevo, gracias.
-Es justo lo que estas haciendo ahora.
Comentó viendo cómo su acompañante se tiraba boca arriba en el colchón.
-Con la diferencia que ahora camino para ir a traer agua.
-Ya no lloras en tu sueño.
-Verás que será en cuestión de tiempo.
-Parece que esperas que suceda.
-No.
Y otra vez, mientras todos se preparan para dormir y ellos tenían una conversación un ataque se aproximó en el cuerpo del semivampiro, ella ya se había acostumbrado malamente a esos escenarios, por lo que una vez más, le facilitó el frasco de cristal en sus labios.
-Es lo último, bebe con cuidado.
Advirtió dejando de lado ese objeto, se había vuelto costumbre que en medio de las arcadas ella lo auxiliará, incluso que tomará su suave rostro entre sus manos.
-Estoy perdido.
Su voz no sonaba como de costumbre, se le notaba angustiado.
-¿No tienes algo que decir?
-Quisiera pero no es momento de mis comentarios sarcasticos.
-Creeme que los necesito.
-Y a mi no me salen ahora, no es prudente.
-No tengo más opciones.
-Beber sangre humana.
-No lo haré y está dicho, jamás.
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Editado:
26/03/2020
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