Marcas - II


El tiempo es el peor enemigo...

Siempre llega un momento en el que nos pones a reflexionar, sobre la vida, el tiempo, y lo que logramos hasta el momento. A veces, sentarse a meditar sobre ello, trae dolor, frustración o alegría y satisfacción, todo dependiendo de cómo fue nuestro desempeño. Miras hacia atrás y vez cuales fueron tus decisiones y cuáles fueron los resultados, muchas veces buenos y otros no tanto. Llega ese momento en la vida, en el que nos preguntamos, estay yendo bien?, y si es así a donde me estoy dirigiendo?, que estoy haciendo de vida?, preguntas que si nos hiciéramos constantemente no nos equivocaríamos tantas veces.

La vida es un sacrificio y una guerra, desde que somos puestos en este mundo, batallamos para sobrevivir y tener un lugar, un espacio, una identidad. Sin embargo en el camino de esa lucha muchos tiran la toalla y deciden que no vale la pena, y se vuelven unos más en la inmensa sociedad, esperando ser aceptados, integrados, dejan sus sueños de lado, sus metas y objetivos, porque se cansaron de ir contra la corriente y decidieron mirar a la derecha e izquierda, y vieron que muchos pueden vivir sin marcar la diferencia y se aceptan ser como ellos.

Afrodita no quería eso para él, ya había aceptado mucho y se había dejado convencer y llenar de muchos pensamientos, buenos y malos, que en lugar de ayudarlo lo hundieron en una especie de circulo en el que él que se salía, debía ser rechazo y repudiado. Pero quien dicta las reglas? Quien puede juzgar lo malo de lo bueno? La sociedad? Esta está más podrida y corrompida como para poder decidir algo tan importante.

Nadie puede obligarnos a seguir esto...— y pensó que sus palabras serían tomadas mal, pero una vez más tuvo un preconcepto erróneo —

También lo creo — Shaka acepto las palabras del peli celeste como algo real — ser destinados no nos ata el uno al otro, solo nos hace conscientes de que hay alguien que fue creado para nosotros —

Sí, puedo...podemos elegir, es parte de nosotros poder tomar nuestra decisión y vivir con ello — suspiro con pesadez y tristeza, porque Shaka era una buena persona, y tal vez si fuera en otra situación y circunstancia podría amarlo, pero su corazón ya había elegido a quien aferrarse, y aunque esta persona no lo viera más que como su amigo, no podía dejar de amarlo, lo intento muchas veces pero falló, así que dejo de luchar y solo lo acepto —

Siempre podemos seguir siendo compañeros, Dite, esto no cambia nada — y por primera vez el peli celeste fue testigo de una sonrisa del rubio —

Claro, nada cambia — acepto con felicidad. Era bueno saber que su alfa destinado, no lo obligaría a permanecer a su lado a la fuerza —

***M***

Tan pronto de vuelta? — Kanon sonrío con cinismo, le alegraba más o menos estar en las doce casas, pues todos allí tenían edades cercanas a la suya, y no eran un motón de niños que se ofendían por la mínima broma cruel que hiciera —

No dejaría que te apoderaras del santuario sin avisarme — respondió encogiéndose de hombros. Ambos con un pasado turbio —

Como estuvo el viaje? — cuestiono con cierto interés —

Como siempre —

Tanto así, deberías dejar que Hilda te de una mano —

La señorita Hilda, tiene muchas ocupaciones, fui para ayudar y no para darle más trabajo —

En todo caso, pide ayuda entre tus compañeros, apuesto que habrá alguien que se interese —

Es una insinuación, Kanon? — bromeo —

No, sabes que solo pensar en hacer el bien me da alergia — rodo los ojos —

Como sea, tengo el cuerpo molido. No vemos al rato — se despidió del mayor, que solo asintió en despedida. Tenía que hacer una parada en su casa y luego directo a piscis, no había pasado desapercibido la falta de Afrodita, que siempre lo esperaba en Aries y poder conversar de su viaje —

***M***

Le dolía el cuerpo. Un dolor horriblemente conocido. No sabía en qué día estaba o qué hora era, y tampoco donde estaba. Eso le debió aterrar pero, no fue así, algo le decía que estaba en un lugar seguro, que nada le lastimaría. Sí esa sensación de seguridad era proporcionado por la comodidad que sentía su omega. Su omega que estaba feliz y su sutil ronroneo lo confirmaban.

No Atenea, no...– su raciocinio tomo control de su cuerpo y su mente se despejo de la niebla de placer, al comprender que acababa de pasar. Su instinto había tomado control total de él, y por lo que sentía muy dentro de él, lo había pasado con un alfa y no un alfa cualquiera. Tenía miedo de voltear y encontrase con Aioros, así que busco relajarse, porque aún estaba anudado al mayor, y no quería pasar por la vergonzosa experiencia de despertar al castaños y estar unidos en un incómodo silencio —

...mmm...— o eso fue lo que quiso, porque sintió al alfa moverse y jalarlo lo más cerca posible de su cuerpo, y tuvo que reprimir un gemido cuando el miembro de Aioros, ingreso unos centímetros más. Debía admitir que el sagitario estaba bien dotado —

En que estoy pensando — se regañó así mismo — concéntrate... — esperaba que al menos la unión estuviese por terminarse, así no tendría que esperar mucho para fugarse. Odiaba a su instinto, porque solo recordaba haber ido a su templo, si quiera había salido o solo fue un pensamiento que jamás llego a cumplir? No lo sabía, solo que...con pánico llevo su mano a su cuello, precisamente sobre su gandula de vinculación —...—

***M***

Te lo dije — Milo se encogió de hombros y trato de ocultar su sonrisa, después de todo era difícil que él tuviera la razón y Camus se equivocara —

Sí, pero...como iba a saber que se iba a romper — gruño mientras se pasaba la mano por el cabello — y además se supone que tu deberías...rayos!—

Ya está hecho, la cuestión ahora es nos lo quedamos? — pregunto tomando las manos del francés. Era una decisión difícil e importante, ambos debían estar de acuerdo en esto y ser consciente de la responsabilidad que traía ser padres —

Yo...no sé...— sintió un gran peso en sus hombros. Nunca había querido ser padre si era sincero, pero luego estuvieron Hyoga e Isaac y se acostumbró medianamente a cuidar de un niño, pero eso no era suficiente para tener uno, y si se equivocaba como siempre lo hacía en su vida? Ya no podía ser egoísta y pensar solo en él, si no el bebé que se estaba formando en su interior y...—

Tenemos hasta el tercer mes, Camus — Milo lo atrajo en abrazo — podemos pensarlo con calma...—

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