Llamado
Sí había algo que no le agradaba era lo que su Omega interno le pedí hacer, y es que muchas veces esa parte irracional suya solo quería follar y concebir. Sí, sabía que esa era naturaleza y para lo que realmente estaban allí, pero actual había muchas cosas por las que vivir y que hacer, como para solo preocuparse por complacer a su Alfa y darle cachorros que sean una mezcla perfecta de ellos dos.
Sí alguien le preguntaba, si odiaba el ser Omega? Sí lo odiaba, porque desde que su casta se presentó, tardía, pero se presentó, tuvo que lidiar con los estúpido dolores y ansias de un nudo Alfa. Eso era patético, era como si fueran un trozo de carne para los alfas y odiaba ser parte de la casta denominada la más vulnerable y débil. Odiaba ser cada tres meses por tres días, un llorón sentimental dependiente de que alguien lo alimentará. Odiaba tener que necesitar un Alfa para sentirse completo. Odia el instinto que rogaba por tener un cachorro en su vientre. Y sobre todo odiaba el tener que lidiar con su parte Omega, que era instituto puro con su parte racional porque a veces era muy díficil ganar.
Antes de que se presentará y siendo ya un poco mayor para que está se presentará siquiera, respiro tranquilo al suponer que sería un beta, lamentablemente el destino no quería eso para él. No, el mugroso destino quería que le abriera las piernas a un estúpido Alfa que se vanagloriaria por someter aún guerrero de élite.
Ahora, imagínense siendo un Omega en medio de varios alfas con olores atractivos para un Omega fértil sin vincular, obviamente era el infierno no ponerse a ronronear y ofrecerse como cualquier cosas. Era una lucha constante con su Omega.
Cuando su primer celo, estando en el santuario, le llegó antes de tiempo y sin ningún otro Omega para ayudarlo, tuvo que hacer de todo para no caer frente al primer alfa que se le cruzará. Fue una lucha difícil, pero consiguió llegar a su templo. Por tres días llamó a su Alfa, por tres días rogó por ser tomado, sin restricciones u oposición. Tarde se daría cuenta que, apesar de su cuidado extremo, apesar de su estado, si logro llame la atención de los alfas que en ese momento habían estado en las doce casas, pero de alguna manera ellos no habían hecho nada para dañarlo. Lo cual agradecía.
Para su siguiente celo, había decidido pasarlo con un alfa. Sí tanto su Omega pedía por el, y porque había escuchado y leído que cuando un Omega pasas sus celos con un Alfa se vuelve más llevadero el celo, entonces haría lo que su instinto pedía.
Lamentablemente, su instinto no quería cualquier alfa, eso lo aprendió cuando estuvo muy dispuesto a pasarlo con un desconocido. Algo de solo una vez y cuando todo concluyera cada quien por su lado. Todo fue un desastre, recuerda que su Omega reacciono violentamente al alfa, que apesar de que este quisiera someterlo no pudo. Su instinto lucho y ganó, pues ya había encontrado a su destinado.
Milo de Escorpio era su amigo y un alfa. Un Alfa que si bien le llamó la atención al punto de tener que luchar contra el llamado, algo que hacía un Omega cuando quería la atención de su alfa, pues de negó rotundamente a arruinar lo único bueno que tenía aparte de ser un dorado. Milo era su mejor amigo, con quién podía contar, pero no podía tenerlo como alfa no cuando todo lo bueno que tenia, por su falta de expresar su emociones y sentimientos, terminaba por alejar. Además Milo sabia de su odio a ser Omega, y sabía que jamás se sometería a los deseos y órdenes de un Alfa. No era un buen Omega, y Milo se merecía alguien bueno y dignó. No a alguien que odiaba su género secundario.
Pero lo dioses, de alguna manera, habían decidido que lo que Camus quisiera o pensará no les importaba, porqué después de ese horripilante y fracasado encuentro con ese alfa, fue Milo quien lo ayudó y llevo hasta su templo. En la seguridad de su templo su Omega lloró y llamo al alfa que le había ayudado pero que lo dejo sólo en su habitación.
Se supone que alfa no puede resistirse al aroma de un Omega en celo, cierto? Entonces porque Milo lo había dejado así sin más. No había luchado muy por el contrario, todo su ser había estado más que dispuesto a recibir al alfa.
Así que cuando volvió a un estado de lucidez, periodo que debía usar para hidratarse y alimentarse, lo uso para ir en busca de su alfa, si este no atendía a su llamado, lo obligaría a escucharlo. Era Camus de Acuario por Atenea.
Como llegó a Escorpio y como convenció al guardián de pasar su celo juntos. No lo recordaba. Solo sabía que tres días después se levantó con el cuerpo adolorido y una mordida en el cuello, y lo más seguro y probable, sobre su glándula de vinculación.
Pero que... - murmuró con voz ronca, le dolía la garganta -
No te muevas - escuchó un susurro en su oído y apesar de lo pedido el sobresaltó que le causó escuchar otra voz tan cerca y después de su celo, lo hizo hacer todo lo contrario -
Ah! Rayos! - se quejó por el dolor que le provocó el haber hecho que se forzará levemente la salida del nudo Alfa -
Te dije que no te movieras - era obvió el dolor que debió sentir también en alfa -
Atenea - murmuró para luego sentir como le ayudaban a acomodarse en una posición que evitará el dolor para amabas parte -
Ya estás consiente. Esto solo tomara otros diez minutos - Camus solo quería que la tierra se lo tragara. Porque había tenido que despertar cuando aún estaba anudado con Milo. Eso haría más incómoda la conversación que obviamente tenderían -
...- no respondió y trato de fingir que nada era real, solo un buen sueño con un final malo -
Siento el haberte mordido - la voz de Milo lo volvieron a la realidad - no es profunda, cerrará en un par de días - agrego al no ver reacción alguna en el acuario -
No nos vinculamos... - y llamenlo tonto sí quieren pero Camus había leído sobre ello, pero una cosa es leer y otra cosa es experimentar en carne propia. Se toco el cuello para comprobar que como dijo Milo la mordida estaba muy lejos de su glándula Omega -
No. Creí qué, estando en el estado en el que te encontrabas, no era lo que realmente querías - respondió encongiendose de hombros como si no importará, pero Camus podía ser muy frío y distante, pero no ciego ni imbécil, era notoria la decepción en la voz del octavo guardián -
Me abría gustado... - murmuró evitando mirar al peli azul, que le había girado una vez se había desecho la unión, porque sí Milo lo hubiese mordido en su glándula de vinculación estando en celo, puede que se hubiese molestado, un poco al inicio, pero estaría feliz de que el Alfa al que su instinto tanto llamaba le correspondiera -
Que?! - turquesas le vieron con sorpresa y alegría naciente -
Nada - gruño con fastidio. No lo repetiría, si Mío entendió bien sino era muy su problema -
Podemos sin aún lo quieres - la sonrisa que le dio el peli azul le hicieron soltar un gemido. Realmente se había terminado su celo? -
***F***
Sigo creyendo que deberíamos dejar a Aioros pasar - sus recuerdos se vieron interrumpidos por la vacilación leve que hubo en el cosmos de Mu, quien había levantado una barrera de cristal impidiendo que el cosmos de español siguiera llamando al Sagitario - no puedes estar así tres días, seguidos - agrego al ver el inicio claro de una negación -
Lo intentaré - se encogió de hombros en respuesta. Shura era su amigo y entendía el por Camus sugería eso, pero no podía dejar de pensar en lo que una vez le dijo el español -
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