Dominio
Camus le estaba dando el peor de los tratos, el silencio y una mirada horripilantemente fría. Sí, sabía que se había equivocado actuando precipitadamente, pero es que simplemente no podía dejar atrás así como así su instinto protector, y peor aún su instinto sumado al miedo de volver a perder al onceavo guardia, vamos que solo atenea podía decir que tanto le había dolido la muerte de Camus en la guerra de las doce casas, solo pensar en ello le daba una sensación horrible de soledad. Pero Camus no lo veía así, o no el de acuario solo veía lo que quería ver.
Lo siento — y como siempre él (Milo) tuvo que ceder. Lo importante en una relación era ceder de vez en cuando, cierto? No por algo después de dos días de incidente había ido a hablar con el acuario. Le había dado tiempo de calmarse y todo —
Solo lo dices para que no esté molesto — recibió en respuesta como un gruñido — no te necesitaba, y no necesito de nadie. Soy un dorado como tú y los demás —
Lo sé — frunció el ceño, peleando con las ganas de querer gritarle al francés que eso no lo fue lo que le pareció, y su brazo y pierna lacerados le daban la razón, pero decidió callar —
Solo empeoraste las cosas — golpeo un puño contra la pared más cercana — no por ser omega, necesito que me protejan. Hiciste que todo se complicara, y Mu tuvo que hacer algo que no le agrada solo porque no pudiste quedarte mirando —
No fui a capricornio porque fueras omega — al fin había salido el verdadero motivo de la molestia de Camus. Nunca fue por Aioros, Mu o Shura, siempre fue por el hecho de que Milo interviniera, Milo su alfa vinculado, con quien se había vinculado, como el mismo Camus no se cansó de decir, se vinculó solo para no sufrir de los molestos celos Omega. Milo sabía cuánto Camus odiaba su casta y su obligatoria vinculación por ser destinados — fui porque no quiero perderte, no otra vez — hablo con seriedad y mirando a los ojos al de acuario — nunca fue por tu casta — cerro los ojos y con un suspiro cansino dejo atrás la casa de acuario. Estaba cansado de solo ceder y ceder, dar y dar, esperando que Camus viera sus verdaderos sentimientos, pero al parecer eso jamás ocurriría, no mientras el francés no superara su aberración hacia su propio sub género —
***M***
Camus estaba muy dispuesto a lastimar a Shura, no podía dejarlo hacer eso — Afrodita se justificó incluso antes de que siquiera el cáncer le preguntara — al final nadie salió lastimado...gravemente — rodo los ojos al ver la sonrisa burlona del italiano —
Mu los tuvo que noquear y después de dos días ambos volvieron a tomar conciencia, no creo que eso se califique como algo leve — negó sin dejar de vendar la herida del peli celeste — no debiste interponerte entre el ataque — chasqueo la lengua mientras votaba el algodón sucio —
Camus es un idiota — murmuro y desvió la mirada de la azul. No tenía ánimos de hablar del asunto — Milo solo quería ayudar y lo primero que hace es golpearlo — pensó en la mirada dolida del escorpión —
En problema de dos, los terceros salen sobrando, Dita — se cruzó de brazos y espero que el peli celeste le entendiera y no se metiera entre esos dos —
Me da pena, Milo, él no tiene la culpa de que Camus tenga un feo complejo con su casta —
No me cambies de tema — le jalo un mechón de cabello — debiste ser más cuidadoso, y recuerda que prometimos no entrar en conflicto con los demás dorados — recordó la promesa que ambos hicieron frente a la joven Atenea que solo sonrió y acepto su promesa como verdadera y una manera de redimir sus anteriores acciones —
Sí, pero no podía dejar que lastimara a Shura — hizo un puchero disconforme —
Está bien, pero corta allí tu discordancia con Acuario, no dejes que siga creciendo y vaya a otros temas — expreso con clara alusión al tema de pareja que Camus y Milo tenían —
Ok — murmuro disconforme pero aceptando como verdaderas las palabras del italiano, pues no debía seguir alimentando la discordia entre Camus y su persona —
Ok — repitió el de cáncer imitando el tono de voz del peli celeste — espero sea cierto, no quiero ver a Camus poniéndole precio a tu cabeza — le revolvió el cabello —
****M***
Capricornio y Sagitario están molestos, entonces — Shaka expreso lo que consideraba el principal conflicto del peli lila, para hacerle saber que era escuchado — pero era lo único que podías hacer, para evitar más daño en ambos caballeros —
Jamás me ha gustado meterme en la mente de nadie — desvió la mirada en un gesto avergonzado y dolido — y menos atacar directamente en la psique de un ser humano sea enemigo o amigo —
Son cosas que suceden, Mu, no es como si lo hubieses planeado, solo fue un acto de auto defensa en una situación desesperada para evitar mayor daño — Shaka trato de hacerle entender que sus acciones era las mejores en la situación que se había visto envuelto — Aioros hubiese actuado de una manera más violenta si no hubieses intervenido en el momento en que Milo se enfrentó a él — soltó con cierto veneno el nombre del escorpio pues su intervención había traído más problemas que soluciones —
Te equivocas, si no hubiese sido por Milo... — Mu se llevó la mano al cuello, justo sobre su glándula de vinculación y un leve estremecimiento lo invadió —
Mu? — el gesto y la reacción del lemuriano no pasaron desapercibidas para el de virgo — que sucedió? — tuvo que llamar a su auto control para no exigir una respuesta rápida. Su instinto protector se desencadeno al ver como el semblante del dueño de su afecto se ensombrecía —
***M***
Le dolía el cuerpo, y mucho, por eso odiaba los días siguientes a su celo, pues era como salir de una pelea de larga y pesada, y lo peor de todo ello es que no recordaba nada de lo que había ocurrido.
Piensas decir o hacer algo, o solo te quedaras allí mirándome? — gruño al intruso, que gustándole o no, le había ayudado más de una vez en ese periodo de adormecimiento que le seguía a su celo —
Sabía que entre Aioros y Tú había algo, pero no a ese nivel — se decidió a hablar al ver que ya el español se encontraba en sus cinco sentidos — por eso te afecto tanto su muerte, y aún más si fuiste tú el que lo ejecuto —
Como...— sus ojos se abrieron en sorpresa, como demonios es que sabía eso, si se supone que nadie podía acercarse a su templo mientras estaba en su celo —
Lo sabía mucho antes de que esto pasara — miro a un lado con dolor contenido — siempre decías su nombre cuando pasamos tu celo juntos. Supongo que era un buen sustituto, teniendo un aroma parecido y una apariencia semejante — le miro directamente a los ojos en espera de lo que fuera a decir el mayor —
...— que podía decir para aliviar el dolor del león dorado? Ya no había manera de ocultar algo por lo demás obvio — porque... porque entonces...? — trato de preguntar desviando la mirada. Se sentía tan avergonzado y sucio por lo que había hecho —
No es obvio — Shura dudo en haber escuchado murmurar al griego, pero al levantar la mirada y encontrar la verde de Aioria supo que había oído bien — yo...supongo que era mi decisión y decidí herirme — se encogió de hombros — solo...trata de hablar con mi hermano, sé que llegaran a algo mejor que esto — sonrió con tristeza — descansa — con esas palabras salió de la habitación del capricornio —
Aioria — porque siempre tenía que hacer las cosas mal? —
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top