Capítulo 06: Parte 02 (06-01-2025)
Pov Nadie:
~ Después de tantos años de estar separadas, Clarke y Lexa por fin se volvieron a encontrar ~
Ambas mujeres se quedaron en completo silencio luego de encontrarse frente a frente después de cuatro largos años sin verse en persona y sin saber realmente de la otra; sus corazones estaban latiendo como locos en sus pechos y ambas temían que la otra pudiera escucharlo, pero afortunadamente eso no podía ser posible a menos que estuvieran aún más cerca y sus oídos estuvieran cerca de sus pechos como hacía una eternidad no pasaba.
—Deberíamos subir a mi habitación —dijo Lexa luego de unos minutos, saliendo de su pequeño trance después de escuchar un ligero carraspeo proveniente del hombre que estaba detrás del mostrador de recepción, el cual probablemente sintió la tensión que había entre ellas en ese momento; la castaña le dio un pequeño asentimiento y luego le hizo un gesto a la rubia para que la siguiera.
Clarke caminó hacia Lexa y tan pronto como estuvo a su lado, la castaña puso su mano al nivel de su espalda, pero con varios centímetros de distancia, no queriendo ser demasiado invasiva, habiendo hecho por puro instinto, ya que en el pasado era normal que su mano fuera a parar a la espalda baja o a la cintura de la rubia, y aquello la menor entre ambas lo notó y de cierta manera tuvo una lucha mental entre amar lo respetuosa que era y a la vez odiar que lo fuera, ya que si Lexa hubiera colocado su mano en su espalda baja mientras la guiaba hacia el ascensor, ella estaría ahora mismo sonriendo cual idiota, más que feliz por estar siendo tocada por el amor de su vida de aquella manera que había sido tan normal para ellas cuando estaban juntas, pero ahora que llevaban tanto tiempo separadas y sin haber tenido contacto alguno, quizás sería un poco raro que sucediera.
Afortunadamente, no tuvieron que esperar mucho luego de que Lexa presionara el botón del ascensor, ya que las puertas del mismo se abrieron unos segundos después, lo que significaba que cuando la castaña bajó de él, el aparato no fue solicitado en ningún otro piso, por lo que se quedó en el mismo lugar, así que ellas solo entraron y esperaron unos momentos para llegar a su destino; cuando las puertas volvieron a abrirse, Lexa guío a su amada hacia la puerta de su habitación de hotel, le abrió la puerta y la dejó entrar primero, cerrando luego la puerta detrás de sí una vez que ingresó al lugar.
—Si gustas, nos podemos sentar en el living o en el balcón... ¿Quieres algo de beber? —le dejó la elección abierta a Clarke, queriendo que se sintiera lo más cómoda que fuera posible para que pudieran hablar tranquilamente; luego de una breve pausa en la que se perdió viendo a la rubia, le preguntó mientras se encaminaba a la cocina e iba directamente al refrigerador, regañándose internamente por quedarse perdida viendo a la otra mujer.
—Creo que el living estará bien por el momento, y un poco de agua estaría perfecta, gracias —la rubia respondió con tono suave y sereno, esperando que no se le notaran los nervios que tenía en esos momentos por volver estar en el mismo espacio que Lexa después de tantos años sin saber de ella; tampoco le había ayudado mucho el sentir la mirada fija de la otra en ella, pero afortunadamente fue por unos segundos y se alejó, sin saberlo dándole unos momentos a la rubia para estabilizarse.
Al encontrarse sola allí, Clarke entonces se sentó en uno de los sillones, dejando su cartera a su lado y mirando disimuladamente el entorno en donde se encontraba, queriendo tener una pista de quién había terminado viajando con el amor de su vida, pero por más que lo intentó no logró encontrar ninguna pista sobre la persona que acompañaba a la mayor, lo cual la dejó con más intriga que antes, puesto que si Lexa le dijo que no estaba viajando con nadie de alguna forma romántica (Intuyendo que ella posiblemente pensaría que ya tenía a alguien más en su vida), entonces solo podría ser alguien de confianza y en las únicas que podía pensar que eran de la absoluta confianza para Lexa eran Anya y Octavia, pero si era alguna de ellas ¿Por qué no estaba allí? Y entonces, ¿Por qué Lexa no se lo había dicho? Aquello le parecía raro y solo la hacía tener más curiosidad sobre quién era el acompañante de la mujer que aún era dueña de su corazón.
—Aquí tienes un poco de agua —Lexa había regresado al living ahora con un vaso de agua en una de sus manos, acercándose a la menor y le tendió el vaso mientras murmuraba aquello, y una vez que la rubia agarró el vaso y sus dedos se rozaron, la castaña se sentó en el mismo sillón, manteniendo cierta distancia, mirando discretamente a la otra tomar un poco del agua.
—Gracias, creo que lo necesitaba —Clarke le agradeció poco después de haberse bebido casi la mitad del vaso de agua fría, disfrutando de la frescura en su garganta, la cual sentía repentinamente seca por los nervios que tenía en ese momento; con cuidado dejó el vaso en la mesita de café que había frente al sillón y por ende frente a ella.
—Si quieres, puedes quitarte la chaqueta... Ya sabes, para que estés más cómoda —le comentó mientras señalaba con su cabeza la chaqueta de la rubia, carraspeando un poco mientras se acomodaba en el sillón; el aire acondicionado del lugar estaba a una temperatura moderada, ya que inconscientemente la había colocado al nivel que le gustaba a la otra mujer.
La más baja entre las dos dio un pequeño asentimiento, estando de acuerdo con lo que le había dicho, así que sin decir nada se comenzó a quitar la chaqueta y en cuanto sus brazos estuvieron libres de la prenda, sintió el nivel de temperatura que había en la habitación y tuvo que ocultar la sonrisa que se formó en sus labios ante aquello, sintiendo su pecho calentarse porque la mayor aún recordara como le gustaba la temperatura cuando había un aire acondicionado en el lugar, lo que demostraba que incluso con el pasar de los años que habían estado separadas, Lexa aún recordaba ese tipo de cosas sobre ella, de la misma forma en que ella igual aún recordaba muchas cosas sobre Lexa, después de todo la otra era la persona con quien se habían abierto más y quien mejor conocía a la otra.
El ambiente en el lugar estaba algo tenso, ya que ninguna sabía realmente cómo dar inicio a la conversación, después de todo no se habían visto en casi cinco años, no habían sabido nada la una de la otra en todo ese tiempo, Lexa porque no la encontraba por ningún lado por más que la buscaba y Clarke porque no se había atrevido a hacer algún tipo de contacto por temor de que Titus fuera a intervenir una vez más; lo único que había llegado a saber había sido mediante alguna que otra entrevistas o artículos que hacían sobre Lexa y que estaban exclusivamente relacionados con su trabajo, ya que ella no quería indagar en nada que tuviera que ver con su vida personal por si llegaba a ser el caso de que la mayor hubiera vuelto a rehacer su vida con alguien más, aunque en su mente Lexa podría hacerlo si así lo quería, su corazón se negaba a aceptar qué eso fuera posible, después de todo su amor por la mayor seguía muy presente y vivo, por lo que el solo pensamiento de Lexa con alguien más, le rompía el corazón una y mil veces.
Cada una de ellas tenía tantas cosas por decir, tanto que arreglar y confesar, pero ninguna se atrevía a dar el primer paso. ¿Cómo le dices al amor de tu vida, el cual desapareció por casi cinco años de tu vida, que tuviste un hijo con tu ex, producto del mismo suceso que la hizo marcharse? ¿Cómo le dices al amor de tu vida que tuviste que ocultarle el hecho de que comparten un hijo fruto del amor que se tienen? Y a eso, sumándole también que el hombre al cual considera un mentor y una figura paterna, fue el causante de tu ausencia y que, además, también te atacó de la peor manera. Quizás podía parecer fácil, pero realmente ambas estaban aterradas por lo que podría salir de aquella reunión; ellas temían que, en lugar de solucionar las cosas, terminasen empeorando aún más y que esta vez en definitiva no pudieran volver a estar juntas.
—Clarke, ¿Qué fue lo que pasó realmente con Titus? ... Necesito que me digas toda la verdad de lo que pasó hace cuatro años —después de varios minutos en completo silencio, Lexa fue la primera en hablar, manteniendo una voz serena y suave mientras mantenía su mirada fija en sus manos, las cuales estaba retorciendo un poco mientras mantenía sus antebrazos apoyados en sus rodillas; por un momento volvió a permanecer en silencio, tomando una bocanada de aire antes de soltarla en un suspiro lento, retomando una vez más la palabra —. Te conozco bien y sé que no te habrías ido de no haber sido porque algo realmente malo terminó sucediendo.
»Sabes que puedes confiar en mí, Clarke. Quizás no pude protegerte en ese entonces, pero sabes que yo sería capaz de quemar el mundo entero por ti sin importar qué —cuando volvió a hablar luego de una pausa en la cual se dio cuenta (Gracias a su vista periférica) que Clarke se tensó y comenzó a juguetear con sus manos, aquello le confirmÓ que tal y como había pensado, su amada fue obligada a irse; ante esto entonces se decidió a arriesgarse y se giró hacia la rubia, tomando con cuidado y de forma lenta una de sus manos entre las suyas, buscando conectar sus miradas, queriendo que la otra viera su sinceridad.
—Deja que te cuente todo primero y luego hablas, porque no creo poder volver a repetir todo, al menos no sin quebrarme por completo —gracias al movimiento que la mayor hizo y con las palabras que le dijo, Clarke consiguió reunir el valor para hablar y así lo hizo, mentalizándose primero antes de comenzar a contar todo lo que había pasado en ese entonces; intentó que su voz no le fallara allí mismo, dado que apenas comenzaría a hablar y aún no había entrado en nada del relato, por el momento solo estaba preparando el terreno, sabiendo que Lexa ante su solicitud de no interrumpirla, lo cumpliría por más que quisiera intervenir —. Esta es una conversación muy difícil y no sé cómo vas a tomar lo que te voy a contar.
»Ese día yo me fui a quedar con Raven, estuve dos días allí intentando asimilar todo lo que había pasado, todo lo que había visto, tanto lo que vi por mí misma como lo que luego Costia me envió después de que me fui de allí —comenzó a relatar de la forma más serena que pudo, manteniendo la mirada fija en sus manos unidas con las de Lexa, tomando aquello como un soporte, el cable a tierra que necesitaba para ese momento.
—Fue una completa tortura para mí ver videos y fotos de todo lo que había ocurrido aquella noche y ni siquiera me atreví a ver todo; ver su cara de satisfacción por volver a tenerte me hacía hervir la sangre además de romperme el corazón —recordar aquellas cosas la hacían sentir tan frustrada, molesta y adolorida, porque hicieron que su juicio se nublara, y aunque no fue por mucho tiempo, aún fue así y se sentía culpable, pero debía alejarse y tomar espacio para evitar que la situación fuera peor, principalmente entre ella y Lexa, por eso mismo había decidido tomarse unos días.
»Necesitaba aclarar mi mente primero, sabía que si contactaba contigo sin tener la mente fría, diría cosas de las que me arrepentiría después y no quería que eso pasara —la rubia fue sincera en todo, queriendo dejarle en claro las cosas que había pensado en aquel momento a su amada, quien asintió ligeramente y aun guardando silencio, manteniéndose acariciando con su pulgar la mano de la menor; ella entendía aquello y no la juzgaba, porque lo más probable es que si no hubiera puesto distancia cuando lo hizo, las cosas hubieran escalado a peor o tal vez no, pero ya estaba en el pasado, ahora estaban en el presente y debían arreglar las cosas —. Además de que si veía a esa perra, lo más probable es que terminaría matándola.
Desde antes de que ella y Lexa se dieran la oportunidad de estar juntas, la rubia había sabido sobre su relación anterior con Costia por Anya y Octavia, quienes se querían asegurar de que aquello no se volviera a repetir, por lo que le contaron desde sus perspectivas lo que había ocurrido entre Costia y Lexa, tanto durante la relación como después de la ruptura, siendo incapaces de contener su rabia al relatar lo mal que había estado su prima y mejor amiga después de saber y ver por sí misma quién era Costia en realidad, y de lo que era capaz hasta ese momento; Clarke sin duda alguna nunca había tenido a la ex del amor de su vida en su mejor estima, la odiaba con todo su ser por lo que le había hecho a la mayor y desde la primera vez que se conocieron y esta intentó meterse en su nueva relación con Lexa, Clarke le prometió que si seguía con sus artimañas, probaría en carne propia por qué le decían Wanheda en su tiempo de universidad.
Ya que este apodo no tenía el mismo significado en su trabajo, donde la conocían como "Wanheda" luego de haber atendido un caso de tres mujeres embarazadas y con riesgo de muerte que habían sido secuestradas y atacadas por un potencial asesino en serie, el cual las había envenenado para acabar no solo con sus bebés sino también con ellas mismas, pero a pesar de que habían dado el caso por perdido, principalmente cuando las mujeres empeoraron, Clarke las atendió a todas y tuvo que inducirles el parto para salvar a los bebés y así atenderlos aparte mientras las madres eran estabilizadas por su equipo; la situación había sido delicada, pero a pesar del claro y potencial riesgo de muerte, la rubia lo atendió y lideró como una comandante y se renovó su apodo de Wanheda por una razón distinta y memorable.
Sin embargo, cuando estaba en la universidad, la habían apodado así porque luego de haber sido acosada por un grupo de cuatro estudiantes mayores que ella y que un día planearon atacarla, ella se defendió con fiereza y los termino dejando en el hospital con varias fracturas algo importantes, siendo la principal en uno de ellos, quien debido a una patada, termino estéril y con cierto problema de levantamiento en su virilidad; Clarke entonces se ganó el apodo de Wanheda debido a que le causo la "muerte" a la descendencia de aquel tipo, y después de eso, muchos chicos que antes habían querido intentar algo con ella temían quedar en la misma condición, algo que realmente no le importaba, ya que después de todo ella era lesbiana.
—Al tercer día fui a buscarte, pero no estabas en nuestro lugar, así que fui a buscarte al hospital, peroo estabas en una cirugía que tomaría unas cinco horas por lo que me dijeron, así que decidí esperar en tu despacho —ella sabía que se había tardado mucho para buscar a Lexa, pero como habían prometido desde que se hicieron amigas más cercanas, si algo estaba molestando a alguna, esta tomaría distancia para serenarse y la otra debería respetarlo sin importar qué, para evitar empeorar todo, y justo eso habían hecho hace casi cinco años, pero tal parece que aquello las terminó por perjudicar aún más.
»Sin embargo, Titus me encontró primero y me sacó de allí, él quiso iniciar una escena, pero decidí salir un rato a esperar que dejará sus tonterías o se fuera —la rubia continuó hablando, pero tan pronto como Titus fue mencionado, ella se tensó y Lexa se puso alerta, manteniendo toda su atención en la mujer a su lado, sorprendida por este nuevo descubrimiento; luego de una breve pausa murmuró con completo pesar y amargura en su tono, manteniendo su cabeza agachada, no pudiendo ver a la mujer a su lado a la cara —. Bajar la guardia con él fue lo peor que pude haber hecho en mi vida.
»Titus me siguió hasta el estacionamiento y en una zona sin cámaras me atacó al golpearme la cabeza, yo perdí por completo el conocimiento y no supe de mí hasta que me encontré despertando en un lugar desconocido, atada y amordazada sin poder hacer nada al respecto —la menor entre ambas aprecio encogerse en su sitio mientras más iba contando, por un breve momento y justo cuando mencionó el ataque, cerró sus ojos y apretó su agarre en la mano de Lexa de forma inconsciente, pero esta se dejó hacer, intentando mantenerse en silencio y serena a pesar de lo difícil que le estaba resultando y más por enterarse de que quien había creído un mentor para ella, se había atrevido a hacer aquello, pero sabía que eso solo sería la punta del iceberg, y cuanto más iba contando Clarke, más difícil le resultaba a la castaña el contenerse.
Mientras Clarke le relataba lo que había sucedido, se estremeció por completo ante el claro recuerdo de la sensación de la cuerda apretada en sus muñecas y tobillos, así como la mordaza en su boca para evitar que emitiera algún tipo de sonido; su visión se nubló mientras describía la habitación donde había sido encerrada, lo húmeda y oscura que estaba, lo sofocante que se sentía durante su cautiverio. La imagen de un Titus orgulloso de su cometido, la sonrisa cruel y sádica que tenía en todo momento había quedado grabada en su mente, junto con las cosas que le decía a ella o que soltaba en sus momentos de trance, se habían convertido en una pesadilla recurrente que la atormentaba por las noches aun con el pasar del tiempo.
La mujer más baja entre lágrimas le contó con dolor, asco y enojo como Titus la drogó después de que ella entrara en consciencia y como cuando le hizo efecto la droga, comenzó el peor infierno por el que tuvo que pasar, los abusos sexuales; le dijo todo lo que él le decía durante los abusos, desde que ella era una basura hasta que Lexa jamás la volvería a tocar por haber sido usada por otro de aquella manera, que ella se había buscado aquello y que se lo había dejado muy fácil, también le tuvo que contar acerca de los comentarios tan asquerosos que hizo hacia Lexa, revelando la obsesión y depravación que tenía el hombre por quién lo veía como una figura paterna.
Titus le había revelado a Clarke que había querido tener a Lexa para él desde que era una adolescente, pero que debido a la condición de intersexualidad que tenía ella, no había hecho nada, porque según él, no quería ser un gay asqueroso, pero aun así seguía teniendo deseos por ella y fantaseaba con poseerla todo el tiempo; que él solo estaba abusando Clarke porque esta era la pareja más reciente de la castaña y con quien había tenido la oportunidad de cometer tal atrocidad, ya que con ninguna otra se había atrevido, pero que debido a que se le presentó la oportunidad con ella ese día, no iba a desperdiciarlo.
En la fantasía perversa de Titus, el estar abusando de Clarke, era como estar abusando de la propia Lexa de una forma indirecta, ya que ellas se habían estado acostando desde hacía ya un tiempo, y aunque en los últimos tres días no lo hubieran hecho, aun valía para él y más aún, dado que Clarke se había puesto una chaqueta de la mujer más alta ese día (La misma que justamente había estado llevando cuando ocurrió aquella noche entre Costia y Lexa), aquello había hecho que su fantasía fuera mejor para él y lo aprovecho lo mejor que pudo en las cuarenta y ocho horas que la tuvo cautiva en aquel lugar; si bien solo había abusado sexualmente de ella en tres ocasiones, aun así le había dejado un trauma que aún la perseguía, las palabras que le decía, las cosas que amenazaba con hacer si revelaba algo de lo que había pasado, principalmente si le contaba a Lexa, ya que había amenazado con matar no solo a la propia Clarke, sino que a todos los que quería y especialmente a Lexa, después de hacer suya a la castaña, todo eso la había dejado paranoica y era la razón por la que se había marchado poco después del lugar que había llamado hogar porque tenía al amor de su vida en él.
—L-lo que pasó... L-lo que él me hizo, me hizo sentir tan pequeña, tan insignificante... T-tan asqueada de mí misma —para ese momento Clarke ya estaba vuelta un mar de lágrimas, lloraba lo más silenciosamente, estremeciéndose por el llanto al igual que por las emociones revueltas que sentía por haber recordado todo aquello, su voz estaba quebrada, mostrando incluso en eso, lo vulnerable que estaba, lo asustada que había estado en aquel entonces, estaba frustrada por no haber podido defenderse a sí misma por lo drogada que la había dejado Titus.
—No tienes por qué sentirte así, Clarke. Lo que pasó no fue tu culpa en lo absoluto, el culpable de todo es ese bastardo —Lexa no perdió el tiempo después de que Clarke terminase de contarle todo, por lo que tomando las manos de la rubia le hablo con un tono suave, manteniendo a raya sus propias lágrimas que amenazaban con salir debido al dolor e impotencia que sentía por no haber podido hacer nada por proteger a la mujer de su vida, por no haberse enterado antes de lo que había hecho Titus, ese maldito bastardo infeliz.
—Pero y-yo no pude hacerle frente. Fui débil —murmuró con un tono acongojado y auto despreciativo, manteniendo su mirada baja, avergonzada consigo misma, sintiéndose incapaz de mirar a la otra a los ojos, pensando que esta la miraría con asco o algo por el estilo, cuando en realidad Lexa solo la podía ver con nada más que amor.
—No seas dura contigo misma. Nadie pudo prever que eso pasaría, que él... Te atacaría de esa manera tan vil —Lexa sacudió ligeramente la cabeza antes de acercarse con cuidado a la rubia, hablando nuevamente mientras colocaba una de sus manos en la cabeza de la menor y la hacía acercarse más a ella, dejando entonces un pequeño beso en su sien, apretando un poco su mano para calmar el temblor que tenían.
Clarke había temido por tanto tiempo que Lexa la odiara por lo que había pasado con Titus, pero, en cambio, allí estaba, manteniéndola cerca de ella, consolándola y dejando que soltase todo lo que sentía, la había escuchado sin interrumpirla en ningún momento, y la había estado manteniendo anclada a tierra cuando parecía que se perdería en la bruma del dolor por el recuerdo de aquel suceso tan atroz, cometido hacia ella; sin embargo, y contrario a lo que había pensado debido al temor, autodesprecio y el trauma que le había dejado Titus, Lexa no la odiaba en lo absoluto, ni siquiera lo había hecho cuando ella se había ido sin dar ningún tipo de explicación, la castaña la conocía perfectamente y sabía que de no ser por alguna razón completamente necesaria y que lo ameritara, Clarke no la habría dejado sin más y sin dar por lo menos un cierre, porque aquello no estaba en el carácter de la rubia, dejar las cosas a medias no era lo suyo y quien la conocía bien, lo sabía perfectamente.
Lexa se encargó de consolar a Clarke lo mejor que pudo, sin imponerse sobre ella buscando más información o hablando de más, ya que la menor había hecho aquel sutil gesto de apretar su antebrazo dos veces y luego acariciarlo con el pulgar, para hacerle saber que aún no había terminado, pero que necesitaba un momento, por lo que la Woods se centró en que regulará su agitada respiración y sus emociones lo mejor posible para que volviera a hablar y no se sintiera ahogar como sabía que le solía suceder cuando hablaba de temas delicados, y aquel era el tema más delicado que habían tenido que hablar en comparación con los que anteriormente en su relación habían hablado.
—Unos meses después de aquello me enteré de que estaba embarazada, estaba esperando un bebé el cual pensé y temí que fuera producto de lo que me había hecho Titus —después de varios minutos en los que se logró calmar un poco y serenar sus pensamientos, alejándolos de todo el dolor de lo peor, Clarke volvió a hablar lentamente, alejándose de aquel lugar seguro que había vuelto a encontrar en el hombro de Lexa, y al instante de escuchar aquello, esta se tensó y miró a la rubia con sorpresa pero sin decir alguna palabra —. Nunca pensé en el aborto porque no quería culpar a una vida inocente por un daño tan grave, así que lo tuve.
»Pero no fue hasta el primer chequeo que pude saber la verdad, el verdadero tiempo que tenía de embarazo era de tres meses y dos semanas... Mi bebé no era de Titus —continuó hablando con una voz llena de sentimiento, conteniendo las lágrimas que amenazaban con caer una vez más por la mezcla de emociones que recordaba haber experimentado, entre ellas las más grandes fueron el alivio y la felicidad; Clarke sacó su teléfono y después de unos segundos se lo entregó para que lo viera por sí misma, mostrándole una foto de ese mismo día de su hijo —. Él es Alexander Woods Griffin y es tu hijo, Lexa.
—¿C-cuántos años tiene? —preguntó después de unos minutos con un ligero tartamudeo en su tono, habiendo asimilado un poco aquella revelación, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, pero ahora por una razón muy diferente al enojo y odio de hace unos momentos ante la posibilidad de que Titus hubiera dejado embarazada a Clarke por un acto de violación y que la hubiera alejado de ella, porque si se hubiera enterado de ello sin que su amada se fuera, ella no hubiera dudado en cuidar de ella y su bebe, claro está si Clarke lo quería mantener, y claro, luego de haberse encargado personalmente de desaparecer a Titus de la faz de la tierra.
Pero ahora su corazón latía desbocado por la emoción, el shock y la incredulidad de que en realidad, Clarke tuviera a su hijo, un bebé fruto de su amor, un pedacito de ambas que sin saberlo había ayudado a crear, pero que se vio privada de poder amarlo por lo que había pasado; cuando cayó en cuenta de esto no pudo evitar soltar un sollozo mientras detallaba el rostro de su hijo, hijo al cual no había podido conocer ni ver sus hitos, era un niño hermoso, una mezcla perfecta de Clarke y ella, su hijo, sangre de su sangre, nombrado después de ella y que aunque no hubiera estado presente en todos estos años, llevaba su apellido.
—Alex ahora tiene cuatro años y tres meses, casi cuatro —le respondió con tono cariñoso, viendo cada emoción que cruzaba el rostro de su amada, como es que acariciaba la foto con tanto amor y cuidado, a pesar de que sus manos estaban temblando en todo momento; pero cuando de repente la castaña apretó su teléfono y se quedó quieta, la menor la miró con cierta confusión y más aún cuando escuchó un sollozo provenir de ella mientras se tapaba la boca y se encogía sobre sí misma.
—N-no puede ser... E-es mayor que él —murmuró lo suficientemente alto como para que la otra mujer la escuchara, y se confundiera aún más mientras intentaba ver qué hacer para ver qué era lo que le pasaba, claramente confundida por el cambio tan repentino.
—¿Lexa? ¿Qué sucede? No entiendo lo que dices —quiso saber Clarke mientras intentaba que la otra levantara la cabeza y cuando lo hizo entonces vio cómo es que estaba llorando y su labio inferior temblaba, pero antes de que pudiera preguntarle algo, Lexa se separó de ella y buscó su teléfono, el cual había dejado en la encimera de la cocina cuando entraron, descolocando aún más a la Griffin, pero no pudo volver a preguntar nada cuando poco después la mayor regreso a su lado y le tendió su teléfono, dejándole ver una foto de un niño de la misma edad de Alex.
—Él es Aden Woods, el hijo que Costia tuvo meses después de aquella noche... También es mi hijo —contó mientras se dejaba caer junto a Clarke en el sofá, manteniendo cierta distancia de la otra mujer, no sabiendo cómo esta se tomaría su cercanía después de aquella revelación; la Griffin había sido sincera con ella con respecto a todo, y ella debía ser sincera con ella con respecto a todo, y no dejaría que pasara más tiempo, después de todo, de igual forma su hijo había ido con ella y no se lo ocultaría a Clarke.
»Unos meses después de que te fuiste, Costia me informó que estaba esperando un bebé producto de esa noche. Al principio pensé que me estaba engañando, pero no resultó ser así, el bebé era mi hijo también —Lexa se mantuvo en su sitio en el sofá, manteniendo sus antebrazos apoyados en sus muslos mientras seguía viendo la foto en el teléfono de Clarke, viendo como esta, en cambio, veía la de Aden en su propio teléfono, posiblemente asimilando lo que le estaba diciendo, quedándose en silencio, y dándole entonces el pase a que ella ahora contará su parte.
Lexa entonces soltó un pequeño suspiro y comenzó a contar lo que había pasado desde su lado de la historia, empezando con que tal como le había contado a Clarke, se había reunido con Titus y habían bebido algunas copas, que Costia había aparecido de la nada intentando que Lexa regresará con ella, que había cambiado y más basura de la misma que ya ambas sabían; le contó cómo habían discutido por las idioteces que decía Costia y que después de casi perder los estribos, no supo más de ella hasta que ocurrió todo el desastre y Clarke apareció y no pudo hacer nada para explicarle, lo que había pasado, sumándole que no recordaba prácticamente nada.
Le hizo saber lo de los exámenes de toxicología que se había realizado tan pronto como pudo, como habían tardado tanto y solo después de que ella desapareciera fue que se los dieron, ya muy tarde para poder hablar con ella; efectivamente Lexa había sido drogada, probablemente manipulando alguna de sus bebidas, dejándola a merced de Costia para que se aprovechara de toda la situación a su antojo. Le fue sincera con todo el declive que paso después de que Clarke se fuera, las discusiones con Titus para que siguiera trabajando, el apoyo constante de Octavia y Anya para evitar que fuera a cometer alguna locura, pero todo se fue prácticamente al caño cuando se enteró del embarazo se Costia unos meses después, con aquello su vida se vino abajo por un tiempo y de no ser por su mejor amiga y su prima, ella hubiera cometido un suicidio, le dijo como varias veces tuvieron que ponerle sueros en casa porque no se hidrataba ni comía nada debido a que gracias a la pena y el dolor, solo se la pasaba bebiendo todo lo que encontraba y tenía a su alcance.
También le contó cómo es que Titus de repente se había prácticamente aliado con Costia, no solo al anunciarle que estaba esperando un bebé, sino también para que ella tomara "responsabilidad" y se casara con ella, algo que dejó en shock a Clarke porque se suponía que él odiaba a cualquiera que estuviera con Lexa y ahora resultaba que se había aliado a la loca de Costia para que se reconciliara con Lexa por el bebé ¿Qué diablos era lo que quería ese hombre?
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