Capítulo 9

Al otro día...

Frente a la cascada de colores, lo esperaba con ansias y con el estómago revuelto, por los nervios y alegría; no había calculado bien el tiempo y llegué veinte minutos antes a nuestra primera salida como novios, y con el corazón más que acelerado, solo anhelaba verlo y que volviera a besarme.

<< Mi Joey, mí amado Joey >>

<< Cuanto te amo >>

Me sentía radiante y plena, y solo pensando en él, me acomodé, una vez más, uno de los tirantes de mí largo y ancho vestido, cubierto de flores.

Me había colocado ese vestido precisamente para él y feliz de usarlo para esa dulce y bonita ocasión, y para él, me sentía bonita, muy bonita después de tanto tiempo de no sentirme así.

Joey había aparecido en mi vida para quedarse en ella y hacerme feliz, algo que hacía mucho tiempo que no sentía. Estar conmigo en las buenas y en las malas y apoyarme en mis buenas y malas decisiones, mis alegrías, tristezas y sueños. Lo que siempre había anhelado con alguien.

Ansiosa, di un suspiro.

Sus ojos brillaron al verme, de espalda, que yacía esperando por él, frente a la cascada de colores y sonrió perdidamente enamorado.

Se me acercó por detrás sin que yo me diera cuenta, y tierno, me sorprendió con otra linda rosa roja y yo la tomé con todo cariño y sonreí al instante.

_ Una rosa para otra bella rosa.

_ Mi Joey – me miró con destellos.

_ Te ves preciosa con ese vestido – acaricié su mejilla con afán y él se estremeció de dicha.

_ Eres muy tierno.

_ Tú eres la tierna y hermosa.

Me abrazó y comenzamos a besarnos a vista de todos. Éramos como dos jóvenes enamorados.

Tomados de la mano, corrimos sin parar, riéndonos felices por los pasillos del mall.

Me vestido con flores danzaba con nuestros pasos, y sin dejar de sonreír, Joey tomó con más cariño mi mano y corrimos otra vez sin detenernos.

Se había anochecido y los dos rehusados a que ese día se terminará, Joey me sonrió intenso y yo lo acompañé al hotel en donde se estaba hospedando.

Besándonos sin parar, Joey me recostó suavemente sobre su cama.

Nos sonreímos, y yo nerviosa, él lo sabía y con cariño, tocó mi mejilla.

_ Te amo.

_ Y yo a ti.

Volvimos a besarnos y con nuestra respiración agitada, Joey me sonrió y yo le acaricié su mejilla. Me encantaba como se veía con esa camisa azul.

_ Me encanta como te ves con esa camisa azul – me sonrió sexy.

_ Te amo niña mía.

_ Y yo a ti mi Joey.

Le dije y comenzamos otra vez a besarnos. Nos abrazamos fuerte.

Joey me observó fijo, yo me le entregué con cariño y él me hizo suya.

Mi felicidad se me salía por los poros y sin dejar de sonreír, recordaba con ilusión que me le había entregado a Joey.

El corazón se me iba a salir del pecho y con risitas, solo pensaba en él y esperaba ansiosa a que pronto dieran las seis, ya que él iría a buscarme a mi trabajo. Algo que ni en mis más sueños locos creí que me pasaría.

Con una sonrisa de oreja a oreja, suspiró con amor y cogió una nueva rosa roja. La miró con cariño y el corazón le palpitó fuerte y rápido.

<< Solo deseo verte mi Stephanie >>

<< Te amo tanto >>

Con ilusión llegó hasta el terminal y frente a la portería, comenzó a esperarme. Miró los buses rojos y esbozó una dulce sonrisa.

Recordó mi dulce y floreado vestido, y mí perdura sonrisa para él, y vibró de anhelos y de amor.

Recordó mis constantes besos y mi entrega hacia él con todo mi cariño. Habíamos hecho el amor, y más deseó abrazarme y besarme, y no apartarse de mí jamás.

El reloj marcó las seis en punto, y con dicha e ilusiones, bajé casi corriendo las escaleras de la gerencia. No podía disimular la felicidad que sentía al saber que vería a Joey, el que estaría esperando por mí.

Marcando salida, me llegó de pronto un Whatsapp suyo, entonces, más vibré de alegría.

"Estoy aquí afuera, junto a la portería.

Te amo mucho, niña mía"

Sonreí y le respondí con ansias...

"En breve salgo. Estoy marcando la salida.

Yo también te amo mucho mi Joey"

Salí del terminal y mi sonrisa irradió al verlo parado junto a su auto, esperando por mí. Joey me miró y sonrió perdidamente enamorado; no me pude contener y corrí a sus brazos, como si se tratara de la primera vez que nos veíamos, y él me recibió con todo cariño en ellos.

Me cargó y los dos nos sonreímos perdidamente enamorados.

_ ¿Cómo estuvo el día? ¿Mucho trabajo? – más le sonreí.

_ Estresante, pero feliz. Ahora soy muy feliz – me sonrió con ternura.

_ Yo también estoy feliz, feliz porque al fin estoy contigo.

_ Te amo.

_ Y yo a ti.

Lo miré con suspiros y Joey sin soltarme de sus brazos, me besó con todo su amor y yo lo abrasé fuerte.

Al cabo de besarnos, con ternura y cariño, Joey me extendió aquella nueva y dulce rosa roja y yo se la recibí con aprecio. Esa era la tercera rosa que él me obsequiaba.

_ Me encanta. De verdad que adoro las rosas.

_ Lo sé, y es por eso, que cada día cojo una para ti, porque sé lo mucho que te gustan.

_ Te amo, Joey.

_ Y yo te amo a ti niña mía.

Abrazados, nos sonreímos y yo con la rosa en mano, Joey me miró con ternura y sin más, nos subimos a su auto.

1 año después...

Las entradas se habían vendido hacía meses y todos impacientes, aquel teatro se repletó de inmediato.

Ellos contentos y a la vez ansiosos por empezar, él se sobó las manos y miró con amor y cariño la argolla de casados en su dedo y sonrió ilusionado. Hacia un par de meses que nos habíamos casado y él se sentía el hombre más feliz y realizado de todos.

Las luces se apagaron y cada uno de ellos comenzó a salir al escenario. El público estalló eufórico. Joey fue el último en salir, y frente a su micrófono blanco, el recital comenzó.

En el sector de arriba, allá en la platea alta, yo estaba como cualquier fan suyo, y con el corazón palpitante de anhelos y felicidad, lo miraba cantar con dicha y admiración. Lo encontraba tan guapo, como lucía, con esa playera blanca, ese blazer negro y esa bufanda verde, además de sus jeans oscuros, y Joey pleno y muy feliz, cantaba la canción "Days of rock a roll" y saltaba con su infaltable micrófono blanco.

El no dejaba de sonreír, se sentía increíble, realizado, muy feliz, y saltando sin parar con su micrófono, todos lo acompañaban y saltábamos a su ritmo.

Yo perdida en él, también saltaba y movía los brazos coreando todas sus canciones. Él y los demás eran magníficos. Siempre habían sido mi banda preferida y lo seguirían siendo siempre.

Joey, feliz cantaba a viva voz otro de sus grandes hits, los que todos nosotros amábamos.

De pronto miró hacia la platea y todos gritaron, y yo entre ese público, lo miré perdidamente enamorada y extendí la mano y lo saludé.

Fue increíble, y yo perdida en su sonrisa, no sabía si él había logrado verme entre tanta gente y claro por la distancia. Con esa ilusión, seguí observándolo, coreando y bailando con todas sus canciones, las que me habían enamorado cuando era tan solo una adolescente, y de él.

Él sexy volvió a mirar hacia la platea y con el corazón acelerado de adrenalina y anhelos, esbozó una dulce sonrisa de amor y cantó con más sentimiento la canción "Praise You" y todos lo ovacionamos en esa especial y muy romántica balada.

Yo lo miré con emoción y perdida en su voz, Joey movió con más ritmo su micrófono y sin dejar de sonreír, siguió cantando y yo me sentí maravillosa y más y más lo quise y amé.

Aquella noche fue mágica e inolvidable. Era mi primer recital que lo veía, no solo como mi cantante e ídolo de siempre, si no que ahora era mi esposo, mi amado esposo, el que me quería y me había amado siempre, tal como yo lo amaba a él.

Después de tanto tiempo de no sentir esa linda felicidad, esa grata compañía y de sentirme querida por alguien, un día él llegó para cambiar todo eso y volver a hacerme creer que el amor si existía, que era algo muy lindo y preciado, que solo los que en verdad lo tienen y lo aprecian, saben lo que en verdad significa.

Fin.

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