Pensando en voz alta
Scarlett se sintió incómoda y apenada por la actitud de su familia hacia Máximo. Supo de inmediato que había cometido un error al invitarlo, pero no esperaba que su familia fuera tan hostil. Tito, se comportó tan caluroso como un iceberg. Y, Leticia, con su lenguaje corporal, le gritó que se largara de su casa. A pesar de todo, Scarlett trató de mantener la calma y se disculpó con Máximo por el comportamiento de su familia.
El teléfono sonó y cuando Tito vociferó el nombre de Adhara el humor de Scarlett se fue en picada. Su hermano dejó el aparato sobre la mesa y corrió a buscar a Ryo que después de unos minutos bajó a contestar la llamada. Máximo lo miró de arriba abajo en varias ocasiones y disimuló que jugaba con su celular.
Ryo se ubicó en el asiento frente a Máx y comenzó a conversar con Adhara. Las orejas de Scarlett se transformaron en dos antenas parabólicas y, para no despertar sospechas, fingió que espolvoreaba unas galletas. Al finalizar su conversación, Ryo le susurró algo a Tito que lo hizo saltar de alegría.
Y, en menos de media hora, supo el motivo de la alegría de su hermanito. Adhara apareció en la casa de Scarlett con una sonrisa brillante y sostenía una tarta helada. Le pareció extraño que supiera dónde vivía hasta que una revelación le impactó, Héctor le había indicado cómo llegar.
La sala de Leticia carecía de espacio, por lo que Tito tuvo la brillante idea de sugerir a Ryo que se desplazara con Adhara a la azotea, lo cual provocó que la sangre se le enfriara a Scarlett, quien trató de concentrarse en su invitado, sin embargo, no lo logró, ya que tenía la mente en otra cosa.
Scarlett se quedó mirando el reloj mientras Máximo le contaba una de sus jugadas en el basquetbol. El tiempo se congeló, pero no a su favor. Y, cuando pensó que su agonía no podía prolongarse más, Max se excusó porque tenía que reunirse con su padre y lo había olvidado por completo. Scarlett lo condujo hasta la entrada. Y, Máximo aprovechó la oportunidad de que estuvieran solos y la besó en la mejilla cerca de los labios y la rodeó con fuerza.
—Scarlett, ¿qué haces? — le lanzó Tito sorprendido—. ¿Quieres que tu amigo muera a manos de tú sabes quién?
Máximo frunció el ceño intrigado, pero la campana le salvó de dar explicaciones por qué su hermano anunció que Adhara los había invitado al cine y que Ryo cubriría con los gastos. Scarlett se convirtió en una estatua de cristal que se rompió en pedazos como pasaba en los animes cuando escuchó eso. Se sintió traicionada por Ryo. Luchó contra las ganas de sacarles sus cosas y tirarlas a la calle. Máximo aceptó y canceló la reunión con su padre.
En el trayecto hacia el cine, Scarlett le envío a su mejor amigo un mensaje de muerte y, a su vez, este le comunicó que imitara el gesto agradable de Adhara. Cuando llegaron al cine, Héctor llevó a Tito a ver una producción animada. Y, ellos, después de discutir durante un rato, entraron a ver una comedia romántica. Las dos parejas se sentaron en filas diferentes y algo distantes. Máximo tuvo la gentileza de comprarle unas palomitas de maíz y un refresco.
La película no fue mala ni buena, la trama era débil como los diálogos, pero la fotografía, los paisajes y la química de los actores la rescataron un poco. Scarlett empezó a recrear en su mente escenas de la canción Heartbreaker de Mariah Carey cuando vio a Adhara recostar la cabeza en el hombro de Ryo.
Se le revolvió el estómago al verlos tan a gusto, se excusó con Máximo y fingió que tenía que usar los baños. No soportaba estar allí sentada ni un segundo más. Dejó de caminar por los pasillos del cine y se sentó en un rincón pequeño. Y para darle más dramatismo a su situación, una persona sentada no muy lejos reprodujo la canción La de la mala suerte de Jesse y Joy.
—¿Por qué te fuiste? —le preguntó Ryo, sentándose a su lado.
Scarlett no deseaba ver a Ryo ni en pintura. No comprendía el motivo de sus acciones, lo que sí tenía en cuenta era que no le agradaba ver a ninguna mujer cerca de él que no fuera ella.
—Solo déjame en paz—le expresó Scarlett algo irritada.
Sus mejillas se inundaron con calor, cuando se acercó un poco más. Se negó a entender a lo que estaba sintiendo por él. Lo culpó de malgastar todo su tiempo, había relegado a un segundo plano su lucha contra el consumo de la marihuana debido a que se encontraba atendiéndolo como su sirvienta y compañera de viajes, ya que ni siquiera tenía tiempo de imprimir panfletos.
—Scarlett —Ryo se inclinó para rozar su nariz en la mejilla de ella.
—Eres un tonto—le susurró Scarlett molesta y se movió para poner un poco de distancia entre ambos.
—Eres una ciega muy linda—le dijo Ryo en voz baja.
—Déjame tranquila—le susurró Scarlett, no con mucha convicción.
Los ojos de Ryo le sonrieron, él era de las pocas personas que podían hacer algo así. Tomó la mano de Scarlett y la colocó encima de su pecho, sobre su corazón y le dijo: —Si lo hago esto dejaría de latir.
Después de la salida al cine, Scarlett intentó por todos los medios poner distancia entre ellos. Y, luego de que cumplió con su trabajo en el asilo le escribió a su abuela para informarle que visitaría una academia de ballet, le envió la dirección del lugar como medio de seguridad.
Scarlett se sintió abrumada por una mezcla de emociones mientras observaba las prácticas de las bailarinas en la academia de ballet. Aunque disfrutó del espectáculo, no pudo evitar sentir una sensación de tristeza y nostalgia al recordar sus sueños de ser una bailarina.
Cada paso y giro de las bailarinas fue como una puñalada que le recordaba lo que nunca pudo ser por temor a repetir una de sus alucinaciones. Intentó mantenerse distante emocionalmente mientras vio a las jóvenes marcharse. Pero, a pesar de sus esfuerzos, el escenario seguía latente en su corazón.
—¿Por qué no lo intentas?
Ella se giró sorprendida al oír la voz de Ryo. Después de lo que sucedió en el cine, lo evitaba. Le prohibió que fuera a su habitación. Desde entonces, ha tenido una pelea intensa entre su corazón y su mente.
El único que se ha beneficiado ha sido Máximo. Scarlett reanudó sus tareas y lo integró en su lucha contra el consumo de marihuana. Max se ofreció a imprimir los volantes de mejor calidad, y, hizo unas modificaciones a los panfletos para que fueran más llamativos. Lo único que no cambió fue la canción porque le causaba gracia. Sin embargo, todo eso, le hacía recordar a cada segundo a Ryo.
Si Máximo le regalaba un helado de chocolate, ella recordaba a Ryo, ya que ese era su sabor favorito, a ella le gustaba la vainilla. Y, cuando parafraseaba la canción de la marihuana, Scarlett recordaba las tantas veces que había peleado con Ryo por haber impregnado sus sábanas con ese olor. Además, evitaba las conversaciones sobre astronomía, leyendas mitológicas o de música.
—¿Qué haces acá? —le preguntó Scarlett con el corazón latiéndole a un ritmo irregular.
—Leticia me envió en un Uber hasta aquí—le contestó Ryo sentándose a su lado.
Scarlett pestañeó, sorprendida, hasta su abuela confabulaba en su contra.
—Me gustaría verte bailar —comentó Ryo, ensimismado—como la bailarina de la cajita de música.
—No subo a una tarima desde que era niña—le dijo Scarlett con un matiz de tristeza en su voz.
Ryo, tomó la mano de Scarlett y empezó a caminar en dirección a la gran tarima.
—¿Qué haces? —le preguntó Scarlett sorprendida.
Ryo le sonrió mientras la conducía por el pasillo.
—Te he visto imitar los pasos de una bailarina en uno de los videos que pones en tu celular, así que sé que puedes bailar, incluso, mucho mejor que ella.
El video era Thinking Out Loud de Ed Sheeran. Cuando estuvieron en la tarima se quitaron los zapatos y Ryo la instó a buscar la canción.
Nota de la autora: Reproduzcan la canción mientras leen la escena.
https://youtu.be/lp-EO5I60KA
—No creo que pueda hacerlo—le expresó Scarlett su temor.
—Solo déjate llevar—le indicó Ryo colocándose detrás de ella y colocando sus manos sobre sus caderas.
—Solo haremos el ridículo—se quejó Scarlett con la respiración acelerada al tenerlo detrás de ella.
—Ya veremos —murmuró Ryo con pillería—. Reproduce la canción.
—No quiero parecer una tonta. —Le sonrió Scarlett, entrelazando sus dedos con los de él—. Además, si vamos a hacer esto debemos hacerlo bien.
Ryo se colocó a una distancia prudente recordando los movimientos del video. Scarlett respiró hondo varias veces y controló una risita nerviosa. Antes de reproducir la canción en su celular, le preguntó: —¿Listo?
—Para ti siempre—le contestó Ryo viéndola a los ojos.
When your legs don't work like they used to before
Scarlett caminó hacia Ryo con la luz tenue del teatro, envolviéndolos con una atmósfera mágica y romántica. Y, cuando se tomaron de las manos, sintieron la conexión instantánea entre ellos. Empezaron a moverse, imitando los pasos de video con una precisión y sincronización sorprendente. Cada movimiento fluido parecía ser una extensión natural de sus emociones compartidas.
La canción "Thinking Out Loud" de Ed Sheeran habla de un amor que perdura en el tiempo, a través de todas las alegrías, tristezas y cambios de la vida. Aborda las diferentes formas en que las personas pueden enamorarse, así como la idea de que este amor se mantendría fuerte pase lo que pase. La canción alienta al oyente a mantener la cabeza en el corazón de su amante y pensar en voz alta, permitiendo que el amor fluya libremente.
And I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways
Scarlett no pudo evitar sonreír mientras daba saltos ligeros y giros acompañados de la dirección de Ryo que al parecer se había grabado cada movimiento.
So honey now
Sintieron un torbellino de emociones, mientras sus corazones latían al unísono. Sus ojos se encontraban constantemente, como si estuvieran revelándose el uno al otro a través de cada paso y movimiento. Compartieron sonrisas tiernas, miradas profundas y un ligero roce de labios.
Baby your smile's forever in my mind and memory
Su coreografía fluía con gracia y fluidez, mezclando momentos de ternura. Scarlett envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Ryo y este empezó a girar al ritmo de la canción, y cuando la levantó y respiró sobre la tela de su vestido a la altura de sus pechos dejó escapar un suspiro que la hizo estremecer. A medida que la música llegaba a su clímax, la intensidad del baile aumentó. Cada paso se volvió más audaz y expresivo.
That maybe we found love right where we are
Finalmente, la canción terminó, pero sus corazones aún se mantenían desbocados. Se dejaron caer al suelo mirándose el uno al otro.
—Extraño nuestras conversaciones antes de dormir —le dijo Ryo, con la voz entrecortada.
—Yo también—le confesó Scarlett, con honestidad.
En un arrebato, Scarlett acortó la distancia y depositó un suave beso en la boca de Ryo que aprovechó y entró sus dedos por su pelo, acercándola más a él. Entonces, en ese mismo instante, se escuchó el saxofón de la canción Careless Whisper de George Michael.
Scarlett abrió la boca sorprendida cuando vio a Héctor no muy lejos de ellos, sentado con las piernas cruzadas y sosteniendo su celular. Los había estado grabando. Negó con la cabeza y Ryo se giró para ver lo que estaba mirando ella.
—Es bueno recopilar pruebas—expresó, Héctor, mientras hizo una bola con su goma de mascar—, para cuando el acusado quiera negar los hechos. Y, antes de que empieces a pelear, te aclaró que no fui el único que se tiró su espectáculo.
Scarlett se apoyó sobre sus codos y miró hacia la fila de asientos del teatro. Grande fue su sorpresa cuando reconoció a la chica del video de los Amantes Lunares, observándola.
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