6. Sexo con amor

Metí un dedo en su orificio caliente y apretado. Gun suspiró y llevó su mano a su polla erecta, comenzando a masturbarse —claramente desesperado por todas las sensaciones que estaba seguro no dejaba de sentir— pero le pedí que no lo hiciera, que me dejara a mí esa tarea.

Era yo quien debía hacerlo terminar mientras de su hermosa boca entre gemidos solo se escuchara mi nombre.

—Está bien —dijo resignado.

Metí un segundo dedo lleno de jabón en su hermoso culo y una vez juntos, los doblé ligeramente. Cuando vi cómo se ponía mucho más duro su pene, me di cuenta que había encontrado su próstata. Y entonces comencé a masajear suavemente.

El líquido preseminal caía al agua, cuando Gun movía su culo al ritmo de mis dedos. Tuve la confirmación de que estaba gustándole cuando retiré mis dedos y él me pidió que continuara teniéndolos dentro.

Estaba listo para el siguiente paso.

Sonreí y él también.

Saqué un pie de la bañera, para alcanzar el botiquín. Tomé un condón y me lo puse, luego saqué el lubricante y vertí un poco sobre mi pene y su entrada. Primero deslicé la punta de mi pene por su estrecho orificio y poco a poco intenté meter mi glande, el gimió fuerte y sentí como se tensó, le di tiempo para acostumbrarse a la invasión y mientras lo besaba, fui introduciéndome más...

Una vez que toda mi polla estuvo dentro de él, empecé a moverla, buscando la ubicación de su próstata. Al dar con ella, su pene reaccionó y Gun no pudo evitar mover su culo, comenzando un delicioso vaivén. Se lo metí más profundo, y él apenas y se quejó, el placer que le producía le quitaba hasta el aliento, abría la boca y gemidos roncos se escapaban de ella, suaves y acompasados... excitantes... y eso... eso me volvía loco.

Metía y sacaba mi polla de su agujero, primero lento y poco a poco fui aumentando el ritmo. Lo abrazaba por la espalda y le rozaba las tetillas. Sus pezones estaban muy erectos y eso me excitaba. Me concentré en masajear con mi glande su próstata y con mi mano sus pezones. Eso le encantaba. Él, movía su culo para que mi polla lo rozara cada vez más y de repente su cuerpo se tensó, Gun se estremeció y gritó...

—Ahhhh —su semen fue a parar a los azulejos en la pared y su culo se apretó tanto contra mi polla, que me hizo terminar a mí también.

Se sostuvo de la pared, mi polla fue saliendo poco a poco de su culo a medida que volvía a su estado habitual. Gun se deslizó hasta quedar de rodillas dándome la espalda y yo me senté atrás de él. Se recostó sobre mí y eso me tomó un poco por sorpresa. Creí que podría estar distante, pero no, se acomodó sobre mi pecho, se giró un poco, buscando mis labios y me besó.

Con los ojos aun cerrados, con su boca aun pegada a la mía, susurró...

—Nunca...

—¿Nunca... lo quieres volver a hacer? —le pregunté. Estaba nervioso, quizá asustado ¿y si me decía que había sido un error?

—Nunca me había sentido así después de hacer el amor. —Completó— Nunca había tenido un orgasmo como este y sin tocarme.

Nos sonreímos y continuamos acariciándonos. Escucharlo decir esas palabras me hizo sentir cálido, una extraña sensación se había alojado en mi pecho, dolía, pero me gustaba. Gun descansaba entre mis brazos, aun metidos en la tina y así nos quedamos, muy juntos, escuchando música con los ojos cerrados mientras nos recuperábamos de nuestro encuentro...

¿Amor?

Si, definitivamente habíamos hecho el amor, no tenía ninguna duda al respecto.

Gun y yo terminamos de ducharnos casi una hora después. Dormimos juntos. Tuvimos sexo dos veces más aquella noche. El ruido de las máquinas, en la construcción, nos despertaron... Era tan tarde que ninguno se preocupó por llamar y avisar que no llegaría a trabajar. Nos quedamos juntos, platicando sobre nuestras vidas, conociéndonos e irremediablemente enamorándonos.

Me levanté un par de horas después de haber tenido sexo... ¡no! Después de haber hecho nuevamente el amor y preparé el almuerzo para él, mi chico de la construcción. Volvimos a enredarnos entre sábanas limpias y dormimos hasta el anochecer, cuando Gun se levantó, para prepararme la cena.

No nos vestimos en todo el día, por la noche continuamos desnudos y después de tres nuevos amaneceres aún nos negábamos a salir de la cama.

Hace cinco años que todo aquello pasó.

Gun sigue haciendo la cena en casa y yo hago de desayunar, antes de volver a perdernos entre caricias y empezar una nueva ronda de impresionante sexo con amor.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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