4. Visita inesperada

Ya había cenado cuando el timbre sonó.

Tenía una toalla envuelta en mi cintura cuando me dirigí a la puerta y al abrirla, allí estaba él... Gun.

—¿Siempre abre la puerta, solo envuelto en esa toalla? —dijo a manera de saludo.

—Buenas noches señor Atthaphan —respondí y sonreí.

—¿Me dejará pasar? —Preguntó y yo di un paso al costado para permitirle ingresar.

—Un poco tarde para seguir con esa ropa dando informaciones por los apartamentos, Sr. Atthaphan ¿No?

—Así es —Me dijo, mientras entraba— Y solo para que lo sepa, no me corresponde a mí, dar ningún aviso o información a nadie —sonrió.

Pude notar un brillo extraño en sus ojos, un poco de nervios emanando por cada poro de su cuerpo, pero a pesar de eso, una firme determinación en su proceder, cuando me tomó por la cintura y... me besó.

Aunque hubiera querido, no podría haber evitado corresponder a aquel frenético beso, porque mi razón se había esfumado, yo me negaba a alejarme y mi pene traicionero era el que había tomado total control de mi cuerpo. Así que lo besé con ganas, mientras gotas de presemen comenzaban a salir de la punta semierecta, empapándome.

La boca de Gun era dulcemente deliciosa y adictiva.

Estaba ansioso. Me quitó la toalla con rapidez, sus manos eran rasposas pero sentirlas sobre mi piel era la cosa más morbosa y excitante que nunca antes había sentido. Me dejó completamente desnudo, mientras que yo apenas comenzaba a abrirle la camisa.

Gun tomó su casco y me lo puso. Dejé caer su camisa y chaleco al suelo y seguí besándolo, ya no solo los labios, sino toda la cara, los ojos, la frente, las orejas, el cuello. Mordí la punta de su nariz, era una completa locura, pero en ese instante lo único que deseaba era sentir el sabor de cada centímetro de su piel.

Mis manos le quitaron el cinturón cargado de herramientas que traía y me sobresalte cuando sonó fuertemente al caer al piso. Gun respondió a eso apretándome contra sí, me sentí más seguro que nunca entre sus brazos. Era algo que no podía explicarme.

Desabroché su pantalón y al bajarlo, dejó a mi vista unos calzoncillos blancos, que ocultaban un impresionante pene, tan erecto que el elástico estaba separado de su cintura. Metí mis manos dentro de su calzoncillo y me permití tocar sus nalgas. Las abrí y comencé a jugar con su ano, mientras él me mordía suavemente por todos lados y sonreía —después— mordiéndose sus propios labios, completamente sonrojado, pero sexy como el infierno.

Me separé de él un instante, en lo que jalaba una silla para hacer que se sentara, me acuclillé y retiré sus pesadas botas.

¿Acaso era cierto? ¿Esto realmente estaba sucediendo?, Pensaba.

Tenía frente a mí a Gun, el chico de la construcción.

—¿Cómo supiste? —pregunté.

—Departamento limpio, decorado, azul, siempre tan pulcro y viviendo solo. —respondió.

—Eso es un estereotipo —bufé.

—Además tienes un Mini Cooper —añadió.

—Ese es otro estereotipo —yo había empezado a besar sus musculosos y fibrosos muslos— de vez en cuando salgo a acampar.

—Usas pantalones muy apretados —agregó como buscando opciones...

Me reí, le quité los calcetines y los dejé en el piso junto a su casco, y tiré un poco de los vellos de su pierna.

—Está bien, está bien —chilló— solo me aventuré.

Hizo un gesto con la cara como preguntándome si ya estaba satisfecho.

Volví a reírme y me puse de pie.

«Gun es más bajo que yo, pero debido al tipo de trabajo que realiza, definitivamente puede llegar a tener el mismo nivel de fuerza y resistencia que yo... quizá más.»

Compartimos una profunda miranda, lo empujé suavemente hasta que quedó sentado y terminé sobre a horcajadas sobre sus piernas.

Luego volví a besarlo.

Comencé con un movimiento de caderas muy sugerente, rosando mi culo contra su pene, que parecía estar a punto de estallar.

—Te voy a coger como nunca lo han hecho, Gun —Le susurré al oído.

Y él tragó saliva.

—Es que... yo... ehhh... nunca antes lo he hecho —dijo.

Me sorprendí.

—¿Eres activo? —Pregunté.

—No, y la verdad no sé qué significa, me refiero... a que nunca... —Suspiró— nunca he estado con un hombre. —dijo aquello como quien sale del closet delante de sus padres y un cura.

Quería reír con todas mis fuerzas pero me contuve como pude, aunque salió una pequeña e inoportuna carcajada, pero bien sabía que a pesar de todo esa visita inesperada no podía terminar así.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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