Cap. 6

Abro los ojos cuando escucho golpes en la puerta, parece que me quede dormida sin darme cuenta.

—¿Se puede? —Dicen desde afuera—

Me reincorporo y cruzo mis piernas.

—Adelante.

—Tu ropa llego. —Aiden entra con una caja en sus brazos—

—Gracias. —Respondo mientras él deja la caja en la cama—

Mete sus manos en los bolsillos de su pantalón y suspira.

—Si me buscas... estaré en mi habitación. —Asiento con la cabeza—Y tu wafle sonriente está esperándote en el congelador por si tienes hambre más tarde.

No digo nada, sólo lo observo con una incógnita en mi rostro. Aiden asiente para sí mismo y sale del cuarto.

¿Por qué se comporta así conmigo? ¿Qué clase de secuestrador es? Se supone que soy su rehén, aunque bueno, desde que lo conocí como Dylan siempre fue amable a excepción del golpe en el pasillo.

Suspiro pesadamente, siento un ligero dolor de cabeza.

(...)

Las semanas pasaron y mi relación con Aiden no avanzaba, estábamos congelados en el tiempo, si había suerte solamente nos dirigíamos la palabra una sola vez en el día.

Hace días Aiden recibió una llamada de su padre, los escuche a través de la puerta. Mi secuestro ahora equivalía a dos meses de encierro, mi padre pidió una prórroga.

Tengo que salir de aquí a como dé lugar.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño, me doy una ducha rápida y cambio mi ropa. Un suéter verde, pantalones de mezclilla y unos converses. No es muy mi estilo, pero es mejor que nada.

Bajo las escaleras y escucho voces, una es de Aiden, pero la otra es totalmente desconocida. Me acerco más a la puerta para ver mejor y de quien se trata, vecinos no tenemos.

—Estás loco, Michael. —Dice Aiden—No puedo desaparecerla del mapa.

—Son ordenes de tu padre. —Responde el tal Michael—

—¿Qué hay de su padre? Él pagará, ¿no? ¡Tenemos una prórroga! —Aiden parece exaltado—

—Si tu padre te mando este recado, es porque pronto tendrás que hacerlo, no hay esperanza para esa chica. —El tipo suspira pesadamente—Veré que puedo hacer por ti.

—Gracias.

Debo actuar rápido, no pienso morir... no así, no moriré sin dar pelea.

Trato de actuar natural y camino hacia la cocina.

—Blake... despertaste. —Luce nervioso—

—Así es...—Sonrío—¿Sabes, Aiden? Comienzo a acostumbrarme a esto, creo que deberíamos intentarlo por lo menos... ser amigos.

—Me parece bien. —Murmura—

—Tú no me harás daño, ¿cierto? —Él no responde—Claro... estaré en mi habitación.

Corro a la segunda planta y me encierro con llave. Camino cómo león enjaulado en busca de una salida, algo tiene que servir.

La ventana.

Hago a un lado las cortinas y un candado impide que la abra. Maldición, ¿ahora qué?

Camino al closet y lo abro, el tubo de guindar ropa servirá, sin hacer ruido lo descuelgo. Ahora sí, manos a la obra. Pongo el tubo debajo del candado y jalo de él, nada.

Esto es más difícil de lo que pensé, la única forma de abrirlo es con la llave.

—Maldita sea. —Murmuro—

Abro la puerta y con sumo cuidado bajo las escaleras, Aiden duerme en el sofá de la sala, en la mesa a su lado se encuentran sus llaves. Por favor, no despiertes, no despiertes. Consigo las llaves y tan rápido cómo puedo subo de nuevo.

Incrusto la llave y el candado abre, soy libre.

Adiós, Aiden Smith.

AIDEN.

Un golpe seco me despierta, proviene del cuarto de Blake, subo las escaleras un poco somnoliento aún y toco la puerta.

—¿Blake? —Toco—¿Puedo pasar?

Silencio.

—Nena, soy Aiden, abre la puerta. —Mi toque es más desesperado—

Algo anda mal.

—Blake, abre o tumbaré la puerta. —Amenazo—Lo haré.

Bastan dos patadas fuertes y la puerta cae al suelo. Cuando entro la habitación está totalmente vacía, me encargo de revisar el baño, pero nada, estoy solo.

La ventana abierta llama mi atención, asomo la cabeza y la veo correr.

—¡¡Maldita seas, Blake!! —Grito frustrado—

Le doy una patada a su mesa de noche y mis llaves caen de está, las tomo en mis manos.

Eres lista, nena.

BLAKE.

Corro lo más rápido que puedo, la oscuridad de la noche me rodea, estoy en una ciudad desconocida y la temperatura baja rápidamente en el ambiente. Mis piernas se encalambran y comienzo a jadear, me arrepiento de no haber asistido a clases de gimnasia en la escuela.

Entro a un callejón oscuro, dónde el único sonido que me acompaña son las ranas y uno que otro gato. Me pego a la pared intentado estabilizar mi respiración, tres sombras desconocidas se acercan, son tres hombres y evidentemente están ebrios.

—Hola, preciosa. —Me dice uno de ellos—

—¿Qué hace una belleza cómo tú tan sola? —Agrega el otro, lleva una botella de licor en la mano—

—Eres muy bonita, ¿no quieres acompañarnos? —Dice el último—

Intento irme, pero me impiden el paso.

—¿A dónde crees que vas? Sólo queremos que nos acompañes. —El olor a licor y cigarro salen de su boca—

—Colabora con nosotros, no seremos rudos contigo. —Pasa su asquerosa mano por mi cabello—

—Suéltenme. —Ellos ríen, uno de ellos toca mi cintura—¡Suéltame!

Golpeó su miembro con mi rodilla, intento escapar, pero los otros dos me toman de ambos brazos, lucho contra ellos, pero son más fuertes que yo. Comienzo a llorar, nuevamente el sentimiento de pánico se apodera de mi cuerpo, el que golpee se recupera y no está feliz, recibo un puñetazo en la cara que me hace girar el rostro.

—No quería ser malo, pero no me dejas elección, perrita.

Besa mi cuello, lo muerde y lo chupa, sus manos se pasean por dentro de mi camisa tocando mis senos. Me remuevo con violencia, pero es inútil, los otros dos me sostienen con fuerza.

—¡¡Suéltame!! —Grito—¡¡Ayúdenme por favor!!

Entre los tres se encargaron de darme una buena paliza, mis costillas me duelen y mantener los ojos abiertos me cuestan. El destello de una luz llama mi atención, no sé cómo me encontró... pero nunca me había sentido más feliz de verlo.

Aiden se baja de la moto y su mirada es fría cómo un tempano de hielo, uno de los hombres me lanza al suelo y no sé con qué golpee mi cabeza, pero me duele. Toco el lugar del golpe y mi mano se tiñe de rojo.

Esto es malo.

Mi vista se nubla y sólo escucho gruñidos y quejidos, pero antes de cerrar los ojos veo a Aiden dispararle en la cabeza a mi último violador.

***

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A continuación otro nuevo capítulo.

Grecia.