CAPITULO 5
Cap. 5
Esto no puede estar pasando, no, es una completa pesadilla. No puede ser él, me niego a creerlo.
—Oh...—Comienza Magnus—¿No te he presentado a mi hijo, Aiden? Lo elegí para que se acercará a ti, todo fue una mentira. ¿Dylan Scott? ¡Por favor! Es otro de mis trabajadores, un anzuelo para llegar a ti, pequeña zorra.
El estómago se me revuelve, observo al chico y tiene una mirada inexpresiva, pero veo la culpa en sus ojos. No puedo respirar y no sé si es porque Magnus intento matarme o porque Dylan realmente se llama Aiden y me utilizo.
—Aiden, llévala a tu casa. —Magnus me da un leve golpe en la mejilla—Ahí estarás hasta que tu papá reúna el dinero necesario para tu rescate.
El hombre se dirige a su hijo.
—Y si intenta escapar...—Le entrega un arma—Ya sabes que hacer.
Tiemblo levemente.
Aiden se acerca a mí y comienza a desatarme, más no me muevo. Estoy en un completo estado de shock, no siento nada, solamente escucho mi propia voz en la cabeza. Siento cómo envuelve mi brazo a su cuello y cómo puedo me pongo de pie, mi mirada está perdida en un punto ciego.
Estoy tan confundida, por un segundo es un chico que me llevo a casa y se comportó encantador conmigo y ahora es mi secuestrador, hijo del enemigo de mi padre. Aiden abre la puerta de su camioneta y me deja acostada en el asiento trasero, lloró levemente apretando los puños contra el asiento de cuero.
Soy una tonta, tuve que haberles hecho caso a mis padres, al final sólo intentaban protegerme y ahora tengo que pagar las consecuencias de mis actos.
Mis ojos comienzan a cerrarse, aún estoy un poco borracha así que me dejo caer en un profundo sueño.
(...)
Siento como la camioneta se detiene, más no abro los ojos hasta que la puerta se abre. Aiden me ayuda a bajar, me siento bastante débil y mareada.
—¿Estás bien? —Me pregunta—
No le respondo, ni siquiera consigo mi voz.
Veo a mi alrededor y no reconozco el lugar, pero es obvio que ya no estamos en Seattle. Frente a mí hay una casa de madera, color marfil con un tejado de color negro, es de dos pisos, pero se ve acogedora.
Por dentro tiene una decoración Vinotinto y sofás blancos con piso de madera, cuadros de diferentes pinturas en las paredes y alfombras de terciopelo negras.
—¿Quieres algo de beber? —Observo como pone seguro en la puerta—Si no cooperas morirás deshidratada o te enfermarás, llevas unas seis horas sin comer.
No había medido el tiempo, aún es de noche. Hay un reloj de madera en la pared que indica que son las 4:56am.
—Lo único que hay en tu estomago es licor. —Sigue—
—No quiero nada. —Finalmente hablo—
—Debemos acostumbrarnos, vivirás aquí por un mes más o menos.
¿Este cree que pasaremos vacaciones aquí?
—Eres un hijo de puta, ¿lo sabías? —Arremeto contra él—¿Cómo es posible que me engañaras? Eres un imbécil sin corazón... pero ¿qué se puede esperar de un criminal cómo tú? Disfruta tus días de libertad, porque en cuanto regrese con mi padre tú y el infeliz de tu padre pasarán el resto de sus vidas en prisión.
Sus ojos están fijados en mí, pero no dice nada, sólo escucha.
—Y si intentas... tocarme un solo cabello. —Me acerco a él—No dudaré en matarte mientras duermes.
Me dirijo a las escaleras, pero de pronto un pensamiento tonto llega a mi mente.
—Necesito saber dónde podré dormir. —Me abrazo a mí misma—
Aiden sube las escaleras y comienzo a seguirlo, después de dos puertas nos detenemos.
—Es aquí.
Es una habitación pequeña con una cama matrimonial, un espejo y una pequeña mesa de noche.
—Tienes un baño por si quieres darte una ducha. —Sugiere—
—¿Cómo quieres que me duche si no tengo siquiera ropa? —Emblanquezco los ojos—Dios, eres patético.
—Oye, cálmate un poco ¿quieres? Si tú me respetas yo te respeto, es así cómo funcionaremos a partir de ahora. No creas que me siento a gusto teniéndote bajo el mismo techo, pero ¿Qué crees? No tenemos opción.
Resoplo.
—Como sea, ¿puedo estar sola, o también tienes que dormir conmigo?
No dice nada, sólo pone los ojos en blanco.
—Estoy a dos puertas por si necesitas algo. —Me dice—Y no intentes nada.
Cierra la puerta y me deja sola, la habitación se siente helada. No es el ambiente al que estoy acostumbrada, las paredes son de un color verde pasto y no hay decoración.
Suspiro sentándome en la mesa de noche, el espejo muestra me reflejo. Estoy hecha un asco. Mi cabello está enmarañado, maquillaje corrido, ojos rojos y un moretón en mi mejilla derecha, mi labio inferior tiene una pequeña cortada. Nunca en mis diecisiete años imaginé verme en esta situación.
Me acuesto en la cara y lloró, dreno todo lo que llevo dentro, hasta la más mínima emoción. Las almohadas se tiñen de negro debido al maquillaje de mis ojos, ¿Cómo pude ser tan estúpida?
Dios, ayúdame a salir de aquí.
(...)
Despierto dándome cuenta que todos los eventos que sucedieron ayer. Mi secuestro. No es una pesadilla, es una realidad, aún estoy en el frío cuarto vacío.
Miro el reloj electrónico en la pared y son las 9:12am. Sólo dormí cinco horas, me levanto y camino al baño, el baño no era cómo lo esperaba. Tiene un espejo grande y un lavamanos, también hay una tina y una ducha espaciosa. Abro la llave del lavamanos y el agua fría me hace estremecer, enjuago mi rostro quitando cada impureza de maquillaje seco tomo una toalla y me observo, lo único que queda visible es un moretón rojo y morado en mi pómulo.
Busco a Aiden cuando bajo a la sala, pero no hay rastro de él, camino a la cocina y veo que en el patio está haciendo flexiones.
Para ser un criminal no está tan mal...
Voltea a verme, pero rápidamente desvió la mirada.
—Buen día. —Se seca el sudor con una toalla—¿Cómo amaneces?
—¿Cómo crees? Secuestrada, adolorida y con moretones en la cara. —Respondo—
—Amaneciste de malas, ¿eh, nena? —Abre el refri y saca una botella de agua—
—No me digas así, ¿quieres?
—Oye, sigo siendo el mismo chico que conociste ayer. —Se defiende—
—No lo eres. —Me siento en el mesón—Ayer... antes de todo, me salvaste, eras simpático ¿y hoy? Eres esto. Magnus lo dijo, todo fue un engaño.
—Lo lamento, era mi trabajo.
—Tu trabajo. —Repito con desdén—
Se hace un silencio incómodo. Puedo detectar la culpa en él, pero me niego a compadecerlo, no después de lo que me hizo.
—Llamaré para que te traigan ropa limpia.
Cabe destacar que aún llevo el vestido de anoche, está hecho pedazos, las pantimedias están rotas y el vestido está sucio.
Aiden se pierde en dirección a la sala y regresa al rato.
—Todo listo, llegará en veinte minutos. —Deja su teléfono en la mesa—¿Quieres desayunar?
Me encojo en hombros.
—Hagamos algo. —Saca una bolsa de wafles congelados del refri—Aquí tengo unos wafles y unas fresas, te encantará.
Aiden se encarga de cocinar los wafles para luego volver a mi lado, riega el cereal encima del wafle como si se tratará de cabello, con las fresas hace un par de ojos y con la crema batida hace la nariz y una sonrisa.
—Ya está. —Sonríe—
—En casa... yo nunca había probado el dulce. —Clavo el tenedor y pruebo un bocado—
—¿Y eso por qué? —Comienza a comer—Todos aman el dulce.
—Mi papá nos lo prohibió a mi hermano y a mí. —Mastico—Está muy rico.
—Antes de morir mi madre, solíamos hacer esto todos los días. —Su sonrisa es triste—Pero eso fue hace mucho tiempo.
El corazón se me encoje y de pronto recuerdo la realidad de los hechos, él es mi secuestrador, no mi amigo.
—Ya no tengo hambre. —Aparto el plato—
—No has comido nada.
—Lo sé, pero perdí el apetito. —Me levanto—Estaré arriba.
—Blake.
Me doy vuelta y lo observo.
—¿Qué? —Lo miro a los ojos—
—Tú ropa llegará dentro de poco.
Podía percibir que quería decirme algo más.
—Bien.
Subo las escaleras y me encierro en el cuarto. Hay una pequeña tv barata en la que sólo hay cinco canales disponibles, en uno de esos aparece mi padre dando una entrevista.
—Señor Johnson, ¿es cierto que su hija desapareció? —Pregunta uno de los periodistas—
—¿Qué pasará con Johnson Company si Blake no regresa? —Pregunta otro—
—¿Su hijo tomará el cargo? —Pregunta una mujer—
Mi padre toma el micrófono y comienza hablar.
—Sólo quiero decir... a todos los medios de comunicación, que haré lo posible por recuperar a mi hija. —Mira a la cámara—Quiero decirle a Magnus Smith que reuniré el dinero necesario para salvar a mi hija y que, si él o uno de sus hombres le hace algún daño a Blake, lo pagaran muy caro. —Hace una pausa—Blake, hija... si me estás viendo, quiero pedirte que seas fuerte, pronto volverás con nosotros a donde perteneces. Te juro, pequeña, que moveré cielo y tierra para recuperarte... sólo resiste.
Él devuelve el micrófono y los periodistas enloquecen en preguntas.
Apago la tv, mis ojos están inundados en lágrimas. Me acuesto un rato tratando de cerrar los ojos.
Debo ser fuerte, debo resistir.
***
Hola! Ya volví, lamento el retraso. Tuve una falla de internet desde el jueves y por eso no pude actualizar, cómo recompensa hoy estaré publicando un pequeño maratón de tres capítulos por faltar los días viernes, sábado y domingo, espero lo disfruten ❤
❄ Disculpen las faltas ortográficas ❄
Deben recordar que a partir de hoy estaré actualizando los días lunes y miércoles, así que atentas a sus notificaciones.
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En minutos otro capítulo estreno!
Grecia.
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