CAPITULO 28
Cap. 28
Trato de ser lo más rápida posible, me termino de duchar y de una vez seco mi cabello. Mi outfit reposa en mi cama mientras me arreglo el cabello, tomo el rizador y hago ondas con mi cabello, me maquillo y finalmente me visto.
El vestido esmeralda se apega perfecto a mi medida, es de la boutique de mi mamá. Tomo mi pequeño bolso y bajo encontrándome con mi madre.
—¿A dónde vas tan bonita? —Me pregunta—
Termino de bajar y vacilo. Mi teléfono no deja de vibrar en mi cartera, April debió de haber llegado.
—April y yo haremos una noche de chicas. —Confieso—¿Te molesta?
—Sabes que te amo, pero acabas de salir de un secuestro, Blake.
—Lo mismo dijo papá en el desayuno. —Beso su mejilla—Estaré bien, mamá.
Salgo de la casa con ella protestando a mis espaldas, pero decido ignorarla. Veo el Volvo blanco de mi amiga y me subo en el copiloto.
—¿A dónde vamos? —Pregunta April—
—A donde sea, menos a mi casa. —Abrocho mi cinturón—
Después de un rato recorriendo la ciudad llegamos a un sitio acolado llamado Palace of the Mutes. Curioso nombre, ya que de mudos no tenían nada.
April y yo mostramos nuestras falsas identidades y entramos a la disco, el lugar está repleto y las luces florecentes iluminan la pista de baile. La Bamba suena en el lugar y todos disfrutan de la música, veo parejas besándose en las mesas y otras casi teniendo sexo.
Es un lugar ideal para calmar mis penas y olvidarme de mis problemas.
—¡Quiero un trago! —Le grito a April por encima de la música—
Jalo a April hasta la barra.
—Aún es temprano, no exageres. —Me reprocha—
—Por favor, April. Vine aquí a divertirme, no a reprimirme más. —Le aclaro. Miro al bartender y es un chico joven, unos veintitrés años. —Hola, guapo. Dame lo más fuerte que tengas.
—¿Un Tequila está bien? —Me responde coqueto—
—Mmm... sabes lo que me gusta. —Le ronroneo coqueta—
—¿Tú también quieres un Tequila, preciosa? —Le pregunta el chico a April—
—No, gracias. —Le responde April, tajante—
El chico sonríe y se retira para preparar mi bebida. Me volteó a ver a mi mejor amiga y está cruzada de brazos viéndome con una ceja levantada.
—¿Qué? —Pregunto inocente—
—Sé lo que quieres hacer y no estoy de acuerdo. —Me observa fijamente—No accedí a venir contigo porque te apoyé, accedí a venir para cuidarte.
—No necesito niñera, April. —Le respondo—
El chico trae mi pedido y le doy un trago a mi Tequila. La bebida agría baja por mi garganta y arde cuando llega a mi estómago.
—Si no te gusta lo que ves, puedes largarte cuando quieras. —Me levanto y camino a la pista—
—Blake. —La escucho decir mi nombre, pero la ignoro—
(...)
Una hora más tarde bebo mi quinceavo shot de Tequila, se ha convertido en mi vicio.
¡Viva México!
Algún día tengo que viajar a México, es un gran país. Tienen Nachos y Burritos, maldito sea Trump por querer separarnos de ellos.
—¡¡Amo México!! —Grito eufórica—
Veo a April sentada en los muebles de terciopelo, tiene mi bolso en sus manos, me ve con ojos de cuchillos. Simplemente le sonrío mientras disfruto de la música, Justin Bieber azota el lugar.
—Hola de nuevo. —Escucho a mis espaldas—
Me encuentro con el bartender.
—Hey. —Estoy lo suficientemente borracha como para balancearme hacía todos lados—¿No estabas trabajando?
—¿Quieres compañía? —Sonríe—
—¡Claro que sí! —Grito por encima del ruido—Mi mejor amiga está molesta porque hoy decidí mandar todo al demonio y decir simplemente...¡¡A la mierda!!
—Que mal. —Ríe—Yo te puedo acompañar, muñeca. Soy Edward.
—Blake.
Edward después de un rato comenzó a bailar conmigo, nos movemos con sensualidad al ritmo de la música, mi pelvis se clava con ritmo a la de él provocándole un sexy gemido. Sus manos caen de mi cintura a mi culo así que me muevo con más sensualidad, su boca busca la mía y nos comenzamos a besar con furia y desespero.
—¡Blake! —La voz de April hace que me separé de Edward—Es suficiente. Debemos irnos ya.
—Ni lo sueñes. —Arrastro las palabras—Yo la estoy pasando muy bien con Edward, tú si quieres vete.
Sigo bailando con Edward, escucho como April resopla y se aleja. No vine aquí para ser regañada, vine a divertirme.
AIDEN.
Soy un imbécil, no, soy el jodido rey de los imbéciles. Acabo de perder a la chica que amo por mi maldito orgullo, ¿Qué acaso no puedo mantener la boca cerrada y escuchar a las personas?
Le doy un trago seco a mi vodka. Decidí pasar la noche en mi departamento en Seattle, mañana papá partirá a China y debo volver a la mansión, Chris está en el cuarto de huéspedes y yo en el minibar bebiendo la colección de vodka de mi mejor amigo.
Soy un idiota.
Mi teléfono comienza a vibrar, es un número desconocido.
—¿Hola? —Al fondo de la otra línea se escucha mucho ajetreo y música—
—¿Aiden? Soy April, la amiga de Blake. —Grita por encima de la música—Chris me dio tu número por si había alguna emergencia.
—Ah, sí... ¿eres la rubia? Te recuerdo, ¿Qué pasa?
—Es que Blake ha estado rara estos días y ahora estamos en una disco...—La interrumpo—
—Llega al punto. —Dejo la botella en la barra—
—Está ebria, mucho. —Frunzo el ceño—Y... está con un chico, es el bartender del club. Aiden, se han besado. Quiero que nos vayamos, pero no hace caso, necesito ayuda.
Mi mandíbula y puños se tensan, esperaba todo de ella menos esto. Ahora sí mandaré todo a la mierda.
—Temo que se aproveche de ella.
—¿Dónde estás?
Me levanto y tomo mi chaqueta.
—El club se llama Palace of the Mutes.
Lo tecleo rápidamente en el GPS de mi teléfono.
—Voy en camino. —Cuelgo la llamada—
Subo rápidamente a la habitación de Chris y toco la puerta, mi amigo abre y veo que está viendo una serie en Netflix.
—Vístete, nos vamos. —Demando—
—¿Ahora qué? Estoy a mitad de una serie llamada Dark. —Responde con fastidio—
—Blake está en problemas, su amiga llamo.
—¿La rubia? —Sonríe—Iré.
Una vez Chris ya está vestido, tomo las llaves de la Range Rover y subimos en ella.
—¿Estás seguro de lo que haces?
—No. —Enciendo la camioneta—Pero ella me necesita.
BLAKE.
El alcohol, la música, las personas a mi alrededor, todo es como vivir una fantasía. Siento como las bebidas ya ingeridas corren por mis venas, bailo descontrolada, hace rato que perdí a April de vista, sólo quiero olvidar todo.
Olvidarlo a él.
Edward tuvo que volver a trabajar así que un chico pelirrojo llamado Naden está bailando conmigo desde hace más o menos una hora. Es pecoso y alto, me recuerda a Ron Wesley de Harry Potter. Él me dio un shot de algo llamado Explosión Erótica.
—Oye... ¿puedo darte un beso? Te vi con el bartender y me parece que eres buena besadora. —Susurra cerca de mi oreja—
—No, gracias. —Sigo bailando—
—Oh, vamos. Solo un beso y ya. —Me sujeta de la nuca, pero trato de apartarlo—
—No. —Murmuro con dificultad—
Siento como el chico se aparta bruscamente de mí y de pronto está en el suelo.
—Aiden. —Murmuro antes de venirme en vomito—
En la pista de baile queda un gran y asqueroso charco de vomito, todos a mi alrededor jadean y hacen expresiones de asco. Aiden me sujeta del cabello hasta que termine.
—No me veas así. —Le digo avergonzada. Me incorporo y me tiende una servilleta—Que lindo gesto.
Sujeta mi brazo y me lleva a las mesas, debo estar muy ebria pues mis pies tropiezan entre ellos.
—Ten tus cosas. —Me pasa mi bolsa—Nos vamos.
—No. —Niego con la cabeza—Tú te vas, vine con April.
—Ella está en la camioneta con Christopher. —Trata de tomar mi mano—
Un ataque de risa se apodera de mí.
—¿De qué carajos te ríes?
—Dejaste a esos dos solos. —Dejo de reír y me pongo seria por un momento—
Oh, oh.
—¿Qué pasa?
—Estás girando. —Y no miento, Aiden se está desvaneciendo delante de mí—Creo que voy a desmayarme.
—¡¿Qué, ahora?!
Lo último que veo es a Aiden sosteniéndome antes de caer.
***
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Nos vemos el lunes...!!!
Grecia.
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