CAPITULO 10

Cap. 10

Después de todo, decidimos hacer la cena así que fuimos a la cocina a preparar algo que comer.

—Es hora de tu medicina, el doctor dijo que la sopa de pavo tenía antinflamatorios que te ayudarían. —Dice—

Aiden sirve en una taza la sopa y veo que tiene muchos trozos de pavo, que asco.

—Oh vamos, no debe estar tan mal.

Alejo el plato de mí.

—Nena, es por tu bien y por el de tu cabeza. —Él toma la cuchara y empieza hacer ruidos de avión—De niña, ¿tu mamá nunca jugo contigo al avioncito?

Niego con la cabeza.

—Bien, Houston permiso para aterrizar en la boca de la chica con un agujero en la cabeza. —Cambia la voz y simula usar un radio, obedientemente abro la boca—Eso es.

—Mamá no era... de las que hacía cosas conmigo. —Tomo la cuchara y empiezo a comer—Ella viajaba mucho y yo... me quedaba en casa con las sirvientas y mi hermano.

—Bueno, yo haré que recuperes tu niñez estando aquí. —Sonríe—¿De niña nunca jugaste muñecas con tus amigas o algo?

—Mis padres no me dejaban salir de casa, no fue hasta los trece que entré en la preparatoria y conocí a mi mejor amiga April. —Relato—Cuando me dejaban salir tenía que hacerlo con un escolta, de alguna manera siento de mis padres sabían que Magnus volvería.

—¿Por qué lo dices?

—Él siempre... fue muy sobreprotector conmigo, tiene un gran defecto en juzgar a las personas por su clase social. —Medito unos minutos—La madre de April es bailaría exótica en Las Vegas, tenemos una amistad porque mi mamá le dijo que debía relacionarme con chicas de mi edad, pero ella no le agrada.

—Vives una vida de princesa. —Musita apoyándose sobre el mesón con sus codos—Estás esperando en la torre más alta a que el príncipe encantador te salve del furioso dragón.

—Es curioso que todos digan lo mismo. —Le doy una media sonrisa—

Se puede sentir como la tensión sube, pero no es una tensión incomoda, al contrario, estamos conociéndonos más y de alguna forma es bueno.

—¿Sabes la razón por la que escape? —Mis labios tiemblan—Te escuche hablar con tu amigo.

Él maldice entre dientes.

—No quería que me hicieras daño. —Mi voz se rompe—

—Joder. —Suspira—Nena, yo no te haré daño. Es por eso que le dije a Michael que le dijera a mi padre que te dé más tiempo.

—Eso no justifica el peligro. —Lloró desconsolada—Perdón si te cause problemas, Aiden. Estoy aterrada, sólo quiero oír la voz de mi hermano... decirle que estoy bien.

Aiden frunce el ceño y no dice nada, lo que hace a continuación es lo que más me sorprende. Deja su teléfono en mi mano, no puedo creerlo.

—Hazlo, llámalo. —Ordena—No me veas con esa cara, sólo hazlo y no digas nuestra ubicación.

—No lo haré, te lo juro. Eso te condenaría... y no quiero. —El teléfono tiembla entre mis dedos—

Aiden sale de la cocina dándome un poco más de privacidad, limpió las lágrimas de mis mejillas y marco el número de Luke. Estoy asustada porque algo salga mal y todo se arruine, por más que lo aborrezca no quiero que algo malo le suceda a Aiden, me ha ayudado bastante.

—¿Hola? —La voz de mi hermano suena a través de auricular—¿Hola, ahí alguien ahí?

Mi corazón late con fuerza y trato de encontrar mi voz.

—¿Luke? —Sollozo de felicidad—Soy Blake.

—¿Blake? —Susurra sin poder creerlo—¿En... en verdad eres tú?

—¡Sí, soy yo, hermanito! —Me aferro al teléfono—Escucha, no tengo mucho tiempo, ¿estás con nuestros papás?

—No, ellos están en Suiza. Pero, dime ¿Cómo estás? ¿Te han tocado, donde estas? —Pregunta desesperado—

—No, no... cálmate, estoy bien. —Río levemente—No ha hecho nada, en realidad se ha comportado muy bien conmigo.

—¿Quién, Blake?

—Mi chico criminal. —Sonrío para mí misma—No puedo decirte donde estoy, porque ni yo sé. Pero si puedo decirte que estoy bien, te extraño, Luke.

Una lágrima rueda por mis ojos.

—Y yo a ti, princesa. —Su voz se rompe—Ten paciencia, te sacaremos de ahí y haremos pagar a todos esos miserables.

—No a todos. —Pienso en Aiden—Debo cortar. Te amo, Luke.

—Te amo, hermanita.

Cuelgo el teléfono y Aiden regresa a la cocina.

—¿Todo bien?

—Sí.

—¿No diste tu ubicación o sí?

Le entrego el teléfono.

—No. Porque yo tampoco sé dónde estoy.

—Estamos en Port Ángeles. —Responde—

—Dos horas de Seattle, cool. —Río—

Dejamos la conversación hasta ahí, el reloj marca las 9:30pm y ya debemos irnos acostar. Subo las escaleras siguiendo a Aiden y llegamos a mi habitación, noto que la ventana esta como nueva y aparte tiene una alarma en la parte de arriba.

—Tu padre es un genio.

—Yo no tuve nada que ver. —Ríe—Bueno, te veo mañana.

—Espera. —Lo detengo antes de que se vaya—

—¿Sí?

Suspiro.

—¿Podrías quedarte conmigo está noche? —Muerdo mis uñas—Temo que se abran los puntos y muera desangrada.

Él sonríe sin enseñar los dientes.

—Si sólo querías dormir conmigo bastaba con pedirlo, Bombón.

Suelto un bufido. —¿Vienes o no?

—Ya voy, ya voy. —Saca su camisa por encima de la cabeza y nos ponemos cómodos en la cama—Espero no te calientes en la madrugada.

Le suelto un puñetazo en el brazo, a lo que él se queja.

—Pervertido. —Murmuro—

—Eso sí que dolió. —Toco su pecho en señal de ofensa—Pero yo me refería a tu fiebre, princesa. La pervertida eres tú y por haberme golpeado mereces un castigo.

—Aiden, no. —Le advierto—¡Estoy de reposo!

—Me importa un rábano.

Aiden comienza hacerme cosquillas por todo el dorso del cuerpo, exploté en risas tratando de pararlo, pero era inútil.

—¡¡Aiden, basta!! ¡¡Basta, por favor!! —Suplico entre risas—

Él me inmoviliza en una clase de llave, mis brazos están sujetados por encima de mí cabeza.

—Lo haré si dices "Aiden es el chico más guapo e inteligente del mundo, le debo la vida" —Me sonríe—

—Ni lo sueñes. —Forcejeo riéndome—¡Suéltame!

Ahora nuestra posición cambio, mis manos estaban empuñadas sobre mi pecho y él encima de mí, que incomodo es esto. Siento como el color rojo sube a mis mejillas.

—Dilo o no te soltaré.

—No.

—Está bien, supongo que quieres otra ¡ola de cosquillas! —Nuevamente me ataco—

—¡¡Ah!! ¡¡Ya basta, lo haré!! —Grito desesperada—Aiden es el chico más guapo e inteligente del mundo, le debo la vida.

—Es cierto. —Dice cuando finalmente me libera—

Se acuesta nuevamente en su lugar y coloca las manos por encima de su cabeza.

Por un arranque de viveza tal vez, me subo a su dorso. Ambos nos sorprendemos ante mi impulso y rápidamente la timidez entra en juego, intento bajarme, pero él me detiene tomándome de la cintura.

Una risa nerviosa escapa de sus labios.

—¿Qué haces, Blake? —Coloca un mechón de mi cabello detrás de la oreja—

—No lo sé...—Susurro mordiendo mis labios—

—Me refiero a... ¿Qué estás haciéndome? —Hace una pausa—Desde que te vi no dejo de pensarte, dime ¿Qué estás haciéndome? Se supone que soy un despiadado sicario que quiere subir de nivel en la mafia de su padre, pero ahora... por primera vez, creo que los ángeles del cielo son reales.

Mis mejillas y mis orejas se calientan, siento como mi estomago se retuerce. Santa mierda, ¿enserio acaba de decir todo eso? No encuentro palabras para describir cómo me siento, está mal eso lo sé, pero me emociona el hecho de que no deje de pensar en mí.

Porque yo tampoco dejo de pensar en él.

—Y yo... ahora sé que los demonios del infierno son reales. —Me deleito con sus ojos azules—

—¿Insinúas que soy un demonio? —Sonríe—

—Tú insinuaste que era un ángel. —Sonrío de igual forma—

—Touche. —Acaricia mis mejillas—Tan diferentes y a la vez tan iguales.

Me jala hacia él y hace que nuestros labios rocen, sólo eso, no pasa de ahí. Santa mierda, quiero más de eso. Miro sus ojos azul penetrante y le suplico indiscretamente que continúe, él me capta y rápidamente me complace, me toma de la nuca y nos hunde en un beso rudo y profundo.

Lo necesitaba, maldita sea, lo necesitaba demasiado.

Su lengua traviesa hace una línea fina en mi labio inferior, los muerde y los chupa. Mis caderas hacen movimientos circulares sobre su ya bastante duro miembro, los besos de Aiden bajan hasta mi cuello y lo devora como un animal hambriento, lo muerde y lo chupa haciendo que más de un gemido salga de mi garganta. Nos cambia de posición, ahora estoy debajo de él, estoy a su merced.

Aiden mete su mano traviesa por dentro de mi camisa de algodón, juega en mi estomago y después la sube hasta llegar a mi seno derecho, lo aprieta levemente y un gemido sale de mi garganta. Joder, si que es bueno en lo que hace. Sus besos bajaron hasta mi estomago descubierto e hizo cosquillas en mi ombligo, vuelve a subir y besa mis labios otra vez antes de quitar mi camisa por encima de la cabeza, sólo llevo un sostén de encaje negro.

Los ojos azules de Aiden se tornaron oscuros y su pupila se dilató, nadie jamás me había mirado con tanta lujuria y deseo, su mirada sólo pide una cosa y estoy dispuesta a cumplir su deseo. Aiden acerca su rostro a mi seno derecho y con los dientes baja el encaje que lo cubre, ¡Dios, que gesto tan malditamente excitante! Mis jadeos se intensifican cuando introducen mi pezón rosado a su boca, lo chupa y lo muerde dejándolo completamente mojado, con sus manos baja los tirantes del sostén y se deshace de él. Ahora mis senos están totalmente desnudos y a su disposición, los toma entre sus manos y succiona en el medio de ellos, con su boca devora mi seno izquierdo y con su otra mano estimula el otro, dando vueltas en mi muy sensible pezón.

Aiden se separa de mí y empieza a desabrochar su pantalón.

Mi cabeza da vueltas y lo admiro frente a mí, sin camisa y tan sediento de pasión por mí.

Quiero esto, lo quiero a él.

***

Mis queridas pervertidas esto es todo por hoy, lo demás lo dejaré para el lunes. Soy mala, lo sé.

Si te gusto el capítulo recuerda dejar tu comentario, lo estaré leyendo.

Sígueme en todas mis redes sociales.

Instagram: novelsofgreece

Facebook: Lectores de Grecia

Twitter: GreciaSworld.

Grecia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top