Capítulo 35| Ayúdame.
Lucas Morris.
Miraba con asco como el idiota del chico que tengo enfrente se llevaba el cigarrillo a los labios y le daba una profunda calada. Sus ojos están más rojos, ya este era como el segundo que se fumaba en la media hora que llevo aquí.
― ¿Y bien Lucas? ¿Qué es lo que querías hablar conmigo? ―cuestionó tirando el cigarrillo al suelo y pisándolo con sus zapatos caros.
―Ya no quiero seguir con esto, se supone que destruiría a Emma, pero no lo haré, la quiero y no le haré daño. Si quieres vengarte de según tu «lo que ella te hizo», allá tú, pero yo no le haré daño. ―me miró con una sonrisa maliciosa y retorcida en sus labios.
―Bien Lucas, puedes retirarte si quieres, sabes lo que eso implica. Nada del dinero que te daría para el viaje y los gastos, nada del departamento que tendrías en las afueras de Seattle y menos el auto mejorado que me pediste, además de la nueva casa para tu madre. Implica también que lo mejor que podrías hacer ahora es unirte y trabajar para mi padre, aunque claramente te salía mejor aliarte conmigo, ya que conmigo no estabas en peligro ―dijo riendo para sus adentros, luego respiró profundo y añadió―. También implica que no puedes abrir la boca para decirle nada de esto a Emma, recuerda que si yo caigo, tú caes conmigo.
La verdad no imaginé que accediera tan rápido a dejarme salir de este tonto círculo, claro que sabía las consecuencias de retirarme, pero he intentado salir tantas veces que no pensé que me dejara salir esta vez.
Lo miré con seriedad y odio, y dije con la mandíbula apretada― No tienes de que preocuparte, jamás le diría que tú eres mi hermano y menos le diría que yo me encontraba en un plan para destruirla conjunto contigo.
―Eso espero querido hermano. ―una risa ronca y burlona escapó de sus labios.
Miré nuevamente el lugar, el lugar donde pase la mayoría de mi adolescencia fumando y bebiendo con el idiota de ojos grises que es mi medio hermano, simplemente para olvidar las desgracias de mi vida.
―Ah y algo más ―lo miré―. No quiero si quiera que hables de mí con ella, ni menciones a Sofía y a Lisa, menos a Emilia, nada de lo que habíamos hablado lo puede saber nadie, no quiero que le digas si quiera los planes que teníamos para ella.
Lo miré amenazante y él me devolvió la mirada―Lo entiendo, pero también quiero pedirte algo hermanito.
Asintió riendo con malicia― Continúa.
―No quiero que intenten nada más en su contra, porque si no hablaré y tú caerás, y no me importa caer contigo, solo quiero que no le hagas daño. ―asintió y tomó una botella de la mesita de centro.
―Okey, antes de irte me gustaría invitarte a un trago. ―negué y el rodó los ojos. Capaz y me envenena.
Miré como se tomaba el trago y de repente mi teléfono empezó a vibrar. Lo saqué del bolsillo delantero de mi pantalón y lo atendí.
― ¿Hola?
―Lucas necesito de tu ayuda. ―escuché una voz familiar, pero no reconocí bien quién era.
― ¿Me podría decir su nombre por favor? ―mi tono era confuso y al otro lado de la línea de escuchaban fuertes golpes.
―Soy Laura, la tía de Emma, necesito ayuda ahora Lucas, todo está vuelto un caos y Emma está encerrada en su cuarto, no sé qué sucedió pero tengo un largo tiempo golpeando la puerta y no oigo una respuesta. ―abrí los ojos como platos y salí del departamento de mi hermano, ignorando cuando me miró con una ceja enarcada.
Saqué las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón y me metí en el auto.
―En menos de cinco minutos estoy ahí. ―del otro lado solo se escuchó un "si" en medio de sollozos.
«Esto no puede estar pasando.»
Manejaba violentamente, pasando cada señal de alto y pisando el acelerador todo lo que se podía. No puedo dejar que nada le pase a Emma, a mi Emma no le pasará nada, yo la cuidaré y la sacaré de donde sea que su mente la haya sumergido. No dejaré que se hunda, y si ella se hunde yo me hundiré con ella.
Miré hacia la casa de Emma, que solo quedaba a unas dos cuadras de mí. Aceleré un poco más y estacioné mal, me bajé y corrí hacia la entrada, viendo que la puerta ya estaba abierta solo entré, notando un completo desastre dentro de la casa, habían vidrios en el suelo y había un papel roto en el sillón.
Ignoré todo el desastre y me acerqué a toda velocidad al lugar de donde provenían todos los golpes que retumbaban por toda la casa. Subí las escaleras y ahí estaba la tía de Emma golpeando la puerta y gritando su nombre con furor.
―Está ahí. ―dijo y cayó al suelo llorando.
Me posicioné delante de la puerta y con todas mis fuerzas la golpeé, logrando que se abriera un pequeño agujero. Viendo que resultaba, empujé ahora con todo mi cuerpo y pude abrir más el agujero, metí la mano por allí y le quité el seguro a la puerta. Entré y vi el cuarto totalmente vacío, pero sobre la cama había muchas fotos, fotos de Emma de pequeña, junto con una señora y otra niña que creo que es su hermana, hay muchas fotos, hay unas donde aparecen con un señor.
Ignoré las fotos y me encaminé a la puerta del baño de Emma, donde se escuchaba un grifo abierto, toqué y no recibí respuesta.
―Emma sé que estás ahí, abre la puerta por favor. ―escuché un fuerte sollozo dentro y empecé a empujar con todas mis fuerzas la puerta del baño.
«No, no, no. Emma por favor, te necesito, no te rindas ahora.» Pensaba mientras sentía un nudo en la garganta.
Después de varios intentos la puerta finalmente se abrió. Entré y me encontré a Emma llorando dentro de la tina. El agua casi le cubría la cabeza y ella se sumergía más para que el agua la cubriera pero yo corrí y me senté en la orilla de la tina, sacándola de allí y me la senté en el regazo para abrazarla.
Ella sollozaba fuertemente y me partía el alma, mi Emma no puede estar así, ella tiene que estar feliz, ella merece ser feliz porque ella trajo felicidad a mi vida. Acariciaba su cabello y poco a poco me movía para quedar sentados en el suelo. La tía de Emma entró y yo le hice una seña para que entendiera que todo estaba bien, ella asintió con lágrimas en los ojos y salió del lugar donde nos encontrábamos.
― ¿Qué pasó linda Emma?―pregunté en tono dulce y sin dejar de acariciar su cabello.
―Ella... ―dijo y siguió sollozando, su cuerpo se estremecía con violencia a causa del llanto―. Quiero irme Lucas, ya no puedo más, quiero largarme con Emilia y alejarme de ella, necesito alejarme, ya no quiero estar aquí, sácame de aquí... ―sus sollozos empezaron a aumentar.
La abracé fuertemente, entendiendo a quien se refería con ella, aunque me parte el alma escucharla decir que quiere irse, no soportaría estar lejos de ella ni cinco segundos, puede que suene egoísta pero no la dejare ir, no ahora y creo que nunca también sería una buena opción. No sé qué pasó, aunque pienso que esto tiene algo que ver con Emilia, porque ahora Emma quiere irse y eso es lo que Emilia quiere, pero no sacaré conclusiones. Lo que pasó debe de haber sido algo horrible como para que Emma intentara acabar con su vida. Yo lo he intentado más de una vez en mi vida, y sé que no es la solución a nuestros problemas, no es, ni nunca será una buena idea para acabar con las situaciones difíciles.
He atravesado por muchas cosas, al igual que la chica que tengo entre mis brazos llorando desconsoladamente. El suicidio no es y nunca será la mejor manera de esquivar las situaciones negativas que nos rodean, y sé por experiencia que no resuelve nada el hacerse daño, acabar con tu vida no solo acabaría con la tuya, sino que también con la vida de esas personas que de verdad te querían.
A lo largo de mi vida me dejé llevar por malas decisiones, pero aprendí de ellas y en este momento sé que la mejor manera de librarnos de nuestros problemas es enfrentándolos y superándolos, porque es mejor superarlos y sentirte orgulloso de que lo superaste, a ocasionarte daño creyendo que es la mejor manera de resolverlos, cuando en verdad, solo te estás rindiendo. Quiero a Emma y jamás dejaré que vuelva a hacerse daño, nunca más.
―Te quiero Emma, ten siempre presente eso, no tienes por qué alejarte porque aquí estoy yo para ti, siempre lo estaré. ―ella se aferró fuertemente a mi camiseta ya empapada y calmó su respiración y sus sollozos.
Emma se separó un poco de mí y me miró―Lo siento Lucas, no pensaba con claridad, solo quería olvidarla. ―muchas lágrimas corrieron por sus mejillas y yo la abracé nuevamente, esperando que esas lágrimas desaparecieran y no volvieran jamás.
―No tienes que disculparte, yo también he pasado por eso y te aseguro que no es la mejor salida, eres muy fuerte Emma, eres muy valiosa y te admiro por todo lo que has soportado y superado, eres maravillosa ―le di una sonrisa y ella sorbió su nariz y se sentó mejor en mi regazo―. ¿Me contarás que paso?
Asintió― Estaba llegando de una salida que tuve con las chicas y encontré una carta en el buzón, estaba anónima, pero se claramente quien la escribió. En ella decía que quería volver a verme, que quería acercarse. Me puse muy mal y empecé a ver fotos, fotos de cuando de verdad éramos una familia... ―su voz se quebró, ella carraspeó y tomó una inspiración profunda, para continuar―. Luego empecé a sentirme peor, hasta que decidí que era mejor olvidar.
Lagrimas corrieron por sus mejillas y volvió a abrazarme― Emma, creo que es momento de que te levantes y sonrías al mundo, demuéstrale a tu madre y todos los que un día te dañaron, que no lo lograron, porque aquí te encuentras en pie, sonriendo y siendo feliz.
Levanté su mentón y le di un pequeño beso, ella sonrió y se levantó, luego me tendió una mano y yo me puse de pies con ella. Salimos del baño y al ella entrar miró su puerta y abrió los ojos como platos, luego me miró a mi aun con la misma expresión y yo me encogí de hombros, logrando sacarle una sonrisa.
―Lucas, siéntate en mi cama y espérame un momento, iré a cambiarme y a hablar con mi tía, si quieres puedes quitarte la camiseta para meterla a la secadora, que por cierto lamento haberla mojado. ―medio sonrió a modo de disculpa y vi como poco a poco su rostro empezó a tomar ese brillo nuevamente.
Le sonreí con picardía y me ideé algo para hacerla reír de nuevo― Emma la puerta está rota y tu tía está en casa, ¿Por qué me propones cosas indecentes?
Como yo quería, sonrió y me sacó el dedo medio― Pervertido. ―dijo antes de salir hacia el baño.
Hice como me dijo y me quité la camiseta, luego me senté un poco más cerca del espaldar de la cama y ahí me quedé, esperando a que Emma apareciera. Alrededor de unos quince, diez minutos o más después, apareció Emma vestida con camisón que le llegaba hasta el muslo y bajo de este se podía ver un lindo short con Mickey Mause de estampado, se veía adorable. Dentro de sus manos tenía una sudadera negra, que reconozco muy bien porque es mía y se la presté hace unos días porque tenía frio.
―Gracias por prestármela ―sonrió de manera infantil―. Me gustaría que te quedaras sin camisa, pero sé que a mi tía no le parecía nada decente.
Se subió a la cama y me indicó que me acostara junto con ella. Me coloqué la sudadera y me recosté junto con ella, empecé a acariciarle el cabello, viendo como sus ojos empezaban a cerrarse poco a poco. Antes de que se durmiera completamente le dije.
―No vuelvas a acerté daño Emma, recuerda que te quiero y no sabría que hacer sin ti. ―ella sonrió y yo besé su frente, luego me abrazó y se quedó dormida.
Así quiero verla, tranquila y sonriente, como dije no quiero verla triste y menos verla hacerse daño, es una gran chica y aunque intente disfrazarlo con esa fachada fría y ruda, sé que es una chica con una gran potencial y que no es solo esa fachada, sino que es dulce, creativa, extrovertida y que está aprendiendo junto conmigo el verdadero significado del Amor.
***
Hola de nuevo!!!
Quiero decirles que estas palabras de Lucas, son tanto de él como mías. Los que estén de acuerdo con Lucas y conmigo coloquen en los comentarios #Noaldañarnos, no veo nada bueno de eso, no resuelve nuestros problemas y nunca lo hará, recuerden siempre que son valiosos e importantes, para mí lo son y estoy segura que para muchas personas más también, espero les haya llegado el mensaje de nuestra parte ;)
¿Que les pareció el cap?
¡ANUNCIO IMPORTANTE!
Quería decirles que oficialmente solo quedan 5 caps para terminar "MCP", si lo se, yo también estoy llorando.
Bueno espero les haya gustado, Besotes...
Betzabeth A.
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