Capítulo 2

Carlos regresa a su casa, con la misma rutina de siempre de primero escuchar música un rato, la cena, las charlas de Daniel, lavar platos e irse a la cama, pero en vez de solo dormirse, se pone a reflexionar sobre lo que pasó en la escuela.

Carlos (pensando): No puedo creer lo que pasó hoy, una chica me habló y es una chica-lobo que en la marcha me juzgó como ladrón, no entiendo porque quiso disculparse conmigo si pudo haberse ido sin decir nada. Seguramente eso de compensarme lo que hizo se lo olvidará mañana.

Carlos empezó a dormir, aunque no tan profundo como antes, ya que no para de pensar en Elizabeth.

Al día siguiente, Carlos estuvo teniendo las primeras clases típicas, aunque se distraía un poco al pensar en ver a Elizabeth de nuevo, a veces los profes lo notaban, y cuando le hablan, a veces se asusta por no darse cuenta. En la hora de recreo, Carlos estuvo por irse a su lugar favorito con sus audífonos y un pequeño cuaderno hasta que alguien le toma del brazo, Carlos voltea y ve que es Elizabeth que lo ve sonriendo.

Elizabeth: Hola Carlos, ¿Cómo estás?

Carlos estaba muy nervioso al verla cerca.

Carlos (nervioso): Bi...bien, ¿y tú?

Elizabeth: Bien, ven conmigo.

Carlos (pensando): ¿Ir con ella?, ¿Qué piensa hacer?, pero tengo dos opciones, uno es aceptar e ir con ella, o puedo decirle que no, no quiero correr el riesgo así que...le diré que no.

Carlos iba a decirlo, pero vio los ojos de Elizabeth.

Carlos: Claro.

Carlos se confundió por lo que dijo mientras ambos iban caminando.

Carlos (pensando): Espera, eso no era lo que iba a decir.

Ambos se fueron caminando hacia una mesa que estaba cerca de un árbol, estaba junto a dos antropomorfos, uno era el chico-gato de la marcha y la otra era una chica-zorro. Al momento de verlos, Elizabeth los saluda y hablar con ellos, mientras que Carlos los veía.

Carlos (pensando): Creo que están mejor si me voy, así que...

Carlos se iba a dar vuelta hasta que escuchó a Elizabeth.

Elizabeth: Ven Carlos, hay un lugar para ti.

Carlos no quiso ser grosero, así que se sentó en la mesa con ellos.

Elizabeth: Carlos, ellos son mis amigos, él (señalando al chico-gato) es Diego.

Diego lo saluda con un puño.

Diego: Hola, un placer conocerte Carlos.

Carlos le responde el saludo.

Carlos (nervioso): También es un...placer.

Elizabeth: Y ella (señalando a la chica-zorro) es Sofía.

Sofía lo saluda con una gran sonrisa.

Sofía: Hola Carlitos, me alegra conocerte.

Carlos escucha el apodo y sonroja un poco.

Carlos: Igualmente, Sofí.

Sofía (riendo): Eres tierno.

Sofía le agarra una mejilla como si fuera un niño pequeño, y Carlos se sintió muy incómodo por esa acción.

Elizabeth: Sofía, déjalo en paz.

Elizabeth aparta la mano de Sofía, de Carlos.

Sofía: Lo siento Carlitos.

Carlos: N...no está bi...bien.

Elizabeth ve a Carlos y comienza a sonreír, y por alguna razón toma la mejilla de Carlos y eso pone a Carlos sonrojado e incómodo, y aleja su mano rápidamente.

Elizabeth: Perdón, es que, si eres adorable, pareces un niño.

Carlos se puso sonrojado.

Carlos (pensando): ¿A...do...rable?

Diego: Bueno Carlos, ¿Qué te gusta hacer?

Carlos: Bueno, a mí...me gusta escuchar música y en ocasiones dibujo.

Sofía: ¿Dibujas?, ¿puedo ver?

Carlos: Cla...claro.

Carlos muestra su pequeño cuaderno y se lo presta a Sofía, Sofía ve algunos dibujos de árboles y paisajes.

Sofía (Sorprendida): Vaya, se ven increíbles, eres un artista.

Carlos: No lo creo, dibujo mal.

Sofía ve a Carlos sorprendida por esa respuesta.

Sofía: ¿Estás loco?, tienes más talento que yo y eso que solo se dibujar nubes y figuras, pero en esferas y palos.

Sofía le muestra el cuaderno a Diego y Elizabeth y ambos se asombraron por ver los dibujos.

Diego: Eres muy bueno.

Elizabeth: Sí, no menosprecies tu talento.

Carlos se sorprende por ver a todos alagando sus dibujos, ya que nunca nadie le prestaba atención a lo que dibujaba, ni siquiera sus padres desde niño, y comienza a sonreír como nunca lo había hecho antes.

Carlos: Gracias chicos.

Sofía al ver su cara sonriendo, no pudo evitar abrazarlo.

Sofía: Eres tan adorable, Carlitos.

Elizabeth: Sofía, déjalo ya.

Sofía: No, quiero quedarme así un poco más.

Carlos se sonrojó por como ella lo abrazaba, Elizabeth trata de separarlos y Diego los ve riendo un poco.

El tiempo pasó y se acabó las clases, Carlos se iba a su casa como si nada pasara, pero entonces aparece Elizabeth y él se sorprende.

Carlos: Hola Eli.

Elizabeth: Carlos, me alegra que disfrutaras mi regalo.

Carlos se quedó confundido

Carlos: ¿Tu regalo?

Elizabeth: Sí, te di nuevos amigos.

Carlos: Entonces tú...

Elizabeth: Si, quería que pudieras ser feliz, ya que cuando te vi ayer, notaba tristeza y depresión, estabas muy solo, por eso quise que me acompañaras para que te unieras a nosotros.

Carlos: Pero no entiendo, porque se juntarían conmigo, soy como un fantasma que nadie quiere ver.

Elizabeth lo abraza, Carlos se sonroja mucho.

Elizabeth: No eres un fantasma, eres una persona amable, hablas poco, pero eres confiable y eso es lo que nos agrada de ti, ahora cuando sea hora de recreo, tendrás lugar y personas con quien estar.

Elizabeth ve a su padre hablarle, era un lobo grande de pelaje gris, hablándole.

Elizabeth: Bueno Carlos, me tengo que ir, nos vemos mañana.

Elizabeth se va corriendo y Carlos solo se pone a verla irse.

Carlos: Adiós, Eli

Carlos se pone a sonreír, mientras se iba a su casa, comenzó a pensar.

Carlos (pensando): No entiendo, ella me mostró a sus amigos y me trataron como si fuera uno de ellos, parece que no son malvados como dicen mis padres.

Carlos a llegar a casa, voltea a ver si no había nadie y comienza a sentarse en el sofá, al momento de encender la televisión, ve a su padre llegar, le quita el control y le cambia el canal.

Carlos: Papá, estaba viendo eso.

Padre de Carlos: Quítate.

El padre de Carlos lo aparte de su lugar y comienza a abrir una lata de cerveza.

Carlos: Papá, papá.

Su padre no le prestaba atención.

Carlos (Gritando): ¡PAPÁ!

Padre de Carlos: ¿Qué diablos quieres?

Carlos: Yo llegué primero, quiero ver mi programa favorito.

Padre de Carlos: Que pena, pero yo pago la casa, y aquí yo mando, así que respétame y déjame ver la tele.

Carlos se va enojado y se sube hacia su cuarto, mientras que su padre solo se queda viendo la tele, en ese momento escucha que llega Daniel, y comienza a oír risas entre Daniel y su padre, como si fuera mejores amigos.

Carlos (furioso - pensando): ¡NO ENTIENDO! ¡¿Por qué mi padre nunca me presta atención y solo se la da a Daniel?! ¿Por qué tuve que llegar con una familia que discrimina a los antropomorfos y que me dejan como si fuera un sirviente?

Carlos llega a su cuarto y comienza a llorar en su cama, encerrándose solo, estuvo así por un rato, hasta que se da cuenta que era hora de cenar.

Carlos quiso caminar hacia la cocina, pero entonces ve a su familia riendo por las charlas de Daniel de futbol, escuela y de su novia.

Carlos (pensando): Ni siquiera me hablaron para cenar, ¿Por qué me odian tanto?

Carlos se va subiendo a su cuarto deprimido, se pone a ver la ventana y la abre.

Carlos (Pensando): Tal vez, esto sea mejor.

Carlos estuvo a punto de saltar por la ventana, pero en ese momento comienza a recordar a Diego, Sofía y a Elizabeth. Pensó dos veces y decide cerrar la ventana y solo acostarse a dormir sin decir nada.

FIN del capítulo.

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Tags: #drama#furry