Cuando te conocí

Abril, 2005

–¿Cómo está Paloma? –dice Gia con la voz apenas audible, escucharla así me parte el corazón, ayer sus dos pulmones se llenaron de líquido, así que el tubo en su garganta la ha lastimado.

–Extrañándote. –le doy una sonrisa leve cuando su mano fría acaricia mi mejilla.

–Quisiera ir al lago. –voltea a ver la foto del lago que está en la habitación del hospital, claro, es uno de los lugares más lindos del Estado y tienen fotos así por todas las salas. Hacemos silencio mientras sonrío para ella. –¿Recuerdas cuando nos conocimos?

Diciembre, 1999

Marco:

Hace una semana que estoy en esta nueva ciudad, es tan aburrido y frío, no frío del bueno, aquí no nieva, casi es navidad y no hay nieve por ningún lado. Maldigo a mi padre que tuvo que engañar a mi madre para ocasionar que estemos aquí.

Pateo una roca con mis converse negros mientras tengo una de mis manos dentro de uno de los bolsillos de mi chaqueta, con la otra mano saco el cigarro de mi boca y expulso el humo. Mi madre dijo: –Visita la ciudad, hay lugares muy lindos aquí, uno de ellos es el lago, estoy segura de que te encantará, solía nadar ahí en vacaciones. –así que aquí estoy, caminando hacia un lago.

Esta ciudad es más como un pueblo moderno, pero hay cosas que no cambian nunca, así que me guío con un mapa que mi madre me ha prestado, así es como logro llegar a una de las orillas, pero en mi celular tengo una foto de ella en un pico de tierra que conecta directamente con el agua del lago.

Los lagos son lugares profundos algunas veces, si mis ánimos de vivir fueran más altos, no pasaría por mi mente la idea de atarme una enorme piedra al cuello y solo lanzarme, tal vez así mi padre se arrepienta. Claro, para hacer que se arrepienta el resto de su vida, primero haría una carta.

Mientras veo la foto de mi madre buscando el pico de tierra, levanto la mirada de mi celular y ni siquiera logro ver el pico, mi mirada se ve totalmente cautivada por una silueta blanca y cabello negro, está quitando su camisa, jamás he sido tímido, era el playboy de mi secundaria y tengo 19 años, así que sin miedo camino para acercarme a la chica, me detengo cuando la escucho sollozando.

Estando detrás de ella, sus glúteos completamente blancos, y su cabello rozando con ellos con rizos largos, se ve aún más débil cuando veo sus movimientos de llanto.

–Disculpa, ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda? –me atrevo a hablar, pero ella no parece escucharme y empieza a caminar aún llorando hacia la punta del pico. Me quedo quieto pensando que solo quiere nadar y que no quiere que la molesten, pero la veo detenerse en la punta y abrir sus brazos. –Mierda. –digo antes de correr hacia ella que ya se ha dejado caer en el agua.

Quito rápido mi chaqueta de mi cuerpo y me lanzo al lago donde ya están flotando los Audífonos bluetooth, los cuales fueron la razón de que no me escuchara, ni siquiera podía verlos porque estaban entre su cabello. Su posición confirma mi teoría, solo está cayendo hacia el fondo mientras toma sus propios brazos, como forzando a quedarse ahí. La tomo rápidamente y empiezo a nadar hacia fuera del agua. Ella apenas me mira con su rostro sonrojado y corro rápido a tomar mi chaqueta del suelo y envolverla con ella.

Aún cansado y mojado por el agua, la veo que está mirando fijamente el suelo. –¿Qué carajos pensabas? –reprocho con cierta molestia. Ella camina hacia donde estaba su ropa. La veo con el ceño fruncido demasiado confundido, mi pregunta hacia ella suena otra vez en mi cabeza y caigo en cuenta que soy un imbécil, si hace unos minutos yo quería hacer exactamente lo mismo. –Disculpa, no debí decir eso. – digo detrás de ella mientras se pone la parte de abajo de su ropa.

–¿Por qué estás aquí? No es temporada en la que la gente venga de vacaciones a este lugar. –Su voz es suave, pero a la vez un poco ronca.

–Soy nuevo, estoy conociendo el lugar. –mi chaqueta se cae de sus hombros y antes de poner su camisa veo su espalda llena de cicatrices, lo que se me hace muy raro.

–No necesitaba que hicieras eso. –dice cuando ya se ha abotonado su camisa.

–Fue sentido común. Obviamente, no iba a dejar que pasara sin hacer nada.

–¿Qué creíste que iba a pasar? –se gira para verme y entonces descubro, sus ojos son negros, casi azules, muy oscuros.

–¿Me harás preguntártelo? –su silencio me reta, entonces suelto la pregunta sin más. –¿Ibas a suicidarte? –suelta un suspiro, me lanza mi chaqueta, toma sus zapatos y empieza a caminar. –Yo también quería hacerlo. –ella se detiene de caminar, se gira y vuelve hacia mí.

–¿Tú por qué lo harías? Me sacaste sabiendo que es lo que quería hacer. –sus labios dibujan una línea completamente recta, rosados, que resaltan su pálida piel.

–Problemas personales. –encojo mis hombros, no tengo por qué decirle.

–Seguro es por estupidez adolescente. –me mira de pies a cabeza con desprecio y se gira, quiere irse y la detengo diciendo:

–Siendo así, tú también has sido influenciada por eso, ¿no? –esta vez se detiene, pero no voltea a verme. Escucho un suspiro pesado de su parte. –Yo no conozco tus problemas, tú tampoco conoces los míos.

–Bien, estás haciendo lo que hacen los de tu especie, ¿no? –la miro confundido, su cabello ha mojado su espalda y parte de su pantalón. –No hablar de sus problemas y después desquitarse de manera violenta.

–En ese caso, estabas actuando de la misma manera.

–No soy la que se desquita, soy el objeto en que lo hacen. –el corazón me da un vuelco y me inunda el deseo de preguntar si su espalda herida tiene que ver con eso.

–Mis padres se divorciaron. –suelto ya con un suspiro junto con este dato, queriendo compensar el dato que ella compartió. Procede a voltearse hacia mí, poner sus cosas en el suelo y sentarse. Camino hacia ella y me siento también. –Suena algo tonto para alguien de mi edad, ¿Cierto?, supongo que es algo que le debería de afectar solo a los pequeños, pero cuando eres el hombro de tu madre y el confesionario de tu padre, la vida te da asco. –hago pausa un momento mientras vemos hacia el lago. –Mi padre engañó a mi madre, con más de una, de alguna manera consiguió reunir a sus dos amantes para tener una relación de ese tipo. –sin darme cuenta, prácticamente había compartido mi vida con esta chica.

–Jamás había escuchado una historia de engaño como esa. –dice con algo de lástima hacia mí.

–Supongo que tu historia es más interesante. –hago silencio para que ella hable, pero pasa un rato en silencio. –Es claro que no quieras hablar con un extraño. –volteo a verla. –Marco Hills. –extiendo mi mano hacia ella.

–Gia Louis. –estrecha mi mano. Rápidamente, dice: –Mi madre murió recientemente. –la escucho con atención antes de que haga silencio de nuevo. –Tenía cáncer. Pero no iba a hacerlo por qué ella haya muerto, podría decir que la extrañaré solo levemente. –la veo sorprendido. –Ella no evitó tantas cosas que me sucedieron que, al final, estar en esta vida esperando que ella metiera sus manos por mí, ya no tenía sentido, peor ahora que ella ya no va a estar. –la veo atento mientras su mirada está perdida en el paisaje. Después de un silencio intenso y el viento pegándonos en la cara, dice: –No menciones nunca que me sacaste del lago.

–De acuerdo. –digo tranquilo.

–Tampoco menciones que me viste el culo. –dice en un tono un poco más divertido.

–¿Entonces puedo mencionar que si te vi otras cosas? –la veo retador.

Se ríe indignada. –Ya veo, eres del tipo playboy. –debo admitir que su sonrisa se ve mejor en su rostro que esa línea recta, mi madre suele decir que si a una mujer se le ve mejor una sonrisa que una expresión seria, es porque su rostro está acostumbrado a la tristeza de su alma, y cuando muestra felicidad aunque sea instantánea, es como ver la otra cara de la moneda, la cara brillante.

–Tuve muchos adjetivos. –nos levantamos riendo suavemente.

Salimos del pequeño bosque y me dió un pequeño recorrido por los puntos más importantes de la ciudad, una completa extraña con instintos suicidas y un playboy sin cuidado de la vida, por una ciudad conocida por su estabilidad y buena comunidad. Un completo contraste.

Abril, 2005

–No podría olvidar ese día nunca, mi amor. –le beso la frente helada.

–Pronto estaré ahí de nuevo. –me sonríe y aunque le sonrío, mi corazón recibe una grieta más de las que tiene. –Se volvió mi lugar favorito desde esa vez, agradezco haberte conocido. –sus ojos brillan tanto que me llenan por dentro.

Actualidad, 2023

Nunca te lo dije, pero empecé a escribir este libro desde que te perdí. Ahora tengo una casa pequeña frente al lago, el sentimiento es ligeramente reconfortante, se acerca diciembre y la época en que te conocí, Paloma ama estar sentada bajo mi árbol dorado, tú Gia, sé que la sientes cerca.

Invitaremos a algunos amigos este año para celebrar navidad, sé que no se sentirá como esa navidad de 1999 que pasé contigo, aceptaste mi invitación, pero... aún me duele recordar el porqué...

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