Capítulo 20

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores. 

—Eso fue bastante intenso, siempre pensé que tenías un par de gran valor —Dijo Itsuki, aún permanecían en la vacía tribuna que el anterior evento dejó.

—Bueno, si algo aprendí del poker indio es que cualquier mano puede ganar —respondió Gokú rascando su cabeza.

—No podíamos pensar en otra cosa, elevar la apuesta tan deprisa solo indicaba que tu mano era fuerte, pero el hecho de que en ese momento no tuvieras más fichas para continuar y que te preocuparas por ello también lo corroboraban —dijo Saotome.

—Son-kun en verdad es impredecible, quiero felicitarte por esa increíble apuesta —Dijo después yumeko que se introdujo a la conversación.

—Bueno, tuve suerte de que Mery llamara a bulma —Respondió nerviosamente. —Yo también quiero felicitarte Yumeko-chan, fue gracias a tí que pude hacer una apuesta oficial contra el tesorero del consejo estudiantil —elogió gokú y la pelinegra soltó una risita por ese comentario.

—Bueno, me diste un buen espectáculo —Dijo  yumeko y tomó las manos del chico. —Fue divertido, pero el verdadero reto viene ahora... —informó, de pronto los ojos de Gokú se desviaron y encontraron la celeste retina que porta la presidente del consejo estudiantil, Kirari sonrió por un instante al ver a Gokú, porque su plática con bulma había terminado.

—Son-kun, ¿podríamos hablar un momento? —indagó la chica de cabellera plateada y Gokú asintió. Ella comenzó a caminar hacia la salida.

—Bueno, supongo que te escribiré más tarde Mery-chan —Exclamó el Son observando a la rubia.

—No te metas en problemas, estás jugando con fuego, ni se te ocurra en desafiarla bajo sus términos —Advirtió la chica pero gokú simplemente soltó una risita. —No te preocupes, no apostaré si no estás presente mery-chan —comentó el joven y la chica rubia no evitó sonrojarse.

—A-a veces dices cosas extrañas —dijo ella y se giró evitando mostrar su avergonzado rostro. 



Seguía los pasos de la presidente del consejo estudiantil,le había parecido lo curioso que todo esto resultó, pues bajo esa máscara realmente era exactamente igual a la vicepresidente, se preguntó si Extraña-chan tendría el mismo rostro de Kirari.

Más tarde, dentro de la sala del consejo se encontró sentado el la mesa en la que usualmente se degusta el té, gokú inmediatamente notó la presencia de la secretaria y de aquella chica que parecía una niña, ella le miraba con una sonrisa extraña mientras degustaba una paleta.

—Creo que no nos habíamos presentado —Dijo la niña. —Ustedes dos van a apostar ¿verdad?, esto si que es emocionante —continuó diciendo mientras se recargaba en una de las sillas y sacó su consola de videojuegos.

—Puede que sea así, tú que piensas Son-kun —indagó Kirari con su tono de voz persuasivo, —Estás aquí Son-kun, has llegado a donde posiblemente esperabas llegar —continuó diciendo mientras servía algo de té. —Me pregunto... qué es lo que podremos apostar para que nuestros objetivos concluyan —continuó diciendo.

—Quiero que detengas el compromiso de Yumeko-chan —respondió Gokú. —No solo eso, quiero que termines con el sistema que has impuesto. —respondió el son inmediatamente, pero ante sus peticiones, la presidente simplemente soltó una risita.

—Bueno, tú no tienes algo que a mí pueda interesarme, entonces, la ley de dos apuestas equivalentes se ve un poco afectada —comentó ella. —Además si eres el vencedor, ¿cómo crees que yo pueda detener el sistema que tiene la academia? —continuó indagando mientras sus celestes labios tocaron la taza de té y bebió del caliente líquido, como era de esperarse, la respuesta tardó en llegar.

—Yo... —él musitó. —bueno, se supone que eres la presidente y tienes mucho poder.

—Eso es imposible —dijo Ririka. —El sistema actual, más que ser parte del acuario que he creado, es el pilar que dirige los planes de vida de cada deudor en esta institución —respondió la chica. —El mundo exterior también está involucrado y no es posible para mí desistir de esto —explicó. —Todo aquel que entre en esta academia está obligado a destacar en el sistema de apuestas, eso era así antes de mi llegada y seguramente lo era desde mucho tiempo atrás, esa es la realidad, de lo contrario cualquiera es libre de ir a un instituto diferente, si están aquí es por voluntad propia, ¿no crees eso Son-kun? —continuó indagando, por su parte Gokú no supo qué decir, simplemente se quedó callado ante las cuestiones que Kirari le ofrecía.

—Pero... —intentó reprochar Gokú.

—Tal vez quieras convertirte en el presidente del consejo estudiantil, de esa forma podrás averiguarlo por ti mismo —continuó proponiendo la Momoabami, entonces gokú se vio obligado a pensar las cosas de mejor manera.

—Yo, yo no podría convertirme en algo así —respondió Gokú negando con su cabeza.—Si yo gano, dejarás que las personas que tienen deudas dejen de ser tratadas como mascotas, y eliminarás el compromiso de Yumeko-chan—Dijo Gokú. —Renunciarás a seguir tratando de esa forma a las personas, también el sistema de donaciones se terminará —propuso el chico, una declaración que llamó la atención de Runa y la secretaria.

—vaya, esto se ha tornado muy interesante! —exclamó la chica con apariencia de niña.

—Eso se escucha más razonable —exclamó Kirari. —Pero estás buscando que este, que es mi acuario perfecto se vea afectado en su mayoría, me pregunto si algo de tí es equivalente a esto... —continuó hablando y sus ojos observaron de pies a cabeza al joven.

—Apostaré lo que creas equivalente —respondió el Son y eso causó una sonrisa en la presidente.

—¿Pronto cumplirás los 18 años no es así? —preguntó kirari y tomó una carpeta que muy cerca de ella se encontraba. —el contrato que tienes con nosotros va a expirar, y el plan de vida que se ajuste a nuestra conveniencia dejará de ser útil, ¿Qué te parece si lo extendemos de por vida, si pierdes, tu vida me pertenecerá —dijo la chica y señaló a Gokú con su celeste mirada.

—¿A qué se refiere? —cuestionó el son bastante confuso.

—Estás buscando erradicar el ambiente que he creado, si si es así yo también desearía controlar lo que puedas o no hacer, por el resto de lo que nos queda —Continuó explicando. —¿estás de acuerdo? —indagó y por un instante gokú dudó, pero al final no tenía salida.

—de acuerdo, lo haré... — susurró Gokú.

—Entonces será de esa forma —murmuró la chica de pintalabios celeste. —Mañana te esperaré aquí después de clases. —informó, sin embargo una voz en desacuerdo le interrumpió.

—Pero presidente, ¿no se supone que la vida de Son Gokú no vale nada?, por qué le da un valor de esa magnitud, ¡esto es todo lo que usted tiene! —reclamó la secretaria del consejo estudiantil.

—Y quién ha dicho eso? —indagó la peli plateada sorprendiendo a la chica. 

—Usted dijo que no le puede dar un valor a este chico cuando se trataba de apostar el valor de una vida —explicó la chica de cabellera azabache.

—En efecto, lo dije —respondió Ririka. —Pero no darle un valor, no significa que necesariamente no valga algo —confesó y luego inmediatamente los ojos de la secretaria del consejo estudiantil se abrieron de par en par.

—El valor de Son Gokú no es bajo, de hecho, es tan alto que incluso esta academia y sus relaciones no podrían pagarlo, ni siquiera considerarlo, la vida de Manyuda, aunque se convierta en primer ministro no podría compararse. —Contestó la bella mujer.

—Y respecto a lo de jabami Yumeko, creo que hay algo que tienes que saber —exclamó Kirari y tomó una copia del plan de vida de la chica, a este punto la verdad dejaría de estar oculta.

Un poco de angustia invadía su ser, cada paso que le sacaba de la academia solo le sumergía en dudas que antes no le atormentaban, estaba por enfrentarse a la presidente y arriesgando todo lo que era en este mundo, incluso, ahora sintió que le estaba dando prioridad a cosas que no debería, pero dejó de pensar en eso cuando vio a esa mujer en la salida, apoyada contra una pared con su mirada en su teléfono, hasta que miró al joven aproximarse.

—Qué haces aquí Yumeko-chan? —indagó el joven curioso, la chica simplemente levantó la mirada y observó con una sonrisa amable al joven.

—Que no es obvio? —preguntó la dama y soltó una risita. —te estaba esperando —contestó y dejó que un poco de sorpresa llegase al joven.

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—¿Por qué no me lo dijiste ? —preguntó Gokú mientras caminaban por la calle. —Estabas obligada a casarte conmigo y me lo ocultaste, ¿por qué? —continuó indagando el joven.

—¿hay alguna diferencia en eso? —ella preguntó. —¿Te habrías sentido mejor y no habrías hecho nada de lo que hiciste simplemente porque podría ser tu esposa? —continuó indagando, y no lo dijo con un tono serio, se notó juguetona como siempre lo ha sido.

—Yo... yo no sé —respondió él rascando su cabeza, podría ser ingenuo, pero no sabía cómo mentirle en estas situaciones.

—Y ahora que lo sabes, qué se supone que harás? —preguntó ella.

—No lo sé, no lo sé aún — contestó agachando la mirada, no sabía lo que quería ni lo que haría, estaba confuso totalmente, porque todo lo que buscaba de repente parecía ser opacado por la realidad que tenía frente a sus ojos. —De igual manera, aunque gane o pierda, tienes el dinero suficiente para pagar tu deuda, así que supongo que estarás bien Yumeko-chan —Contestó él y de repente el gesto amable de la dama desapareció al finalizar esa frase, porque era esta indecisión lo que le molestó y quiso hablar, sin embargo un fuerte rayo estremeció el oscuro cielo sobre ellos y posteriormente una débil lluvia comenzó a caer, precipitación que no hizo más que aumentar en el silencio que entre ambos se formó.

—Tu apartamento es muy acogedor —Dijo Yumeko quien había dejado sus zapatos atrás. —Vives muy cerca del instituto, gracias por permitirme entrar —continuó diciendo.

—Muchas gracias, bulma lo consiguió para mí —contestó él, —hay un aparato para secar la ropa, te prestaré algo de la mía —dijo y después Yumeko entró al baño.

Momentos después, Gokú vertía algo de té y yumeko esperaba tranquilamente en la sala sobre una pequeña mesa.

—Tu ropa es muy grande para mí Son-Kun —dijo ella con una risita, refiriéndose a aquella camisa que cubría la mayoría de su cuerpo y el resto de su ropa prestada.

—Creo que es así... —respondió Gokú rascando su cabeza y luego acercó el té a sus labios, nuevamente el silencio incómodo regresó, pues no se tenía mucho para hablar, no sabían nada del otro como fuera de la academia. —¿Tienes familia Yumeko-chan? —él indagó decidido a romper el vacío que se formó en la habitación.

—Así es, tengo una hermana —respondió ella. —Y dónde están tus padres? —ella continuó.

—Bueno, no tengo padres —respondió él. —Viví con mi abuelito hasta que él murió, luego Bulma me recogió —respondió él.

—Con bulma te refieres a la chica de hoy?.

—Así es, o bueno, es complicado —dijo rascando su mejilla, pues esta no era la bulma que le encontró, de alguna manera si lo pensaba era todo lo contrario, pero tampoco es que a yumeko le importase mucho.

—sabes algo, no estoy dispuesta a pagar mi deuda —dijo ella repentinamente y dejó la taza de té a medio terminar mientras la declaración tomó sorpresivamente al joven. —Dijiste que no querías que me case con nadie más y que yo te gusto no es así? —continuó preguntando y rodeando lentamente la mesa comenzó a acercarse al chico quien no pudo hablar.—Qué es lo que exáctamente te gusta de mí?.

En ese momento, cuando ella estuvo cerca de su rostro se quedó congelado, se esforzó en comprender la pregunta y no supo dar una respuesta.

—Dime Son-kun, qué te gusta de mí? —continuó, más sin embargo las palabras parecían estancarse en la garganta del chico.

Era verdad que era bastante linda y aunque su cuerpo sufría cuando estaba cerca de esta mujer, la realidad es que no llegaba a rechazar su compañía, incluso sentía muchas veces que necesitaba estar cerca de ella, ¿la razón? no había, o no la sabía, simplemente era extraño, pero aún así debería decir la verdad y después de pensarlo su voz nació.

—Me gusta estar cerca de Yumeko-chan —respondió suavemente, nervioso por estar en esta situación. —Me gusta como huele, me gusta cuando puedo tocarla... —explicó, una realidad que perfectamente se resumió en esa frase.

—¿Entonces solo te atraigo sexualmente? —indagó en voz baja, pero no se sintió decepcionada, porque tal vez ya se lo veía venir.

—¿Sexualmente? —preguntó él sin entender, luego sintió las manos de la chica posarse en su pecho con la intención de empujarle.

—Es algo extraño, no evito odiarte Son-kun —confesó ella, sorprendiendo al chico. —Te odio, porque sé que a pesar de jugar tan increíble, no disfrutas apostar, no te emocionas, te odio por eso... —exclamó, de pronto su voz se había tornado fría y seca.

—Yo, yo no entiendo lo que quieres decir —dijo él evitando mirar esos ojos castaños, entonces la chica reaccionó, recordando que hasta ahora eran diferentes mutuamente, si bien, sus jugadas eran precisas y acertadas, realmente no podría emocionarse.

—Yo... yo no dejaré de apostar, si estabas obligada a casarte conmigo no cambia nada — dijo él retomando el tema pasado. —Pero aunque venza a la presidente, no podré cambiar nada, pero al menos dejaré que la línea entre mascotas y humanos desaparezca —exclamó él. —Haré que el sistema de donaciones también caiga y borraré tu plan de vida definitivamente.

Ahora, cuando le miraba simplemente no parecía el mismo, la determinación que brillaba en sus ojos de cierta manera era hipnotizante, y si se sumaba esa actitud que aseguraba su victoria, simplemente era atrapante.

—Sabes algo, hoy me sentí muy caliente con solo verte jugar... —susurró la chica y se acercó lentamente a los labios del joven. —Ver tanto dinero en solo una jugada, sin saber cuál podría ser el resultado, fue muy excitante, estaba muy caliente y pensé que no podría soportarlo —continuó diciendo  —y aún no puedo calmarme —continuó susurrando y comenzó a treparse lentamente sobre las piernas del chico, seductoramente tanto en sus movimientos como en su dulce voz.

—Yu-Yumeko-chan... —él susurró apenas pudiendo mantenerse cuerdo, una vez más, aquella sensación extraña le invadía y luego simplemente se dejó llevar como aquella vez, cuando sin previo aviso recibió los labios de yumeko con su boca, este sería el instante en que sus deseos más ocultos saldrían a flote, no habría nada ni nadie que les interrumpa esta vez.

En realidad no sabía ni lo que podría pasar, simplemente se dejaba llevar por lo que sus instintos le decían que debía hacer, su boca recorrió cada centímetro de su piel en un intento de grabarse aquel aroma que tanto caos había provocado en su cuerpo, pronto ambos terminaron en el cuarto del Son. Las manos del chico recorrieron el tan bien formado cuerpo de la Jabami, colándose por entre la ropa y percibiendo tan suave sensación que no hacía más que aumentar su deseo por ella.

Aquel pudo haber sido el mejor amanecer que jamás ha tenido, en sus brazos sostenía a la mujer que tanto ha deseado y quien fue su primera vez, Yumeko jabami.

Toda la noche fue increíble, donde ambos disfrutaron mutuamente el cuerpo del otro y jamás pensó que el sexo fuese tan placentero, toda su presión desapareció, tal sensación que le causaba fastidio parecía haberse liberado y cuando tenía entre sus manos a esa chica, sentía que no podría dejarla ir.

No pudo dormir por el resto que hubo de la noche, simplemente esperó con cierta angustia la mañana, dejando transcurrir los minutos uno tras uno mientras en la oscuridad sentía la calidez de esta mujer, de alguna manera, sintió que no podría separar su piel de la de ella siendo esta ahora una extraña sensación que le había precedido, una especie de angustia extraña que no tenía explicación, un mal presagio que se hizo realidad cuando sintió aquel conocido Ki que no podría olvidar, fue un mal augurio inmediatamente cuando lo percibió y aunque no quería dejar a la chica, tuvo que ir.

En esa fría mañana y cerca de un parque miró a una persona, un anciano que sentado en una solitaria banca parecía aguardar la llegada de Gokú aún cuando su presencia era simplemente repentina, alguien desconocido en el exterior, pero completamente reconocible a través de sus sentidos.

—Kamisama... —Susurró él al ver a esa persona, no se parecía en nada al tipo verde que se asemeja a picoro daimaku, sin embargo no había duda alguna que era él.

—Sabía que vendrías —dijo el anciano. —He tomado este cuerpo para venir a verte. —exclamó y esa declaración no evitó causar un cierto temor en el chico.

—¿Ya es hora? —con duda preguntó.

—Aún no, pero el fin de este entrenamiento está próximo —dijo quien es el dios de la tierra, siendo una cruda noticia para el chico. —Tu estancia en este mundo se termina, espero que hayas adquirido las experiencias de las cuales has carecido, espero que tu desarrollo mental se haya fortalecido y parece que te has desempeñado bien —continuó hablando.

—¿Cu-cuanto me queda? —preguntó gokú con algo de temor.

—No mucho, solo un par de días, concluye con esta etapa Son Gokú, avanza que pronto descenderás nuevamente —dijo y lentamente se puso en pie, sin ver atrás avanzó y como un fantasma en la lejanía se desvaneció, gokú comprendió el origen de su miedo.

Claro que no quería dejar a nadie, no ahora, ni a Mery, ni a Yumeko ni mucho menos a Bulma, claro que sabía que él no pertenecía a este mundo, pero no evitaba pensar que había vivido muy distinto, sus ganas de pelear y hacerse parte se habían visto opacadas de alguna forma, pero debería volver allá donde sus amigos le esperan, ¿por qué cuando todo parecía estar bien algo llegaba para complicarlo?.

Fin del capítulo 20.

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