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-Jimin-

Tantos años... justo acababa de cumplir mis 25 y mi madre no paraba de recalcarme que continuaba soltero. ¿Hay algo mal en mí? No lo creo, simplemente no he encontrado el amor desde hace mucho.

Me senté y comencé a recordar mi último amor, pero fue hace tanto que no recordaba muy bien. Estás cosas pasan, uno suele adentrarse en sus estudios universitarios, luego comenzar a trabajar como loco para poder pagar lo que uno mismo gasta y así la vida se vuelve una rutina. Especialmente una rutina en la que te encuentras rodeado de las mismas personas.

Suspiré.

─ Hijo, es importante, aunque sea deberías tener una cita, ¿Quieres que te presente a los hijos de mis amigas? ─ Preguntó mi madre. ─ Alguno están muy guapos...

─ Madre... ─ Hablé con tono de advertencia.

─ Sólo digo que no te haría mal conocer personas nuevas. ─ Suspiré rendido.

Miré la hora y decidí que ya iba siendo hora de irme, la visita a mi madre había durado más de los esperado.

─ Ya me voy mami. ─ Le dije poniendome de pie.

─ ¡Espera! ─ Me dijo entrando a la casa y regresando poco tiempo después. ─ Estuve sacando cosas viejas de la casa, ya sabes para distraerme, y encontré estas cosas tuyas.

Me senté de nuevo para revisar lo que mi madre había encontrado. Eran unos guantes de fútbol que usaba en el colegio cuando era portero del equipo, la posición del que peor juega, pero me encantaba verlos de nuevo, no recordaba todos los torneos a los que fuimos y verlos me trajo recuerdos.

Había una raqueta de ping pong, mi viejo deporte, me gustaba más que el fútbol. Y hasta el fondo un librito. El libro era de pasta gruesa y a un lado contenía un agujero en el que se suponía debías meter una llave. Me avergoncé por la caricatura en la portada, era mi diario.

Escuchando los consejos de muchas personas y sobre todo también bajo la influencia de algunos programas de televisión, decidí escribir un diario cuando estaba en décimo grado, tenía quince años cuando aquello y justo ese diario era el que tenía en mis manos.

Me despedí de mi madre y saliendo de ahí me dirigí a mi casa. Cuando llegué puse todo aquello en la mesa de la sala y me fuí a cambiar con intención de guardarlo en algún lugar después, pero la curiosidad me pudo un poco más. Así que me senté con el libro, lo miré y recordé algo fundamental.

¿Y la llave?

Probablemente la había perdido hace mucho, así que por un cuchillo y después de unos cuantos intentos lo abrí en la primera página.

...

"Diario de Park Jimin

Este diario lo decidí escribir para guardar lo que fue mi vida.

Estoy de campamento ahora y parece interesante, así que he decidido comenzarlo hoy.

Lunes, 14 de Diciembre de 2007"

...

¿Yo escribí eso? Ay... ¡No me acuerdo! 

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