《INFANCIA》
《Extra》
Dos mejores amigas. Se conocieron en la primaria, su amistad prevaleció hasta la universidad, donde fueron a la boda de la otra, conocieron a sus esposos y pronto a sus hijos.
Ellas se llevaban muy bien, ellas darían un claro ejemplo de lo que es la verdadera amistad, mientras que sus maridos darían otro claro ejemplo pero de lo que es la rivalidad.
Las mujeres, para evitar que quizás la rivalidad siga o en todo causó aumente, hicieron todo lo posible para que, cuando nazcan sus pequeños, estos se lleven bastante bien y la única rivalidad que quizás llegarán tener sería la de "quien es mas alto" y no algo serio como el caso de sus esposos.
La esposa del detective fue la primera en parir a su pequeño bebé, a quien sin duda su amiga fue una de las primeras en tenerlo en brazos, y lo llamó Shinichi, nació el 7 de mayo.
La esposa del mago le siguió pocos meses después, donde, sin falta su mejor amiga de igual manera fue una de las primeras en tener en brazos al bebé, nació él 21 de junio y lo llamaron Kaito.
Ambas familias vivían en una zona alejada de la ciudad, donde habían grandes árboles y pinos, cerca de un bosque. Dónde, no había alguna otra casa en kilómetros.
Desde que esos bebés tenían dos años, los empezaron a juntar para que convivan y como iban creciendo poco a poco notaban que estos dos tenían muchos parecidos físicos, y que cualquiera a simple vista los confundirá.
La madre de Kaito siempre visitaba (con mucha frecuencia que ya era un hábito o costumbre) a la madre de Shinichi. Ya sea por el simple hecho de hablar y no quedarse sola en casa, divertirse un poco o salir a comer a la ciudad.
Y también para que su querido hijo Kaito fuera a jugar con el pequeño y adorable Shinichi. Ambos parecían llevarse bien, aparte de que todavía no conocían a ningún otro niño ya que ellos no iban a la escuela sin mencionar que no vivían en una zona donde hubiera vecindarios. Ellos estudiaban en casa.
Varios meses después.
Las madres solían hacer mandados lejos de casa y algo tardaderos, por lo que solían dejar a su hijo con el de su mejor amiga.
Así era prácticamente la vida de las mejores amigas, que estaban más que satisfechas por ver que sus hijos se llevaba realmente bien, y quizás hasta podrían ser mejores amigos y podían estudiar juntos en alguna escuela en un cercano futuro.
(...)
Ambos, desde que eran pequeños se llevaron bien, puesto que no tenían a alguien mas de su misma edad con quien conversar o jugar. Tenían ciertos hábitos diferentes y que les hacia únicos.
Y en algunos aspectos compartían ciertos intereses o rasgos parecidos.
Eran muy buenos amigos, eso ya estaba confirmado desde sus seis años, tan solo eran pequeños inocentes niños tiernos que muchas de las cosas que hacían no tenían un doble sentido o eso pensaban ellos...
El primer beso.
Dicen que es algo que jamás olvidarás y debe ser muy significativo y hermoso, aparte de que marcará alguna línea entre la inocencia y el deseo.
Lo normal es que tu primer beso sea después de los diez años, y que sea con la persona que quieres.
Pero esto no cuenta con estos dos pequeños niños.
Uno de ellos no entendía muy bien este acto que normalmente hacen las parejas, y no parecía interesarle mucho.
Y jamás pensó recibir uno a tan corta edad y con... su mejor amigo, con un chico, alguien de su mismo género, Kaito.
Todo fue en una día de San Valentin.
Ambos tenían tan solo ocho años.
Mientras las madres platicaban sobre una nueva novela que se estrenará, los pequeños jugaban en con una pelota de fútbol, estaban un poco lejos de sus madres pero eso no les preocupaba mucho.
Se divertían mientras el balón iba de una a otra dirección, hasta que uno de ellos dio la indicación de parar a lo que el otro se detuvo confundido por el repentino movimiento.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Shinichi, su pelo era de un castaño mas oscuro que su mejor amigo. Sus ojos casi igual, más oscuros que el contrario pero tenían la misma estatura.
—¿Sabes que día es hoy? — dijo Kaito mientras se acercaba al niño. Un poco emocionado, con una extraña sonrisa en la cara y cierto brillo confuso en sus ojos, esos ojos de un azul más profundo.
—Domingo 14 de febrero ¿no?— respondió ingenuo sin tomarle mucha importancia a ese día.
—¿Qué acaso no sabes lo que significa?—se cruzó de brazos intrigado, parecía como una padre regañado a su hijo por no acordarse del cumpleaños de la abuela.
— Am... que es un fin de semana y... ¿Por qué tanto interés?
—Él 14 de febrero es el día de los enamorados. — comentó el pequeño con una sonrisa algo orgullosa. Shinichi parecía todavía no captar la idea.
— ¿Enamorados?
—Deja de te explico. Según lo que mi mamá me contó hace unos meses, este día es muy especial ya que, si en éste caso, tu quieres mucho a una persona de manera romántica y diferente al cariño que sientes hacia una pariente o amigo, de una manera sentimental, este día es perfecto para confesarle tus sentimientos y posiblemente ser correspondido. Además de que en las tiendas o locales empiezan a vender detalles amorosos para este día.
—Mmm... Si yo quisiera a alguien como me lo has descrito en este momento, pienso que el día no importa. Yo podría demostrarle mi cariño o afecto en cualquier día, además es probable que te rechacen.
—Shinichi. —dijo un poco serio mientras se acariciaba la cien un tanto irritado.
—¿Qué? —dijo el nombrado.
— No seas tan amargado, deberías por lo menos entender el ambiente.
—Huy, no se por que el repentino interés. Además siento que las cosas que hacen las parejas son algo... cursis y exageradas. No me gusta mucho cuando demuestran su amor en público, no toman en cuenta que es muy posible que en ese día haya personas con el corazón roto. — explicó el pequeño con dicha 'sabiduría'
— Para tener ocho años sabes explicar muy bien tu opinión y punto de vista. —añadió Kaito sonriendo de medio lado.
—Lo mismo digo Kuroba. — dijo molestando lo, sabía que a su amigo no le agradaba mucho cuándo él ( sólo él ) lo llamaba por su apellido y no por su nombre. Shinichi sonrió burlón para luego decidir preguntarle algo.—¿Por qué me preguntabas?
—Shinichi. ¿Tú me quieres?— aquella pregunta dejo perplejo al pequeño, la analizó detenidamente para pensar muy bien que contestarle.
—¡Por supuesto! Eres la persona en la que mas confío, a veces eres irritante o alardeas un poco pero... Te he cojido un cariño especial, nunca me has dejado solo y eres divertido. Es normal que dos amigos se quieran mucho ¿no?
— Supongo que... Sí. Oye, ¿puedo darte un beso?
—¿Qué es eso?
—Según tengo entendido es una acción muy especial y grandiosa. Sólo dos personas que siente un enorme cariño y se quieren y cuidan, pueden hacerlo y que se tengan confianza. Me sorprende que tu siendo muy listo no sepas lo que es un beso.
—¡C-Cállate! N-Nunca he visto uno. Y tu explicación sobre lo que es no me ayuda en mucho. ¿Es fácil de hacerlo?— preguntó tranquilo.
—Si quieres te lo puedo enseñar. —dijo mientras sonreía cuál niño había llevado a cabo alguna travesura y no había sido descubierto.
—¿En serio?
—Si. Pero seria mejor que después del beso no se lo contarás a nadie.
—¿Por qué? ¿Es malo?
—No exactamente. Sólo promete que no se lo contarás a nadie. O al menos no aún.
—Está bien. No es como si realmente importará mucho.
— Cómo digas Shinichi~ por alguna extraña razón, el tono al pronunciar el nombre del contrario fue un tanto cariñoso.
— ¿Y bien? ¿Qué tengo que hacer?
—Cerrar los ojos. —indicó Kuroba impaciente.
—¿No estarás jugando conmigo? —dijo mientras se cruzaba de brazos dudando con el ceño fruncido.
—Claro que no Shinichi. No en ésto. —su tono de voz fue tan repentino y serio, por lo que Shinichi sabía que no estaba jugando.
—Bueno. Ésta bien. — viro los ojos ligeramente cansado.
Cerró los ojos mientras esperaba aquello que no sabia muy bien que era. Sentía como la brisa pasaba por su rostro, una sensación encantadora.
Escuchaba un silencio relajante, esperaba lo que sea que su amigo fuese hacer.
Sintió algo tibio. Un contacto presionando sus labios. Era extraño y un poco incómodo ya que no sabia que era eso. Sin aviso, abrió los ojos encontrándose con lo siguiente.
La cercanía entre él y Kaito era muyyyyyy cerca, de hecho, no estaba seguro de que hubiera un miliemtro de distancia.
Él lo estaba....
¿Eso era un beso?
Era tierno y ya no le incomodaba tanto pero... simplemente era raro. Estaba muy sorprendido pero no del todo disgustado, tampoco significaba que le encantaba.
No sentía nada que Dijamos, 'especial' por ver a su amigo hacer eso con él.
Estaba confundido.
Lentamente Kaito se alejó y cruzaron miradas.
—Eso es un beso. —dijo en conclusión, con una tierna sonrisa. ¿Desde cuando sonreía asi?
—Fue algo... — llevo una de las llemas de sus dedos a sus labios, parecían todavía estar tibios, Kaito lo miraba detenidamente y con un leve sonrojo esperando la respuesta del castaño.— Extraño. — esa respuesta confundió a su amigo y se enojo levemente.
—¿A que te refieres con extraño? ¿No te gusto?
—¿Me tendría que haber gustado?
—Shinichi tienes suerte de ser muy lindo, si no te golpearía.
—¿Eh?¡¿Por qué?!
Antes de que Kaito pudiera con testarle o hacer algo, sus madres los llamaban por lo que tenían que regresar y no volvieron a discutir más sobre el tema.
Para ambos ese fue su primer beso.
Aunque uno probablemente lo haya olvidado, el otro guarda ese recuerdo como un tesoro.
El único misterio que nunca puede resolver, fue el por que jamás dejé de amarte.
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