Capítulo 20
Sentada en la mesa, que había en la terraza, continuaba tejiendo con dicha y amor el suéter para nuestro adorado hijo, y a menudo miraba lo grande que él se encontraba en mi vientre.
Me vio en la terraza, tejiéndole y haciéndole cariño a nuestro hijo y fue a hacerme compañía.
_ Sin duda serás la mamá más linda y preciosa de todas. – me reí un poco apenada y él insistió en mirarme apasionado, mientras yo tejía.
_ ¿Qué pasa?
_ Nada. Es que me gusta mirarte.
_ Eres tan tierno.
_ Es que estoy tan feliz, mi amor. Estoy tan enamorado de ti.
_ Y yo de ti. Cada día que pasa siento que más te amo y me encanta cada vez que me lo dices. – acarició mi mejilla.
_ No me cansaré nunca de decírtelo, hermosa.
_ Estoy tan feliz de que seas tú el padre de mi bebe y que estés acompañándome en esta dulce espera. – sonrió enternecido.
_ Yo siempre voy a estar contigo, niña mía. Acompañándote, protegiéndote y apoyándote en tus decisiones.
Lo miré perdidamente, y casi emocionada por lo que me había dicho, él me sonrió y nos abrazamos muy fuerte por unos largos y dulces momentos.
Me sentí tan feliz en sus brazos. Cerré los ojos, disfruté de su calor y acaricié su cabello.
Levanté la cabeza, lo miré y él bajó la suya. Me miró con ternura y yo acaricié su rostro.
Me sonrió.
_ ¿Qué te parece, mi amor? - le mostré el pequeño suéter que le estaba tejiendo a nuestro hijo y Joey sonrió.
_ Te está quedando muy bonito. – tomó con cariño una de sus pequeñas mangas.
_ Espero que le quede bueno.
_ Claro que le quedara, hermosa. Se lo has estado tejiendo todo este largo tiempo con mucho amor y cariño. – bajé la cabeza con pudor y sonreí.
_ ¿Y cómo sabes eso? – me miró con deslumbro y apasionado.
_ Lo sé porque lo veo en tus ojos.
_ ¿En mis ojos?
_ Si. Tus ojos me dicen muchas cosas, y desde que nos reencontramos, veo en ellos esa radiante luz, que me dice a gritos la felicidad que sientes de estar esperando ese hijo mío, el que yo anhelé por tantos años. – me perdí en su atractiva mirada cuarentona.
Sin dejar de sonreírle, continué tejiendo y él me observó...
_ Hay otra cosa que necesito decirte, amor.
_ ¿Qué cosa, amor mío?
_ Creo que lo mejor para ti, y para la salud de nuestro hijo, es que yo me los lleve a vivir a otra ciudad.
_ ¿A otra ciudad?
_ Así es. Jamás te lo dije, pero tengo una casa en las afueras del pueblo vecino. Así que ¿Qué dices? ¿Te gustaría irte a vivir conmigo a esa otra ciudad? – le sonreí.
_ Si Joey. Es lo que más deseo. Estar solo contigo.
_ Te confieso que quiero llevarte, además de cuidar tu salud, porque deseo tenerte solo para mí y que nadie sepa y pueda acercarse a ti, hermosa. Quiero que estemos lejos de todos y que nadie vuelva a interferir en nuestro amor.
_ Yo también lo deseo así, Joey. No quiero que mis padres intenten el separarnos otra vez, y mucho menos que mi madre terminé enamorándote. - le dije por último preocupada.
_ Tontita, no pienses eso. Yo jamás podría enamorarme de otra mujer que no seas tú. - acarició mis mejillas.
_ ¡Ay, Joey! – dije triste y otra vez lo abrasé fuerte y él me recibió en sus brazos. Me sentí muy afligida y triste y él lo supo.
_ Mi niña. Tú sabes que yo solo te amo a ti y siempre te amaré.
_ Lo sé, pero tengo miedo de volver a perderte.
_ No tengas miedo, amor mío. Soy tuyo y de nadie más. - tocó mis mejillas y posó sus ojos en los míos.
_ ¿En serio no volverás a irte y a dejarme otra vez?
_ No mi vida. No me iré, no sin ti. Eres mía desde que me entregaste tu amor y lo serás por siempre.
_ Te amo tanto, mi Joey. – me sonrió y besó mi frente.
_ Yo también te amo, mi pequeña hermosa. – lo miré con felicidad al él decirme una vez más que me amaba...
Estando de acuerdo con lo que Joey me había propuesto, nos fuimos a vivir a su otra casa, que estaba situada en las afueras del pueblo vecino.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top