Capítulo 2

Corazones Rotos

_ No puedes seguir así, eso no le hace bien al bebé, recuerda lo que dijo el médico. _ dijo Lady Theresa mientras caminaba lentamente en la habitación de su doncella y se sentaba en el sillón de orejas que estaba junto a la ventana. _ Es muy evidente tu tristeza Jenny la tienes reflejada en tu mirada.

_ Milady es que no quería que nadie  supiera aún de mi problema. Y mucho menos Lord Cockburn, solo necesitaba más tiempo para encontrar una solución. Creo que he hecho mal al permitir que su hermano hablara con ese hombre.

_ No digas eso, Gerard es el padre del bebé y tiene todo el derecho de saber que va a tener un hijo.

_ Tengo tanto miedo... _La joven sollozó y Theresa se levantó y fue hasta la cama donde ella estaba sentada y la abrazó, Jenny lloró como una niña, con grandes jadeos de dolor que a la duquesa le partieron el alma.

Después de un buen rato se calmó. Y se secó las lágrimas con la manga del vestido

_ Ya lloraste todo lo que tenías que llorar, a partir de este momento las lágrimas se acabaron, primeramente, por ese niño hermoso que está creciendo dentro de ti y segundo porque no estás sola y tienes mi palabra.... todo va a salir bien.

_ Gracias por estar en estos momentos tan difíciles aquí a mi lado, usted ha sido muy buena conmigo y mire yo como le he pagado... Por mi irresponsabilidad usted que acaba de casarse no ha podido irse a su viaje de luna de miel por estar aquí conmigo.

_ Eso no es así, no he viajado todavía porque mi esposo tiene algunos asuntos pendientes que tiene que solventar primero, antes de irnos a nuestro viaje.

Aunque la duquesa dijera lo contrario Jenny sabía que la renuencia a irse en esos momentos era por ella. Jamás tendría como pagarle su ayuda incondicional. Lady Theresa se merecía lo mejor del mundo porque había sufrido mucho para encontrar la felicidad al lado del hombre que amaba.

Inmediatamente sus pensamientos se extraviaron hacia Jacob, su amado Jacob, él era un hombre, muy bueno, humilde de corazón y también era muy guapo a pesar de las leves marcas que le había dejado la viruela. Su tez era marfileña, su color de cabello era igual al de sus hermosos ojos color avellana.

Después de aquella fatídica noche, ella había rechazado volver a verlo; no encontraba la manera de como volver a mirarlos a los ojos. En algún momento jugó con la idea de seguir adelante y no decirle nada o al menos hasta que estuviera preparada para contarle toda la verdad y tenía la esperanza que su amor por ella fuera tan grande como para perdonarla y continuar con todos esos planes y sueños que tenían, pero ahora las cosas eran distintas, su bebé lo cambiaba todo, y ningún hombre perdonaba una traición como aquella.

Como si le leyera el pensamiento, Lady Theresa le preguntó:

_ ¿Ya has decidido hablar con Jacob?

_ Creo que no estoy preparada, pero es algo que debo hacer pronto.

_ Es lo mejor, ya he perdido la cuenta de las veces que ha venido a buscarte.

_ Soy la persona más horrible de este mundo... ¿Cómo pude hacerle algo tan malo a alguien tan noble y bondadoso como él?

_ No digas eso por favor, que me vas a hacer enojar y créeme que no te va a gustar verme enojada... Y eso que te ha pasado le ha pasado a mucha señorita de las mejores familias de Londres y créeme cuando te digo que todas ellas actuaron bajo sus plenas capacidades, no como tú que tenías varias copas de alcohol encima querida... No justifico tu conducta que quede claro, pero quiero que sepas que no eres la única que ha pasado por algo así.

Theresa la tomó de las manos y le dijo:

_ Ahora más que nunca tienes que ser fuerte porque no se trata solo de ti sino de tu bebé, me atrevería a decir que es tú única prioridad; un hijo es lo mejor que le puede pasar a una mujer... Cuando yo salí embarazada fue lo más maravilloso que pudo haber pasado en mi vida, aun cuando mi hijo había sido concebido mediante una violación, pero que culpa tenía aquella inocente criatura del monstruo que era mi difunto marido. Yo amé a mi  bebé desde el instante que supe que estaba en mi vientre, pero lo perdí Jenny y no sabes lo terrible que fue para mí, por mucho tiempo sentía que estaba rota por dentro, es un dolor que no tiene comparación. _ Theresa limpió sus lágrimas y continuó _ mi consejo es que ame ese ser que está naciendo de ti y no importa lo demás, ahora solo importa él.

Las palabras de la duquesa hicieron reflexionar a Jenny, tenía que seguir adelante y solucionar sus problemas. Ya habían pasado dos días desde que el hermano de Lady Theresa, el Vizconde de Weymouth había hablado con Lord Cockburn y como era de esperarse el noble caballero no hizo absolutamente nada. Su prima Rita le informó que el Lord sinvergüenza estaba por casarse en pocos días y no supo por qué enterarse de aquella noticia le molestó tanto. Ahora estaba plenamente convencida que ese hombre no haría nada ni por ella ni por su hijo.

Esa mañana había hablado con su señora para que le concediera el favor de poder mudarse mientras durara el embarazo a la casa que tenía la duquesa antes de casarse en Sussex. Theresa accedió, pero con la condición de que dos sirvientes la acompañaran para que no tuviera nada de qué preocuparse al menos hasta que naciera el bebé y que ella se encargaría de todos sus gastos. Jenny le prometió que algún día le pagaría todo lo que hacía por ella y todos las molestias que le estaba ocasionando.

_ Tonterías, no me vas a pagar nada, solo cuida bien de la criatura y con eso estaré más que satisfecha... ¿De acuerdo?

_ Si Milady.

_ ¿Cuándo piensas irte a Sussex?

_ Mañana mismo, hoy hablaré con Jacob y le contaré toda la verdad.

_ Muy Bien, me parece que estás haciendo lo correcto... Lástima que no pueda decir lo mismo de Gerard.

_ Eso un tema del que preferiría no hablar.

_ Si es lo mejor, porque si medito en ello no se de lo que sería capaz_ acotó Theresa.

Jenny sonrió.

_ Si me permite iré a mi recamara a cambiarme...  Debo salir cuanto antes.

_ Está bien... ve... que Dios te acompañe.

_ Eso espero y no se preocupe, estaré perfectamente.

Jenny se miraba en el espejo mientras se daba los últimos retoques, se quedó mirando su vientre y lo acarició.

_ Mi pequeñín, por ti seré fuerte a pesar de que estoy a punto de enfrentar un momento muy difícil, pero por ti y solo por ti no desmayaré ante la adversidad.

Mientras caminaba por las calles de Londres pensó sin querer que era un día magnífico. La fresca brisa en su rostro era estimulante, la luz del sol bañaba las bulliciosas calles. No obstante, sus nervios le impedían disfrutarlo del todo.

Caminó a lo largo del rio Támesis recorriendo todos los muelles que allí se encontraban hasta llegar a la oficina naviera donde trabajaba su prometido. Los penetrantes olores de alquitrán y pescado podrido que estaban semi ocultando en los centenares de buques con mástiles desnudos que estaban allí anclados, le estaban produciendo unas nauseas terribles.

Cuando Jacob apareció y vio con el amor y la devoción que la miraba, las náuseas se mitigaron para dar paso al dolor de como su corazón se rompía al verlo.

Él sin mediar palabras la abrazó.

_ Dios cuanto te he echado de menos, me estaba volviendo loco sin saber de ti _ él la separó un poco y la besó con mucha ternura. _ ¿Qué ha sucedido, por qué has desaparecido de esa manera?

_ Han pasado muchas cosas y por eso estoy aquí necesitamos hablar.

_ ¿Te encuentras bien? _ la palidez de su rostro resultaba alarmante.

_ Si solo estoy un poco mareada. _ Mintió.

_ Ven, vamos a mi oficina, no me gusta que hayas venido sola al muelle, este es un lugar muy peligroso para una mujer como tú, los ladrones andan por todos lados.

_ Lo siento, pero es muy importante lo que tengo que decirte.

_ Ven conmigo... _ la tomó de la mano y la guió hasta su oficina.

Era un lugar sencillo pero acogedor, la naviera donde trabaja Jacob se encargaba de recibir los grandes buques en su distinguido muelle y de brindarles protección necesaria.

_ Aquí podemos hablar sin interrupciones... _ dijo él y se volvió a  acercar a ella, pero Jenny rehuyó de su lado. _ ¿Por qué te alejas de mí? _ Preguntó confundido.

_ Jacob... _ Dijo nerviosa _ Tú has sido la persona más importante en mi vida y creo que me enamoré de ti desde que tengo uso de razón, toda mi vida giraba en torno a ti, fuiste mi ayuda cuando mi abuela murió y siempre has estado allí cuando te he necesitado... Y de verdad te lo agradezco, pero lo nuestro no puede continuar... No puedo casarme contigo.

Él hombre la miró confundido.

_ ¿Esto es una broma? ¿Verdad? _  preguntó.

_ No estoy jugando Jacob, estoy hablando muy seriamente... Yo no soy la mujer que tú mereces, he hecho algo muy malo de la cual estoy muy arrepentida, pero ya no puedo dar marcha atrás, aunque quisiera.

_ Mi amor yo te conozco y sé que lo que hayas hecho no puede ser tan grave como dices.

_ Si lo es, es muy grave.

_ Nada de lo que hayas hecho me importa Jenny porque yo estoy profundamente enamorado de ti, te amo, nuestro sueño siempre ha sido estar juntos y tener una familia, estoy trabajando como un loco día y noche para darte la vida que te mereces y por Dios Santo que nada me va a impedir tenerte conmigo.

Jenny sintió que el corazón se le hundía como una piedra en el estómago.

_ Jacob por favor, lo que yo hice sí importa y mucho porque no es una tontería por favor escúchame porque esto no es fácil para mí.

_ Está bien, habla.

La joven respiró profundo para calmar los nervios y los furiosos latidos de su corazón.

_Yo no me puedo casar contigo porque estoy embarazada.

Jacob abrió la boca, pasaron varios segundos antes de que sus labios formaran palabras. _No puede ser _ Cerró la boca, y un músculo tembló espasmódicamente en su garganta mientras él luchaba para controlar las emociones que pasaban por su rostro, caminó de un lado a otro y luego  habló aún confundido.

_ No estoy entendiendo nada... ¿O sí? Dios no lo puedo creer, yo como un imbécil todo este tiempo, respetándote porque quería que la primera vez que estuviéramos juntos fuera dentro de la bendición del Señor... Soy un imbécil ¿Te has burlado de mí todo este tiempo?

_ No, no Jacob por favor escúchame las cosas no son como tú crees.

_ Entonces como son las cosas Jenny, explícame... _ Gritó enojado.

_ Yo te he respetado y nunca me he burlado de ti, lo que pasó fue que una noche cuando Lady Theresa me invitó a un baile, yo estaba maravillada de estar en aquel sitio, nunca en mi vida había probado ninguna bebida que contuviera alcohol, tú lo sabes...pero esa noche bebí mucho y...

_ ¿Y qué? _ preguntó furioso.

_ Que conocí a un hombre... bailamos, bebimos mucho más y casi sin darme cuenta pasó lo inevitable.

_ ¿Qué me estás diciendo? ¿Qué un desconocido te ha mancillado?... No lo puedo creer... ¿Cómo pudiste hacer algo así?

_ No sé qué me pasó, Por favor perdóname.

_ ¿Como puedo perdonarte? Si me has engañado de la peor manera, me has hecho un maldito cornudo _ le gritó _ ¿Qué le voy a hacer ahora? Maldita sea Jenny si ya teníamos todo listo para casarnos en tres meses.

La Joven no aguantó más y se derrumbó en llanto.

_ Sé que me he comportado como una insensata...Pero yo te amo, te lo juro... estoy muy arrepentida.

_ ¿Quién es?

_ No puedo decírtelo.

_ ¿Te vas a casar con él? _ Volvió preguntar furioso.

_ No, es un noble, en dos semanas se casa.

Jacob le limpió las lágrimas luego le dio la espalda y le dijo:

_ Me has decepcionado, nunca pensé que tú me hicieras algo así y no sé si pueda perdonarte...

Dicho esto, salió de la pequeña oficina.

Jenny se quedó unos minutos tratando de controlar el llanto, sabía que había hecho lo correcto. Un dolor sordo y hueco se instaló en su pecho, comprimiendo sus pulmones porque sabía que había perdido el amor de su vida para siempre.

El camino de regreso a Bedfordshire se hizo corto, porque la mente de Jenny solo  estaba concentrada en el momento que acababa de vivir.

Cuando llegó el mayordomo le indicó que tenía una visita, ella se sorprendió porque nadie la visitaba y menos en Bedfordshire; siguió al mayordomo hacia una de las bibliotecas de la enorme casa ducal. El sirviente abrió la puerta y ella entró y sintió que el corazón se le detenía cuando vio una figura imponente de un caballero de anchos hombros que se giraba en ese momento al sentir su llegada.

Se le secó la boca, y olvidó como respirar. No tuvo ni idea de cuánto tiempo permaneció allí de pie, su mirada fue capturada por la de Lord Cockburn.

Él rompió el silencio.

_ Tú debes se Jenny Smith. _ Afirmó, su voz era profunda y su mirada contenía más de una pregunta.

Ella asintió y un extraño escalofrió bajó por su columna.

_ Así que tú eres la hermosa gitana de aquella noche...


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