Epílogo

Fernando se encontraba sentado sobre el barandal de su vacío balcón. La helada brisa nocturna acariciaba su torso desnudo, ocasionándole en ciertos momentos cortos temblores y erizamientos de piel.

Observaba fijamente el edificio en donde vivía Susan, esperando a que la pelirroja se asome por la ventana y le haga señales de que está bien con una gran bandera roja. Puede parecer ridículo, pero en el interior él esperaba eso, que todo hubiera sido una pesadilla y que ella aparezca en cualquier momento burlándose de él.

Había pasado ya un mes desde todo aquello, él ya se sentía mejor de salud, aunque aún debía ir al hospital para confirmar si ya estaba libre del virus. Internamente también se sentía relajado, con normalidad.

Al parecer sumirse en trabajos de otros le había ayudado a calmar aquellas sensaciones que lo atormentaban tanto.

O eso cree él.

Baja despacio de su improvisado asiento con la intención de entrar a su habitación. Ya era alrededor de las 2:00am, y a pesar que se sentía exhausto físicamente, por más que lo intentaba no podía dormir. Ya que, ese era el único momento donde se permitía pensar, y eso lo llevaba a sentir...

Enciende la pequeña laptop y la coloca sobre sus piernas como ya era de costumbre. Por su excesivo uso y poco descanso el aparato se sobre calentaba a los pocos minutos, pero eso no le interesaba, si se dañaba sólo compraría otra y listo.

Al final todo en algún momento acaba. Piensa él.

Entra a la sección de correos en busca de algún pedido nuevo, pero se da cuenta de algo inusual que logra captar su atención.

Tiene un correo de su consejera.

Le parece sumamente extraño, ya que esa mujer les había comentado que no sabía usar aparatos electrónicos, y que no les mandaría trabajos extras o algo así por su incapacidad con lo moderno.

Al abrir dicho correo se da cuenta que se trata de una extensa lista de universidades. Están ordenadas por costos y ubicación, desde la más pequeña hasta la más grande.

Fernando mira con extrañeza la pantalla de aparato. En todos esos días había olvidado por completo que debía ir a la universidad, es más, hasta olvidaba el nombre de su propio instituto. Para él eso se volvió un tema de relleno en su vida.

Está dispuesto a cerrar el documento, pero un corto recuerdo llega a su mente.

—¿Dónde vas a estudiar tú? —pregunta Fernando mientras observa como la pelirroja voltea los ojos con fastidio.

—En la misma universidad que mi hermana, se llama "Universidad central de los Albes" —responde con entusiasmo— estudiaré administración de empresas, porque ya sabes, me gusta administrar todo —sonríe inocente.

Golpea su frente con fuerza ante tal recuerdo. No quería pensar en ella, no quería volver a ese bucle.

Mira otra vez la pantalla de su laptop en busca de una universidad. La más alejada de la ciudad en donde vivía, y mucho más lejos de su pueblo.

No podía estar en un lugar donde todo le recordaba a ella, no podía soportarlo. Estaba hasta asfixiado de respirar el aire de esa ciudad. Y en su pueblo nada iba a mejorar, ya que había hecho planes para ir con ella y lo menos que deseaba era revivir sus promesas rotas.

Tendría que ser un lugar desconocido y quizás así alcanzaría algo de paz mental.

En medio de su intensa búsqueda "Master Green" se hace presente. Una universidad privada muy alejada de esa ciudad, en sí, estaba casi al límite con la frontera, bosque rodeaba todo y eso le agradaba un poco al chico.

Empieza a buscar información sobre aquel lugar, también los costos y las carreras que ofrecía.

Todo era exageradamente costoso, pero a él eso no parecía importarle, estaba cegado por la gran distancia y con el pensamiento que era lo mejor para él.

Estaba desesperado.

Luego de su búsqueda exhaustiva y de tener toda la información necesaria empezó a hacer cuentas mentales, cuentas que marcaban la bancarrota por todos lados, pero él desea ir allí.

Saca su celular dispuesto a utilizar la calculadora para sacar una resta en específico que no le cuadraba, pero al encenderlo el rostro de Susan abarca su campo de visión.

Sus dedos y mente quedan paralizados al observarla. Llevaba casi un mes sin verla con éxito, pero todo se vino abajo en ese preciso momento.

Como quien toma un limón y comienza a echarlo sobre alguna herida entra a la galería, justamente a la carpeta repleta con las fotos de ella.

Mira todas por encima sin enfocar ni una en específico. Todos los recuerdos con ella lo invaden logrando que gruesas lágrimas se le escapen y deslicen por sus mejillas.

Abre una foto en donde ella se encuentra lanzando un beso hacia la cámara. Esa foto la robó de su Facebook, pero le pareció tan hermosa que se apoderó de ella. Con dedos tembloroso rozó la mejilla de la pelirroja como si con eso pudiera sentirla cerca.

Al hacerlo su conciencia engañosa empezó a atormentarlo.

Ideas culposas y reclamos crueles inundaban su cabeza. Frases de desprecio e ideas erróneas lo impulsaron para realizar la siguiente acción.

Acción que marcaría un cambio.

Sin pensarlo dos veces más presionó con fuerza la carpeta y luego dio a "eliminar". Vio como lentamente la larga cantidad de fotos comenzaron a desaparecer de su memoria. Fotos que, según él, no merecía poseer.

Al terminar la eliminación entró a WhatsApp dispuesto a borrar sus chats también, pero al seleccionarlo quedó paralizado.

No podía hacerlo.

Intentó eliminarlo, pero no lo logró, el dolor en su pecho se lo impedía por completo, bloqueaba ese pequeño movimiento que destruiría su último recuerdo.

Sería el camino hacia el olvido.

Su mente le decía que lo eliminara, pero su corazón le exigía que lo conservara.

Enredado consigo mismo optó por una acción que beneficiaba ambas causas. Dirigió su dedo hasta "Archivar" y luego lo ocultó con contraseña para que él mismo olvidará que alguna vez existieron dichos chats.

Si no los veía, no estaban.

Al volver al inicio una imagen predeterminada era lo que decoraba su fondo... era extraño para él.

Ella ya no estaba.

Con el corazón en la mano entró a la calculadora y comenzó a hacer con más fervor sus cuentas.

No podía seguir allí.



♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Este no es el final. La segunda historia ya está en proceso y lleva 7 capítulos. Al principio iba a poner todo junto aquí, pero gracias a una amiga me di cuenta que la historia tomó otro rumbo y que merecía su propio libro.

Muchos me odian por la muerte de Susan, pero sepan algo, esto lo había planeado desde el principio, no fue algo que se me ocurrió de la nada.

He visto como hay personas que insisten en tomarse este virus a relajo y no piensan más allá de ellos, no piensan en las consecuencias que pueden traer sus actos.

Susan fue una víctima más de este virus, una chica con sueños y metas que no merecía morir, pero esta es nuestra triste realidad. Personas que no lo merecían ya no están con nosotros y sus sueños quedaron truncados... es demasiado doloroso.

Por favor lector, cuídate, cuida a tu familia, tus amigos. Piensa en las consecuencias de tus acciones, no sean un número más en las estadísticas.

La vida se hizo para disfrutarla, pero siempre con prudencia, con inteligencia.

Espero haber logrado hacer algo de conciencia con esta historia.

En verdad créanme cuando les digo que me dolió escribirlo, y editarlo fue peor, para mí ella sí existía en la vida real, podría ser una amiga, hermana, prima, vecina...

Te extrañaré con todo mi corazón Susy.



Por otra parte:

En el otro libro explicaré más a fondo cómo se dio el contagio de mis niños.

Esa otra historia vendrá... no lo sé en realidad, quiero terminarla primero para luego publicarla.

Solo les digo que Fernando tomó un camino oscuro y no parare de escribir hasta lograr que avance, pero como digo, ellos tienen vida propia y toman sus decisiones,  no puedo obligarlos a hacer algo que no quieren.

Mis cerebritos, los amo, no lo olviden.

No leeremos en "Esperanzas caóticas" (nombre provisional)

Byeee💕🧠

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top