21- Situaciones amargas

Fernando

Día 45 de cuarentena total.

Me encontraba sentado sobre el suelo del balcón. Mis ojos yacían cerrados en un vano intento de calmar mi alborotado organismo. La laptop se posaba sobre mis piernas encendida, justamente esperando el llamado de Susan.

El viento acariciaba mi rostro con sutileza, pero en vez de calmarme, sólo lograba agravar mi malestar.

Yo no sé qué mierda Isaac le colocó al desayuno, pero me provocó unas intensas ganas de vomitar o tal vez son los nervios o ambas.

Maldita sea.

Siento como un líquido ácido asciende por mi garganta ocasionando que apriete los dientes con fuerza. Coloco la laptop a un lado y me levanto dispuesto a correr hacia el baño.

Ese amargo líquido está a punto de salir, pero para mi suerte ya me encuentro a dos pasos de mi destino.

Me arrodillo al lado de inodoro y expulso todo lo que llevaba adentro, ese delicioso desayuno se encuentra nadando por el agua.

Que asco.

Un fuerte dolor de estómago aparece de la nada para agravar más mi situación.

Maldita sea, lo que faltaba.

Coloco mi mano sobre mi vientre dispuesto a ponerme de pie, pero mi tarea se ve interrumpida gracias a esas ganas de vomitar que vuelven con más intensidad.

La sensación es tan horrible que me veo obligado a apoyar mis manos sobre la taza para no caer de cara. Mis ojos se cristalizan al instante gracias a la fuerza que hago para expulsar todo lo que alguna vez comí.

Odio esto.

Cuando siento que ya no tengo nada más que vomitar me pongo de pie y comienzo a lavarme la cara. Alzo la mirada viendo mi miserable reflejo a través del húmedo espejo. Me veo fatal ¿será por la falta de sueño? No puedo creer que su familia me verá en estas condiciones.

Justamente hoy.

Siento como otra vez esa acidez sube por mi garganta así que vuelvo a apoyarme contra el inodoro, está vez sale una clase de masa blanca.

¿Qué demonios?

Bajo la cadena y salgo de allí, no quiero averiguar qué carajos era esa cosa. Miro el reloj dándome cuenta que ya casi es la hora.

Necesito eliminar esa sensación, todo es mental, si no pienso en el malestar no me atacará. Es una ley básica.

Agarro mi celular fijándome que ya mi niña me escribió.

Bien es ahora o nunca.

Respiro profundamente tratando de encontrar algo de alivio y fuerzas, necesito estar lo más lúcido posible, esto es importante.

Salgo otra vez al balcón y me conecto a la videollamada, logro ver a Susan de pie sonriente y a Jenifer tirada sobre un sillón, no veo por ninguna parte a su padre.

Observo a Susan unos instantes, llevaba tres días sin verla, eso me tenía completamente extrañado ya que teníamos la costumbre de hacer videollamadas siempre, pero ahora viéndola sé la razón de su "desaparición". Se ve mucho peor, o sea, está hermosa, pero tiene esa pinta de estar muy enferma. Tiene grandes ojeras ya negras y su palidez no ha mejorado ni un poco, se ve tan débil.

Eso significa que ha empeorado más y no me lo dijo...

Ya falta poco linda, en cuatro días todo mejorará.

―¿Cómo estás? ―pregunta sonriente― mis hermanas se conectarán en unos minutos ―su voz se escucha débil, eso ya lo había notado en las llamadas. Voltea a ver a Jenifer y esta me observa de inmediato― Hola cuñado ―su voz se escucha apagada, ella también parece mal. La veo empezar a toser y sostenerse el estómago ¿se habrá resfriado?

―Hola linda ―el rostro de Susan adquiere un tono carmesí mientras que Jenifer se burla― hola cuñada ―volteo a ver a Jenifer con malicia, esta me mira sorprendida.

―¿Ya le dices así? ―comenta Susan también con sorpresa.

Asiento divertido― Isaac me dijo que te mandara saludos ―veo como Jenifer abre sus parpados con exageración mientras su piel también se torna carmesí. Susan la mira sorprendida y me dedica una mirada interrogativa. Estoy a punto de hablar, pero veo llegar a un señor castaño, de unos 40 y tantos podría decir yo, este me mira serio y se cruza los brazos.

Siento como mi sonrisa burlona desaparece despacio, ese no parece ser el hombre sonriente que me comentó Susan. Casi a la vez las otras pantallas que yacían negras ahora me muestran a dos chicas, una castaña y otra pelirroja, ambas me miran de la misma forma que el padre.

Dios, ten piedad de mi alma.

―Buenos días ―sonrío con seguridad. Siento ese ácido subir una vez más por mi garganta, pero me lo trago, no puedo vomitar en este momento― Fernando, mucho gusto.

Susan se lleva una uña a la boca nerviosa sin mediar palabra. Vamos linda, no me dejes solo aquí.

―Soy Madelen ―Saluda la castaña con una pequeña sonrisa. Un alivio me invade de inmediato, al parecer no me odia.

―Josefin ―La pelirroja me mira con los ojos achinados, algo me dice que no le agrado ni un poco.

El hombre posa su mano sobre su cintura― Me llamo Felipe, un gusto, por ahora ―sonrío divertido, creo que lo que me tranquiliza es ver el rostro de espanto de Susan― ¿Eres el culpable de los desvelos de mi hija? ―alza una ceja― ¿Y de que ya no hable conmigo?

―Papá... ―Susan se sonroja aún más.

Asiento― Sí señor, yo mismo, también soy el culpable de hacerla cantar en la madrugada ―sonrío. Susan me dedica una mirada asesina.

Por fin esta capacidad de sentirme seguro en situaciones "peligrosas" me sirve de algo. Literalmente me siento espantado, pero de mis labios salen las palabras tan tranquilas.

Bien Fernando.

La chica castaña sonríe― Pereces un chico muy seguro ¿qué clases de intensiones tienes con mi hermana? ―Alza una ceja.

La pelirroja endurece su gesto― ¿Tus padres saben de esto? ―Suelta con algo de ¿acidez? ¿Fastidio?

Muerdo mi labio inferior tratando de aguantar las ganas de vomitar que me invaden por... ¿cuarta vez? Ya ni sé ― Quiero ser novio de su hermana ―volteo a ver al padre― e hija ―todos me miran sorprendidos y curiosos― mis padres ya la conocieron y dieron su consentimiento ―alzo la computadora tratando de encontrarle comodidad a mi malestar en vano― ¿me dan un segundo? Mi hermano me está llamando ―no dejo que respondan cuando salgo corriendo al baño.

Por tercera vez caigo de rodillas al lado de inodoro expulsando ahora una clase de líquido verde. Ya el abdomen me duele como si hubiera hecho 100 abdominales sin parar.

¿Qué clase de impresión estoy generando? Del que dice cosas importantes y luego huye ¿no puedo parecer más patético?

Vuelvo a lavar mi rostro dándome una bofetada en el proceso, debo estar bien. Camino hacia el balcón una vez más, siento como mis párpados pesan, como si una fuerza superior me obligara a cerrarlos, además, cada paso me cuesta demasiado, haciéndome zurrar los pies contra el suelo ¿qué me pasa?

―Perdón por eso ―sonrío un poco― es que mi hermano está algo enfermo y lo estoy ayudando.

Mentiroso.

―¿Qué tiene? ―se acerca Jenifer con clara preocupación, todos la miran con sorpresa― es mi amigo, lo conozco de la universidad ―se excusa. Susan la mira con reproche, vaya.

―Un fuerte dolor de cabeza, pero eso es normal ―me encojo de hombros y volteo a ver al padre― bien señor Felipe. Su hija me gusta mucho y hace algunos días ambos nos confesamos ―Susan asiente mirando hacia el suelo― me hubiera encantado presentarme personalmente, pero tendrá que ser en otra ocasión ―asiente el señor― no tengo ninguna mala intención con Susy, quiero que todo sea con sus consentimientos, no quiero problemas, además quiero hacer todo de forma correc-

La pelirroja me interrumpe― ¿por qué no esperan a que pase la pandemia?

―¡Josefin! ―regaña Jenifer― deja de ser así.

Sonrío― porque los sentimientos no esperan a que pase la pandemia. No quiero ocultar lo que estoy sintiendo por Susan, pero tampoco quiero hacer nada sin ser su novio oficialmente.

Su padre alza una ceja― ¿Entonces si digo que no, dejarías a mi hija en paz?

Niego― Insistiría hasta que se diera cuenta que no busco el mal de Susy y me permita ser su compañero.

La castaña chilla― ¡Papá ya deja de jugar con él! ¡Es dulce! ―Josefin achina los ojos― No me mires así.

El señor Felipe sonríe por primera vez― si mi hija acepta que estés en su vida ¿por qué nos hemos de oponer? Además, pareces un chico serio, igual quiero seguir conociéndote ―Susan interviene.

―¿Entonces sí podemos ser novios? ―toma el brazo de su padre.

―Claro cariño, no me opongo a tu felicidad ―voltea a ver a Jenifer― espero ver algo así por tu parte cariño ―esta lo mira con fastidio y a mí con odio, pero creo que fingido.

―Bienvenido a la familia ―habla la castaña― me caíste bien, pero si le haces algo a mi hermana iré allá a patearte ―sonríe con inocencia.

Josefin aún me mira extraño― papá, creo que antes deberíamos conocer a sus padres ―Susan frunce el ceño.

―¿Por qué? No veo motivos ―Susan se ve claramente molesta.

―Para conocerlos simplemente, y que ellos nos conozcan. Es lo más normal ―Me vuelve a mirar raro.

Suspiro, al parecer no le caí nada bien, su mirada me expresa desconfianza― si quieren los llamo y pregunto si pueden unirse a la reunión ―agarro mi cabeza, me está empezando a doler― para que todo quede claro desde ahora.

―No es necesario ―habla Susan.

―Hazlo Fernando, estaremos esperando ―habla Josefin.

―Hija, por favor ―habla mi futuro suegro― no lo incomodes.

Ella alza los hombros ignorando las quejas de sus familiares. Me pongo de pie y comienzo a entrar a mi habitación para buscar mi celular. Me estiro para tomarlo, pero un intenso mareo me invade haciéndome caer sobre la cama y denegándome la opción de levantar mi cuerpo.

¿Qué mierda me pasa?

Trato de sentarme, pero todo me da vueltas, las ganas de vomitar vuelven, pero me siento sin un gramo de fuerzas para ponerme de pie.

Enciendo el celular y le marco a Susan, no puedo seguir con ellos así.

―¿Fernando? ¿Qué pasa? ―se escucha extrañada― no le hagas caso a Josefin, sólo está poniendo problemas.

Cierro los ojos buscando calmarme un poco― discúlpame con tu familia, no puedo seguir en la videollamada.

Me siento tan inútil, he arruinado todo.

―¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué tiene tu voz? ¿Qué te pasa?

Me quedo en silencio unos instantes tratando de calmar la jodida acidez― Comí algo y me tiene con dolor de estómago, no te preocupes, estaré bien. Dile a tu hermana que después le presentaré a mis padres.

―¿Pero estás muy mal? ―la escucho toser.

―No linda, sólo no quiero desaparecerme a cada rato de la llamada para ir a vomitar. Hablamos más tarde, dile que fue un gusto conocerlos ―tomo algo de fuerzas y me siento, apenas logro esa hazaña me pongo de pie y comienzo a dirigirme al baño― te quiero ―cuelgo y comienzo a vomitar una vez más, pero esta vez sin llegar a tiempo al baño.

Susan.

―Tambi- ―cuelga. Volteo a ver a todos y estos me miran con curiosidad. Humedezco mis labios aun con confusión― Fernando dice que no podrá seguir hablando con nosotros ―Josefin bufa― está enfermo.

Mi padre pasa su brazo sobre mis hombros― eso explica su palidez, pero debo admitir que es un chico decidido por lo que quiere ―sonríe― espero que se mejore pronto.

Josefin hace una mueca― Fueron excusas baratas, apuesto que se asustó ―Madelen la mira mal― ¿qué? No me agrada.

―A mí sí, y apuesto que a Jen también, son cuatro contra una ―burla― ¿qué te pasa Jen? ―la volteo a ver. Se encuentra acostada con los ojos cerrados.

―Tengo sueño ―sorbe su nariz― tuve que amanecer haciendo una investigación. Creo que me iré a dormir ―frunzo el ceño― hablamos otro día hermanas ―empieza a caminar arrastrando los pies hasta su habitación.

Más tarde hablaré con ella, no se ve nada bien ¿es que a todos nos dio por enfermarnos?

Por ahora sólo Fernando sigue en mi mente.

Es cierto lo que dice mi papá, no tenía esa chispa en los ojos que lo caracteriza ¿estará bien? Como quisiera ir a verlo y ayudarlo con algo.

―Hija, creo que también deberías ir a descansar ―susurra mi padre, pero niego― está bien cariño.

―¿Ya le escribiste a Frederick? ―pregunta Madelen cambiando todo el tema― Mark no ha vuelto a hablar con él.

Asiento con una pequeña sonrisa― Le mandé las tres canciones, me dijo que como en un mes me envía el resultado, ya quiero que pase rápido y escucharlo ―Josefin asiente.

―¿Ya sabes usar el teclado? ―alza una ceja.

―Practica casi todo el día ―habla mi padre― en este corto tiempo ya aprendió a tocar una canción ¿cierto hija?

Asiento― déjame buscarlo y mostrarte ―me doy la vuelta y comienzo a caminar hacia mi habitación, he de admitir que me gusta mucho usarlo, creo que se volverá otra de mis adicciones.

No he dado ni diez pasos completos cuando ya siento que me falta el aire. Volteo a ver hacia la sala y me doy cuenta que no se han fijado en mi pequeña crisis.

Llevo el inhalador hacia mis labios dando una desesperada inhalación, pero para mi sorpresa no me ayuda en lo mínimo, al contrario, la agitación aumenta más. Vuelvo a usarlo, pero sigue sin servir. El terror me invade por completo ocasionando que me asuste más y que mi agitación y dolor aumenten.

Cierro los ojos tratando de calmarme, pero no puedo, doy bocadas de aire, pero son interrumpidas por mi tos. Mi pecho duele como nunca lo había hecho antes obligándome a toser con fuerza, captando por fin la atención de mi padre, ya que lo veo arrodillarse al frente de mí tomando mis hombros. Miro su rostro con pánico, lo veo hablar, pero no escucho sus palabras.

Tengo miedo.

Dios por favor ayúdame.

Empiezo a suplicar en mi mente mientras me llevo el inhalador una vez más a mis labios, esta vez sí funciona permitiéndome respirar otra vez.

Cierro los ojos y doy una inhalación profunda llenando de aire mis ardientes pulmones. Al abrirlos bajo mi mirada en dirección a mis manos dándome cuenta que estoy temblando completamente. Siento como mi padre me abraza y dice cosas que no logro entender.

¿Qué fue eso?

Miro todo mi alrededor de forma borrosa gracias a las lágrimas que caen por mis mejillas ¿cuándo empecé a llorar? Cierro los ojos una vez más tratando de procesar todo.

¿Por qué el inhalador no sirvió? ¿Estoy empeorando? Claro que lo hago, esto no es normal

Mi papá se separa de mí poniéndose de pie. En silencio se agacha para cargarme, estoy a punto de replicar, pero niega. Él no está en edad para hacer este tipo esfuerzos.

Veo a Jenifer abrir la puerta de mi habitación facilitando nuestra entrada ¿hasta ella se dio cuenta del alboroto?

Mi padre me acuesta sobre mi acolchada cama, me regala un beso en la frente y sale de la habitación. Jenifer en cambio se acuesta a mi lado y comienza a abrazarme, siento como acomoda su cabeza encima de mi hombro, su nariz roza mi cuello con sutileza.

Me quedo mirando fijamente hacia el techo, los latidos de mi corazón aún se encuentran desbocados, como si aún estuviera pasando por eso. Alzo una mano notando mi temblor y palidez intactos.

Cierro los ojos una vez más centrándome en la cálida respiración de mi hermana.

―Todo estará bien hermanita ―Besa mi hombro.

Asiento despacio― Tengo miedo ―confieso en un hilo de voz.

Me abraza con más fuerza― Yo también ―Escucho sus sollozos― te amo.

Mis ojos se cristalizan― Yo también.

♡♡♡♡♡♡♥︎♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♥︎♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♥︎♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Hello, it's me jajaja

Le voy a cambiar la portada y el nombre a la historia, así que no se sorprendan por el cambio :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top