19- Sueños y sinceridad

Susan

Día 42 de cuarentena total.

Si hubiera sabido que dejarse llevar por una persona, abrirse completamente a ella, dejar que te cautive con cada gesto, iba a ser tan confortante, hace muchas semanas atrás le habría dado ese permiso de Fernando.

Pero pienso que las cosas pasan cuando deben pasar, no debo imaginar "¿qué hubiera pasado si antes...?" no. Debo disfrutar el presente a su "lado" grabarlo en mi memoria con mucho cariño y procurar brindarle esa reciprocidad que se merece y que además no me cuesta nada brindarle.

Fernando me calló la boca por completo, me abrió los ojos brindándome un enfoque distinto de todo. Derribó ideas y construyó otras.

Pero no puedo decir que dejé de ser yo por él.

No.

Sigo siendo Susan, pero una versión mejorada.

En tan poco tiempo logró hacer lo que creí que pasaría en un futuro lejano. Pero lo que más me gustó fue que me aceptó tal y como era, no me dio ese sermón de que el amor verdadero no existe y esas cosas, tampoco opinó sobre mi escasa vida social, no tuvo que involucrarse en esos temas, él simplemente iba a su ritmo incrustándose en mi cabeza y acaparando todo mi corazón.

Fernando no es nada convencional.

Es ese toque raro pero exquisito que le faltaba a mi vida.

Muchas gracias Fernando.

Eres especial.

—Si crees que te dejaré ganar sólo porque me gustas estás muy equivocada —sonrío arrogante— te voy a aplastar y me burlare de tu derrota.

Le tiro un beso hipócrita— eso dijiste las rondas anteriores y gané, el que mucho dice poco hace —la luz verde aparece dando inicio a la carrera.

Por primera vez en la vida mi celular está lleno de juegos, todos por recomendaciones de Fernando.

He de admitir que así es más divertida nuestra convivencia. Hay algunos juegos que no son directamente él contra mí, pero jugamos una ronda a la par y el que saca mejor puntaje gana, como en Subway Surf.

Paso la línea de meta con un segundo lugar y lo volteo a ver sonriente— ¡Maldita sea! —tira su celular sobre la cama.

—Qué pena, quinto lugar —finjo tristeza— que feo caso.

Masajea sus cienes— no sé cómo eres tan buena, en serio no lo sé. Hace dos semanas ni conocías el juego y ahora resulta que eres una máster —ríe— tienes dones linda.

Asiento con arrogancia— todo lo que hago queda bien ¿qué te puedo decir? —sonrío.

Alza una ceja— ¿entonces nuestra relación irá bien? —mi sonrisa se borra dándole paso a un intenso calor en mi rostro— porque si es así debo ir preparando el smoking.

Ladeo la cabeza— ¿Smoking?

Asiente— Para la boda cariño —sonríe.

Cubro mi rostro— ¡Cállate! —no puedo creer que dijo eso— no deberías bromear con eso —susurro.

—¿Quién dice que bromeo? —lo volteo a ver curiosa— haciendo una lista: no soy celoso, no me gusta discutir, recuerdo todo lo que dices, acepto tus gustos y pensamientos, aunque no esté de acuerdo, hiciera cualquier cosa para que seas feliz, mis padres te quieren, me gustas tal como eres ¿por qué no podríamos llegar a una boda? Claro, eso pasaría después de graduarnos de la universidad.

Lo miro impactada— ¿lo dices en serio? No deberías hablar de eso si no estás de acuerdo, sé que sabes que yo pienso así, pero ahora estoy anuente que es muy poco probable que pase.

Suspira— ahí ya hay un problema, no crees que pasará, eso desestabiliza las cosas y lleva al fracaso —me mira— yo seguiré pensando así hasta que lo permitas.

Muerdo mi labio inferior— Este tema me tienta, pero no lo voy a seguir —sonrío. Pensar que él quisiera llegar a tanto conmigo me ilusiona mucho— ya veremos con el pasar del tiempo.

Suspiro, la idea de ver muchos Fernanditos y Susanitas corriendo por ahí me causa felicidad, pero no, me dije que dejaría que todo fluyera, disfruta el momento Susan.

—Lo acepto —muerde una barra de chocolate— pero créeme que no me rendiré con ese tema. Cuando digo algo no lo digo por decir —me guiña un ojo— no sería tan estúpido como para dejarte ir así por así.

Sonrío como idiota, pero cambio mi expresión al darme cuenta de algo— Por ahora ni novios somos, no podemos pensar en nada de eso —reprocho.

Alza los hombros— ya te dije que sin el permiso de tu papá no haré nada. Estamos así porque tú quieres —Vuelve a morder su chocolate.

—Te dije que espero el momento indicado —Hago puchero— Él ha estado algo tenso.

Chasquea la lengua— Mentirosa, tienes miedo, se ve en tu rostro, la pregunta sería ¿miedo a qué? ¿A que me comporte mal o a que no le agrade a tu papá?

En realidad, ni sé porque no le he dicho, no me asusta nada, bueno sí lo hace, pero él me presentó a sus padres sin problemas, yo puedo hacerlo, no pasará nada malo.

—¿Te parece si le pregunto y cuadramos un día? —Deja el chocolate a medio camino.

—¿En serio? ¿Debo ir preparando mi discurso? —bromea ocasionando que voltee los ojos— ya hermosa, cuando tú quieras —sonríe.

—Entonces más tarde te digo —Frunzo el ceño— Oye, hay cosas que no sé de ti aún...

Veo como toma las puntas de su suéter y comienza a quitárselo dejándome ver su dorso ya no tan marcado, pero igual de sexy. Gatea por su cama tomando otro suéter blanco y colocándoselo.

—¿Qué fue eso? —Pregunto embobada.

Me mira confundido— ¿Lo del suéter? —Asiento— Esa tela me da comezón, no sé para qué lo traje —Sigue degustando de su chocolate— ¿Qué quieres saber de mí?

Me quedo viendo sus labios unos instantes, no puedo creer que tantas veces los tuve cerca y no los probé o cuántas veces pude abrazarlo y no lo hice. Pero vamos, era un desconocido también, además aún recuerdo el calor que me brindó su cuerpo aquel día en el centro comercial.

Alzo mi vista hasta sus ojos, se ve expectante y con clara curiosidad. Susan reacciona.

—Sé que nuestro futuro técnicamente es incierto, pero creo que ya tenías planes para la universidad y eso —asiente— ¿A qué universidad irás? —pregunto con curiosidad ¿será que se devolverá a su pueblo?

Infla sus mejillas, se ve extraño ya que su expresión siempre es seria— Mis padres de una u otra forma me iban a mandar aquí, en el pueblo no hay tanta variedad de carreras —Juega con su cabello— En cierta medida me gusta vivir aquí así que supongo que iré a la universidad donde estudia Isaac.

Una alegría me invade por completo ¿será la misma universidad donde estudia Jenifer? Sería magnífico pasar esos valiosos años con él.

—¿Cuál es su universidad? —Se encoge de hombros. Volteo los ojos antes su respuesta— ¿Sabes lo que estudiarás?

Asiente de inmediato— Diseño gráfico —responde sin pensar— técnicamente no es lo que quiero, pero me será útil —mueve su cabeza de un lado a otro con duda.

Achino los ojos— ¿útil?

Asiente— algunas cosas me servirán, pero pienso inscribirme en un intenso curso y tal vez cuando me gradúe, con algún Posgrado —lo miro sorprendida— quiero abrir mi propio estudio, ya sabes, todo profesional —Sus ojos se iluminan— Ya imaginé como sería todo, el color de las paredes, los tipos de sillones, las cámaras, lámparas —Sonríe— Quisiera tenerlo antes de graduarme de la universidad, pero con este caos ya ni sé qué pensar. Lo importante es que en algún momento lo tendré —Frunce el ceño— Y si no lo consigo nos vamos a la naturaleza o improvisar en exteriores, lo importante es sacar buenas fotos.

Acuno mi rostro sobre mi mano, me encanta verlo tan motivado, en verdad que sólo la fotografía puede ponerlo así. No puedo evitar sentirme feliz por él.

—Me encanta, ya sabes que aquí tendrás a tu primera cliente —Me señalo con orgullo— Puedes vestirme como quieras, soy todo terreno —Lo miro con malicia— Hasta una sesión de fotos en lencería, serían sólo para ti.

Alza la ceja y analiza mi cuerpo unos instantes, no puedo evitar sonreír ante eso. Noto como rasca su nuca y humedece sus labios— Dios Susan —Es lo único que dice. Veo como con sus manos masajea su rostro— Eres tremenda, pensé que se te había olvidado eso —Ríe.

—¿Crees que puedes andar sin camisa por aquí o quitártela cuando quieras y salir impune? —Niego— Aquí hay reciprocidad.

Vuelve a humedecer sus labios— ¿Dónde vas a estudiar tú? —Volteo los ojos al darme cuenta de su radical cambio de tema— Si te pones así porque no caigo en tus provocaciones imagínate cuando estemos juntos y quieras pasarte de la línea —Ríe.

—¿Me rechazarías? —Alzo una ceja.

—Virgen hasta el matrimonio —Me guiña un ojo— Ahora responde mi pregunta.

Iba a seguir con el tema, pero es inútil. Él no es de ese tipo de chicos, pero me gusta tentarlo, sus reacciones son divertidas.

—En la misma universidad que mi hermana, se llama "Universidad central de Albes" —Asiente— Estudiaré administración de empresas, porque ya sabes, me gusta administrar todo.

—Si harás los informes como haces los módulos serás una mujer muy cotizada —volteo los ojos mientras hago un puchero.

—Muy gracioso —le saco la lengua— quiero ganar mucho dinero y comprarme una casa en la playa, para vivir allí y poder estar siempre relajada.

Es mi mayor sueño, despertarme cada mañana y ver por la ventana como el mar crea pequeñas olas. Sentir el viento acariciar mi rostro con delicadeza, caminar descalza sobre la arena haciendo que mis pies se hundan en ella dejando un rastro, es magnífico. El lugar perfecto para inspirarse.

—¿Te gusta la playa? Yo nunca he ido a una —Me mira curioso.

—Fui una vez y me encantó, no sabes lo hermoso que es. Cuando pase la cuarentena podríamos decirle a Jenifer que nos lleve, quizás Isaac nos quiera acompañar también —alza ambas cejas al mencionar a su hermano— ¿qué ocurre?

Niega repetidas veces— nada linda. Me parece una buena idea ¿sabes cuántas fotos podría tomarte? Ojalá encuentren una vacuna rápido.

Lo miro con desconfianza, se ve nervioso, está sonriendo de más y eso no es normal.

¿Habré dicho algo mal?

—Ojalá, quiero llevarte a patinar por el parque o a la piscina —nunca pensé que me pesaría tanto no poder salir. En verdad ojalá consigan una cura pronto.

—¿No te hace daño ir a la piscina? —me mira confuso.

—El cloro, pero Josefin encontró una piscina de agua salada, es un poco lejos, pero vale la pena. Hay hasta toboganes —fue fantástico la vez que nos llevó, duré casi todo el día nadando.

Noto como su expresión se endurece de la nada ¿qué le pasa?

—¿Cómo sigues con el asma? —muerdo mi labio inferior, no quiero hablar sobre eso.

—Bien supongo, sabes, no quiero hablar de eso —juego con mis dedos— déjame descansar de ese tema.

—Linda... —alzo mi mano para que deje de hablar

—Estoy bien Fernando, no te preocupes —sonrío para tranquilizarlo— ¿te parece si hablamos mañana o más tarde? Debo hacer algo con Jenifer —miento.

Asiente, su rostro me refleja que no me cree ni un poco— hablamos más tarde bonita —me lanza un beso.

Lo imito y cuelgo.

Dios ayúdame.

Salgo de mi habitación en dirección a la de Jenifer. Entro sin tocar encontrándomela bailando en el centro de su habitación, todo es un desorden, hasta su maquillaje está sobre el suelo.

Me acerco a ella y toco su hombro captando su atención. Al verme sonríe y toma mis manos.

—Bailemos —Empieza a hacerme girar una y otra vez, luego para de hacerlo y me suelta. Su alegría me invade ya que empiezo a bailar sola, muevo mis caderas al ritmo de una canción que desconozco, pero es movida.

Me siento sobre su cama y comienzo a reír, tenía tiempo que no hacía algo así con ella, lo extrañaba. Ella me mira y comienza a bailar de forma graciosa, no puedo evitarlo y me suelto a reír.

Río tanto que esa falta a de aire vuelve a atacarme, Jenifer para todo movimiento y se arrodilla al frente de mí. Tomo mi inhalador del bolsillo dejando que el spray haga su efecto en mis pulmones, cierro los ojos unos segundos repitiendo el proceso dos veces más. Esa tranquilidad me vuelve a invadir, tranquilidad que desaparece cuando veo a Jenifer mirándome seria.

Toma mis manos entre las suyas y me brinda esa mirada compresiva que me invita a decirle todo ¿por qué arruine el momento?

—Fernando quiere conocer a mi papá —Cambio el tema, no quiero decirle nada— Dice que después de hablar con él me pedirá ser su novia ¿no te parece fantástico?

Se sienta a mi lado, su expresión no tiene esa serenidad típica, se encuentra totalmente preocupada y triste.

—¿Ya no confías en mí? —Arquea las cejas hacia abajo— ¿Hice algo mal?

Niego de inmediato— ¿Por qué lo dices?

Muerde su labio inferior— He sido una mala hermana, he estado muy ausente, lo sé, también te he ocultado cosas, no sabes cuánto me arrepiento —Sus ojos se cristalizan— Pero prometo decírtelo algún día, te juro que lo haré, pero por favor confía en mí.

La miro con confusión ¿Qué me ha ocultado? ¿Por qué me dice esto?

—¿A qué te refieres? —Ladeo el rostro— ¿Por qué no confiaría en ti? ¿Qué me ocultas?

Evade mi mirada mientras aprieta su agarre— Te juro que te lo diré un día ¿prometes esperar hasta que lo haga? —Asiento, sea lo que sea que me quiera decir puedo esperar, lo importante es que me lo cuente cuando se sienta cómoda— Ahora explícame porqué estás tan pálida y ojerosa —ahora soy yo la que aparta la mirada— ¿Por qué sólo con reír te dio esa crisis? Antes no ocurría, Susan dime —Toma mi rostro en su dirección obligándome a verla— me he dado cuenta desde hace días, pero esperaba a que tú me lo dijeras.

El picor en mis ojos aparece, no quiero que se preocupe por mí, ya ella tiene suficiente con sus problemas.

—Estoy bien —Mi voz sale temblorosa— No te preocupes por mí.

Veo como niega— Me preocupa verte mal y no saber la razón, Susan, soy tu hermana, tu amiga, hemos estado la una para la otra en todo momento ¿por qué ahora debe cambiar?

Tiene toda la razón, he hecho todo mal.

—Es que... —Lagrimas empiezan a formarse en mis ojos— Jenifer no estoy bien —Una lagrima se le escapa— mi asma ha empeorado.

Toma mi rostro mientras seca mis mejillas— Podemos decirle a papá para llevarte a un hospital o hacer que un doctor venga —Empieza a asentir con una sonrisa.

—No quiero que papá se entere.

Me mira seria— No podemos ocultarlo Susan, tal vez necesitas nueva medicación —Regaña.

—He utilizado mucho el inhalador —ladea el rostro— Lo uso más de 6 veces por día, desde hace una mes y medio.

Me toma de los hombros— ¿Cómo no nos dijiste nada? Susan, te dijimos que debías hablar —Veo como frunce su rostro para luego estornudar — Perdón, perdón —masajea su nariz con sus dedos— Hace un rato limpiaba la habitación y... —Sacude su rostro cambiando de tema— Susan, hoy le diremos a papá, no puedes callarte algo tan grave así, él sabrá qué hacer.

Miro su rostro con miedo— ¿Y si entra en paranoia como la vez pasada? Dudo que algún doctor quiera venir o que algún hospital me atienda.

Mi mayor miedo es la reacción de papá.

Vuelve a tomarme los hombros— Mi padre lo resolverá, no puedes echarte toda esa carga tú sola. Somos 3 hermanas y un padre a tus servicios, un equipo. Estás siendo egoísta callándote.

Me pongo de pie con rapidez— Simplemente buscaba no preocuparlos, no le veo nada de egoísmo a eso —El enojo invade mi cabeza.

Alza una ceja— ¿Ya pensaste en lo que pasaría si no te sirve el medicamento y comienzas a asfixiarte sola en tu habitación? —Se acerca a mí— ¿Pensaste en cómo nos sentiríamos todos si algo te pasa? Si en teoría "todo estaba bien contigo". Mi papá se encerraría en un bucle de culpabilidad, imagínate a Josefin ¿pensaste en todo eso?

Siento las lágrimas caer por mis mejillas hasta perderse en mi cuello, ella tiene razón.

No había pensado en eso, es completamente cierto, he sido muy estúpida, ellos tienen derecho a saber todo, son mi familia.

—Perdón —Digo en un hilo de voz— Pensé que estaba haciendo lo correcto —Restriego mis ojos en un inútil intento de parar las lágrimas.

—Sólo pensabas que hacías lo mejor —Me envuelve entre sus brazos— Ya verás que todos buscaremos una solución ¿te parece si vamos a hablar con papá ahora mismo? —Asiento con temor— Todo estará bien amor —Besa mi cabeza— Todo se va a solucionar.





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Hello, andaba algo desaparecida creo, es que me acostumbré a publicar todos los días xd

Tengo una mala noticia. El wifi está valiendo madres, entonces hoy trataré de publicar todo lo posible.

Porque los amo :)

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